sábado, 29 de junio de 2024

Mis tres favoritas de... Winona Ryder


 Jose Manuel Sarabia

“Bitelchús” (“Beetlejuice”, 1988), de Tim Burton.

No fue la primera película de ninguno de los dos, pero estoy más que convencido de que fue la cinta que los dio a conocer a más de uno, incluido un servidor. El “Bitelchús” de Tim Burton es importante por muchas cosas. A priori se me ocurriría decir que fue la peli que mostró por vez primera toda la iconografía y look del maravilloso (en aquel entonces) mundo de su autor, la participación de Michael Keaton como Bitelchús, ese bioexorcista (signifique lo que quiera significar eso) que llegó a ver “El exorcista” 167 veces, es apabullante y, entre muchísimas otras cosas: la música de Elfman, los efectos prácticos, el número musical del, puso en el candelero a Winona Ryder.  Lydia era, sin duda, esa amiga “rara” que todos quisimos tener.

“Reality Bites (Bocados de realidad)” (“Reality Bites”, 1994), de Ben Stiller, 1994.

Para todos aquellos que formamos parte de la denominada como Generación X, en la década 90 dos películas acabaron por dividirnos (seguramente hubo otras muchas, pero estas dos eran muy definitorias). En aquellos días había una clara diferencia entre aquellos que preferían la cinta de Cameron Crowe, “Solteros” (“Singles”, 1992), mucho más introspectiva y con el foco puesto en la escena musical de Seattle (cuna del grunge) y los que éramos fans de la primera película como director de Ben Stiller porque allí aparecía Winona. “Reality Bites (Bocados de realidad)” no dejaba de ser una comedia romántica al uso con un telón de fondo que pretendía ser el himno de una generación. Nada más lejos, pero la protagonizaba Winona Ryder y su personaje, Lelaina, era la novia que todos hubiéramos querido que nos quisiera. Era lista, guapa, no paraba de hablar, fumaba como un carretero (sé que es un hábito nada sano, pero siempre lo he encontrado muy sexy) y era, en definitiva, … No sé, me faltan los calificativos positivos para definirla en esta cinta tan, tan ligera.

“Donde reside el amor” (“How to Make an American Quilt”, 1995), de Jocelyn Moorhouse.

Mi enamoramiento de juventud por Winona Ryder me ha llevado en muchas ocasiones a tragarme auténticos bodrios protagonizados por la actriz. Caso flagrante es el de “Donde reside el amor”, una de esas películas hechas para su lucimiento en el que nuestra actriz protagonista interpreta lo que mejor se le ha dado a lo largo de su carrera, es decir, ese personaje más inteligente de lo normal que anda un poco perdido por la vida y que no sabe qué hacer con ella. “Donde reside el amor” es la historia de varias historias de amor protagonizadas por distintas mujeres que las acaban por estampar en una colcha familiar. Una colcha que ella heredará y que un día también tendrá que decorar con su historia de amor vital para ceder el testigo a su futurible descendencia femenina. Esta producción auspiciada por Steven Spielberg es de una ñoñería espectacular, está mal escrita y su trama es ideal para esos telefilmes de sábado tarde en la tele convencional. Sin embargo, es una de las cintas donde Winona está más encantadora. Solamente por verla vale la pena el suplicio.

Malina Murnau

"Alien: Resurrección" ("Alien Resurrection", 1997), de Jean-Pierre Jeunet.

Me encanta esta película. Un buen elenco de actores: por supuesto la gran Sigourney Weaver, Dominique Pinon, Ron Perlman, Michael Wincott y obviamente Winona que lo hace genial. Desde el comienzo hasta el final toda una gozada. La vi en su estreno hace ya bastantes años y lo pasé realmente bien. Para algunos no es tan buena, incluso la tienen como "mala", pero para gustos los colores.

"El Crisol" (" The Crucible" 1996), de Nicholas Hytner.

Otra imprescindible de la Ryder, que aquí te entran ganas de asesinarla. Lo hace de maravilla en el papel de hija de puta (risas). Y con un Daniel Day-Lewis estupendo.  Una película muy olvidada.

"Sirenas" ("Mermaids", 1990), de Richard Benjamin.

Al menos para mí otra joya de la filmografía de Winona Ryder. Con una Cher siempre estupenda y una pequeña Christina Ricci, quien interpreta a la hermana menor de Ryder que lo hace súper bien. Y aquí nuestra Winona, como es habitual, lo borda.

Dejo atrás muy buenas películas. Decir que Winona Ryder siempre me ha encantado. Desde el primer día que la vi en "Bitelchús” (1988). Tiene muchas que no me gustan, pero otras que sí. Supongo que como todos los actores. Dejo unas cuantas que me encantan, como "Eduardo Manostijeras (1990), "Mujercitas” (1994), “Drácula de Bram Stocker” (1992), y así muchas más...

Alfonso Romero

"Escuela de jóvenes asesinos" (“Heathers”, 1988), de Michael Lehmann.

Michael Lehman debería de haber tenido un lugar privilegiado en el mundo del audiovisual, por encima de adorados falsos dioses, esos becerros dorados a los que algunos aún reverencian aunque haga años que se vio que el oro que antaño relucía y cegaba era un engaño. Lehmann, realizador de verdaderas cintas de culto (aquellas previas a la era Internet) como “El gran Halcón” (1991), “Cabezas huecas” (1994) o esta “Escuela de jóvenes asesinos” pronto pasó a realizar productos intrascendentes y, como tantos otros de su generación, terminó reciclándose en la pequeña pantalla (que cada vez es menos pequeña). Eso sí, dejando su buen hacer en algunas series tan populares como recomendables del tipo de “Dexter”, “True Blood”, “Californication”, “American Horror Story”, “Scream Queens” o “Heels”.

Winona Ryder y Christian Slater en “Escuela de jóvenes asesinos” se convirtieron en una especie de Bonnie & Clyde adolescentes para la generación juvenil de finales de los ochenta. Una cinta teenager que no trataba como idiotas al público al que iba dirigida y que se alzó, en tiempos en los que no había redes sociales, en un film imprescindible para cientos de chavales.

“Mr Deeds” (“Mr. Deeds”, 2002), de Steven Brills.

Dramedia (como se dice hoy) descaradamente “capriana” (por Frank Capra, evidentemente) al servicio de un Adam Sandler en su salsa. Una parábola contra el capitalismo agresivo industrial con dos escenarios bien diferenciados: la gran ciudad (donde reina el vicio y repleta de corporaciones corruptas a las que sólo importas por tu dinero y poder) y las pequeñas poblaciones (donde todos se conocen y la vida es tranquila y feliz).

Winona brilla aquí como en sus mejores tiempos, con un papel que le viene como anillo al dedo, el de chica buena pero echada para adelante (con bastante morro, eso sí) que termina enamorando al protagonista (Sandler, claro está) y de paso a la audiencia.

“Gran bola de fuego” (“Great Balls of Fire!”, 1989), de Jim McBride.

A finales de los ochenta llegaría a las carteleras este biopic del Killer, Mr. Jerry Lee Lewis, interpretado en la pantalla por un entregado Dennis Quaid. La Ryder encarnó aquí a Myra, la segunda esposa del famoso pianista de Luisiana. Ella era una adolescente, y además hija de un primo de aquél. Cosas nada extrañas por el sur de los Estados Unidos, aunque la vieja Europa no lo vio con buenos ojos... y menos aún cuando se acusó al Killer de bígamo pues no estaba formalmente divorciado de su primera mujer, con la que por cierto se casó a punta de escopeta (shotgun wedding). El profundo sur...

Y como bonus track su participación en el videoclip “Debbie Gibson is Pregnant with My Two-Headed Love Child” de Mojo Nixon, con dirección de Scott Kalvert.


Miguel Romero

Musa del primer (y más interesante) Tim Burton, gracias a lo cual se convirtió en una de las actrices de moda en los primeros noventa, llegando a trabajar con grandes directores como Martin Scorsese o Francis Ford Coppola.

Hoy día su papel en “Stranger Things” ha hecho de ella un rostro más que habitual no sólo para nostálgicos de los años ochenta, también para las nuevas generaciones.

De su carrera resaltaría (entre otras):

“Los confidentes” (“The Informers”, 2008), de Gregor Jordan.

Adaptación de una novela del siempre polémico Bret Easton Ellis. La película en la que volvieron a coincidir Mickey Rourke y Kim Basinger veintidós años después de “9 semanas y ½”. También en el reparto (además de Winona): Billy Bob Thorton, un acabado Brad Renfro y la hoy innombrable Amber Heard.

“Alien: Resurrección” (“Alien Resurrection”, 1997), de Jean-Pierre Jeunet.

La Ryder es aquí el ciborg que acompaña a Ripley (Sigourney Weaber) en la que fue la aventura hollywoodiense de Jeunet (ya sin Marc Caro), para la que el gabacho contó con sus dos colegas Dominique Pinon y Ron Perlman, junto a otros grandes secundarios como Brad Dourif con un papel a su medida.

“Cisne negro” (“Black Swan”, 2010), de Darren Aronofsky.

Winona también se hizo con uno de los personajes principales de “Cisne negro”, uno de los mejores trabajos de Aronofsky y también de los que mejor han funcionado en la taquilla.


Eduardo Álvarez Cónsul

"Escuela de jóvenes asesinos" (“Heathers”, 1988), de Michael Lehmann.

En esta película de finales de los años 80 Wynona Ryder y Christian Slater son una pareja de estudiantes.

"Eduardo Manostijeras " (“Edward Scissordhads, 1990), de Tim Burton.

Winona Ryder aquí hace de Kim Bohhs, la amiga del "monstruo" Eduardo Manostijeras, interpretado por Johnny Depp.

"Drácula de Bram Stoker" (“Bram Stoker’s Dracula”, 1992), de Francis Ford Coppola.

En esta conocida adaptación del clásico de Bram Stoker, Winona Ryder hace de Mina y de Elizabeth, la esposa de Drácula.

Alfonso Carlos López

“La casa de los espíritus” (“The House of the Spirits”, 1993), de Bille August.

Una película excepcional y adaptación de la novela homónima de la chilena Isabel Allende por el director Bille August, con un reparto de lujo: Winona Ryder, Jeremy Irons, Meryl Streep, Glenn Close, Antonio Banderas, etc. Tiene todos los condimentos para gustar: sucesos sobrenaturales, el trasfondo político y la reivindicación de los derechos labores, un golpe de estado con toda su crueldad y represión por parte de los militares en connivencia con los conservadores cuando gana las elecciones la izquierda, un hijo ilegítimo del señor de “Las Tres Marías”, finca de Esteban Trueba. Es una de esas películas que te llegan muy adentro y las interpretaciones son soberbias.

"Drácula de Bram Stoker" (“Bram Stoker’s Dracula”, 1992), de Francis Ford Coppola.

Increíble revisión del clásico de Bram Stoker por Francis Pord Coppola, con Gary Oldman, Winona Ryder, Keanu Reeves y Antony Hopkins. Winona espectacular, como el resto de actores. Gary Olman recrea incluso la psicodelia visual, en mi opinión, fijaros en esas gafas de sol y ciertas imágenes que le rodean… Unos detalles que me gustan mucho son el papel de las novias de Drácula, las escenas con los revólveres y el Winchester, etc. Es una revisitación maravillosa que incorpora elementos muy interesantes, está hecha con mucho gusto y una ambientación magnífica.

“Bitelchús” (“Beetlejuice”, 1988), de Tim Burton.

Obra genial dirigida por Tim Burtom a partir de un guion de Michael McDowell en la que se combina comedia y terror. Muy divertida, con buenas dosis de humor y protagonizada por Alec Baldwin, Geena Davis, Jeffrey Jones, Catherine O'Hara, Winona Ryder y Michael Keaton.  El argumento es bien conocido, por lo que no voy a incidir en él, pero sí quiero resaltar lo colorista del filme, esa gracia irreverente del personaje de Bitelchús, situaciones surrealistas como el famoso baile de la mesa a ritmo de Harry Belafonte con su “Day-O (Banana Song Boat)”, el detalle de que el papel de Lydia (Winona Ryder) sea una adolescente gótica con interés por la fotografía, el “Manual Para Difuntos”, los gusanos de arena, etc.

Joanna

“Inocencia interrumpida” (“Girl, Interrupted, 1999), de James Mangold.

Del indie-cinema de los noventa a entrar por la puerta grande de la industria hollywoodiense triunfando en la ceremonia de la industria. James Mangold se consagraba con “Inocencia interrumpida”, y Angelina Jolie se llevaba a casita el Oscar a la mejor actriz de reparto, además de los mejores halagos de la prensa especializada. Fueron ellos los ganadores con esta película, basada en el relato autobiográfico de Susanna Kaysen, cuando la verdadera protagonista, y quien cargaba con todo el peso de la historia sobre sus estrechos hombros, era Winona en uno de sus mejores papeles de la década. Y como el personaje que interpretaba, la actriz lo pasó realmente mal.

“Noche en la Tierra” (“Night on Earth”, 1991), de Jim Jarmusch.

Película antológica, con cinco episodios ambientados en diferentes lugares de Estados Unidos y Europa, sobre diferentes taxistas. Winona, en el segmento que se desarrolla en Los Ángeles, es la taxista que lleva a Gena Rowlands a su destino. Para algunos es un Jarmusch menor, en comparación con otros trabajos más reputados, pero es un film delicioso lleno de personajes entrañables y donde el director vuelve a sacar a relucir al mejor Roberto Benigni.

“Cisne negro” (“Black Swan”, 2010), de Darren Aronofsky.

Una recuperada Winona interpreta un papel, si bien secundario, imprescindible en esta particular pesadilla perpetrada por Aronofsky claramente inspirada en el anime “Perfect Blue” (Satoshi Kon, 1997), y que recuerda también a cintas tan dispares como “Repulsión” (Roman Polanski, 1965) o “Showgirls” (Paul Verhoeven, 1995). El personaje de Winona Ryder sería ese futuro en cuyo espejo la protagonista, la bailarina que interpreta Natalie Portman, tema asomarse.

Oscar Villalta

“Gran bola de fuego” (“Great Balls of Fire!”, 1989), de Jim McBride.

Una colorida biografía del controvertido rockero Jerry Lee lewis, al que Dennis Quaid materializó perfectamente, en una actuación puntillosa hasta el extremo, que sin embargo, acabó siendo tachada de excesiva. El cantante y enloquecido pianista, tuvo una vida llena de episodios turbulentos, siendo uno de los más notorios su matrimonio con su prima de 15 años, Myra Gale Brown, a quien da vida en el film Winona Ryder, aportando la frescura, inocencia y abrupto despertar en una muy lograda amalgama de registros interpretativos. La banda sonora, plagada de éxitos de los 50, es una verdadera gozada, y el film en sí, un espectáculo que consigue capturar toda la esencia de un momento salvaje y musicalmente único, de un país que estaba pidiendo un cambio a gritos.

“Bitelchús” (“Beetlejuice”, 1988), de Tim Burton.

El fantasma que a todos pasma, fue el segundo largometraje de Tim Burton, y a día de hoy sigue siendo una de sus mejores obras. De ritmo endiablado y sugerente diseño de producción, el film ya presenta todas las obsesiones visuales que en futuro serán el sello incuestionable de su autor, y la logradísima actuación de Michael Keaton en estado de gracia, que obviamente le abrió las puertas para ser el mejor Batman que se recuerde en pantalla, hace sumar muchos puntos, agregándole además, unas cuantas escenas verdaderamente surrealistas, como la canción de la banana, o el momento "Shake Señora", en el que vemos a Winona explotar todo su potencial gótico interactuando con fantasmas a lo largo de la escalera principal. Toda una delicia que se llevó el Oscar al mejor maquillaje.

"Eduardo Manostijeras " (“Edward Scissordhads, 1990), de Tim Burton.

Segunda colaboración de Tim Burton con Winona Ryder. El director ya convertido en estrella tras el monumental éxito de “Batman”, optó por un formato más íntimo en su siguiente largometraje, lo que no fue impedimento para que nos mostrara un nuevo despliegue de imaginería visual y elementos estéticos verdaderamente rupturistas. El film, imaginado como un cuento de hadas moderno, a caballo entre Frankenstein y El mago de Oz, suponía todo un desafío para Johnny Depp, un actor joven y atractivo que quiso desligarse de la etiqueta del convencionalismo y halló en Burton la llave perfecta para ello. Winona interpreta en esta historia melancólica y esperanzadora, el amor imposible de un ser condenado a la intolerancia y a la incomprensión de por vida, a causa de su condición diferente. 

  Vincent Price, dio vida al creador de la criatura, cumpliendo un sueño de Tim Burton, ya que la admiración que el director sentía por este actor no tenía límite. Y resultó ser la última película del príncipe del terror.

Rafa Coronel

“Reality Bites” (“Bocados de realidad”, 1994), de Ben Stiller.

Si tuviese que escoger dos comedias románticas post80's, una sería “Persiguiendo a Amy” (1997) de Kevin Smith. La otra sería ésta. El debut de Stiller como director no pudo ser más prometedor -tanto como para poner en sus manos a un Jim Carrey que venía lanzadísimo después de “Ace Ventura” (1994) y “La Máscara” (1994), aunque “Un loco a domicilio” (1996) fracasase- y ha quedado en la memoria como el retrato y testamento cinematográfico de la Generación X. Nunca he pensado que fuese para tanto –“Clerks” (1994) del mismo Smith me parece mucho más mordiente, por ejemplo- pero quedó una comedia romántica muy tierna, llevadera y a ratos tontorrona, pero disfrutable

“Bitechús” (“Beetlejuice”, 1988), de Tim Burton.

Cuando Burton ponía sus ideario e imaginación al servicio del cine y no al revés, salían películas deliciosas como ésta. Un desatadísimo Keaton lleva el peso de la película y es el contrapeso perfecto de la canónica chica gótica que no encuentra su lugar en el mundo interpretada por Ryder, pero es que el matrimonio Baldwin/Davis están también maravillosos en su papel de recién llegados que no se enteran de nada. Incluso los efectos especiales, merced a la buena mano en maquillaje y decorados, han envejecido de puta madre.

“Escuela de jóvenes asesinos” (“Heathers”, 1988), de Michael Lehmann.

Heredera en parte de las comedias de instituto y universidad USA de la década anterior, coge todo el contexto anterior y le da una vuelta de tuerca a la clásica historia de chicos y chicas populares que putean al resto, que buscan la manera de vengarse. Y lo hace de manera macabra, sangrienta y cabrona. Creo que aquí está el mejor papel de Christian Slater de toda su carrera, por cierto.

Pepe Torres

Los 80 y 90 eran suyos, hasta que su cleptomanía acaparó titulares a comienzos del nuevo milenio, al punto de casi liquidar su carrera (Free Winona!). Antes había sido adorable y diminuta actriz adolescente, musa indie (My Sharona!), carne de tabloides por sus mediáticas relaciones amorosas (Winona forever!) y reconocida actriz de prestigio para grandes directores (pese a que ya apuntaba a conductas erráticas). Aunque en su trayectoria posterior al escándalo nunca haya alcanzado las cotas de calidad anteriores (y ha exacerbado su tendencia a la gesticulación y el movimiento constante de ojos), por esas cosas más extrañas de la vida ha acabado resucitando popularmente gracias a la televisión (como tantos otros antes que ella). Mis tres favoritas se corresponden con el apogeo de su filmografía, y demuestran su versatilidad frágil. Como rapean Los Chikos del Maiz: “Yo sólo le pido a d10s que no me falte el aire y me perdone por enseñarle a mangar a Winona Ryder”.

“Escuela de jóvenes asesinos” (“Heathers”, 1988), de Michael Lehmann. Película de culto por excelencia, o cómo sobrevivir al instituto y las Heathers con la ayuda de Christian Slater canalizando (una vez más) su Nicholson interior. “¿Eres una Heather? No, soy una Verónica”.

“Eduardo Manostijeras” (“Edward Scissorhands”, 1990), de Tim Burton. Cuando Burton aún era un director relevante le ofreció un personaje de princesa de cuento, cómo no rubia, en un entorno suburbano más pesadillesco que los castillos góticos o los inventores locos, pese a la presencia itinerante de Avón.

“La edad de la inocencia” (“The Age of Innocence”, 1993), de Martin Scorsese. Una de las últimas grandes películas de Marty (sé que no es una opinión popular) y quizá el mejor film de época de Winona (su físico menudo y su rostro de antaño le llevó a interpretar un buen puñado de ellos). Un personaje secundario y aparentemente sumiso a las normas sociales del momento y lugar pero que acaba demostrando una mayor complejidad de la esperada. Ay, esas cosas que nunca te dije...

Oscar "Woody" Correa

Winona Ryder fue la imagen de los 90 (estaba en todas las producciones!), y  fue también la imagen de la “conocida” generación X -con "Reality Bites (Bocados de realidad)" (1994) como clásico de culto de dicha generación, y aunque parecía que había desaparecido del panorama cinematográfico hasta "Stranger things" (2016-), siguió trabajando de manera continua y generando también buenos trabajos como por ejemplo: "A Scanner Darkly" (2006) o "Cisne Negro" (2010). Mis 3 pelis o series favoritas suyas son (y sin poner ninguna de las que fue una de las musas de Tim Burton y que ha sido complicado excluirlas!!!):

"A Scanner Darkly" ("A Scanner Darkly", 2006), de Richard Linklater.

Winona Ryder interpreta a Donna Hawthorne, un personaje principal en esta adaptación de la novela de Philip K. Dick, y dirigida por Richard Linklater. Aunque su actuación pueda parecer extraña porque Linklater utiliza la técnica de animación llamada rotoscopia, donde las imágenes filmadas se animan para crear un efecto visual de cómic, esta técnica precisamente resalta las expresiones y movimientos de los actores y especialmente en Winona, dándole unas características más etéreas y surrealistas a su complejo personaje. Esta distopia suma al elenco otras estrellas como Keanu Reeves (y su traje cambiador), Robert Downey Jr. o Woody Harrelson, que con la apariencia cómic y densidad de la historia de este mundo lleno de adictos a la droga M (y con el objetivo principal de los personajes como la supervivencia y cómo no caer en dicha adicción), crean un caldo de cultivo que te atrapa y sorprende.

"Stranger Things" ("Stranger Things", 2016-). La celebérrima serie de Netflix, que ha aunado a padres e hijos de varias generaciones, nostalgia y revival para unos, descubrimiento de mundos para otros, destaca por muchas cosas, entre ellas  Winona Ryder y su personaje de Joyce Byers, aunque muchas veces demasiado histriónico. Este papel ha revitalizado su carrera y la ha vuelto a poner en el “candelabro” presentándola de manera mundial  a una nueva generación de espectadores, que no entienden y ya no se identifican con "Reality Bites (Bocados de realidad)". La mezcla de actores noveles y otros menos conocidos, se cohesiona perfectamente con la veteranía y las tablas que aportan tanto Winona como Matthew Modine. Poco decir de la serie de la que ya se ha dicho todo, pero que de la que estamos ya deseando que llegue la última temporada. 

"Drácula de Bram Stoker" ("Bram Stoker's Dracula", 1992), de Francis Ford Coppola.

Aunque a la fecha de estreno ya había visto varias versiones de Drácula de diferentes épocas (adaptaciones normalmente más o menos libre con respecto a la novela), justo ese año acababa de leer el libro de Bram Stoker y fue la primera película que vi tras leerlo, por lo que para mí la imagen de Mina Murray ya quedó asociada para siempre a Winona Ryder. Otra vez compartiendo protagonismo con Keanu Reeves (aunque mucho antes que en "A Scanner Darkly") y de la mano del genial Gary Oldman (aunque esta peli no estuvo en mi TOP de Gary Oldman hace unas semanas) Winona interpreta a una Mina que cuando pasa de ser racional y controlada a apasionada y vulnerable, se maneja muy bien a nivel  transformación, con sutileza. En esta adaptación, muy fiel al libro original de Bram Stoker, destaca también la química con Gary Oldman es otro de los puntos fuerte de la película, unido a la mezcla de inocencia y pasión, que contribuye significativamente al tono gótico y la profundidad que Coppola le da a la película.

David Cortabarria

No es que Winona Ryder sea de mis actrices favoritas, reconozco que la encasillé, prejuicios mediante (típicos de un jovenzuelo muy verde en esto del cine), tras el visionado de "Mujercitas" (1994) y "Donde reside el amor" (1995)… hasta que fue secundaria en tres de mis películas favoritas de ciencia-ficción. Ahí me di cuenta de que tener prejuicios solo te ahorra tiempo… para lamentarte después por haberlos tenido, porque ciegan cosa mala. 

"Alien: Resurrección" ("Alien Resurrection", 1997), de Jean-Pierre Jeunet.

Tras la “A” de Ash (Ian Holm), el psicópata, y la “B” de Bishop (Lance Henriksen), el asimoviano, en el universo de películas de Alien, tenemos la “C” de Cal, la androide que también comparte las tres leyes de la robótica de Bishop, encarnada por Winona (Luego tendríamos la “D” de David, a quien daría vida sintética Michael Fassbender, en una jungiana dualidad en el binomio Prometheus/Covenant, pero esa es otra historia).

No puede competir con el carisma de Ash y Bishop, pero me creo del todo su papel en el primer Alien europeo que inaugura Jeunet, una película interesante pero a la vez extraña, por atípica. 

"Simone" ("S1m0ne", 2002), de Andrew Niccol, 2002.

No la mejor película del interesante pero irregular Niccol, pero arroja muy buenas ideas, que 22 años después no han perdido un ápice de originalidad e inquietante probabilidad. Winona Ryder está genial como la superpija Nicola Anders dándole la réplica a un Pacino que, por cierto, está inmenso en esta película. "Simone" se merece más y mejor reconocimiento.

"A Scanner Darkly" ("A Scanner Darkly", 2006), de Richard Linklater.

Alucinante y alucinada película que supo captar fenomenalmente bien la novela homónima del gran Philip K. Dick mediante el uso del rotoscopio. Winona Ryder interpreta el papel de Donna Hawthorne, contribuyendo a incrementar la deliberada confusión de toda la trama (premio a quien consiga unir todos los puntos en el primer visionado de la película), sin llegar a robar planos como en "Simone" o en "Alien: Resurrección". No obstante no concibo a otra que no sea ella para esta película. 

Fernando Rodríguez Tapia

Aunque el tatuaje que se puso Johnny Depp presagiaba una trayectoria brillante y eterna, la figura de esta resplandeciente actriz se fue apagando misteriosamente entre títulos de poco calado y problemas personales nunca aclarados.

No obstante verla en pantalla casi siempre ha sido un placer y en los últimos años su madurez interpretativa resulta muy destacable. En mi selección se han quedado fuera sus  trabajos para cineastas del calado de Coppola, Scorsese, Jarmusch, Richard Linklater, Woody Allen e incluso el propio Al Pacino en su brillante debut como director.

"Escuela de jovenes asesinos" ("Heathers", 1989), de Michael Lehmann.

Cerrando la década de los ochenta nos llegó esta comedia adolescente nada convencional y ciertamente transgresora con obras similares de la época, volcada hacia un humor negro francamente perverso que la convertía en algo diferente a lo inicialmente previsto. Buena muestra de un cineasta díscolo e imprevisible como Lehmann que nos legó varios títulos destacables, alguno de ellos bastante olvidado que en la época streaming viene bien recuperar. Christian Slater y Winona Ryder destacaban ya en sus roles principales dentro de una obra repleta de juegos perversos, que ganó el premio del jurado en Sundace y en los Spirit Awards el galardón a la mejor opera prima. Hace unos años apareció una serie basada en esta película pero no me he atrevido a verla.

"Eduardo Manostijeras" ("Edward Scissorhands", 1990), de Tim Burton.

Este hermoso cuento navideño sigue siendo una de las obras cumbres de su autor y de las obras fantásticas más admirables e irrepetibles de las últimas décadas. Inclasificable en muchos aspectos, su singular particularidad reside en aunar comedia, ternura, vitalidad y emoción sin caer en un terreno almibarado muy propio en fantasías similares. Además se despliega en última instancia como una fantasía cinéfila, repleta de guiños personales que trascienden al propio relato narrado. Inolvidable interpretación de Johnny Depp, maravillosa recreación de Winona Ryder, y un sentido homenaje al genial Vincent Price aquí  como venerable figura legendaria. Mención aparte la genial banda sonora de Danny Elfman, olvidada como de costumbre por la Academia de Cine norteamericana.

"Cisne negro" ("Black Swan", 2010), de Darren Aronofsky.

Un buen ejemplo de esos pequeños papeles que la actriz americana ha ido aceptando en la segunda etapa de su carrera destacando siempre en sus breves cometidos. Este excelente thriller psicológico repleto de paralelismos con el magnifico anime "Perfect Blue" (Satoshi Kon, 1997) muestra perfectamente la pesadilla vital de una bailarina (Natalie Portman) en su angustioso y doloroso ascenso hacia la fama que acabarán perturbando completamente su consciencia y el propio relato fílmico. Una película no apta para todos los gustos y sensibilidades en manos de uno de los pocos cineastas americanos que sigue arriesgando en cada trabajo que ha hecho hasta la fecha. 



lunes, 24 de junio de 2024

La Dama de Negro.


 Sesión de fotos a cargo de la fotógrafa  @the.fairies.world

Mi primera vez que me pongo delante de una cámara.  No deje de visitar su página de Instagram.

Pasen y vean:




Mi favorita




sábado, 22 de junio de 2024

Mis tres favoritas de... Terence Fisher


 Malina Murnau

Primero dejar claro que me es casi imposible quedarme solo con tres, ya que es uno de mis directores fetiche desde que tengo uso de razón. Crecí viendo sus películas. Y además es que en casi todas sus películas sale mi adorado Peter Cushing y el no menos importante Christopher Lee. No voy a nombrar las que se quedan atrás ya que la lista seria demasiada larga. Haciendo un esfuerzo puse las que no podría dejar atrás de su filmografía. Ahí van mis tres:

"Las novias de Drácula" ("The Brides of Dracula", 1960).

No sale Lee haciendo de vampiro y no hace falta alguna. Lo de Drácula lo vamos a dejar ya que se trata del barón Meinster. Aquí Cushing se sale por todos lados, (increíble mejor actor del mundo) y Fisher hace una película redonda. Todo me encanta de este film y por favor destacar esos colores, esos encuadres. Todo es una maravilla visual.

"Drácula" ("Dracula", 1958).

Ha estado reñida con la primera que puse. Esta joya del terror fue mi primer contacto con Lee y Cushing y su director, donde caí rendida a sus pies y sobre todo por la Hammer.  Ese color que salía de la pantalla dejó atrás a Bela Lugosi y su blanco y negro. Sensualidad y decorados y una fotografía que tira de culo al espectador. La mejor.

"La maldición de Frankenstein" ("The Curse of Frankenstein", 1957).

No podía dejar de nombrar alguna en la que Cushing hiciera de Victor Frankenstein. Si de bueno lo hace genial, de cabroncete mejora... "si eso fuera posible". Aquí Terence Fisher, como en todas o casi todas sus obras, lo hace de sobresaliente. Una película que no puedes dejar de ver.

Se puede notar que el dúo Fisher y Cushing van de la mano. Adoro a los dos. Hammer siempre!

Alfonso Romero

“Frankenstein y el monstruo del infierno” (“Frankenstein and the Monster from Hell”, 1974).

En su libro “Monstruos sagrados”, Doug Bradley no parece tenerle mucho apego a esta la última película de Terence Fisher para el ciclo que la Hammer dedicara al Dr. Frankenstein. Un ciclo que el propio Fisher iniciara en 1957 con “La maldición de Frankenstein”, dando pistoletazo de salida al cine de terror según los Carrera y su reformulación de los títulos y monstruos clásicos de la Universal, ahora en color (con una paleta agresiva donde reinaban los tonos cálidos) y con un erotismo en principio sugerido que iría acentuándose progresivamente. Desde las Islas el gótico se iría imponiendo de nuevo, Freda y Bava tomaron buenos apuntes en Italia y Roger Corman lo haría desde los USA.

“Frankenstein y el monstruo del infierno” supuso el canto de cisne para el cine de terror de la Hammer, el último gran título de la compañía, además de la postrimera cinta de terror que realizó su director. Inolvidable Peter Cushing, una vez más en el rol del infame Dr. Frankenstein, que ha ido evolucionando (si se puede decir así) a peor, siendo más perverso aquí que nunca.

“La novia del Diablo” (“The Devil Rides Out”, 1968).

Charles Gray, muy conocido en aquellos tiempos por sus apariciones en la saga de James Bond, es el villano de esta cinta donde la compañía de los Carrera trató el satanismo, con el mimo y el cuidado por el más mínimo detalle tan propios de su director. Con Fisher en la dirección y Richard Matheson en el libreto (según una novela de Dennis Wheatley) era difícil que la cosa saliera mal. “La novia del Diablo” es un film que, faltaría más, no conoció estreno en nuestro país en los tiempos de la dictadura franquista. Y en el resto del mundo coincidía su estreno el mismo año que “La semilla del Diablo” que Polanski realizara para la Paramount (verbigrac9ia de Robert Evans), y es que el Maligno desembarcaba en las pantallas para reinar durante toda la década de los setenta. 

“La maldición del hombre lobo” (“The Curse of the Werewolf”, 1961).

Al contrario que otros monstruos popularizados por Universal, tales como Drácula, la criatura de Frankenstein o la momia, el hombre lobo no fue muy recurrente en las películas de la Hammer. “La maldición del hombre lobo” es, en forma y fondo, un título casi perfecto, que sigue fielmente la filosofía de la casa del martillo y la obra de su realizador. Oliver Reed (en la más recordada de sus diversas colaboraciones con la productora) encarna al sufrido Leon, quien se transforma en licántropo. El acabado que luce el hombre lobo, diferente tanto al de Universal como al de otras películas del mismo tema, sería después muy recurrido (plagiado) en el mundo del cine y del cómic.

Miguel Romero

Sin lugar a dudas uno de los directores más importantes y prolíficos (si no el que más) de la Hammer. Sin él la compañía de los Carrera no hubiera sido la misma y viceversa.

De su extensa filmografía destacaría

“Frankenstein creó a la mujer” (“Frankenstein Created Woman, 1967).

La criatura de Frankenstein nunca lució mejor, nada menos que la modelo Susan Denberg (que el año antes había aparecido en las páginas de Playboy) en la que sería su última y más importante aparición en pantalla.

“El perro de los Baskerville” (The Hound of the Baskerville, 1969).

Peter Cushing volvía a meterse en la piel de Sherlock Holmes para esta “El perro de los Baskerville”, una de las novelas más adaptadas del famoso detective creado por Arthur Conan Doyle.

“La novia del Diablo” (“The Devil Rides Out”, 1968).

Para muchos, una de las mejores películas sobre sectas satánicas. Desde luego, Christopher Lee comentó que de todas las que hizo para la Hammer ésta era su favorita, quizá porque no hizo del malo (dicho rol recayó en el robusto Charles Gray).

Eduardo Álvarez Cónsul

“El perro de los Baskerville” (The Hound of the Baskerville, 1969).

Esta película es una buena adaptación de la gran novela de Arthur Conan Doyle con Peter Cushing como el mítico detective y Christopher Lee como Sir Henry Baskerville.

“Frankenstein creó a la mujer” (“Frankenstein Created Woman, 1967).

Esta película fue una nueva adaptación del mito del monstruo de Frankenstein con el gran Peter Cushing y la hermosa Susan Denberg.

"Drácula" (“Horror of Dracula, 1958).

La adaptación de la Hammer de la novela de Bram Stoker fue toda una revolución en el cine de terror de la ´wpoca, con Christipher Lee, Peter Cushing y Melissa Stribbling como Mina Harker.

Joanna

“Las dos caras del Dr. Jekyll” (“The Two Faces of Dr. Jekyll”, 1960).

Junto a la perversa, ambigua y deliciosa “Dr. Jekyll y su hermana Hyde” (1971), Hammer Films se acercó al doble personaje creado por Robert Louis Stevenson en una de las más cautivadoras aproximaciones al mismo que el cine nos ha aportado, “Las dos caras del Dr. Jekyll”, y lo hizo bajo la dirección del director estrella de la casa. Una película que, para innovar o por llevar la contraria, se centraba más en el doctor que en su monstruoso alter-ego, y donde la fórmula no es ingerida como brebaje sino inyectada por vena, creando un paralelismo bien evidente con la drogadicción. Too much!

“Las novias de Drácula” (“The Brides of Dracula”, 1960).

Diversas lecturas, algunas puramente freudianas, se pueden sacar/disfrutar de la segunda aportación de Hammer Films al personaje de Drácula, aunque para el caso sólo sea de forma nominal la participación del conde transilvano. Una película que puede verse incluso más perversa y más más sensual que su antecesora, a la par que más libre al no provenir y no tener que seguir el patrón del libro del que partía aquélla.

Peter Cushing retoma el rol de Van Helsing, faltando Christopher Lee, quien volvería en “Drácula, príncipe de las tinieblas” (1966), donde no estaría Cushing.

“La Gorgona”/”La leyenda de Vandorf” (“The Gorgon”, 1964).

Buscando otros temas, otros monstruos y criaturas, de los ya habituales de la compañía y del cine de terror, Hammer Films volvió su mirada hacia la mitología clásica con este film donde el Mal provenía de una de las tres gorgonas, Megaera, pero a la que el guion aporta detalles propios de las películas de terror de la productora. Un guion donde participó John Gilling, quien un par de años después realizó para la misma compañía “El reptil”, escrito por Anthony Hinds, con ciertos parecidos a la presente.

Terence Fisher, con su usual sutileza, carga la película de una sexualidad soterrada pero evidente. Todo envuelto por una atmósfera de maravilla y pesadilla, con la impagable fotografía de Michael Reed. Orgasmo cinéfilo que salpica de sangre la pantalla.

David Cortabarria

 “Drácula” (“Dracula”, 1958).

Christopher Lee. Peter Cushing. Dos gigantes del fantastique unidos en una película cuyo primer visionado se movió entre la fascinación y el miedo. Luego vi el “Nosferatu” de Max Schreck, donde me asusté aún más (creo que filmaron a un vampiro auténtico, sí). Regresé al de Fisher y ya me sentí como en casa, ya sin sentir ningún miedo, solo agradecimiento.

“La momia” (“The Mummy”, 1959).

Con Lee y Cushing de nuevo. Me encanta su color, realmente único, y el Egipto tan especial que recrea con unos decorados que, espero, se encuentren bien preservados actualmente (aunque lo dudo mucho). Adoro su ambientación, lo imponente que está Christopher Lee, y cómo está rodado todo… Quizás sea mi película favorita de la Hammer. Y no precisa de remake alguno.

“La Tierra muere gritando” (“The Earth Dies Screaming”, 1964).

Película llena de encanto, aunque su grandilocuente título nunca cumpla su promesa (estamos en la Inglaterra rural, y no hay mucho grito…). Lo mejor es que todo huele a eslabón perdido entre un episodio de la mítica serie “Los Vengadores” (en su etapa en blanco y negro) y otro de “La Dimensión Desconocida”. Breve y gozosa invasión alienígena llena de buenas intenciones.  

Alfonso Carlos López

“Drácula” (“Dracula”, 1958).

Un clásico inolvidable de la Hammer de 1958, con Christopher Lee (Drácula) Y Peter Cushing (doctor Val Helsing). Una cinta basada en la inolvidable novela de Bran Stoker que recrea a la perfección, ese cine de terror que tanto me gusta y mi fascinación por los vampiros. Esta versión de la novela del famoso conde transilvano está llena de suspense y tensión, recreando perfectamente el terror y con unas interpretaciones magníficas de los dos genios antes reseñados.

“La novia del Diablo” (“The Devil Rides Out”, 1968).

Fascinante film ambientado en 1929 en Londres y el sur de Inglaterra. El duque de Richleau (Christopher Lee) investiga las extrañas actividades del hijo de un amigo suyo ya fallecido, Simon Aron (Patrick Mower). que está metido dentro del ocultismo satánico y que tiene en su casa símbolos muy extraños pertenecientes a ese tipo de cosas. Los hechos se suceden y el duque consigue salvar a Simon y a una joven iniciada, Tanith (Niké Arrighi) de la secta satánica ayudado por Rex VN Lyn (Leon Grenee). Apasionante con todos los ingredientes del terror, incluso una aparición del Diablo.

“La momia” (“The Mummy”, 1959).

Mítica y soberbia que nos retrotrae a 1895 en Egipto cuando los arqueólogos John Banning (Peter Cushingg), su padre Stephen (Felix Aylmerr), y su tío Joseph Whemple (Raymond Huntleyy) descubren la tumba de la princesa Ananka, también más tarde la acción se situará en Inglaterra. Esta princesa fue sacerdotisa del dios Kharis (Christopher Lee). Son advertidos de los peligros sobrenaturales que conlleva ese lugar.  Leen un conjuro que devolverá a la vida al mencionado dios y comenzará la pesadilla para ellos. Una serie de aventuras y sucesos que hacen que esta cinta tenga un gran interés y un gran ritmo. Es el tipo de películas que han dejado huella y han hecho escuela.


Oscar Villalta

“La maldición del hombre lobo” (“The Curse of the Werewolf”, 1961).

Para mí, la mejor película de Fisher y en mi top de cine de licántropos. Un clásico que, aparte de la gran labor de realización, debe mucho a la atormentada interpretación de Oliver Reed, cuya imagen del personaje de este hombre lobo español del siglo XVIII, se ha convertido en todo un icono y fuente de inspiración para obras venideras. Como era habitual en este tipo de producciones, la atmósfera y la paleta de colores, jugaban un papel esencial en el aspecto visual del film, luciendo un acabado de primera línea, rematado por el espectacular maquillaje creado por Roy Ashton para la bestia, que a día de hoy resulta extremadamente reconocible y en su momento fue toda una sensación.

Las escenas en el campanario son de una poesía arrebatadora.

“Drácula” (“Dracula”, 1958).

Se puede decir que fue el pistoletazo de salida y reconocimiento mundial de la Hammer (aunque ya contaba en su haber con algunas otras producciones), y de la consagración definitiva de los mitos de Christopher Lee y Peter Cushing. Todas las obsesivas motivaciones tanto de Fisher como de la productora, se desarrollaban aquí de forma sustancial, léase el apoyo visual del color como elemento importante en la narración, la aparición sin tabúes de hemoglobina, y la subida de varios escalones del elemento erótico, comenzando por el retrato del propio conde, cuyo look desprende una carga sexual, que añadida a la potente imagen intimidatoria que ya tiene Lee de por sí, convierte el resultado final del conjunto en algo único en aquella época.

“La momia” (“The Mummy”, 1959).

Algo tiene esta película que me chifla. Después de haber hecho pasar a Christopher Lee por el Conde Drácula y el monstruo de Frankenstein en " La maldición de Frankenstein", y también a Cushing en el lado de los buenos, era cuestión de tiempo que se los llevara a ambos a desenterrar los misterios del antiguo Egipto, pero eso sí, a todo color y entre maravillosos decorados que a pesar de su evidencia, lucen maravillosamente, envolviendo a los imprudentes arqueólogos ingleses, que osan profanar la tumba de la princesa Ananka, con mortales consecuencias, desatando toda una venganza de ultratumba orquestada, cómo no, por Lee y combatida por Cushing con toda la clase y elegancia a la que siempre nos tiene acostumbrados.

Rafa Coronel

“El perro de los Baskerville” (The Hound of the Baskerville, 1969).

Hasta que llegó "El secreto de la pirámide" (1985) fue la mejor adaptación que hubo en cualquier formato además de las de Basil Rathbone de las aventuras de Holmes & Watson (sin necesidad de pasar por Madrid).  El casting de Peter Cushing como Holmes es sin dudarlo el mayor acierto de la cinta, y Morell es un magnífico complemento a éste, además del gran Christopher Lee. Por cierto, fue la primera película en color de Sherlock Holmes.

“La novia del Diablo” (“The Devil Rides Out”, 1968).

De nuevo Christopher Lee, esta vez metido en un embrollo que mezcla cultos misteriosos y satanismo (¿hay algo más sesentero que eso?) del que decía que era su película favorita de la Hammer. El guion es de Matheson (no hace falta citar más obras suyas) basada en una novela de Dennis Wheatley (el clásico señor inglés con dinero y tiempo libre que lo mismo escribía sobre la Revolución Rusa que novelas pulp sobre satanismo) que ciertamente no he leído, pero voy a solucionarlo ahora mismo. Suele ser una joya oculta en la filmografía de Fisher teniendo en cuenta lo llamativos que son los grandes Seres de la Noche, pero diría que es mi favorita.

“Los estranguladores de Bombay” (“The Stranglers of Bombay”, 1959).

¿Nada de Drácula ni Frankenstein en tu top de Fisher? Oiga, todo tiene una explicación. Y es que esta película (de segunda fila y con actores de medio pelo) fue la que de pequeño (no recuerdo el canal en que la emitieron, pero probablemente fuese Canal Sur) me quitó indirectamente cualquier deseo de viajar a la India junto a la novela de Dan Simmons "La canción de Kali". Porque los traumas, si son infantiles, siempre son mejores.

Fernando Rodríguez Tapia

Durante el confinamiento aproveché la extraña situación para leer el recomendable libro que Joaquín Vallet dedicó a Terence Fisher publicado por Cátedra hace unos años y ver una docena de películas de la primera etapa del cineasta británico. En su mayoría films de intriga de marcado tono B bien urdidos y desarrollados que sirvieron de anticipo para la segunda y primordial fase en su filmografía. Por destacar uno de aquellos trabajos, no el mejor pero si el que más me gustó, citaré “Face the music” (1954), un entonado thriller criminal de ambiente jazzístico. Pero las tres películas escogidas son del género que le encumbró y le convirtió en el cineasta más relevante del mismo.

“Drácula” (“Dracula”, 1958).

La película que lo cambio todo y puso al género terrorífico en una nueva edad dorada bajo pabellón británico. Ya lo había advertido un año antes en la excepcional “La maldición de Frankenstein” (1957), pero aquí dio el giro definitivo tanto al cine vampírico como al terror en general. Una obra perfecta en ritmo, puesta en escena, fotografía, música, ambientación e interpretación que pulsa de manera sugerente todas las connotaciones posibles que la temática de los vampiros puede mostrar. La secuencia inicial supone una inmersión directa en el terror más profundo si bien hay dos momentos que resultan imposibles de olvidar: el momento en que Van Helsing es consciente de que Drácula está morando en el mismo edificio de su víctima y el posterior enfrentamiento entra ambos tan imitado como nunca superado. Una incontestable obra maestra de la historia del cine que perdura sin fisuras a pesar del paso del tiempo. 

“La venganza de Frankenstein” (“The Revenge of Frankenstein”, 1958).

Del irrepetible ciclo que Fisher dedicó a la creación de Mary Shelley escojo la segunda parte por mostrar las inquietudes de superación con las que el cineasta inglés abordaba cada trabajo. Una secuela superior que incrementa la maldad nihilista del personaje central sin caricaturizarlo (Peter Cushing siempre magnífico en este rol), y lo lleva a un terreno inexplorado que se fue acrecentando en las posteriores continuaciones manteniendo siempre el interés en sus propuestas. Por otro lado, es una buena muestra de la transgresión que Fisher y la Hammer ofrecieron de los mitos clásicos del terror en lo icónico y en lo temático. 

“Las dos caras del doctor Jeckyll” (“The Two Faces of Doctor Jeckyll”, 1960).

Una excelente vuelta de tuerca a la clásica obra de Stevenson en clave de melodrama romántico perverso, mal recibida en su momento si bien es una de las joyas inquebrantables de la obra de su autor. De nuevo la sexualidad y la represión son el motor de una narración tan fascinante como sugerente que esconde una implacable venganza llevada hasta las últimas consecuencias. Considero el clímax de esta película entre lo mejor que Fisher realizó a lo largo de su trayectoria, de una elegancia depravada que sigue asombrando en la actualidad. Si la rescato entre otras obras maestras de su realizador es por ser tratada en algunos sectores de manera equivocada como obra menor. Precisamente tres años después el genial Jerry Lewis desarrollaría en clave cómica algunos logros de la película en su maravillosa “El profesor chiflado” (“The Nutty Profesor”, 1963).





jueves, 20 de junio de 2024

Desenterrando a The Radium Cats.


 Fue en 1988 cuando The Radium Cats, trío procedente de Escocia, debutaba discográficamente con “Munster Madness”, un LP de ocho canciones para Mental Records, con una simpática portada donde veíamos un montaje con la televisiva Familia Munster junto a los integrantes de la banda, compuesta esta por Paul Paterson (guitarra y voz), su hermano Lee (contrabajo y voz) y Johnny Maben (batería). En consonancia con el título y la portada, el disco arrancaba con una rockera versión de la sintonía de tan mítica serie de la CBS. La otra versión que registraron en el plástico era una revisión del clásico “Long Black Train”. El trío, que siempre se caracterizó por un llamativo look que miraba a los primeros Stray Cats pero aún más exagerados si cabe en sus pintas, sonaban aquí a un psychobilly muy a lo Cramps, tanto por lo oscuro como por la influencia en sus letras de las viejas películas de terror y ciencia ficción de los años cincuenta.

En 1991 el sello Raucous Records les editaría “Pink Hearse”, un maxisingle de tres canciones donde sonaban más limpios, más rockabilly y más heterogéneos, y ahora contando con Mark Carr a los parches. Y un año después tendrían en la calle su siguiente trabajo, el CD “Other Worlds”, que lanzara Nervous Records. Incluían el tema “Pink Hearse”, que ya escuchamos en el maxi, junto a un puñado de temas nuevos más una adaptación del “Great Shakin’ Fever” de Dorsey Burnette. Volvían a sonar muy limpios y variados, con el punto exacto entre el rockabilly y el psycho. Estos trabajos discográficos y su buen hacer en los directos les fue granjeando a estos chicos una merecida reputación de excelentes músicos.

En 1994 Cherry Red Records publicaba el VHS “Live from the Charlotte”, donde nos encontrábamos seis bandas de rockabilly y psychobilly (y afines) actuando en dicha sala londinense, a tres temas por barba, y donde los Radium Cats plasmaban su imprescindible “Pink Hearse” y dos versiones, el “Big Blon’ Baby” de Ronnie Self y el “Right Behind You Baby” que Ray Smith registrara para Sun Records. Esta grabación en vídeo [1] y su participación en algún CD recopilatorio de bandas de neorockabilly y psycho, como “100% Psychobilly Vol.2”, sería lo último de este trío pues por entonces se separan, tirando cada hermano por un lado. Así Lee formaría la banda de swing Jitterbug Dance, mientras que Paul, además de grabar un par de álbumes en solitario [2], pasaría a formar parte de formaciones tan importantes de la escena rockin’ como High Voltage o la banda “a lo Johnny Cash” Union Avenue.

El pasado 2023, cerca de tres décadas después de la separación de la banda, veía la luz “Unearthed From The Crypt. Rare Unreleased Tracks Volume 1. 1984 – 1988”, un LP de vinilo de color con una serie de temas extraídos de viejas maquetas de los Radium Cats, donde encontramos versiones de los cincuenta como “Domino” de Roy Orbison, “Flying Saucers Rock’n’Roll” de Billy Lee Riley, o el “Brand New Cadillac” de Vince Taylor, acompañando a tempranas grabaciones (más psychobilly) de temas que luego regrabarían en su maxi “Pink Hearse” y su CD “Other Worlds”, además de varios inéditos. Buenas noticias para los fans de estos tres gatos, pues su legado fue escaso.

Esperando estamos el volumen dos.

Alfonso & Miguel Romero


[1] Años más tarde, en 2004, Cherry Red Records editaba el DVD “Psycho Attack”, que agrupaba las grabaciones del “Live from the Charlotte” junto con las de otro VHS publicado en los noventa, “Night of the Long Knives”.

[2] No confundir con el guitarrista de música manouche de mismo nombre.

lunes, 17 de junio de 2024

La Cripta de los Condenados: David Cortabarria Arregui

 



Replicante (H) Des: David Cortabarria Arregui
NEXUS 6 – N6HBA90274 
Fecha de inicio: 1974 SEP 02
Func: Combate dialéctico, Preservador multimedia
Fís: NIV B – Ment: NIV A
Dispositivo Activo de Vida Inteligente Digital (D.A.V.I.D.), un tecnobot nacido en la oscura región de Doh Nohst IA donde fue masivamente expuesto al sirimiri radioactivo de la cuenca del río Urumea, lo cual sobresaturó enormemente su procesador positrónico. Ello le convirtió en una unidad altamente compatible y sensible a cualquier manifiesto cultural, en concreto en la anticipación y el futurismo cristalizados en los postulados hubots de WellsVerne y ClarkAsimov. Se instala las apps Aviador Dro 2.0 y Kraftwerk 3.0 para afinar su sistema de recepción sonora. Con la llegada de la Interconexión Mundial de Datos recombina su sinapsis neuronal para adaptarla a nuevos estímulos que redunden en la sistemática preservación de cualquier artefacto de la era POP (Post Orwell Primero). 
Contacta con el magnobot José Luis Salvador, tecnopadre de la orden de la Abadía de Berzano, sita en la órbita de Mad Rid, quien le abduce para que forme parte puntual de su Proyecto Recolector de Data Textotrónica. 
La Santa Orden de la Danza Macabra decide secuestrarle para someterle a un breve interrogatorio cuya veracidad está asegurada por las más estrictas acciones de control coercitivo a nivel sensorial. Estas fueron sus respuestas. Se recomienda encarecidamente la vigilancia de este ente subversivo y disruptor. 
Firmado #H><113820240612 para la gloria eterna de la SODM.

- ¿Cuál fue el primer referente que recuerdas en el fantástico y el terror?

En el fantástico (rama superhéroes) Superman II (montaje de Richard Lester, claro), verano de 1981, en un cine de un Benidorm donde el turismo aún no lo había fagocitado todo. Recuerdo haber visto unos cortometrajes en 1978 en el Festival de Cine de San Sebastián (de los cuales, misterios del cerebro, recuerdo dos y varios spots publicitarios), pero mi primera película “de verdad” fue con Christopher Reeve. De 1982 recuerdo los carteles de las películas Blade Runner, Tron y ET, que por aquella época se pegaban por cualquier parte. Por un lado era todo un despropósito (que se disparaba en época de elecciones, donde la anarquía cartelera era total), pero por el otro aquello permitía un acceso muy cómodo a un diseño gráfico muy evocador y lleno de encanto. De 1983 recuerdo también el fantástico cartel de Proyecto Brainstorm, exclusivo para el mercado español, una cucada ochentera de diseño entre futurista y kitsch que transmite muy bien la premisa de la película del siempre interesante Douglas Trumbull. 
En el terror fue Poltergeist, en uno de sus primeros pases por televisión, visto en modo furtivo en el salón de mi casa, mientras me hacía el dormido. Ahí ya no consigo ubicar correctamente el año. Recuerdo que disfruté de ese pase ninja (aunque sospecho que mi padre sabía en todo momento que lo estaba viendo), y otros con aquellos famosos rombos que en no pocas ocasiones se administraban con demasiada generosidad. Otros tiempos. 

- ¿En el terreno cinematográfico, cuál es tu director favorito del género?

Ufff… pregunta muy difícil de responder. No puedo mencionar a solo uno… Pongamos que el gran John Carpenter, director de una filmografía que tendrá todas las irregularidades que le achacan algunos, pero que es variada, ferozmente entretenida y absolutamente icónica. Pero además hay otros muchos que me encantan, claro.

- ¿Y quiénes son tu actor y actriz preferidos que han despuntado en el mismo?

Pregunta aún más complicada de responder que la anterior (Les Danses Macabres, habéis ido a pillar, ¿Eh?), porque si ya el número de películas que me gustan va creciendo sin parar… el de los actores se incrementa exponencialmente… Pongamos que Harrison Ford (nadie más podía ser Deckard en Blade Runner) y Sigourney Weaver (lo mismo en relación a la Ripley de Alien). Pero vamos, solo son la punta de un iceberg que nunca mengua.

- ¿Cuál destacas como tu película de terror predilecta?

El exorcista, de William Friedkin (1973). Desde luego, no porque me meta miedo en el cuerpo. Todo lo contrario. Su parte final, donde la poseída Regan trolea de lo lindo a los curas Merrin y Karras siempre me ha parecido muy disfrutable por su (para mi) notable carga de humor negro. Mi punto de vista está totalmente condicionado y sesgado por mi condición de empedernido no creyente en amigos imaginarios (con tendencias claramente psicópatas) y enemigos implacables (con características demasiado humanas).
Cuando veo El exorcista habiendo eliminado del todo a dios y al diablo de la ecuación me queda una película muy efectista, que se muere de las ganas de meter miedo, pero que en el mejor de los casos solo me provoca bostezos y un festival de risas al final, donde todo se desmadra en una ceremonia inverosímil que es pura astracanada, un intento desesperado de dar carta de naturaleza a la iglesia católica, la única superhéroe capaz de enfrentarse y vencer al Mal absoluto, el diablo… Pfff… Por favor. Seamos serios. En el pasado hemos tenido a gentuza execrable como Hitler y ¿Resulta que el diablo existe? ¿En serio? ¿Cuáles son las pruebas? Basta ya de intentar asustar a gente crédula. Más educación. Más moral y más ética. Más respeto y convivencia. Y al carajo con toda clase de religión que tiene las manos manchadas de guerras, pedofilia, machismo, desigualdad, fanatismo e involución. 
Otra cosa que me aterroriza de la película es cómo ha conseguido pervertir la música del fantástico disco Tubular Bells de Mike Oldfield. Son legión los que al escuchar las primeras notas de la cara A del disco lo vinculan automáticamente al film de Friedkin. Y es una lástima. Porque Oldfield no tuvo nada que ver con ello, no compuso nada para que sonara en la película. La casualidad quiso que Friedkin, que no conseguía dar con la banda sonora adecuada, se encontrara con el Tubular Bells. Richard Branson, jefazo de la Virgin con un colmillo afilado para el dinero, estaba encantado. Oldfield no. Tardó 15 años en ver la película. Y también le pareció cómica… La cuestión es que es una pena que Tubular Bells destaque más por su vinculación a esa película que por su intrínseco valor musical, un disco prodigioso creado por un chaval de 19 años que es un clásico de la historia de la música. 

- ¿Universal o RKO? ¿Hammer o Amicus?

Los cuatro, por supuesto. Cada una de ellas tiene sus más y sus menos, y es un placer picotear entre sus propuestas. Universal y Hammer seran quizás las más famosas, pero no puedo prescindir de las joyas de RKO y Amicus.
 
- ¿Cuál es tu subgénero favorito dentro del terror y el fantástico?

En el terror sería el cine de zombis, con Romero al frente, por supuesto. A día de hoy mi adscripción es tan insensata que he devorado los 353 episodios de la saga de The Walking Dead (la serie principal, más Fear TWD, TWD World Beyond, Tales of TWD, TWD: Dead City, TWD: Daryl Dixon y TWD: The Ones Who Live), una experiencia que recomiendo a medias, porque unos 200 episodios son relleno para los muy cafeteros. Pero uno trata de ser disciplinado y diligente. Y hasta le saca chispas a artefactos tan denostados como los de la saga de Resident Evil. Y a las películas italianas que salieron a rebufo de las propuestas de Romero.
En el fantastique sería la ciencia ficción fantástica, con Star Wars al frente. El género de la space opera me fascina desde que tengo uso de razón, aunque a día de hoy ya solo me seduce de verdad su contexto tecnológico (por muchas leyes de la física que rompa). Toda la parte del culebrón galáctico está bien cuando eres un niño y no te das cuenta de lo endeble que resulta. Y antes que Star Wars… los cómics de Valerian de Cristin y Mézières, un maravilloso locurón, exuberante, aventurero y con un sentido de la maravilla que solo el superlativo Incal de Moebius y Jodorowsky iguala y supera. Quizás El Incal sea La space opera definitiva, no lo sé. No paro de releerlo y siempre me cuesta definirlo, y está bien que así sea. 

- ¿Casan bien el terror y el erotismo?

Mmm… cuando eres un adolescente regido por la hormona y tu conocimiento de este disparate que llamamos “vida” se reduce a fardar de tener un sistema operativo Windows 95 sin actualizar y que se disuelve como un azucarillo en agua cuando navega por internet (lo admito, soy rebuscado en mis metáforas), casan de perlas, es de hecho un plus. Terrorcete con toque de comedia (que el humor no falte nunca, por favor) y erotismo picantón, un cóctel irresistible para un jovenzuelo. 
Ya de mayor, cuando le ves el truco a (casi) todo, es un lastre, o cuando menos un recurso muy fácil. Es complicado tratar bien algo tan sofisticado como el erotismo, y muy fácil caer en su tratamiento burdo. Así que para mí terror y erotismo casan bastante mal.

- ¿Cómo ves el género en los últimos años?

Con una buena mala salud de hierro. No ha desaparecido, pero tiene muy serios competidores en el mundo de los documentales. En mi ciudad se celebra con notable éxito el Festival de Cine y Derechos Humanos, con 21 certámenes celebrados, que se dice pronto. Pues bien… ni lo piso. Y sé que me estoy perdiendo una cantidad enorme de cine interesante, pero sucede que mi cuota de visionado de cine que trata sobre injusticias sociales está ya más que completa. Ese es para mí el auténtico cine de terror. Porque está pasando. No ilustra una posibilidad, levanta acta de algo atroz. 
Así, el recuerdo de artefactos como por ejemplo The Act Of Killing o Shoah me persigue y afecta muchísimo más que cualquier película de terror donde me cuesta mucho creerme toda esa puesta en escena. También hay un tipo de películas que me galvanizan con solo un visionado y que clasifico de manera inequívoca en el terror, como Savior, de Predrag Antonijevic (1998), con un impresionante Dennis Quaid, y que ilustra de manera impecable la desoladora guerra que tuvo lugar en Bosnia. Tiene escenas tan duras que a su lado las tres primeras películas de Hellraiser quedan a la altura de un cosplay de drag queens en un carnaval gótico.
Aclarado esto… creo que el género de terror se repite bastante, aunque de vez en cuando sale un reconfortante Midsommar (Ari Aster, 2019) o un interesante It Follows (David Robert Mitchell, 2014) que reavivan el interés y que son pasto de sucesivos visionados.

- ¿Cuál es la película más salvaje y gamberra que recuerdas?

Aquí menciono ex aequo dos películas de 2015. La primera es Mad Max Fury Road, del gran George Miller. Salvaje como ella sola, un viaje en montaña rusa, dotada de un poderío narrativo fuera de serie. Peliculón sin paliativos que me atrapa sin remedio. La segunda es Hardcore Henry, del muy interesante Ilya Naishuller, que además de salvaje es muy gamberra y tiene la deliciosa virtud de no tomarse en serio a sí misma. Excesiva y con escenas de acción sublimes. 
Accésits para las dos películas de Crank dirigidas por los antaño molones Mark Neveldine y Brian Taylor (2006 y 2009), dos películas con un montaje prodigioso y que dialogan muy bien con la ya mencionada Hardcore Henry.
- ¿Cuál es tu escritor favorito del género?

Actual Stephen King. Encasillarlo en el terror es realmente injusto, porque ha escrito delicias como 22/11/63 o La cúpula que se adentran de lleno en la ciencia ficción, o Mr. Mercedes, en el género policíaco. 
Clásico Richard Matheson. Su Soy leyenda es imprescindible, así como El increíble hombre menguante, y absolutamente todo lo que escribió para esa obra maestra de la televisión que es la serie The Twilight Zone. 
En ciencia ficción… es imposible que pueda mencionar a un solo escritor. Asimov, Clarke, Dick, Heinlein, Bester, Leiber, Niven, Pournelle, Disch, Le Guin, Anderson, Budrys, Gibson… y muchos más…

- ¿Cuál sería tu grupo o solista musical favorito dentro del fantástico y el terror?

Dentro del terror la sencilla pero muy efectiva electrónica de John Carpenter en sus bandas sonoras a lo Juan Palomo. Dentro del fantastique… pongamos a Tangerine Dream, grupo que destacó sobremanera en los 70 y primeros 80 grabando unos discazos planeadores para la Virgin que son canela en rama, y con bandas sonoras tan recomendables como la de Ojos de fuego (Mark L. Lester, 1984), o Ladrón (Michael Mann, 1981).

- ¿Cuál es tu comida favorita? (puedes indicar hasta tres platos distintos) ¿Y la bebida?

La paella de marisco con muchos ingredientes, el pollo con curry que cocina mi pareja (que le sale genial) y de postre un helado de caramelo Chimos con sabor a mora (que el día que se pongan en serio a sacar algo así se van a forrar pero bien). Para beber, agua. Tuve una relación puntual con las bebidas carbonatadas, pero se perdió la chispa con ellas. Tuvimos que hablar y no fui yo, fueron ellas. Las respeto mucho pero ya no las trago.

- ¿Crees en el más allá? ¿Piensas que hay algo más que este mundo?

No y no. Ojalá existiera algo más, sobre todo por compensar la inmensa estafa vital que supone vivir, con suerte, algo más de 100 años (y de media bastantes menos). Todo es de una desproporción extrema en los parámetros que nos ha tocado vivir en nuestras coordenadas cósmicas: habitamos en una minúscula gota azul en medio de la mayor de las inmensidades concebibles. Tanto espacio disponible para ser explorado y habitado… y tan nulos recursos tecnológicos para llevar a cabo esa tarea, junto a un lapso de vida realmente ridículo. Saber que hay maravillas que aguardan una eternidad para ser descubiertas, y solo disponer un tiempo bruto de un siglo de vida. Entiendo el consuelo que para muchos supone la existencia de un Más Allá, ojalá lo tuviera yo también, pero no hay pruebas de nada similar. Somos insignificantes como especie, y tan poco evolucionados que no sabemos convivir en paz el brevísimo tiempo que se nos ha asignado. Nos inventamos el consuelo de la religión, y hete aquí que esa idea infantil tiene éxito a lo largo de toda la historia de la humanidad. De traca. 




viernes, 14 de junio de 2024

Mis tres favoritas de... Chuck Norris


 Oscar Villalta

“Furia silenciosa” (“Silent Rage”, 1982), de Michael Miller.

"La ciencia ha creado un horror imparable. Chuck Norris debe destruirlo"... ¿Cómo no va a ser mi peli favorita de Chuck?... Aún me recuerdo de niño mirando embobado el cartel en el cine de verano...Y salir después extasiado. El director, Michael Miller, era un tipo realmente oscuro. Su primer trabajo fue un grindhouse salvaje llamado "La celda de la violación", con Tommy Lee Jones, después vino esta “Furia silenciosa” con la que se le auguraba una brillante carrera. pero no. Destino televisión de por vida. Pero nos dejó esta joya, que posiblemente sea la única película en la historia que tiene todos los elementos que me gustan: científico loco, peleas de taberna, moteros, rangers de texas,  asesino en serie, zombie, o un infectado con capacidad de auto recuperación, gore, buenos impactos de bala, un pequeño romance con vaciladas muy grandes y, por supuesto, artes marciales de la vieja escuela ejecutadas por el más grande. Sin CGI ni tonterías...A ver, ¿Quién da más?

“Delta Force” (“The Delta Force”, 1986), de Menahem Golan.

Los mandamases de la Cannon tirando la casa por la ventana, lograron reunir un elenco internacional potentísimo, que fue toda una declaración de intenciones. Por supuesto. Aquello no era una película de acción, era mucho más. Y por eso, su dilatadísima duración, se compone de dos partes: la primera, narra el secuestro de un avión con todo lujo de detalles, donde se desata el lucimiento dramático de las estrellas antes citadas; pero la segunda parte...¡mamma mia!...llegan Lee Marvin y Chuck Norris a romperlo todo con una brutal exhibición de vehículos, armas de última generación, trajes chulos y bombas de todos los tamaños y colores, con el propósito de liberar a los rehenes de las garras de un siniestro Robert Forster y su pandilla, quienes ya estaban condenados desde el segundo cero. Eso sí, todo filmado muy bonito, con sentido de la maravilla y esa música de Alan Silvestri que acompaña de por vida a quienes la hemos gozado.

"McQuade, lobo solitario" (“Lone Wolf McQuade”, 1983), de Steve Carver.

Otro ranger de texas para el señor Norris en su etapa pre Cannon, con todo el sabor del cine de acción a la vieja usanza, que además se apoyaba en David Carradine para lucir star system y cartel. Es cierto que es lenta en algunos pasajes, pero los momentos de violencia seca están muy logrados, y hay que reconocer que Carradine impone como villano de la función,  y aunque tal vez el deseado enfrentamiento final debería haber sido más dilatado y agresivo, es toda una gozada, y además por partida doble, con todo ese eco nada velado de spaghetti western, con muchos parámetros fácilmente reconocibles, el mayor de ellos, la certera banda sonora de Francesco de Masi, que hace subir muchísimos enteros el show, al igual que la presencia de una bellísima Barbara Carrera en su prime, y una ajustada dirección de Steve Carver, realizador al que Norris ya conocía por su anterior película juntos : "Golpe por golpe" (1981), una de polis peligrosos, muy, muy chula.

Fernando Rodríguez Tapia

“El Templo del Oro” (“Firewalker”, 1986), de J.L. Thompson.

En pleno renacimiento del cine de aventuras en la década de los ochenta, J. Lee Thompson firmó para la Cannon el desvergonzado díptico centrado en el personaje de Allan Quatermain y este reivindicable título que mereció alguna continuación más. Norris y Gossett formaron una pareja estupenda donde la compañía de Melody Anderson nunca desentonaba. Una película trepidante con abundantes dosis de comedia, algún insólito momento crepuscular y un marcado tono de cine B que la diferencia de otras películas similares de la época. Y no podía faltar el gran John Rhys-Davies, el actor aventurero por excelencia, en una aparición magnífica.

“El Furor del dragón” (“Meng long guojiang”, 1972), de Bruce Lee.

La ópera prima de Bruce Lee como director y guionista es una macedonia imposible de géneros a la par que insólita ambientada en Roma: thriller, comedia, romance, artes marciales... El resultado es un clásico indiscutible del género con un combate final en el Coliseo entre Lee y Norris que supone uno de las escenas icónicas en la trayectoria de ambos actores y del propio cine marcial. Por lo demás una película que empezamos a valorar cuando se pudo ver en copias aceptables magníficamente restauradas. 

“Invasión U.S.A.” (“Invasion U.S.A.”, 1985), de Joseph Zito,

Con Zito, Carver y Davis, Chuck Norris realizó sus películas más aceptables en la década de los ochenta. Y por encima de ellas destaca esta alocada apología antisoviética que cumple perfectamente el ideario político de la época y que vista en la actualidad supone un film abiertamente transgresor. Una invasión terrorista en suelo americano capitaneada por el temible Mikhail Rostov es detenida por el implacable exCIA Matt Hunter con la inestimable ayuda del guionista James Bruner quien coloca a nuestro héroe en el lugar indicado cada vez que hay un ataque contra objetivos civiles. El resultado es un film de acción desbocado, ideológicamente extremo y enloquecidamente bizarro facturado para deleitar a la cinefilia menos acomplejada.

Oscar “Woody” Correa

“Walker, Texas Ranger” (“Walker, Texas Ranger”, 1993-2001), de Christopher Canaan, Leslie Greif y Paul Haggis.

La serie sigue las aventuras de Cordell Walker (Chuck Norris), un ranger de Texas que utiliza sus habilidades en las artes marciales (muy clásico en Texas) y un gran sentido de la justicia para combatir el crimen en el estado de Texas. La clave y el giro absoluto de la serie (que superó los 200 episodios) es que Walker es un ranger de Texas pero con habilidades brutales en artes marciales y por tanto proliferan (por suerte) numerosas escenas de acción y combate en todos los capítulos, con Norris realizando muchas de sus propias acrobacias y sus ya típicas coreografías de lucha. “Walker, Texas Ranger” (el nombre se debe decir siempre completo) es un fenómeno cultural en toda regla y un programa que debe estar siempre presente en los canales temáticos tipo MEGA para que te lo puedas encontrar a cualquier hora del día. Tras la serie, Chuck Norris se ha convertido en un mito, meme, personaje total, ícono de la televisión de acción, y la imagen pública de Chuck Norris se asocia desde ese momento estrechamente con la serie, cuando se pone/busca una foto de Chuck Norris, se elige ya normalmente la de “Walker, Texas Ranger”.

“El Furor del dragón” (“Meng long guojiang”, 1972), de Bruce Lee.

Chuck Norris interpreta a Colt, un experto en artes marciales contratado por la mafia para derrotar a Tang Lung (Bruce Lee), y que durante la película tiene muy pocas líneas de diálogo, ni falta que hacen. Bruce Lee había pensado en él como oponente tras haber entrenado juntos en Los Ángeles unos años antes, tras  haberse conocido después de la victoria de Chuck Norris y obtener el título de campeón mundial de karate, y justo después de que Bruce Lee ya hubiera realizado un par de películas de artes marciales en Hong Kong. El personaje de Chuck Norris se presenta como el clásico jefe de final de pantalla, y a pesar de ser el antagonista, no es un villano clásico, sino más bien un oponente honorable, que destaca también por sus habilidades marciales como Lee pero con su propio estilo Chuck Norris. La pelea con Bruce Lee en el Coliseo de Roma es legendaria, con una coreografía mezcla de karate, el estilo de Norris, y el kung fu de Lee, resaltando las diferencias y la eficacia de ambos estilos contrapuestos (o no), y significando el respeto que ambos personajes tienen por las habilidades del otro. Sin duda magia pura y referencia de referencias.

“Desaparecido en combate” (“Missing in Action”, 1984), de Chuck Zito.

Chuck Norris interpreta en este absoluto clásico de los 80 al coronel James Braddock, un veterano de la Guerra de Vietnam, duro y determinado, y motivado también como en “Walker, Texas Ranger” (siempre todo junto) por un fuerte sentido de justicia y la necesidad de rescatar a sus compañeros prisioneros. La actuación de Norris en esta película se apoya también en la línea base de su filmografía, sus habilidades de combate y las secuencias de acción, añadiendo las armas además de las peleas. Además de la acción, Chuck Norris añade también el punto de alguien profundamente afectado por sus experiencias en la guerra y la pérdida de sus compañeros. La presencia en pantalla de Chuck Norris y su carisma natural ayudan a consolidar este personaje como un héroe de acción creíble y que ha marcado a una generación de EGB. Su interpretación es también un símbolo del soldado estadounidense que lucha por sus compañeros y sus traumas. La película es en resumen un emocionante viaje de combates y tácticas militares que elevaron a Chuck Norris como ese héroe de acción emblemático de los años 80 que hemos mencionado ya.

Malina Murnau

"Furia silenciosa" ("Silent Rage", 1982), de Michael Miller.

Creo que ésta debe ser la película que más veces he visto de este actor. Y he visto muchas de él ya que era uno de los favoritos de mi padre, y a mi hermano también le gustaba bastante. Y de ahí mi gusto por las películas de acción y que me gusten actores de este género. Los que me conocen saben de sobra que me quedaría con Sylvester Stallone como hombre de acción, pero hoy le toca al señor Norris, así que me quedo en primer lugar con este film que intenta mezclar terror con acción y no lo hace mal, mi favorita de él. Y donde podemos ver a Stephen Furst (desmadre a la americana)

"El héroe y el terror" ("Hero and the Terror", 1988), de William Tannen.

Pues se parece a la primera que he puesto, y me suelo equivocar con los títulos de ambas películas. Esta trata de un asesino en serie de mujeres que escapa de la cárcel, donde Norris lo encerrara tres años atrás. Y ahora le tocará de nuevo cazar al asesino.

"Golpe por golpe" ("An Eye for an Eye"1981), de Steve Carver.

Aquí te lo pasas bien viendo como Chuck va dando patatas y mamporros a los malos y encima sale Christopher Lee. Quién puede pedir más para una película de acción. Creo que nadie puede decir “yo no vi nunca esta película”. De las mejores de este héroe de acción.

Alfonso Romero

“Código de silencio” (“Code of Silence”, 1985), de Andrew Davis.

Justo antes de presentar en sociedad a Steven Seagal con “Por encima de la ley” (1988), Andrew Davis realizó esta cinta al servicio de Chuck Norris que se sitúa muy por lo alto de las películas que interpretaba el arte marcialista por aquellos años. Partiendo de un guion escrito para formar parte de la saga de Harry Callaham, una vez rechazado por Eastwood fue reescrito para Norris, quien está más comedido y mucho mejor como actor gracias también al buen hacer de Davis.

“Invasión U.S.A.” (“Invasion U.S.A.”, 1985), de Joseph Zito.

Curtido en el cine porno y de terror en los setenta, Jospeh Zito realizó en los ochenta, en plena era Reagan, algunos de sus títulos más exitosos con cintas de acción macarrónica deudoras de los blockbusters de Stallone y Schwarzenegger. “Invasión U.S.A.” viene a ser la hermana chabacana (por así decirlo) de “Amanecer rojo” (1984) de John Milius. La portada con Norris luciendo camisa vaquera sin mangas y disparando dos armas automáticas es por derecho propio (para bien y para mal) un símbolo de su época.

“El poder de la fuerza” (“Breaker! Breaker!”, 1977), de Don Hulette.

La primera película que contó con Chuck Norris encarnado al personaje principal fue esta sencilla y modesta producción que bebía claramente de filones y éxitos comerciales de la década como las películas de justicieros rurales tipo “Pisando fuerte” (1973) o las cintas de camioneros que alcanzaron sus mayores éxitos con “Los caraduras” (1977) y “Convoy” (1978). A su manera un pequeño clásico de la hicksploitation donde no falta ninguno de los clichés de este tipo de películas, a la vez que lanzadera para su protagonista quien reinaría en la taquilla en la década siguiente.

Miguel Romero

Chuck Norris fue durante la década de los ochenta, gracias principalmente a la Cannon, uno de los héroes de acción del cine made in USA. En los noventa supo reciclarse en la televisión con el personaje de Walker Texas Ranger que alcanzó, nada menos, hasta las nueve temporadas (aunque también es cierto que en muchos episodios salía poco, cediendo el protagonismo a otros artistas marciales más jóvenes), que fue compaginando con esporádicas series B o haciendo algún que otro cameo en el cine. De su filmografía resaltaría:

"McQuade, lobo solitario" (“Lone Wolf McQuade”, 1983), de Steve Carver.

Tras “Golpe por golpe” (1981), Steve Carver volvía a dirigir a Norris en esta producción, la mayor en la que se vio envuelto el realizador, que venía de rodar películas de explotación para Roger Corman y cuya carrera siguió siempre entre los márgenes del cinema bis.

Chuck Norris y David Carradine no podían ser más diferentes. El primero era un artista marcial que, al igual que su amigo Bruce Lee, probó suerte en el cine, un tipo recto y disciplinado. El segundo un actor (siguiendo la tradición familiar) que tuvo que aprender algunas mañas para su personaje en la serie “Kung Fu” (1972-1975), y con bastante afición a las juergas. Obviamente no se llevaban bien. Además del golpe que, dicen, se le escapó a Norris, éste alegaba de Carradine que tenía de artista marcial lo que él de actor. Carradine tampoco tenía buenas palabras para su compañero, ya que nunca salían juntos de marcha.

Junto a ellos, actores usuales de aquellos años como Leon Isaac Kennedy o la fugaz sex symbol Barbara Carrera. Y otros tan habituales de la década anterior como L.Q. Jones y R.G. Armstrong, dos buenos amigos de Sam Peckinpah.

“Código de silencio” (“Code of Silence”, 1985), de Andrew Davis.

Para muchos la mejor película de nuestro protagonista de hoy. Lo que hacen un buen guion (originalmente para una nueva entrega de Harry Callahan pero que no gustó a Clint Eastwood) y un buen director de acción como Andrew Davis. Con Henry Silva, que también volvería a interpretar al villano en la siguiente cinta de Davis, “Por encima de la ley” (1988).

“Los valientes visten de negro” (“Good Guys Wear Black”, 1978).

Segunda película de Norris como protagonista, aquí a las órdenes de un realizador con bastante experiencia en la pequeña y gran pantalla, Ted Post. Con la famosa escena del salto con patada que atraviesa el parabrisas de un coche.

Alfonso Carlos López

“El Templo del Oro” (“Firewalker”, 1986), de J. Lee Thompson.

Película de aventuras donde Norris encarnará a un arqueólogo (Max Donigan) que deja el oficio con su compañero Leo Porter por una serie de fracasos y desavenencias. Una atractiva rubia, llamada Patricia Goodwin, les persuade para que se unan a su expedición en la búsqueda de un tesoro azteca. Tiene todos los ingredientes de este estilo de films y además un maligno espíritu protegerá el tesoro. La cinta es realmente es divertida e interesante, con un Chuck Norris muy en el papel de este tipo de aventureros.

“Furia silenciosa” (“Silent Fury”, 1982), de Michael Miller.

Trata sobre experimentos humanos en la que tres mad doctors en un hospital de Texas buscan la regeneración celular. Curan a una persona de sus heridas y lo convierten en un psicópata y en un ser indestructible.  Este ser escapa del hospital y empieza una ola de terror. El sheriff local, Dan Stevens (Chuck Norris), se enfrentará con él. Acción trepidante y el tema de los experimentos humanos hacen de este film algo muy inquietante. Además, siempre me han parecido muy atrayentes las películas de ciencia ficción y de terror con científicos o médicos locos de por medio.

“El héroe y el terror” (“Hero and the Terror”, 1988), de William Tannen.

Danny O'Brien es un policía de Los Ángeles que se enfrenta a un psicópata, deforme y gigantesco que vive en un edificio abandonado apodado el Terror y que mataba mujeres. Fue detenido hace tiempo por él y es considerado un héroe por esa detención. El citado demente se ha escapado del psiquiátrico donde estaba internado y se quieren vengar de O´Brien y ha vuelto a asesinar. Es un thriller de acción ochentero y aquí Norris tiene un registro más dramático en su papel, sin olvidarnos de la acción que sabe interpretar magistralmente.


Eduardo Álvarez Cónsul

"McQuade, lobo solitario" (“Lone Wolf McQuade”, 1983), de Steve Carver.

McQuade (Chuck Norris) es un ranger de Texas que se las tiene que ver con el gánster Rawley Wilkes (David Carradine), que ha secuestrado a su hija.

En el reparto también aparecen la guapa Barbara Carrera, Roger Beltran,

Leon Isaac Kennedy, L.Q. Jones y R.G. Armstrong.

“El furor del dragón” (“Meng long guo jiang”, 1972), de Bruce Lee.

Esta película de artes marciales siempre será recordada por la llamada 

"Lucha del siglo" entre Bruce Lee y Chuck Norris en el coliseo romano.

Entre los actores que aparecen en este clásico del cine de artes marciales aparecen Robert Wall y las hermosas Nora Miao como empleada del restaurante chino y Malisa Longo como prostituta callejera romana. En su estreno en España fue recortada por la censura franquista.

" Furia silenciosa" (“Silent Rage”, 1982), de Michael Miller.

En esta película Chuck Norris es un sheriff que se las tiene que ver con una especie de monstruo de Frankenstein, además de con unos motoristas bastante bordes.

Jose Manuel Sarabia

“Furia silenciosa” (“Silent Rage”, 1982), de Michael Miller.

Esta historia que enfrenta a nuestro protagonista a una especie de zombie Terminator (dos años antes del estreno de la criatura de James Cameron) es posiblemente una de las pelis menos populares de Chuck Norris, pero también es la que más cerca a coordenadas del fantástico que podemos encontrar dentro de su filmografía. De hecho, por supuesto que es un vehículo para el lucimiento de Norris, anticipándose a un tipo de personaje como el que interpretaría en su serie “Walker, Texas Ranger”, pero que se adentra de lleno en el género de terror y, como resultado, no se parece a ninguna otra película de nuestro protagonista (al menos que un servidor haya visto).

“Invasión U.S.A.” (“Invasion U.S.A.”, 1985), de Joseph Zito.

Si en "Amanecer Rojo" (1984) de John Milus se nos plantea una hipotética invasión comunista en los Estados Unidos con toda la violencia y tensión dramática que ello conlleva, “Invasión USA” daba un paso más allá al convertir esa misma invasión en un cómic de acción protagonizado por nuestro hierático protagonista. Tiroteos, barrios enteros demolidos, mucha diversión en forma de munición y un villano interpretado por un Richard Lynch pasado de vueltas (no le conozco muchos más registros a este gran actor). Uno de los greatest hits de Chuck Norris que nadie debería perderse.

“El Templo del Oro” (“Firewalker”, 1986), de J. Lee Thompson.

Si alguien creía que Chuck Norris no salía de su zona de confort o que no tenía vis cómica, seguramente se extrañará con una rara avis dentro de su filmografía como es este “Firewalker” o como se tituló aquí, “El Templo del Oro”. Dirigida con oficio por un J. Lee Thompson en los estertores de su carrera (en la Cannon, además), la cinta es una simpática explotación de Indiana Jones (aunque es más parecida incluso a la explotación de la explotación, es decir, a “Tras el corazón verde” de Robert Zemeckis). La peli no deja de ser un tebeo de aventuras protagonizado por dos soldados de fortuna convertidos en cazadores de tesoros que aceptarán el encargo de una belleza como lo era Melody Anderson. Además, la química entre Norris y Louis Gossett Jr. es francamente destacable

Joanna

“Delta Force” (“The Delta Force”, 1986), de Menahem Golan.

Del cine de Fassbinder al de la Cannon hay un salto mortal sin red ni pértiga. Hanna Schygulla forma parte de un heterogéneo y heterodoxo reparto donde viejas y no tan viejas estrellas de Hollywood y de Europa comparten planos con actores propios del cine de acción y serie B. Un bizarro mix entre la saga de “Aeropuerto” con las action movies propias de la productora del film al caso.

Lee Marvin y Chuck Norris, pasado y presente del cine de acción, encabezan esta cinta de género hinchada que no era sino un remake de “Operación relámpago” (1977), film que el mismo director había perpetrado en los setenta en Israel. Transmutando la estrella de David por las barras y estrellas. Revanchista la original, reaccionaria la otra, pero tan excesiva que se hace la mar de divertida.

“Golpe por golpe” (“An Eye for an Eye”, 1982), de Steve Carver.

Un cast tan atractivo como extraño (Christopher Lee, Richard Roundtree, Mako, Matt Clark, el profesor Toru Tanaka) acompaña en este thriller criminal a un Chuck Norris a quien le faltaba muy poquito para convertirse en uno de los héroes de las películas de los ochenta. Una década que, para escarnio de algunos y no pocos, encontró nuevas caras, y cuerpos, para el cine de acción antes en los gimnasios que en las escuelas de interpretación. El culturismo, el gim-jazz o el aerobic se ponían de moda y se imponían en los medios, y todo ello salpicó, eyaculó, en la gran pantalla. El cine comercial, al igual que el porno, se llenó de cuerpos trabajados, musculados, contorneados y sudados para deleite del/de la espectador/a más voyeur.

" Furia silenciosa" (“Silent Rage”, 1982), de Michael Miller.

Película propia de cines de programa doble o salas de reestreno, aquellos donde se comían pipas en lugar de palomitas, y la cantimplora con Casera se anteponía a la lata o botella de Coca Cola. Irresistible cruce entre thriller de acción ambientado en un pequeño pueblo estadounidense, donde hay hasta Ángeles del Infierno armando gresca, y película de terror con mad doctors y criatura monstruosa de por medio. Chuck Norris se la tendrá que medir aquí con un gigantón difícil de abatir que no tiene nada que envidiar al Jason Vorhees de la saga de Viernes 13.

Jesús Manuel Molina Pérez

Como muchos de mi generación, conocí a Chuck Norris en el cine de verano metido en la piel de "Chock el fiera" luchando contra "ese al que llaman BriusLi" en “El furor del dragón” (1972). A partir de ahí con Norris me ocurrió como con Charles Bronson, es decir, dividí su filmografía en dos partes, todo lo que hizo antes de Cannon y lo que hizo a partir de Cannon, por lo que elegir tres pelis suyas como favoritas  me resulta difícil porque precisamente me gustan todas excepto dos o tres, pero allá vamos.

“Hitman” (“The Hitman”, 1991), de Aaron Norris.

Es una peli que me cogió de sorpresa, no me esperaba encontrarme a un Chuck Norris tan macarra, tan incorrecto, tan bestia creando un personaje realmente oscuro, aunque intenten humanizarlo un poco a través de la relación de amistad con un chico que sufre acoso.  Una subtrama que luego sería desarrollada y convertida en el tema principal de “Juntos para vencer” (1992).

"El héroe y el terror" ("Hero and the Terror", 1988), de William Tannen.

O “El fantasma de la ópera” adaptado a la personalidad de Chuck Norris. Una película que cuando la vi siendo adolescente me pareció más una peli de terror (ese Simon Moon en el tío vivo, caminando a contraluz por los bajos de un muelle o conviviendo con cadáveres putrefactos) que de acción. Esta peli debió tener cierta influencia en el cine de Hong Kong porque su banda sonora fue robada y reutilizada en varias producciones de la ex-colonia, como “The Killer” (1989) de John Woo o algunos policiacos de Danny Lee para su Magnum films.

“El poder de la fuerza” (“Breaker! Breaker!”, 1977), de Don Hulette.

Una peli muy gamberra, grindhouse puro y duro con Chuck Norris intentando encontrar a su hermano asesinado por un grupo de paletos salvajes en un pueblo perdido en lo más profundo de los USA. Aquí todavía Chuck Norris parecía querer meterse en la piel de Clint Eastwood y eso le restaba puntos a las películas de su primera etapa, pero el punto gamberro las hacía diferentes.

Roberto García

"McQuade, lobo solitario" (“Lone Wolf McQuade”, 1983), de Steve Carver.

Norris interpreta aquí a un ranger de Texas que tras separarse vive solo, en una cabaña semiabandonada, con un lobo de mascota y hartándose de cervezas. Lo cual no quita para que se relacione aún con su exmujer y con su hija a las que visita habitualmente. La presencia del malo de turno, interpretado por un genial David Carradine, y diversas circunstancias harán que su jefe le asigne un compañero con el que deberá trabajar. Peleas a mamporros, persecuciones espectaculares, y un final esperado e inevitable, hacen de ella una cinta de lo más entretenida. A destacar también la banda sonora de Francesco de Masi que le da cierto aire de spaghetti western.

"Código de silencio" (“Code of Silence”, 1985), de Andrew Davis.

Un policíaco interpretado por Chuck Norris y Henry Silva. Sólo con ver esto, ya sabe uno que se lo va a pasar pipa. Norris interpreta a Eddie Cusack, un duro sargento cuyos métodos son conocidos en el cuerpo por ser de lo más determinante. Investiga la muerte de dos policías, que resultaron asesinados en una misión en la que se involucraron para descubrir una gran venta de cocaína. Silva por su parte, lo hace de lujo en el papel de villano. Estamos ante una película bastante seria, aunque no faltan las escenas típicas de puñetazos y peleas varias. Puro entretenimiento.

"Invasión U.S.A." (“Invasion U.S.A.”, 1985), de Chuck Zito.

En esta nos encontramos con otro personaje de Norris (Matt Hunter) que vive alejado de la sociedad, trabajando de cazador de cocodrilos, y con pocas ganas de relacionarse con la sociedad. Cuando reaparece Mikhail Rostov, un peligroso terrorista interpretado por Richard Lynch, Hunter tendrá que volver ya que aquél, con un grupo muy numeroso de terroristas y mercenarios, ha comenzado una campaña de terror en los Estados Unidos. No faltan las peleas, persecuciones y tiroteos a lo largo del metraje.

Emilio Malet

Saga “Desaparecido en combate”.

La verdad es que me cuesta distinguirlas entre ellas, sobre todo las dos primeras que por lo visto se estrenaron al revés. Pero sí tengo grabadas en la memoria algunas escenas, como la de la tortura con la rata, o la hostia que le pega Chuck Norris a un tipo que huye y al que espera tranquilamente para estirar el brazo a su paso y dejarlo K.O. Las Películas, como bien nos recordaban Los Nikis en “No vuelvo a ir a Benidorm”, siempre las ponían en el autobús de las excursiones del colegio y todos alucinábamos con ellas. Una de las sagas de mi infancia.

“Delta Force” (“The Delta Force, 1986), de Menahem Golan.

Otra de esas películas que nos ofrece lo que hemos venido a buscar, encima con un buen reparto que además de Chuck Norris cuenta con Lee Marvin o Martin Balsam entre otros. Los malos son Muy Malos y los buenos tiene los huevos del tamaño de Texas. La acción está muy bien rodada, incluyendo momentos de tensión que nos aportan una buena dosis de adrenalina. Gran banda sonora de Alan Silvestri que redondea la acción.

"Invasión U.S.A." (“Invasion U.S.A.”, 1985), de Chuck Zito.

Aunque más floja que las anteriores, mantiene el nivel en cuanto a testosterona y nos presenta el que para mí es el mejor personaje (con permiso de Lobo Solitario McQuade) de Chuck Norris. La Imagen de Hunter con la camisa vaquera y las dos Uzis es la “Mona Lisa” de la Canon. La película es más de lo mismo (gracias a Dios), con los rusos invadiendo Estados Unidos y cometiendo el fatal error de no contar con que Hunter (Chuck Norris) vivía allí.

Pepe Torres

Carlos Ray Norris nunca necesitó actuar para trascender su condición de multicampeón de artes marciales y adentrarse en territorios de icono pop, tras su etapa de héroe indestructible y eternamente circunspecto. Y aunque a lo largo de su carrera cinematográfica casi nunca estuvo en manos de grandes directores que diesen forma a sus films (con algunas notables excepciones que figuran entre mis elegidas, y algún otro como J. Lee Thompson o Andrew Davis), nos ha legado una obra muy revisitable y disfrutable. Me quedo con su fase anterior a la Cannon, que incluye un puñado de títulos que fueron dando forma a su imagen pétrea. “Chuck Norris es el único hombre que puede luchar consigo mismo y ganar.”

“El furor del dragón” (“Meng long guo jiang”, 1973), de Bruce Lee.

Abro con el emblemático enfrentamiento entre Lee y el pecholobo Colt en el Coliseo, cual lobo-hombre en Roma, que aunque no hubiese rodado nada más, le metería de cabeza en las antologías del cine de artes marciales. “La Gran Muralla China se levantó para mantener a Chuck Norris alejado. No funcionó.”

“Los valientes visten de negro” (“Good Guys Wear Black”, 1978), de Ted Post.

Hay cosas que influyen decisivamente en nuestra apreciación de las cosas, y una de ellas (quizá la principal) es el momento o las circunstancias vitales, para integrarse en nuestra educación sentimental. Mi primer Chuck, en el cine de pueblo, entre pipas. Y además de conspiraciones setenteras, que es un subgénero que me chifla. “Chuck Norris puede estornudar con los ojos abiertos.”

“McQuade, lobo solitario” (“Lone Wolf McQuade”, 1983), de Steve Carver.

Un Texas Ranger no llamado Walker se enfrenta al gran Kwai Chang Caine en El Paso con la ayuda en el guion de John Milius (proyectando la largas sombras de Leone y Peckinpah, reforzada con la presencia de L.Q. Jones y R.G. Armstrong). Steve Carver, cuánto te echo de menos... “Al séptimo día, Dios descansó. Y Chuck Norris tomó las riendas.”