lunes, 17 de junio de 2024

La Cripta de los Condenados: David Cortabarria Arregui

 



Replicante (H) Des: David Cortabarria Arregui
NEXUS 6 – N6HBA90274 
Fecha de inicio: 1974 SEP 02
Func: Combate dialéctico, Preservador multimedia
Fís: NIV B – Ment: NIV A
Dispositivo Activo de Vida Inteligente Digital (D.A.V.I.D.), un tecnobot nacido en la oscura región de Doh Nohst IA donde fue masivamente expuesto al sirimiri radioactivo de la cuenca del río Urumea, lo cual sobresaturó enormemente su procesador positrónico. Ello le convirtió en una unidad altamente compatible y sensible a cualquier manifiesto cultural, en concreto en la anticipación y el futurismo cristalizados en los postulados hubots de WellsVerne y ClarkAsimov. Se instala las apps Aviador Dro 2.0 y Kraftwerk 3.0 para afinar su sistema de recepción sonora. Con la llegada de la Interconexión Mundial de Datos recombina su sinapsis neuronal para adaptarla a nuevos estímulos que redunden en la sistemática preservación de cualquier artefacto de la era POP (Post Orwell Primero). 
Contacta con el magnobot José Luis Salvador, tecnopadre de la orden de la Abadía de Berzano, sita en la órbita de Mad Rid, quien le abduce para que forme parte puntual de su Proyecto Recolector de Data Textotrónica. 
La Santa Orden de la Danza Macabra decide secuestrarle para someterle a un breve interrogatorio cuya veracidad está asegurada por las más estrictas acciones de control coercitivo a nivel sensorial. Estas fueron sus respuestas. Se recomienda encarecidamente la vigilancia de este ente subversivo y disruptor. 
Firmado #H><113820240612 para la gloria eterna de la SODM.

- ¿Cuál fue el primer referente que recuerdas en el fantástico y el terror?

En el fantástico (rama superhéroes) Superman II (montaje de Richard Lester, claro), verano de 1981, en un cine de un Benidorm donde el turismo aún no lo había fagocitado todo. Recuerdo haber visto unos cortometrajes en 1978 en el Festival de Cine de San Sebastián (de los cuales, misterios del cerebro, recuerdo dos y varios spots publicitarios), pero mi primera película “de verdad” fue con Christopher Reeve. De 1982 recuerdo los carteles de las películas Blade Runner, Tron y ET, que por aquella época se pegaban por cualquier parte. Por un lado era todo un despropósito (que se disparaba en época de elecciones, donde la anarquía cartelera era total), pero por el otro aquello permitía un acceso muy cómodo a un diseño gráfico muy evocador y lleno de encanto. De 1983 recuerdo también el fantástico cartel de Proyecto Brainstorm, exclusivo para el mercado español, una cucada ochentera de diseño entre futurista y kitsch que transmite muy bien la premisa de la película del siempre interesante Douglas Trumbull. 
En el terror fue Poltergeist, en uno de sus primeros pases por televisión, visto en modo furtivo en el salón de mi casa, mientras me hacía el dormido. Ahí ya no consigo ubicar correctamente el año. Recuerdo que disfruté de ese pase ninja (aunque sospecho que mi padre sabía en todo momento que lo estaba viendo), y otros con aquellos famosos rombos que en no pocas ocasiones se administraban con demasiada generosidad. Otros tiempos. 

- ¿En el terreno cinematográfico, cuál es tu director favorito del género?

Ufff… pregunta muy difícil de responder. No puedo mencionar a solo uno… Pongamos que el gran John Carpenter, director de una filmografía que tendrá todas las irregularidades que le achacan algunos, pero que es variada, ferozmente entretenida y absolutamente icónica. Pero además hay otros muchos que me encantan, claro.

- ¿Y quiénes son tu actor y actriz preferidos que han despuntado en el mismo?

Pregunta aún más complicada de responder que la anterior (Les Danses Macabres, habéis ido a pillar, ¿Eh?), porque si ya el número de películas que me gustan va creciendo sin parar… el de los actores se incrementa exponencialmente… Pongamos que Harrison Ford (nadie más podía ser Deckard en Blade Runner) y Sigourney Weaver (lo mismo en relación a la Ripley de Alien). Pero vamos, solo son la punta de un iceberg que nunca mengua.

- ¿Cuál destacas como tu película de terror predilecta?

El exorcista, de William Friedkin (1973). Desde luego, no porque me meta miedo en el cuerpo. Todo lo contrario. Su parte final, donde la poseída Regan trolea de lo lindo a los curas Merrin y Karras siempre me ha parecido muy disfrutable por su (para mi) notable carga de humor negro. Mi punto de vista está totalmente condicionado y sesgado por mi condición de empedernido no creyente en amigos imaginarios (con tendencias claramente psicópatas) y enemigos implacables (con características demasiado humanas).
Cuando veo El exorcista habiendo eliminado del todo a dios y al diablo de la ecuación me queda una película muy efectista, que se muere de las ganas de meter miedo, pero que en el mejor de los casos solo me provoca bostezos y un festival de risas al final, donde todo se desmadra en una ceremonia inverosímil que es pura astracanada, un intento desesperado de dar carta de naturaleza a la iglesia católica, la única superhéroe capaz de enfrentarse y vencer al Mal absoluto, el diablo… Pfff… Por favor. Seamos serios. En el pasado hemos tenido a gentuza execrable como Hitler y ¿Resulta que el diablo existe? ¿En serio? ¿Cuáles son las pruebas? Basta ya de intentar asustar a gente crédula. Más educación. Más moral y más ética. Más respeto y convivencia. Y al carajo con toda clase de religión que tiene las manos manchadas de guerras, pedofilia, machismo, desigualdad, fanatismo e involución. 
Otra cosa que me aterroriza de la película es cómo ha conseguido pervertir la música del fantástico disco Tubular Bells de Mike Oldfield. Son legión los que al escuchar las primeras notas de la cara A del disco lo vinculan automáticamente al film de Friedkin. Y es una lástima. Porque Oldfield no tuvo nada que ver con ello, no compuso nada para que sonara en la película. La casualidad quiso que Friedkin, que no conseguía dar con la banda sonora adecuada, se encontrara con el Tubular Bells. Richard Branson, jefazo de la Virgin con un colmillo afilado para el dinero, estaba encantado. Oldfield no. Tardó 15 años en ver la película. Y también le pareció cómica… La cuestión es que es una pena que Tubular Bells destaque más por su vinculación a esa película que por su intrínseco valor musical, un disco prodigioso creado por un chaval de 19 años que es un clásico de la historia de la música. 

- ¿Universal o RKO? ¿Hammer o Amicus?

Los cuatro, por supuesto. Cada una de ellas tiene sus más y sus menos, y es un placer picotear entre sus propuestas. Universal y Hammer seran quizás las más famosas, pero no puedo prescindir de las joyas de RKO y Amicus.
 
- ¿Cuál es tu subgénero favorito dentro del terror y el fantástico?

En el terror sería el cine de zombis, con Romero al frente, por supuesto. A día de hoy mi adscripción es tan insensata que he devorado los 353 episodios de la saga de The Walking Dead (la serie principal, más Fear TWD, TWD World Beyond, Tales of TWD, TWD: Dead City, TWD: Daryl Dixon y TWD: The Ones Who Live), una experiencia que recomiendo a medias, porque unos 200 episodios son relleno para los muy cafeteros. Pero uno trata de ser disciplinado y diligente. Y hasta le saca chispas a artefactos tan denostados como los de la saga de Resident Evil. Y a las películas italianas que salieron a rebufo de las propuestas de Romero.
En el fantastique sería la ciencia ficción fantástica, con Star Wars al frente. El género de la space opera me fascina desde que tengo uso de razón, aunque a día de hoy ya solo me seduce de verdad su contexto tecnológico (por muchas leyes de la física que rompa). Toda la parte del culebrón galáctico está bien cuando eres un niño y no te das cuenta de lo endeble que resulta. Y antes que Star Wars… los cómics de Valerian de Cristin y Mézières, un maravilloso locurón, exuberante, aventurero y con un sentido de la maravilla que solo el superlativo Incal de Moebius y Jodorowsky iguala y supera. Quizás El Incal sea La space opera definitiva, no lo sé. No paro de releerlo y siempre me cuesta definirlo, y está bien que así sea. 

- ¿Casan bien el terror y el erotismo?

Mmm… cuando eres un adolescente regido por la hormona y tu conocimiento de este disparate que llamamos “vida” se reduce a fardar de tener un sistema operativo Windows 95 sin actualizar y que se disuelve como un azucarillo en agua cuando navega por internet (lo admito, soy rebuscado en mis metáforas), casan de perlas, es de hecho un plus. Terrorcete con toque de comedia (que el humor no falte nunca, por favor) y erotismo picantón, un cóctel irresistible para un jovenzuelo. 
Ya de mayor, cuando le ves el truco a (casi) todo, es un lastre, o cuando menos un recurso muy fácil. Es complicado tratar bien algo tan sofisticado como el erotismo, y muy fácil caer en su tratamiento burdo. Así que para mí terror y erotismo casan bastante mal.

- ¿Cómo ves el género en los últimos años?

Con una buena mala salud de hierro. No ha desaparecido, pero tiene muy serios competidores en el mundo de los documentales. En mi ciudad se celebra con notable éxito el Festival de Cine y Derechos Humanos, con 21 certámenes celebrados, que se dice pronto. Pues bien… ni lo piso. Y sé que me estoy perdiendo una cantidad enorme de cine interesante, pero sucede que mi cuota de visionado de cine que trata sobre injusticias sociales está ya más que completa. Ese es para mí el auténtico cine de terror. Porque está pasando. No ilustra una posibilidad, levanta acta de algo atroz. 
Así, el recuerdo de artefactos como por ejemplo The Act Of Killing o Shoah me persigue y afecta muchísimo más que cualquier película de terror donde me cuesta mucho creerme toda esa puesta en escena. También hay un tipo de películas que me galvanizan con solo un visionado y que clasifico de manera inequívoca en el terror, como Savior, de Predrag Antonijevic (1998), con un impresionante Dennis Quaid, y que ilustra de manera impecable la desoladora guerra que tuvo lugar en Bosnia. Tiene escenas tan duras que a su lado las tres primeras películas de Hellraiser quedan a la altura de un cosplay de drag queens en un carnaval gótico.
Aclarado esto… creo que el género de terror se repite bastante, aunque de vez en cuando sale un reconfortante Midsommar (Ari Aster, 2019) o un interesante It Follows (David Robert Mitchell, 2014) que reavivan el interés y que son pasto de sucesivos visionados.

- ¿Cuál es la película más salvaje y gamberra que recuerdas?

Aquí menciono ex aequo dos películas de 2015. La primera es Mad Max Fury Road, del gran George Miller. Salvaje como ella sola, un viaje en montaña rusa, dotada de un poderío narrativo fuera de serie. Peliculón sin paliativos que me atrapa sin remedio. La segunda es Hardcore Henry, del muy interesante Ilya Naishuller, que además de salvaje es muy gamberra y tiene la deliciosa virtud de no tomarse en serio a sí misma. Excesiva y con escenas de acción sublimes. 
Accésits para las dos películas de Crank dirigidas por los antaño molones Mark Neveldine y Brian Taylor (2006 y 2009), dos películas con un montaje prodigioso y que dialogan muy bien con la ya mencionada Hardcore Henry.
- ¿Cuál es tu escritor favorito del género?

Actual Stephen King. Encasillarlo en el terror es realmente injusto, porque ha escrito delicias como 22/11/63 o La cúpula que se adentran de lleno en la ciencia ficción, o Mr. Mercedes, en el género policíaco. 
Clásico Richard Matheson. Su Soy leyenda es imprescindible, así como El increíble hombre menguante, y absolutamente todo lo que escribió para esa obra maestra de la televisión que es la serie The Twilight Zone. 
En ciencia ficción… es imposible que pueda mencionar a un solo escritor. Asimov, Clarke, Dick, Heinlein, Bester, Leiber, Niven, Pournelle, Disch, Le Guin, Anderson, Budrys, Gibson… y muchos más…

- ¿Cuál sería tu grupo o solista musical favorito dentro del fantástico y el terror?

Dentro del terror la sencilla pero muy efectiva electrónica de John Carpenter en sus bandas sonoras a lo Juan Palomo. Dentro del fantastique… pongamos a Tangerine Dream, grupo que destacó sobremanera en los 70 y primeros 80 grabando unos discazos planeadores para la Virgin que son canela en rama, y con bandas sonoras tan recomendables como la de Ojos de fuego (Mark L. Lester, 1984), o Ladrón (Michael Mann, 1981).

- ¿Cuál es tu comida favorita? (puedes indicar hasta tres platos distintos) ¿Y la bebida?

La paella de marisco con muchos ingredientes, el pollo con curry que cocina mi pareja (que le sale genial) y de postre un helado de caramelo Chimos con sabor a mora (que el día que se pongan en serio a sacar algo así se van a forrar pero bien). Para beber, agua. Tuve una relación puntual con las bebidas carbonatadas, pero se perdió la chispa con ellas. Tuvimos que hablar y no fui yo, fueron ellas. Las respeto mucho pero ya no las trago.

- ¿Crees en el más allá? ¿Piensas que hay algo más que este mundo?

No y no. Ojalá existiera algo más, sobre todo por compensar la inmensa estafa vital que supone vivir, con suerte, algo más de 100 años (y de media bastantes menos). Todo es de una desproporción extrema en los parámetros que nos ha tocado vivir en nuestras coordenadas cósmicas: habitamos en una minúscula gota azul en medio de la mayor de las inmensidades concebibles. Tanto espacio disponible para ser explorado y habitado… y tan nulos recursos tecnológicos para llevar a cabo esa tarea, junto a un lapso de vida realmente ridículo. Saber que hay maravillas que aguardan una eternidad para ser descubiertas, y solo disponer un tiempo bruto de un siglo de vida. Entiendo el consuelo que para muchos supone la existencia de un Más Allá, ojalá lo tuviera yo también, pero no hay pruebas de nada similar. Somos insignificantes como especie, y tan poco evolucionados que no sabemos convivir en paz el brevísimo tiempo que se nos ha asignado. Nos inventamos el consuelo de la religión, y hete aquí que esa idea infantil tiene éxito a lo largo de toda la historia de la humanidad. De traca. 




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