lunes, 18 de agosto de 2025

Tiburón, 50 años después.

 

Vamos a celebrar el 50 aniversario de una de las películas más importantes del cine, así sin rodeos. La película que inventó el blockbuster veraniego, y provocó que aquel verano del 75 nadie pasara de mojarse las rodillas, sin dudar de lo que había bajo el agua.

 Una de las mejores películas de terror de la historia, y una de las mejores películas de su director Steven Spielberg, que decir eso es decir mucho de un realizador con diez nominaciones al Óscar a mejor dirección, ganando dos de ellas, que tiene entre sus obras hitos como E.T. El extraterrestre (1982), En busca del arca perdida (1981), Jurassic Park (Parque Jurásico) (1993), La lista de Schindler (1993), Salvar al soldado Ryan (1998), La guerra de los mundos (2005) o Minority Report (2002), así que sin más entremos a contar cómo se gestó esta joya, cómo fue el rodaje, la trama del film, los roles principales y que provocó después, seguro que os gustará.

 Episodio 1: El guion. Hay algo bajo el agua.

Steven Spielberg rodó su primera película en 1971, un telefilme de suspense llamado El diablo sobre ruedas, una estupenda obra de suspense en una dinámica persecutoria digna del maestro Hitchcock. Cuando los productores Richard Zanuck y David Brown de Universal compraron los derechos de la novela de Peter Benchley y vieron el filme del joven Spielberg, pensaron que ese mismo suspense podrían trasladarlo del asfalto al océano, así que decidieron contratar al joven novato. Spielberg trabajaba ya en Universal pero no tenía un gran proyecto entre manos, estaba en postproducción de su segundo film, Loca evasión (1974), hasta que vio un primer boceto de guion en las oficinas donde asomaba el título de 4 letras: Jaws, leído el guion, que no convenció a Spielberg; leyó la novela de Peter Benchley, un libro de ficción inspirado en una serie de ataques de tiburones que tuvieron lugar en la costa de New Jersey en 1916, pero el joven Steven pensaba que los personajes no eran agradables, no hacían al público sentirse atraídos por ellos, aunque veía que la historia tenía mucho potencial, así que tuvo que trabajar a fondo el primer guion de Benchley y cambiar varias cosas.  Por ejemplo, en el libro la mujer de Brody mantiene un romance con el biólogo Hooper, eso hacía ver al espectador que el matrimonio no era idílico, no se identificaba con el ideal americano, por lo que prefirió obviarlo; otro cambio es que Spielberg se centra más en la crítica al capitalismo y corrupción del alcalde de Amity, queriendo abrir a toda costa la playa, para agradar a los avariciosos empresarios hoteleros del pueblo, algo que no es tan evidente en la novela. Y el mayor cambio sin duda radica en la ansiedad y el miedo que provoca el tiburón sin ser mostrado; algo que leyendo el libro te imaginas al momento, pero que en la película apenas vemos.

 Spielberg era consciente de que necesitaba un gran éxito, pues se sentía acomplejado frente a los logros de sus colegas De Palma, Scorsese, Coppola y Lucas, todos ya con algún triunfo en su filmografía, así que rogó para que le dieran la dirección a él. Cuando Zanuck y Brown le compraron los derechos a Benchley le garantizaron que se haría cargo del guion, pero al final acabó abandonando el proyecto por desavenencias con Spielberg. Eso sí, tuvo un cameo como reportero de televisión para hacer las paces con el director de Cincinnati. Año y medio antes de empezar a rodar Zanuck y Brown encargan a Josep Alves (diseñador de producción) la construcción del animatronic mecánico del gran blanco, (del cual se hicieron 3 unidades, al cual pusieron de nombre Bruce en honor al abogado picapleitos de Spielberg). Pero cuando la novela se puso a la venta en febrero de 1974 fue un éxito inmediato, los productores empezaron a meter prisa para empezar a rodar en mayo. Así que el rodaje comienza sin tener a la bestia mecánica probada en el mar.

Con el libreto de Benchley, Spielberg le pidió a Carl Gottlieb que le diera una vuelta al guion, y después de muchas discusiones, consiguieron construir un relato perfecto. Se dice que el monólogo de Quint sobre el Indianapolis, y el humor negro que recorre el film es adjudicable a Gottlieb, aunque la escena del sheriff Brody cuando se ve frente a frente al tiburón, da unos pasos atrás y dice, "va a necesitar un barco más grande" fue improvisada por el actor. Estos momentos son clave en el éxito del film, pues son monólogos que se quedan grabados para siempre en la memoria del espectador, y eso habla del buen trabajo en el pulido final del guion.

Episodio 2: El rodaje. Con el agua a los tobillos.

El rodaje se inicia el dos de mayo de 1974, con un calendario inicial de 55 días de trabajo, pero nada surgió según lo planeado y se estiró hasta los 159 días, cinco meses y medio.

Se pensó erróneamente que la parte actoral y la parte de efectos especiales del tiburón se podrían rodar al mismo tiempo, y esta decisión afectó gravemente al desarrollo del rodaje. En este sentido Tiburón supuso un antes y un después para la industria, algo a lo que todas las películas con efectos visuales se tendrían que enfrentar en adelante; y de un primer presupuesto previsto de 3'5 millones de dólares finalmente alcanzó los 12 millones, cuatro veces más que una producción de la época. Para Spielberg, director y el más joven de todos los empleados del proyecto, aquello supuso un auténtico quebradero de cabeza diario, confesando en una entrevista "al principio uno espera un viaje idílico en tren, al cabo de un mes solo rezas para llegar a destino como sea... eso fue Tiburón".

 Spielberg quería verosimilitud y decidió rodar en escenario real, a pesar de que la Universal le sugirió un gran tanque de agua que tenían a su disposición en los estudios. Finalmente, aquél se salió con la suya y el escenario escogido fue la Isla de Martha's Vineyard, en Massachussets, cuyas playas se escogieron porque se podía hacer pie a 20 km mar adentro, lo que permitía que se pudiera trabajar con el tiburón mecánico con cierta agilidad. Pero el rodar en exteriores trajo muchos problemas: "gente con sus barquitas colándose en plano", "lentitud en preparar las secuencias", "el agua del mar estaba helada y todo se movía con el oleaje", "hubo una gran tormenta que paró la producción", y lo peor de todo fue el agua salada. Se habían hecho pruebas con el tiburón en tanques de agua dulce y claro, cuando el agua salada entró en contacto con los mecanismos de hierro del tiburón éste dejaba de funcionar e incluso se hundió más de una vez.

Pero los retrasos y problemas de rodaje sirvieron para afinar el guion. John Milius, amigo de Steven se pasó por allí y aportó su granito de arena. Y lo mejor de todo fue el cambio de género que dio la película; pasó de ser una monster movie estilo Godzilla a una película de suspense a lo Alfred Hitchcock, donde el terror es sugerido y mostrado solo a cuentagotas, lo que genera una gran inquietud en el espectador. Spielberg se vio obligado, debido a las averías del monstruo mecánico, a sacarlo menos en pantalla, dosificarlo a lo largo del metraje y apenas dar información visual del monstruo, lo que creaba un Terror hacia lo desconocido que genera un nivel de suspense y realismo muy potente para el público. De hecho, a partir de aquí, este estilo de sugerir más que mostrar será imitado hasta la saciedad en el género de terror. La maestría, el talento, y el ingenio con el que supo manejarse el joven Spielberg lo convirtió en un referente, y al film en una obra histórica.

 Para el reparto principal la productora sugirió a Charlton Heston en el papel protagonista, pero el realizador no quería a una gran estrella. Pensaba, con razón, que ésta le quitaría peso a la gran estrella, el tiburón, así que se decidieron por Roy Scheider, que venía de un papel secundario en French Connection (Contra el imperio de la droga) (The French Connection, William Friedkin, 1971) y que bordaría el sobrio papel de sheriff. Para el biólogo marino, Spielberg quiso a Richard Dreyfuss, que ya trabajó con Lucas en American Graffiti (American Graffiti, 1973), y para el viejo pescador Quint pensó que era un papel idóneo para Sterlyn Hayden o Lee Marvin, pero no pudo llegarse a un acuerdo económico con ninguno de los dos. De este modo fue Robert Shaw quien acabó haciendo el papel, ya que venía de hacer de gánster en El golpe (The Sting, 1973) y gustaba a Spielberg su estilo seco y rudo. Para la esposa y gran apoyo del jefe Brody contrataron a la mujer del presidente de Universal, Lorraine Gary, actriz ocasional, lo que ayudó sobremanera a que Spielberg pudiera terminar el film, ya que cuando peor iba el rodaje, "digamos que nadie se atrevió a cancelar una película donde aparecía la mujer del jefazo". Para el rol de alcalde de Amity, el joven cineasta se lo pidió a Murray Hamilton, actor al que idolatraba por su papel en el film FBI contra el imperio del crimen (The FBI Story, Mervyn LeRoy, 1959). Por último, mencionar también a Susan Backline, la primera víctima del escualo, una especialista en escenas acuáticas que lo hizo espectacularmente.

Episodio 3: La BSO. La música del diablo.

 Mención especial merece la banda sonora que el maestro John Williams compuso para Spielberg en su primera colaboración juntos. El compositor consiguió con la máxima sencillez crear miedo en el espectador, a pesar de que el director cuando la oyó la primera vez pensaba que era una broma. Más tarde reconoció que la música era la mitad del éxito del film: una melodía grave de contrabajo y chelos, que consta de dos simples notas de manera lenta y pausada, con el tempo acelerando a medida que la cámara se acerca a la víctima, añadiendo una tuba que le da un toque de aventura clásica. Así y sin necesidad de mostrar al monstruo transmitía al oyente peligro y terror. Por este soniquete tan simple y especial, Williams ganó su segundo Óscar y el Globo de oro, además está considerada la sexta mejor BSO de la historia del cine, y lo más importante: está incrustada en la memoria popular para toda la eternidad. A partir de aquí, siempre trabajarían juntos Spielberg y Williams.

Episodio 4: Sinopsis. En las mandíbulas de la bestia. El argumento de la película...

 En la pacífica isla de Amity algo oscuro y malvado subyace bajo el agua, amenazando a los bañistas. A los cuatro minutos de cinta ya tenemos el primer asesinato, algo desgarra hasta la muerte a una joven que se metió en el mar de noche, y al día siguiente aparece parte de su cadáver en la playa. La primera intención del sheriff Martin Brody, recién nombrado jefe de policía, es cerrar la playa y averiguar qué le ha pasado a la chica. Pero aquí topa con el alcalde Larry Vaughn y los empresarios del pueblo, y es que la isla vive del turismo y el cuatro de julio esperan llenar las playas de turistas que vengan a gastar y llenar sus arcas, y nadie podrá impedir que eso ocurra, ni siquiera el jefe de policía. Pero vuelve a suceder, esta vez da muerte a un niño en el agua a pleno día y delante de todos los bañistas, por lo que deciden dar una recompensa de 3000$ a quien capture al tiburón. Todos quieren el botín y salen en sus barquitas a pescar al devora-hombres, pero no están preparados y la escena es tragicómica. Aparece en escena Hooper, el biólogo marino que Brody llamó por teléfono para pedir asesoramiento y será de gran ayuda por sus conocimientos. También aparece Quint, un pescador especialista en cazar tiburones que solicita 10000$, aunque en principio no llegan a un acuerdo con él y de nuevo vuelve a suceder. Otra víctima, esta vez en la laguna de poca profundidad y con el hijo mayor del sheriff de testigo que queda traumatizado con la escena. Ahora sí hacen caso a Brody y cierran la playa, y deciden darle a Quint lo que pide, dando comienzo una película distinta, un film de aventuras en alta mar al más puro estilo Moby Dick (Moby Dick, John Huston, 1956) o 20.000 leguas de viaje submarino (20,000 Leagues Under the Sea, Richard Fleischer, 1953). Este tercer acto sirve para tener un desarrollo más profundo de los personajes, en una escena donde beben y charlan sobre las cicatrices que cada uno de los personajes tiene en su cuerpo, momento donde se luce Robert Shaw en  un monólogo sobre el barco Indianapolis que estremece al espectador con su testimonio: justo a la hora y 18' minutos de cinta es cuando vemos por primera vez en todo su esplendor a la bestia, un "carcarodom carcarias" de ocho metros, y ahí es cuando Brody suelta su mítica frase entre el humor y el horror: "necesitará un barco más grande".

 La lucha entre el gran blanco y los tres hombres se torna desigual, cuando vemos el pesquero "Orca" ya inundado, entonces Hooper decide meterse en una jaula anti -tiburones y hundirse en el agua para intentar, sin éxito, pinchar un veneno al escualo. La jaula quedará destrozada y Hooper es desahuciado en el fondo del mar. La barca yace medio hundida y es cuando Quint es tragado por el animal en una escena que aún hoy pone los pelos de punta por su crudeza, ausencia de música, y los gritos de dolor del pescador pescado. Ya solo queda Brody, que en un intento desesperado de salvarse golpea a la bestia con una botella de oxígeno, y ésta queda atrapada en la afilada y mortal dentadura del animal. Así, Brody se sube al mástil del pesquero, y con varios disparos de escopeta consigue darle a la botella, para explotar y hacer pedazo al devora-hombres. Increíblemente, el tipo que odia el agua, el marino novato, es el que consigue vencer al rey del mar, y en un epílogo feliz vemos a Hooper salir a la superficie y juntos emprenden el camino a la playa a nado, flotando entre bidones.

 Un dato importante a recordar es que para la escena de la jaula en el mar se usaron tiburones reales. Me explico: se contrató a Ron y Valerie Taylor, documentalistas, para rodar imágenes de tiburones reales e incluirlas en la película, pero ellos aclararon que los tiburones del mar de Australia miden cuatro metros y no los ocho que mide en la película. Entonces Spielberg tuvo la idea de contratar a un actor de tamaño pequeño, Carl Rizzo, y meterlo en una jaula pequeña, eso haría que los tiburones parecieran el doble de grandes, así que toda esa escena está rodada realmente con un hombre entre tiburones, excepto el momento en que rompe la jaula, ya que ahí pusieron a un maniquí, pero sí, todo está rodado con tiburones reales.

 A Destacar tres escenas, tres momentos del film que me gustan especialmente, que elevan el nivel de la cinta subiendo a la categoría de genio a Spielberg, y que es todo un heredero de los clásicos, a los que rinde homenaje, imita, e intenta superar:

 1 -el jumpscare de la cabeza del pescador: para ser Spielberg es muy gore, pero claro, eran sus inicios y todavía no estaba tan atado a la taquilla y al gran público, y si es una película de terror tiene que tener un susto tramposo, y aquí aparece ¿Quién no ha pegado un respingo cuando el buzo mueve el bote y aparece una cabeza?

 2- el asesinato del pequeño Kitner, una escena que vemos en plano-contraplano la perspectiva del jefe Brody y mientras muere el niño. Destaca el padecimiento del sheriff, su miedo al agua, su responsabilidad con sus paisanos y su temor a la bestia, y vemos como continuamente es tapado por los bañistas, creando un desasosiego e incomodidad en el espectador, para acabar con un zoom y un primer plano de Brody donde apreciamos el horror por lo ocurrido.

 3- el momento de despedida justo cuando van a zarpar de Brody con su esposa. Recuerda enormemente al momento despedida de Centauros del desierto (The Searchers, John Huston, 1956) entre Ethan y su cuñada; y mientras Ellen le está diciendo que le ha puesto las gafas junto a los calcetines, Quint está insultándola de manera disimulada, en un primer plano está la pareja despidiéndose y de fondo Quint; dejando claro que uno es un lobo solitario y el otro un hombre de familia que no se parecen en nada. Sin embargo, el tipo duro acabará muerto y el débil será quien triunfe, terminando el plano con el "Orca" saliendo de puerto, entre unas mandíbulas de escualo. Ya te digo, tres escenas inolvidables.

 

Episodio 5: Una pesadilla eterna.

Tras un primer preestreno en Dallas, los gritos de los espectadores y la emoción en la sala ya anticipan el éxito que va a ser el film. Los productores Zanuck y Brown se abrazan porque saben que será un gran taquillazo, y vaya si lo es, la película más taquillera de la historia (en su momento), superando a todas las anteriores, (El exorcista, Lo que el viento se llevó, Sonrisas y lágrimas, ...), siendo superada dos años después por La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977) de su amigo George Lucas. Así que con un presupuesto de doce millones consiguió la escalofriante cifra de cuatrocientos setenta y cinco millones, una cifra impensable y todo un hito que catapultó a su director, y lo elevó a referente para unos años ochenta simplemente perfectos para Spielberg, y una década de los noventa no menos gloriosa. En cuanto a premios la película logró tres premios Óscar (mejor montaje, mejor sonido y mejor BSO), aunque perdió el más importante, el Óscar a mejor película que se lo llevó quizás merecidamente Alguien voló sobre el nido del cuco (One Flew Over the Cuckoo’s Nest, Milos Forman, 1975). La BSO consiguió además un Grammy, un Globo de oro, y un Bafta. Y Berna Fields, la montadora de la cinta, consiguió el reconocimiento de los editores estadounidense por mejor montaje. Está incluida en muchas listas de las mejores película de la historia (puesto 56), mejor película de suspense de la historia, mejores BSO de la historia, mejores villanos del cine, mejores frases de la historia del cine "necesitará un barco más grande", o los cien momentos más terroríficos del cine. En 2006 la Biblioteca del Congreso la seleccionó para ser preservada como una película culturalmente importante.

 Pero quizás su legado más importante para el cine es que cambió la forma de trabajar de los grandes estudios. Estos solían estrenar de manera lenta y escalonada, por lo que las películas llegaban a cada país con demasiado tiempo de diferencia. Para ver la película que te interesaba, realmente tenías que buscarla, era una locura pensar que en un multicines se estrenara en varias salas el mismo film.  Tiburón cambió eso, se estrenó de manera simultánea en muchas salas y con una gran campaña de marketing y spots en televisión, algo inusual hasta entonces. Además, toda una mercadotecnia que hacía imposible no enterarte que la película había llegado a las salas, con camisetas, tazas y todo tipo de merchandising que llegaban a los supermercados y centros comerciales, que serían base de las nuevas salas multicine. Tiburón dejó patente además que, en la nueva era de los blockbusters, la fecha idónea de estrenos era el inicio del verano, y comenzó una nueva era en Hollywood donde el cine de autor quedó desplazado por el cine de los productores, con historias más sencillas, más fáciles de vender, alta tecnología y un montaje frenético, que generen beneficios rápidamente. La era de los productores había llegado y los estudios comenzaron a reafirmar su poder.

 El film generó tres secuelas directas, que siendo filmes entretenidos y rentables no le llegan ni a los tobillos a la original. Sólo la primera secuela, con la mayoría de actores repitiendo su rol, se le acerca en calidad. Además, generó todo un subgénero de monstruo marinos con películas que pretendían llegar a su nivel. La misma Alien, el octavo pasajero (Alien, Ridley Scott, 1979) fue vendida al estudio como "tiburón en el espacio". Y poco después llegaron Orca: La ballena asesina (Orca, Michael Anderson, 1977), Grizzly (Grizzly, William Girdler, 1976), Piraña (Piranha, Joe Dante, 1978), La bestia bajo el asfalto (Alligator, Lewis Teague, 1980), ¡Tintorera! (René Cardona Jr, 1977), Deep Blue Sea (Deep Blue Sea, Renny Harlin, 1999), Open Water (Open Water, Chris Kentis, 2003), "El Arrecife" o"Infierno azul " claramente hijas todas de Tiburón. Mención aparte merecen las películas de la saga Sharknado de la productora Asylum que se han pasado al juego de la sharksplotation con tiburones de tres cabezas, Sharktopus [tv: Sharktopus, Declan O’Brien, 2010], Ghost Shark [tv: Tiburón fantasma, Griff Furst, 2013], o Roboshark [tv: Robotiburones, Jeffery Scott Lando, 2016].

 También ha generado dos atracciones en los parques temáticos de Universal Studios, un par de musicales, Jaws el musical, y varios videojuegos. Pero también provocó un problema, el llamado "efecto tiburón": ese año 1975 hubo numerosas personas que cambiaron sus vacaciones de verano, pues realmente cogieron miedo al agua, además hubo más avistamientos de tiburón que ningún otro año anterior, y una caza cruel e indiscriminada de escualos, que llegaron a poner en peligro de extinción a la especie que desde entonces no se ha recuperado de esa mala fama por culpa de la película. Y es que es un hecho que los perros matan más personas anualmente que los tiburones, pero eso es algo que a nadie le interesa ni le gusta leer, una verdad incómoda. Como otra gran verdad es que el cine es una mentira, un truco, un engaño, es ficción que se nos muestra en una sala oscura y ahí debe quedar, para alimentar nuestros sueños... y nuestras peores pesadillas.

Emilio Cortijo


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