sábado, 12 de abril de 2025

Mis tres slashers favoritos


 Fernando Rodríguez Tapia

“Bahía de Sangre” (“Ecologia del delitto”/”Antefatto”/”Reazione a catena”, Mario Bava, 1971).

El maestro italiano creo el "giallo"en la década anterior y cuando este se puso de moda a raíz del éxito de la ópera prima de Dario Argento, Bava ofreció un retorcido golpe de genio sin que se notase en su momento donde prefiguró el slasher en una vertiente más nihilista y brutal. Lo fascinante de esta obra es la absurda carnicería humana que se desencadena con el fin de adueñarse con las posesiones de una anciana asesinada. El cineasta italiano ofrece un compendio de muertes tan contundentes como bien filmadas ambientadas en un espacio aislado convertido en trampa mortal para sus moradores. Muchos cineastas posteriores tomaron nota e incluso plagiaron/homenajearon alguno de sus asesinatos, pero ninguno llegó tan lejos como lo que propuso aquí el autor de “Seis mujeres para el asesino” (1964). Imagino que Mario Bava allá donde esté se seguirá riendo.

“Tower of Evil” (Jom O'Connolly, 1972).

Un protoslasher británico que se adelantó a los films norteamericanos que consolidaron el subgénero y cuya recuperación hace unos cuantos años deparó no pocas sorpresas. Una serie de asesinatos acaecidos en una isla y entorno a un misterioso faro son el motor narrativo de esta sugerente película donde destaca su fascinante atmósfera, el extraño misterio alrededor de los crímenes y el sentido bizarro que acaba alcanzando en su clímax. Una obra muy recomendable que apenas tuvo repercusión en el momento de su estreno. Por cierto, del mismo año es “The Flesh and Blood Show” (Pete Walker, 1972) otra producción británica de similares mimbres y de la cual la estimable “Aquarius” (Michele Soavi, 1987) tomó buena nota. 

“Psicosis 3” (“Psycho III”, Anthony Perkins, 1986).

El inolvidable actor norteamericano convirtió la tercera entrega de la saga en un auténtico "one man show" repleto de guiños cinéfilos y personales gracias al efectivo guion escrito por Charles Edward Pogue. Un disfrutable divertimento que acerca la obra maestra de Hitchcock a una de las deformaciones fílmicas que engendró con abundantes toques de humor negro, una curiosísima trama de amor fou y una serie de crímenes que alejan al film del tono de culebrón que acababa adoptando la segunda entrega. Su propio cartel es una honesta invitación a esta más que simpática película.

Jesús Manuel Pérez Molina

Aunque el slasher puede considerarse un subgénero que se puede incluso incluir en el llamado American Gothic, es decir, películas cuyas tramas ocurren en pequeñas ciudades o pueblos de la Norteamérica profunda, la verdad es que precedentes europeos como el giallo  o el krimi ya contenían los ingredientes básicos que el slasher nos ofrecería después llegando incluso a cinematografías asiáticas, desde Japón a Filipinas pasando por la Cat 3 de Hong Kong, Tailandia, Indonesia y todo el Sudeste asiático. Y es que los psicópatas y asesinos no entienden de fronteras ni de paisajes.

“Daughter of Darkness” (“Mit moon cham on: Yit saat”, Ivan Gai Lai Ming, 1993).

Uno de los pilares más conocidos de la Categoria 3 de Hong Kong donde una chica, harta de los abusos de toda su familia, los pasa a cuchillo de las más diferentes y horripilantes formas. La película no tiene a un asesino con pasamontañas, pero el desarrollo de la trama y sobre todo las escenas de violencia se ríen de cualquier compatriota de Ed Gein, y digo bien al decir se ríen porque además de sangre y barbaridades la trama incluye momentos de comedia china que pueden descolocar al más pintado y un erotismo muy sucio.

“Maniac” (“Mania”, William Lustig, 1980).

Mi película favorita de todas en las que participó Joe Spinell, dando vida a un desequilibrado que gusta de cortarle la caballera a cuanta colipoterra se le pone por delante al considerar que de esa manera limpia su ciudad y al mismo tiempo se venga de su madre, una mujerzuela que abusaba de él en su infancia. La película es pringosa y recuerda a los pornos de finales de los 70's que se rodaban en Nueva York. El carisma y la personalidad de Spinell llena cada fotograma en una película cuyo realismo llega a incomodar y además tiene una banda sonora maravillosa.

“Mil gritos tiene la noche” (Juan Piquer Simón, 1982).

Slasher español disfrazado de producto americano que da totalmente el pego si no eres aficionado a las localizaciones de rodaje, donde se reconoce el chalet usado en mil y una producciones españolas de todo género y subgénero. Escenas gore muy bestias, una historia de trauma infantil y mucha mala leche con un asesino que parece escapado de un giallo italiano...y además de regalo un cameo de Bruce Le con una E, que por entonces andaba asociado a Dick Randall, que producía en aquellos momentos “Duelo del dragón y el tigre” (1980) con el mencionado Le y Richard Harrison en tierras españolas.

Joanna

La explosión del slasher al comenzar la hoy tan reivindicada década de los ochenta llenaría los patios de butaca de un sinfín de películas con asesino cuchillo al ristre a la caza y degollamiento del grupo de jovenzuelos de turno. La excesiva codificación del subgénero, con las películas repitiendo los mismos patrones una y otra vez, dio pronto paso a las esperables parodias. Algunas de las cuales son, para sorpresa de propios y extraños, muy pero que muy buenas... y otras al menos muy disfrutables.

“Reunión de clase” (“Class Reunion”, Michael Miller, 1982).

Brian De Palma daría la mejor parodia del slasher al poco de comenzar su magnífica “Impacto” (1981), y al año siguiente se estrenaba “Reunión de clase” con el humor irreverente de la gente de National Lampoon, contando además con guion de un finado y afilado John Hughes. Se echa en falta en el reparto a John Belushi, pero el film no tiene desperdicio para los fans de los Lampoon o del Saturday Night Live.

“Psycho Beach Party” (“Psycho Beach Party”, Robert Lee King, 2000).

De los escenarios a las pantallas, “Psycho Beach Party”, obra de Robert Lee King, es una parodia de las beach movies de los primeros sesenta en clave de comedia slasher. Repleta de personajes y situaciones arquetipo con los que el director juega a su antojo bromeando con los mimbres manejados. Atentos en su juvenil y guapetón reparto a una lozana Amy Adams.

“The Slumber Party Massacre 2” (“The Slumber Party Massacre 2”, Deborah Brock, 1987).

No tardaron las voces de siempre en tachar de machista al slasher. Aquello de los desnudos y los asesinatos de las jovencitas de rigor molestó a los grupos conservadores y a muchas feministas. Amy Holden Jones, contando con la escritora Rita Mae Brown en el guion, se decidió a parodiar el subgénero, resaltando dichas cuestiones, y dirigió en 1982 “The Slumber Party Massacre”, una cinta que gustó mucho a los adolescentes que frecuentaban estas películas en los cines. Nada de extrañar dadas las atractivas féminas que se quitaban la ropa a la mínima de cambio por aquello de burlarse de los clichés. La siguió una secuela cinco años después, esta vez dirigida por Deborah Brock, que transitaba los mismos senderos y que igualmente fue del agrado del público, con muy buena respuesta en los videoclubs españoles. Pero además Corman se fijaría en la de la Holden y se sacaría de la manga la muy similar “El internado” (1986), dirigida por Carol Frank, que por supuesto también tuvo su secuela.

Malina Murnau

“El tren del terror” ("Terror Train", Roger Spottiswoode, 1980).

Lo pongo el primero, por ser el típico slasher ochentero que me gusta. Y además sale Jamie Lee Curtis, un asesino y todo pasa en un tren. Me lo paso pipa.

“Viernes 13: Capítulo final” ("Friday the 13th: The Final Chapter", Joseph Zito, 1984).

Mis favoritas de la saga son es ésta y la primera parte. Las otras resultan disfrutables. Acompañadas si puede ser de cervecitas y aperitivos para pasar un buen rato.

“Terrifier” ("Terrifier", Damien Leone 2016).

La primera vez que vi al payaso Art fue en la película “La víspera de Halloween” (2013) y me encantó. Luego apareció esta joyita y me enamoró. Es mi favorita, aunque sea más barata que sus dos secuelas que, ojo, también me gustan. Pero lo admito, soy fan total del asqueroso payaso.

Y como siempre dejo atrás muchas más que me gustan. Aunque sea el subgénero que menos me llama la atención dentro del terror, algunas son una maravilla.

Miguel Romero

“Amenaza en la noche” (“Butcher, Baker, Nightmare Maker”, 1981, de William Asher).

El veterano de la televisión William Asher nos sorprendía con esta película de terror, mucho más interesante que la mayoría de las que se estrenaban por entonces.

Con Bo Svenson y un joven Bill Paxton en el reparto, sobresale sin duda Susan Tyrrell como la psicótica (tan patética como peligrosa) tía del chico protagonista.

Prohibida en su día en el Reino Unido que la incluyó en su infame lista de “video nasties”.

“Trampa para turistas” (“Tourist Trap”, 1979, de David Schmoeller).

Estrenada a la vez que “La noche de Halloween” y por la misma distribuidora que ésta, no fue hasta que Stephen King alabara sus virtudes en su libro “Danza macabra” que se la empezara a valorar.

Increíble Chuck Connors como el malo de la función, el asesino de los despistados turistas, entre los que destacan Jocelyn Jones y Tanya Roberts antes de convertirse en una “ángel de Charlie”.

Y eso de los maniquíes da un mal rollo…

La saga de “Hatchet” (Adam Green, 2006-2017).

“No es un remake. No es una secuela. Y no está basada en ninguna película japonesa. Horror americano de la vieja escuela. El terror vuelve a la vieja escuela”.

Ese era el slogan de la original “Hatchet”, el simpático homenaje de Adam Green a los viejos slashers, que hasta ahora cuenta con tres secuelas (en “Hatchet 3” le cedió el puesto de realizador a BJ McDonell, encargándose él de otras funciones).

Creó su propio psychokiller, el deforme y vengativo Victor Crowley, que habita en los pantanos de Luisiana y no hay cómo acabar con él. Llenas de humor y reconocidos rostros del terror y la serie B:  Kane Hodder, Robert Englund, Tony Todd, Danielle Harris, Sid Haig, Zack Galligan, Caroline Williams, Tiffany Shepis… En la tercera, cuando Crowley se enfrenta al jefe de los SWAT, éstos están interpretados por Hodder y Derek Mears, o lo que es lo mismo, el actor que más veces ha encarnado a Jason Vorhees contra el que lo interpretó en el remake de Marcus Nispel. ¡¡Toma metacine!!

Alfonso Romero Moreno

El éxito comercial de “La noche de Halloween” (John Carpenter, 1978) provocó pronto respuestas en la gran pantalla, y en la bisagra entre los setenta y ochenta llegaba a las carteleras “Viernes 13” (Sean S. Cunningham, 1980), un film concebido para una mayor audiencia, plantando los tropos y clichés que no tardarían en ser explotados en un sinfín de producciones, muchas desde los más ínfimos presupuestos (e innovación), llenando los cines de los ochenta de asesinos sedientos de venganza y adolescentes masacrados de mil y una formas (gracias muchas veces al arte de Tom Savini) en las fechas más señaladas del calendario y, preferiblemente, en campamentos y universidades o institutos (tanto da). A mediados de los noventa, con el (sub)género prácticamente muerto y enterrado, Wes Craven y Kevin Williamson lo resucitaban con “Scream. Vigila quien llama” (1996), añadiendo un matiz metalingüístico que formará parte de la franquicia y de muchos nuevos títulos, sobre todo los perpetrados por nuevas generaciones de realizadores a partir del cambio de siglo, con un puñado de títulos loables, aunque no todas (por supuesto) hayan sido aportaciones afortunadas, viéndose el slasher moldeado por los modos y modas del momento de su producción, y aún hoy añadiendo más y más ejemplos. Puestos a elegir, vamos con estos tres:

"Death Proof” (“Death Proof”, Quentin Tarantino, 2007).

Definida por el propio Tarantino como un slasher donde el asesino utiliza un coche como arma homicida, “Death Proof” es eso y mucho más. En su homenaje a las películas que proyectaban en la salas de grindhouse de la calle 42 y similares en los tiempos dorados del cine de explotación, el realizador incluye además una mirada a las películas de Russ Meyer, de H.B. Halicki o de Sam Peckinpah, a la car&chase movie, a la la hicksploitation, a las películas de chicas duras en la estela de “Las navajeras” (Jack Hill, 1975), a Brigitte Bardot y a todo un universo donde el cine de explotación y el de autor están (como tantas veces) más cerca de lo que la mayoría de la crítica quiere pensar.

“La casa de los horrores” (“The Funhouse”, Tobe Hooper, 1981).

En plena efervescencia del slasher, Tobe Hooper realizó con cierta holgura de medios una de las más interesantes películas de terror juvenil, aunque no obtuvo, por diversas razones (entre ellas la mala gestión de la productora), mucha repercusión en las carteleras. Con el paso de los años terminaría por convertirse en una de las películas favoritas para el público y parte de la crítica en la filmografía del director texano. Una cinta que aunaba una mirada a su título más icónico, “La matanza de Texas” (1974), con ciertas coordenadas industriales/comerciales de aquellos primeros ochenta. A reivindicar.

“Cold Prey” (“Fritt Vilt”, Roar Uthaug, 2006).

Perfecto ejemplo de cómo rodar un buen slasher (y un buen film de terror) sin mediar un presupuesto holgado y sin tener porqué ser muy novedoso en su trama. Roar Uthaug llamó la atención de medio mundo con un film tan sencillo en su planteamiento como estupendo en su desarrollo, sin tomar al público por idiota, y esforzándose por hacer creíbles hasta los momentos más cotidianos de la historia.

Eduardo Álvarez Cónsul

 "Pesadilla en Elm Street " (“A Nightmare on Elm Street”, Wes Craven, 1984).

Esta película sería el comienzo de la saga de Freddy Krueger protagonizada por Robert Englund, que un poco antes había hecho en la teleserie " V" (1983) de Willie el único lagarto bueno de la serie.

"Vestida para matar” (“Dressed to Kill”, Brian De Palma, 1980).

Este sería uno de las primeros slashers que recuerdo ver. Con grandes actores como Michael Caine y Angie Dickinson, Keith Gordon como Peter el inventor, hijo de Angie Dickinson, y Nancy Allen como Liz Blake, una hermosa prostituta que es testigo de un asesinato.

“Corrupción en Miami: ¿Honor entre ladrones?" (“Miami Vice: Honor Among Thieves?", Jim Johnston, 1988).

Este episodio de "Miami Vice" recuerda mucho a "M, El vampiro de Dusseldorf" (1931) de Fritz Lang, donde a un narcotraficante con doble personalidad se le va la mano poniéndole cocaína a chicas adolescentes causando su muerte, y los propios narcotraficantes le quieren hacer un juicio paralelo. Entre los propios narcotraficantes están los policías encubiertos Sonny Butnett y Ricardo Cooper, que no son otros que Sonny Crocket y Ricardo Tubbs.

Hay una escena que me hizo gracia que es cuando un narcotraficante tiene una discusión con Ricardo Tubbs, sin saber que es un policía encubierto, y le dice

"Algún día tu y yo bailaremos juntos ", Ricardo Tubbs respone " Cuando tú quieras que suene la orquesta, nena".

Alfonso Carlos López

"La matanza de Texas" ("The Texas Chainsaw Massacre", Tobe Hooper, 1974).

Tobe Hooper dirigió en 1974 este impresionante y legendario film estadounidense que tendría una repercusión enorme en el mundo cinematográfico y también musical ya que ha sido referente de montones de grupos. En su reparto nos encontramos a: Marilyn Burns,Allen Danziger, Paul A. Partain, Teri McMinn, Edwin Neal ,Jim Siedow, Gunnar Hasen y John Dugan. Cinco adolescentes que se dirigen a Texas al saber que la tumba del abuelo de dos de ellos, que son hermanos, ha sido profanada y vivirán una auténtica pesadilla en una granja aislada a manos de una familia de caníbales. Está inspirada en el personaje real de Ed Gein. Adquiere protagonismo fundamental la motosierra que blande Leatherface y su figura ha tenido dimensiones de mito de lo macabro. Otro detalle muy escabroso son los muebles hechos con restos humanos. Realmente una obra maestra.

"La Noche de Halloween" ("Halloween", John Carpenter, 1978).

Otra obra de los USA de culto y otro clásico del terror y del slasher, dirigida por John Carpenter en 1978 con guion del propio Carpenter (que también realizó la banda sonora) con Debra Hill. Jamie Lee Curtis, Donald Pleasence, Nancy Loomis, P. J.Soles, Charles Cyphers, Kyle Richards, etc… componen un gran elenco de actores. Durante la noche de Halloween, Michael con 6 años asesina a su hermana y al novio de ésta con un chuchillo de cocina, es internado en un psiquiátrico y se escapa 15 años más tarde, la víspera de la citada fiesta. Comienzan una serie de crímenes perpetrados por él  y un médico del psiquiátrico que sabe de su peligrosidad lo persiguirá. Asimismo ha sido otra gran influencia para los grupos de música. Michel Myers ha pasado como un icono del horror.

"Pesadilla en Elm Street" ("A Nightmare on Elm Street", Wes Craven, 1984).

Película norteamericana de 1984 del director Wes Craven cuya producción fue de Robert Shaye y protagonizada por: Heather Langenkamp , John Saxon,  Ronee Blakley,  Robert Englund y Johnny Depp. Magistral Robert Englund en el papel de Freddy Krueger. La trama trata sobre cuatro adolescentes que viven en la misma calle y son asesinados por un psicópata con un guante de cuero con cuchillas y que sólo ataca en los sueños fue muy original y novedosa. La imagen de Krueger con ese jersey, el sombrero y su siniestro guante de cuchillas se mete en la retina del espectador. El miedo a quedarse dormido de los chicos es otro factor determinante de la cinta. Imprescindible para todo amante del cine.

La lista de películas de este género sería interminable  y es un estilo que nos atrae a montones de fans.

Dev Voorhees

“Viernes 13 (parte III) (Friday the 13th Part III, Steve Miner, 1982).

Habiendo revivido de sus heridas, Jason Voorhees se refugia en una cabaña cerca de Crystal Lake. Cuando un grupo de jóvenes llegan de vacaciones, Jason continúa con su masacre.

Primera aparición de Jason con su icónica máscara, cuyo origen fue que el director Steve Miner quedó tan fascinado con una máscara de los Detroit Red Wings, que mandó hacer una máscara para Richard Brooker, quien en ese momento daba vida a Jason Voorhees.

Siempre me gustó este personaje, quizás porque las máscaras me fascinan, y él lo tenía todo: era alto, fuerte, despiadado y surrealista, porque no te imaginas cómo pudo sobrevivir tras su tragedia; de ahí que se convirtiera en mito... Será mi favorito de por vida, incluso tengo una máscara igual    . 

“El asesino de Rosemary” (“The Prowler”, Joseph Zito, 1981).

Rosemary decide acabar su relación con su novio antes de que vuelva de la guerra, y más tarde la asesinaran en el baile de graduación, dejando una rosa roja en su mano. 35 años más tarde se vuelve a celebrar dicho evento, pero un despiadado asesino vestido de soldado hará de las suyas en esta magnífica producción del director Joseph Zito, que cuenta con los efectos especiales y maquillaje de Tom Savini (de ahí lo de magnifica). El realismo de las muertes es espectacular, como la apariencia del slasher. Merece estar en cualquier colección que se precie. 

“San Valentín sangriento” (“My Bloody Valentine”, George Mihalka, 1981).

Hace 20 años, en el día de San Valentín, un trágico accidente costó la vida de cinco mineros, cuando los supervisores abandonaron su puesto de trabajo para irse al baile anual de esa festividad. El único superviviente, Harry Warden, tras la terrible experiencia acabó en un psiquiátrico. Pero en el primer aniversario del desastre volvió al lugar para llevar a cabo la más sangrienta de las venganzas... ¿o no?

Otra joya de los 80, dirigida por George Mihalka, muestra una originalidad en las muertes muy particular, y su claustrofóbica ambientación te va poniendo en tensión hasta su inesperado desenlace. 

Sé que me dejo atrás a clásicos como Myers, Krueger o Leatherface, pero ya esos son bastante conocidos como para incluirlos. 

Buen fin de semana a tod@s

Ángel Marrero

Me centro en la temática de slashers de campamento y voy con estos tres. Curioso, pero sin pretenderlo ¡todos son del mismo año! 

"La Quema" ("The burning", Tony Maylam, 1981).

Un grupo de chavales prende fuego accidentalmente a Cropsy, el hosco conserje de su campamento, cuando van a gastarle una broma en su cabaña. El tipo queda horriblemente desfigurado y se convierte en un psicópata asesino, que regresa en busca de venganza, armado con unas terribles tijeras de podar…

Un slasher de campamento donde no falta ninguno de sus típicos ingredientes: niñatos estúpidos y salidos, despelotes, gore y lo mejor de todo: un matarife realmente espeluznante, obra del gran maestro Tom Savini. 

"Madman" (Madman, Joe Giannone, 1981). 

Me encantan Marz el Loco y su fabulosa historia contada a la lumbre de una fogata. Entre risas y bromas, un grupo de campistas invocan accidentalmente al granjero asesino, que regresa en forma de zombie para aniquilarlos con su hacha y su soga de horca. "Uno a uno iréis cayendo. Y antes de que acabe la noche... ¡moriréis!". Bonita leyenda y preciosa escabechina.

"No vayas al bosque... sola" (Don't Go In The Woods... Alone, James Bryan, 1981).

Hay slashers malos y los hay peores, como es el caso de este bodrio hecho con cuatro duros, pero maravilloso en su cutrez. Aquí tenemos a toda clase de víctimas, desde las típicas parejitas de acampada hasta un grotesco "senderista" en silla de ruedas, quienes son masacrados por una especie de trampero demente armado con una lanza. Un filme muy chungo, con mucho gore guarrindongo. Sólo para fans muy fans de lo más ínfimo en slashers.

Carlos Enríquez

Debo reconocer que no soy un gran fan del cine slasher. Durante mi juventud vi unos cuantos, siempre en buena compañía, porque nada como ver a un asesino enmascarado haciendo de las suyas mientras estás rodeado de colegas con las luces apagadas, mantas a medio compartir y boles de palomitas que nadie toca cuando empiezan los gritos. Quizás mis elecciones no van a aportar nada nuevo, pero he escogido los primeros slasher que vi, los de toda la vida: “Viernes 13”, “Pesadilla en Elm Street” y “La Noche de Halloween”. 

“Viernes 13” (“Friday the 13th”, Sean S. Cunningham, 1980).

Un gran clásico que más o menos sabes de qué trata aunque no lo hayas visto: campamento Cristal Lake, adolescentes y sangre. Es una peli sin sutilezas, pero con mucho carisma ochentero. La gracia es que en la primera no aparece el icónico Jason con la máscara de hockey (eso vendría después), pero el tono ya está marcado: castigo para los que se portan mal, sustos bien colocados y una banda sonora que te taladra el cerebro.

“Pesadilla en Elm Street” (“A Nightmare on Elm Street”, Wes Craven, 1984).

Aquí el asesino, Freddy Krueger, no necesita un cuchillo o un hacha, lleva incorporados dedos/cuchilla y te mata en sueños. La idea es brillante y original. El tipo (el gran Robert Englund) con su jersey a rayas se convirtió en icono a base de chistes macabros con los que se ríe de sus víctimas y pesadillas terroríficas. También gracias a algunas escenas que aún hoy dan mal rollo; recuerdo una en la que una cama absorbe a un chaval que escucha música con sus auriculares y que la cama luego lanza un surtidor de sangre mientras la madre del tipo grita aterrorizada. Creo que de mis tres elecciones es la que más miedo me dio.

Y, por supuesto, “La noche de Halloween” (“Halloween”, John Carpenter, 1978), que marcó las directrices del género. Michael Myers, la máscara blanca inexpresiva, la música minimalista pero inquietante... Quizá es una película con menos ritmo que las que he escogido en primer y segundo lugar, pero siempre resulta turbadora porque nunca desaparece la sensación de que algo malo va a pasar. Además, Jamie Lee Curtis se ganó el título de reina del grito por méritos propios.

Aunque hoy no soy consumidor habitual del género, he visto también algunas películas posteriores como “Sé lo que hicisteis el último verano” (“I Know What You Did Last Summer”, Jim Gillespie, 1997) o “Scream. Vigila quién llama” (“Scream”, Wes Craven, 1996): un homenaje al género que se ríe de sí mismo y al mismo tiempo funciona como slasher de primera. También recuerdo una más reciente: “La cabaña en el bosque” (“The Cabin in the Woods”, Drew Goddard, 2011), una peli con un planteamiento interesante en el que se mezcla la ciencia ficción, el terror tipo slasher y la comedia.

Jorge Arincón

Me gustan mucho algunas de las películas que se enmarcan en éste género, las que voy a nombrar y por lo menos una docena más que podrían estar entre mis favoritas. Pero ya ha llegado el punto en que me cansa la repetición de los mismos parámetros una y otra vez, así que ya he dejado de seguir todas las nuevas sagas.

Me quedo con éstas tres.

“La matanza de Texas” (“The Texas Chainsaw Massacre”, Tobe Hooper, 1974).

Una de las películas en las que recuerdo haber pasado miedo realmente y que te deja mal cuerpo. Desagradable con escenas que aún hoy habiéndola visto tantas veces no dejan de impactar. 

Pese a la dureza de sus escenas muchas veces es más lo que se sugiere que lo que realmente se ve, lo cual la hace aún mejor.

“La noche de Halloween” (“Halloween”, John Carpenter, 1978).

Ya la puse como mi favorita de Carpenter en su momento y no voy a repetir lo mismo.

Es un peliculón con mayúsculas y sirvió de modelo y esquema para que muchos la copiasen, aunque con mucho menos talento que la original.

La saga ha sido explotada una y otra vez.

Me gustó de todas formas la versión que dirigió Rob Zombie, que introducía una parte interesante sobre la infancia de Michael.

“Alta tensión” (“Haute tension”, Alexandre Aja, 2003).

Una moderna, para mí moderna es del 2003. Esta película me sorprendió en su momento, muy cruda, bestia, bien hecha y con final sorprendente.

Alexandre Aja empezó fortísimo con ésta peli y luego con un remake bestial de las "Las colinas tienen ojos" (2006), para mí muy superior a la original.

Emilio Malet

“La noche de Halloween” (“Halloween”, John Carpenter, 1978).

Desconozco si hay alguna obra anterior que ya explora los tópicos del cine slasher, pero sin duda aquí se asientan los pilares del género. Dio lugar a una oleada de películas parecidas a principio de los 80. La maravillosa Jamie Lee Curtis y la maestría en la que se desarrolla la cinta, metiendo al asesino y a los crímenes poco a poco en la trama, dejando sitio al suspense la elevan para mi gusto al cajón central.

“Pesadilla en Elm Street” (“A Nightmare on Elm Street”, Wes Craven, 1984).
Aunque en el fondo es una película de asesinatos de adolescentes, la genial idea de mezclar sueños y realidad la hacen diferente al resto. Además, está rodada de una manera impecable. El contraste entre la oscuridad de la noche donde ataca Freddy Krueger y el resplandeciente día donde los adolescentes van al instituto acentúan todavía más el miedo a las pesadillas. Siempre he pensado que “Stranger Things” está "inspirada" en esta película, no en “Los Goonies”, donde el único parecido es que los niños se mueven en bicicleta. Sobre todo en las forma de rodar los planos y ese contraste entre dos mundos.

“Scream. Vigila quien llama” (“Scream”, Wes Craven, 1996).

Aunque me cuesta dejar fuera alguna, en su día me pareció genial esta película. Que vino un poco a homenajear el cine slasher de los 80 y de paso “parodiar” un poco la oleada de slashers basura que invadió buena parte de la década de los 90 (con honrosas excepciones). Sólo la primera escena con Drew Barrymore te descoloca para el resto de la película y hace que la disfrutes mucho más. Luego tuvo varias secuelas olvidables (sólo la segunda se salva de milagro) que caen precisamente en los tópicos que en un principio “parodiaba”.


David Suárez Sánchez

“Mil gritos tiene la noche” (Juan Piquer Simón, 1982).
Slasher dirigido por Juan Piquer Simón, un gran film con mucha influencia de su director y grandes actores como mi querido Jack Taylor. Es una película que te atrapa de principio a fin, sorpresa tras sorpresa en cada escena. Con un presupuesto normalito se consiguió un gran slasher que hoy en día se ha convertido en una película de culto.

“De naturaleza violenta” (“In a Violent Nature”, Chris Nash, 2024).
 
Bestial slasher que ha sido la gran sorpresa para muchos, con unas escenas brutales. Siendo una película con pocos recursos se ha convertido en toda una joya del género, teniendo un éxito brutal en quienes la hemos visto. Película que te impacta de principio a fin con escenas muy duras y con sangre a raudales. En mi top ten.

“Wolf Creek” (“Wolf Creek”, Greg McLean, 2005).

Bestial slasher australiano con medios rudimentarios. Se ha convertido al cabo de los años en una joya imprescindible del género, con actores completamente desconocidos hasta el rodaje de esta película, se ha convertido en un exitazo al igual que su secuela. No tuvo tanta suerte la serie, la cual se suspendió aunque estaba realmente bien, pero sus películas siguen siendo una maravilla.


Oscar "Woody" Correa

Uno de mis subgéneros favoritos, prácticamente todos los meses se puede decir que veo alguna peli. Últimamente con las plataformas se están estrenando muchísimos títulos de todos los tipos y formas (muchas españolas y muchas de países nórdicos), la mayoría de dudosa calidad (slashers de viaje en el tiempo es el trending topic) y la mayoría ya de mezcla de humor+slasher, pero todos te aseguran el Buen Rato!!!  Otro punto interesante es seguir cómo se repiten y evolucionan los roles-tipo del slasher (sobre todo post Scream, donde el juego está en ver cómo se alteran, o no, estos roles “pre-asignados”.) Todos los conocemos pero nunca te paras a enumerar estos roles estereotipos, pues vamos a hacerlo ahora! En concreto los más típicos que vienen directamente son: 

- La “Final Girl”
- El Asesino 
- La Chica/o Sexy
- El Graciosete (o erudito)
- El Novio “Sospechoso”
- Mejor Amigo/a de la Final Girl
- La Autoridad Inútil (padres, policía, etc.)
- El Marginado (clave para resolver)
- La Primera Víctima
- … Y El amigo de color (que nunca-nunca-nunca sobrevive ni está cerca de hacerlo, como bien parodian en "The Blackening", con todos los protagonistas de color!!!)

El top 3 ha sido el más difícil de todos! Y no hay ninguna sorpresa: 

"Scream. Vigila quien llama" ("Scream", Wes Craven, 1996).

De las veces en las que la meta-referencia supera a las referencias. Le da un nuevo giro al género, lo potencia, lo enriquece, le da nuevas armas, nuevas opciones de hacer las cosas desde ese momento, y pone al propio slasher en el centro… Para mí es un claro antes y un después del slasher. La primera es la que rompe todo pero el resto de no sé cuántas secuelas no le van a la zaga. Incluso las nuevas películas que ya protagonizan la siguiente generación (de Jenna Ortega), logran mantener la esencia de la saga, cosa que no parecía sencilla. Después de esta saga, en todas las que han venido se disfruta identificando los roles clásicos o cómo esto roles cambian y sorprenden a todos. Como ejemplo de lo obvio e impacto, Ghostface es ya el icono de asesino slasher multigeneracional (carnavales como referencia, por ejemplo) y en todas las películas salen muchos ghostface por todos lados, extras, películas dentro películas, los propios asesinos, los que imitan a los asedio nos, etc.. si fuera por mí que vengan muchos más "Screams"! (Que creo que así será). 

"Halloween" ("Halloween", John Carpenter, 1978).

Del triunvirato mítico entre: "Viernes 13" (1980), "Pesadilla en Elm Street" (1984) y "Halloween" (1978) me quedo con esta última, Halloween, por varias razones (aunque entre ellas ya han luchado como en “Freddy contra Jason") 🤣). Primero porque es la base de muchos de los axiomas de los slasher modernos y de las cosas que me gustan del género, aunque hubo otras anteriores, Halloween fue la que creó muchas de las reglas del juego (hasta que llegó "Scream"). Por ejemplo, el asesino, el legendario y mega-imitado Michael Myers se convirtió en el modelo de asesino imparable y casi inmortal (muere pero solamente hasta la siguiente secuela) sin motivaciones claras, pero con máscara (si le da todo igual por qué la lleva) y cuchillo característicos. Otro punto clave es La Final Girl por excelencia, la más icónica del cine, Jamie Lee Curtis. Y por último y por supuesto por su musiquita legendaria, la partitura de John Carpenter es casi un personaje más. Y estas películas sin la música adecuada que las acompañen no son nada, es parte indispensable. 

Trilogia "X"-"Pearl"-"Maxxxine" (2022-2024).

Insultantemente recientes para estar en un top de género como este, pero Ty West y Mia Goth lo bordan. Slasher retro, homenaje directo al cine de terror de los 70 ("La matanza de Texas", en el marco del cine X, y con granjeros salvajes ante un grupo de jóvenes libertinos e indefensos que ruedan una peli X, donde destaca una final girl brutal (que lo será en toda la trilogía). Visualmente espectacular, con rollito y estilo grindhouse, slasher puro con identidad propia. En la secuela, "Pearl", se mantiene el terror psicológico pero ahora con estética más de "El Mago de Oz", pero que acojona. Si en "X" Mía Goth es la piedra angular, en esta da una auténtica masterclass (monólogo final legendario)… y para terminar con "Maxxxine" como genial cierre del círculo, con el re-slasher, donde la protagonista (que también lo clava) intenta pasar del cine X al “convencional” recuperándose del primer slasher pero su cambio se ve amenazado cuando otro asesino en serie comienza a atacar a personas de su entorno, otra vez, y también personas mayores…. Pero qué pasa con los pensionistas!


Merrik Mayfair

"Pesadilla en Elm Street" ("A Nightmare on Elm Street", Wes Craven, 1984).

"Vierenes 13" ("Friday the 13th", Sean S. Cunningham, 1980).

"Jeepers Creepers" ("Jeepers Creepers", Victor Salva, 2001).


Susanna Annasus

La primera película de slasher que vi y que me impresionó fue "La noche de Halloween" (“Halloween”, John Carpenter, 1978. No sé a qué edad tendría, no lo recuerdo. Ahora es una pelí que he de ver si o si en Halloween, con la que disfruto, me rio mucho también. Está dirigida por John Carpenter y debutó Jamie Lee Curtis, a partir de aquí no pensó que se trasformaría en un icono de culto, reina del cine de terror (junto con muchas más actrices y actores). Carpenter redactó el guion junto a su novia en aquel tiempo, Debra Hill, cuyo nombre pensaron sería: “The babysitter murders”. Quienes le pidieron que creara una película sobre el tema de un psicópata asesino de niñeras fue el productor Akkad junto a Irwin Yablas, y Yablans sugirió el nombre de “Halloween”. Una película con bajo presupuesto que fue precursora para todas las que vinieron después, de este estilo y sobre todo de la saga de Halloween. Lo que más me gusta de esta película: la BSO, ese piano tocado por Carpenter, y que se volvió también icónico junto a la película, a la actriz, al personaje de Michael Myers, con su rostro sin ninguna expresión- Esa máscara que esconde una gran historia: un niño que ya con 6 años comienza a asesinar, pero en esta primera película, se desconoce el porqué. No sabemos apenas nada sobre este asesino y porque se obsesiona con las niñeras, y en especial con nuestra maravillosa Jamie Lee Curtis (Laurie). Es precursora para todas las posteriores,  Carpenter con sus escenas popularizó aún más esta película.

Como segunda película estaba entre tres, pero la verdad que me decanto por "Pesadilla en Elm Street" (“A nigthmare on Elm Street”, Wes Craven, 1984), porque no hay un personaje que más me fascinara siendo niña, junto al actor que lo protagonizó también, que fue: Freddy Krueger. Me encantó este personaje, sus ropas, su rostro, su forma de caminar, de moverse. Sé que con los años vas observan con mucho más detalles las películas, vamos cambiando nuestros gustos y vas viendo las películas de antes de otro modo. No hay efectos especiales o maquillajes tan trabajados, pero para mí, es un personaje también de culto: Freddy Krueger. Es de 1984, dirigida por Wes Craven, tiene como 7 secuelas más y miniserie. Vamos conociendo sobre este asesino que está muerto desde la primera película, y que existe entre lo irreal y lo real, dentro de las pesadillas, y que puede matarte incluso dormido. Me gusta mucho la historia que nos van contando a través de las otras películas. También la BSO, de Charles Bernstein. Hay en la saga momento batalla Jason contra Freddy de la mano de Ronny Yu, apoteósico. (Con estas películas me rio mucho).

“Viernes 13” ("Friday the 13th", Sean S. Cunningham, 1980). A partir de “Halloween”, lanzó otras películas parecidas como viernes 13. Y si en Halloween teniamos a Johny Depp pues en esta tenemos a Kevin Bacon, superjóvenes desconocidos, pero asesinados en sus correspondientes películas. De esta película, y saga, me gusta mucho la BSO, que también como las otras son bandas sonoras muy icónicas, de Harry Manfredini. También muchas de las imágenes que nos muestra: como ese momento lago, ese final tan espectacular, que me hace acordarme del final de Carrie, que quiere decir, no estéis tan tranquilos que tenemos Jason para rato. La diferencia de Jason es que odia a los monitores de los campamentos por haber sido negligentes con él y mientras, Michael odia a las niñeras. Cunnigham se inspira totalmente en el "Halloween" de Carpenter, aparte de haber trabajado con él en “La última casa a la izquierda". Tom Savini fue quien dio la idea de cómo debería ser Jason. Y bueno, en 2019, veremos la batalla de Jason contra Michael, menudo corto.

Otra que me encanta es “Scream. Vigila quien llama” ("Scream", Wes Craven, 1996). Toda una franquicia, me gusta porque tiene un personaje que me fascina, no es el antagonista que va cambiando de asesino-vengador en cada película, sino del personaje Randy Meeks, que está dedicado totalmente a todos nosotros cinéfilos, amantes del terror, del cine, y de las reglas mágicas que siempre habíamos visto en toda película “Slasher” pero que llega Wes Craven y nos dicta las reglas de oro para sobrevivir a las películas de terror. Los personajes principales son muy emotivos, pero el personaje de Randy me encantó, el actor es Jamie Kennedy. Y representa todas las conversaciones que mantenemos cuando vemos las películas de este género, nuestras opiniones, nuestras críticas. La voz del malote “ghostface” es de Roger L. Jackson. Este ser fue creado por Kevin Williamson, y utiliza un disfraz conocido de la época para las noches de Halloween, en la primera parte este disfraz fue utilizado por los actores que son los antagonistas, los primeros tienen un punto en común que es acabar con la protagonista Sidney Prescott. Como detalle es que Scream en un primer momento por el guionista Kevin Williamson fue llamada “Scary movie” y se inspiró en un asesino en serie llamado “The gainesville ripper”.



miércoles, 9 de abril de 2025

Expediente Mario Van Peebles

 

Alfonso & Miguel Romero:

Nacido en México a comienzos de 1957, Mario Van Peebles supone un caso muy particular en Hollywood. Actor, director y productor, se ha movido tanto en grandes producciones de la industria, como por los bajos presupuestos y el cine independiente. Hijo del escritor, actor y director estadounidense Melvin Van Peebles, un jovencísimo Mario haría su debut frente a las cámaras en el tercer largo de su progenitor, el controvertido Sweet Sweetback Baadasssss Song (1971), que veríamos en nuestro país años después y ya directamente en vídeo como Violenta persecución. Uno de los grandes hitos del cine afroamericano de comienzo de los setenta producido desde la más absoluta independencia y alejado de los grandes estudios que estaban apostando por aquel entonces por lo que se dio a llamar, en principio de forma despectiva, como blaxploitation. Un film al que Mario dedicaría un sincero homenaje tres décadas después con How to Get the Man’s Foot Outta Your Ass (2003).

La carrera como actor de Mario Van Peebles comenzaría en serio con la llegada de los ochenta, compaginando cine y televisión en producciones de calado claramente comercial. Los noventa supondrían un paso adelante al estrenar a comienzos de la década su primera película como director, tras ejercer dichas funciones en algunas ficciones catódicas. New Jack City (1991), contando con un emergente Wesley Snipes en el papel principal, le granjeó buenas críticas y fue uno de los títulos pioneros de la hood movie, colocando a nuestro protagonista como uno de los abanderados del cine afroamericano de los noventa. Década donde nos dejó sus películas más recordadas, tanto como intérprete como de realizador.

Ha seguido trabajando a un ritmo envidiable, amoldándose a los nuevos tiempos y los grandes cambios en el audiovisual que ha impuesto el siglo XXI. Desde Les Danses Macabres hemos querido reivindicar su labor señalando algunos de sus trabajos que más nos gustan.

El exterminador 2 (The Exterminator 2, Mark Buntzman, 1984).

Cuatro años después de que Robert Ginty se convirtiera gracias a su rol de John Eastland en El exterminador (James Glikenhaus, 1980) en uno de los rostros más aplaudidos de las películas de justicieros urbanos, recuperaba el papel y el lanzallamas en una secuela donde se enfrentaba a una banda que se esconde en las cloacas y cuyo líder, Mr. X, estaba interpretado por un joven Mario Van Peebles.

Renegados (Posse, Mario Van Peebles, 1993).

Después de los protagonizados por Fred Williamson en los setenta, pocos fueron los wésterns con repartos encabezados por intérpretes de color que cabalgaron en el cine durante los ochenta. Mario Van Peebles, en una de sus primeras películas como director apostaba por una del Oeste (tras la resurrección del género gracias a Eastwood) con la historia de un grupo de soldados renegados (casi todos negros) que desertan del ejército tras robar un cargamento de oro.

Eclipse total (Full Eclipse, Anthony Hickox, 1993).

Trabajo para televisión que combina el policiaco con el fantástico en una trama donde un cuerpo de élite de la policía cuenta con... hombres lobo. Realizado por el infravalorado Anthony Hickox (hijo del bueno de Douglas Hickox), y con guion de Richard Christian Matheson (hijo del imprescindible Richard Matheson), un film muy disfrutable y con una fuerte influencia de los cómics de la Marvel.

Pasados de vueltas (Rude Awakening, 2000-2001).

Mario tenía un papel fijo en esta sitcom donde Sherilyn Fenn interpretaba a una exalcohólica y exdrogadicta que trabaja en una productora de películas de serie Z. Una serie que, como su título español indicaba, estaba bastante pasada de vueltas, y subida de tono apostillamos, aunque alguna televisión autonómica la emitiera los fines de semana en horario de media tarde...

Maldita suerte (Hard Luck, Mario Van Peebles, 2006)

Tras todo lo ocurrido durante el rodaje de Blade 3 (David S. Goyer, 2004), más sus problemas con Hacienda y otros factores, Wesley Snipes (al igual que hiciera por aquellos años Steven Seagal) protagonizó un montón de películas de acción para Sony destinadas al mercado del videoclub. Entre ellas destaca Maldita suerte, más bizarra de lo que cabría de esperar a priori y donde Snipes volvía a ponerse a las órdenes de Mario Van Peebles, quien también se reserva un papel. Destaca entre los malos una cruel y divertida Cybill Sheperd.

Armado (La gran conspiración americana) (Armed, Mario Van Peebles, 2018).

Escrita, dirigida y protagonizada por el propio Mario Van Peebles, Armado (La gran conspiración americana) es una locura de película que, en otros tiempos, se hubiera alzado por méritos propios como título de culto. Un film de conspiranoia (y anti-Trump) muy mal recibido por la crítica en USA, achacándole principalmente lo caótico de su estilo y guion... que es lo que realmente da más fuerza a la película.

Fernando Rodríguez Tapia

Mario empezó por todo lo alto en la película más importante de su padre y con una escena de lo más escabrosa que hoy en día traería bastantes problemas: Sweet Sweetback's Baadasssss Song (1971). Ese vínculo entre ambos se mantuvo siempre hasta la desaparición de su progenitor hace cuatro años. De hecho, los avatares de este rodaje fueron llevados al cine años después en la que es probablemente su mejor obra como cineasta. A partir de principios de los años ochenta nuestro protagonista ha tenido una labor bastante continuada en el mundo del cine con todo tipo de papeles en variedad de films b de diversos géneros con algún rol emblemático en títulos perfectamente conocidos. Mario siempre ha sido un buen actor  y cuando ha tenido la oportunidad como en Alí (Michale Mann, 2000) lo ha demostrado con creces. Con el surgimiento de la nueva ola de cine afroamericano en los albores de los años noventa se convirtió en una de las figuras más emblemáticas de aquel efímero movimiento y de los pocos cineastas que guardaban un cierto vínculo con la blaxploitation setentera. Desde entonces ha mantenido una trayectoria como director desigual si bien interesante no del todo valorada donde se entrecruzan largometrajes de todo tipo y la realización de episodios para bastantes series. Como cineasta destaca su falta de homogeneidad narrativa suplida por cuestionables si bien efectivos destellos visuales, cierta tendencia a una postura crítica moralizante abordando temas espinosos y un gusto por la acumulación de ideas no siempre bien desarrolladas. Con todo, los que seguimos su cine “new Jack” nos hemos acostumbrado a estas deficiencias que siempre han estado dentro del resultado global de sus películas. En mi caso, el cine de Mario Van Peebles supone un placer culpable repleto de buenas y prometedoras ideas cuyos desarrollos no siempre están a la altura. Vamos entonces con las “Crazy Six” que he elegido como destacada pieza de toque:

El sargento de hierro (Heartbreak Ridge, Clint Eastwood, 1986).

En esta estúpidamente denostada obra del maestro norteamericano, Mario tuvo un rol relevante y reconocible que iba más allá del papel de “negro graciosillo” que se estaba imponiendo en la época. Basta comparar su interpretación con la del Eddie Murphy del mismo periodo para resaltar las diferencias. Aquí encarna a “Stich” Jones, un aspirante a músico de rock que acaba a las órdenes del sargento Thomas Highway con el que ha tenido un accidentado encuentro anterior. Mario se luce en un papel muy divertido en contraste con la pétrea y magnífica interpretación de Eastwood destacando en el conjunto del plantel de actores. La película costó quince millones de dólares y su recaudación superó los ciento veinte millones. En su modalidad, un film ligero y muy superior a otras veneradas joyas ochenteras.

New Jack City (New Jack City, Mario Van Peebles, 1991).

El ascenso y caída del mafioso Nino Brown (Wesley Snipes) supuso el exitoso debut de MVP en el mundo del largometraje tras algún trabajo anterior como realizador en alguna serie en las que había participado. Un éxito de taquilla que se puede ver en paralelo con el que tuvo veinte años atrás Las noches rojas de Harlem (Shaft, Gordon Parks, 1971) y que se vio acompañado por otros films de realizadores norteamericanos en una línea parecida como John Singleton, los hermanos Hughes, Bill Duke, Carl Franklin, Ernest Dickerson, Reginald Hudlin y lógicamente Spike Lee. Como ya he indicado en alguna otra ocasión que he escrito sobre esta película, el proyecto original partió de un guion que había elaborado Thomas Carter para Francis Ford Coppola basado en la figura de Nicky Barnes con el fin de integrarlo en la tercera parte de El Padrino la cual se estaba preparando. Quincy Jones quien había comprado el libreto junto a Clarence Avant a Paramount (tras ser desechado por Coppola), llevó el proyecto al productor George Jackson quien introdujo al periodista y escritor Barry Michael Cooper, pieza fundamental que aportó su investigación personal sobre las consecuencias del crack en diversos centros urbanos en el guión definitivo. El resultado fue un “thriller criminal irregular, inmaduro y demagógico, que aspira a contar y denunciar muchas lacras y desigualdades sociales sin olvidar su armazón comercial perfectamente diseñado.  No le falta desparpajo y frescura, tiene mucha pegada si bien sus limitaciones son nítidas”. Una efervescente actualización del policiaco afroamericano que se convirtió sin ninguna duda en unos de los títulos más conocidos en su faceta del cine USA de los noventa. Curiosamente; Mario no quiso repetir la jugada y para sus siguientes trabajos como director se decantó por nuevas praderas encontrando por ello dificultades para respaldar la financiación. Me refiero tanto al fallido western Renegados (Posse, 1993) como a la concienciada, panfletaria y voluntariosa Panther (1994), esta última basada en un libro de su padre.

Gunmen (Gunmen, Deran Serafian, 1993).

Un perfecto ejemplo de esas películas que llegaron en los años noventa situadas en tierra de nadie que parecen realizadas a destiempo con tramas completamente desgastadas del cine crepuscular que se hacía a finales de los años setenta. Un film de aventuras francamente entretenido sin nada relevante en su metraje con eficaces escenas de acción, toques de comedia, ambiente exótico, guiños al eurowestern y una pareja que funciona perfectamente (Christopher Lambert y Van Peebles) que merecieron reaparecer en algún título similar alejado de Los inmortales III (1994). Lo mejor de esta efectiva obra escrita por Stephen Sommers es la delirante competición de saltos y tiroteos en los que se ven involucrados  nuestros dos protagonistas (siempre a la gresca entre ellos) saliendo siempre con vida gracias a la ayuda del montaje y los diversos trucos cinematográficos. De propina, Patrick Stewart de siniestro villano un tanto desaprovechado, una breve aparición de la otrora afamada Sally Kirkland  y robando la función con sus apariciones el casi siempre estupendo Dennis Leary. Los más cafeteros reconocerán en un breve papel a papá Richard Sarafian que como realizador es mucho mejor que su apañado hijo (quien también tiene un breve papel en el film). Un último dato: la película en España se editó en VHS pero nunca en DVD ni en Blu-ray (los misterios de la distribución española). Del mismo año cabe destacar Full Eclipse (Anthony Hickox, 1993), curiosa producción HBO que mezclaba con bastante desparpajo el policiaco ochentero y el fantástico en formato B introduciendo licántropos con evidente influencia del mundo del comic.

BAADASSSSS! (Mario Van Peebles, 2004).

Nadie mejor que un hijo para contar los avatares de la obra magna más influyente y recordada del padre. Aquí se reconstruyen todos los sucesos y anécdotas que rodearon el rodaje, la producción y distribución de la polémica Sweet Sweetback's Baadasssss Song (1971). Mario protagoniza (encarna muy bien a su padre), produce, coguioniza y dirige esta película plenamente independiente que sirve para recordar una de las obras más importantes del underground norteamericano y lógicamente del cine afroamericano. En el reparto se dejan ver rostros conocidos como el prematuramente fallecido John Singleton, el gran Ossie Davis, David Alan Grier, Terry Crews, Rainn Wilson, Nia Long, Saul Rubinek, Adam West, Lenn Lesser y Vicent Schiavelli (quien encarna al productor Jerry Gross, figura relevante en el devenir del film original). Probablemente, la mejor y más lograda película de Mario van Peebles tras las cámaras que nunca tuvo distribución por estos lares. Sobre el film original hay un libro escrito por el propio Melvin Van Peebles que incluye el guion de la película.

Maldita Suerte (Hard Luck, Mario Van Peebles, 2006).

El reencuentro de Wesley Snipes y MVP fue este curiosísimo y retorcido thriller respaldado por Columbia cuyo libreto a cargo de Larry Brand y el propio Van Peebles introduce varias tramas que funcionan en paralelo hasta su inesperado cruce: por un lado, el intento frustrado de redención de un exconvicto al que le tienden una trampa y se ve enfrentado a un grupo de hampones y policías corruptos; por el otro, una singular pareja de siniestros psicópatas (una inesperada y sorprendente Cybill Sheperd)  que secuestran a su victimas para someterlas a perversos juegos snuff. El resultado como es marca de la casa es un film desigual, plenamente pulp, con salidas de tono algo discordantes y donde no falta el toque de crítica social (referencias a la reciente tragedia del Katrina y la inoperancia del gobierno) pero cuyo continuo movimiento impide que se pierda el interés. Una film no apto para todos los gustos estrenado directamente en formatos digitales que cuenta al menos dos escenas merecen ser mencionadas: la escena en bici de Mario con claros ecos tarantinianos y el momento gratuitamente exploiter donde la protagonista se ve obligada a mostrar su contundente anatomía. Sin perder comba, sus siguientes trabajos como realizador son acercamientos personales al ámbito de la música, el drama deportivo y la comedia juvenil de toque racial que se encuentra en la zona más desconocida aunque recuperable de su filmografía: Redemption Road (2010), Things Fall Apart (2011) y We the Party (2012).

Armado. La gran conspiración americana (Armed, Mario Van Peebles, 2018).

El trabajo más inclasificable y alucinógeno de toda su filmografía que se podría ver como un cruce entre determinadas obras de Frankenheimer y otras de Oliver Stone (sin llegar a su altura cinematográfica, claro) donde Mario despliega todo tipo de ideas y arrebatos fílmicos con un resultado francamente sorprendente e inesperado. Un thriller sobre operaciones encubiertas, desórdenes mentales, oscuros experimentos gubernamentales y teorías conspiratorias al borde del delirio cuya dispersión narrativa acaba siendo su mayor acierto y probablemente su mayor desventaja para el gran público. Vista en periodo pandémico supuso personalmente una de las películas más interesantes que vi en aquellos extraños meses de confinamiento social. Curiosamente la película incluso tuvo edición en formato físico en España, la cual encontré  unos meses después del primer visionado. Francamente, todo muy extraño.

Eduardo Álvarez Cónsul

Ali (Ali, Michael Mann, 2001).

En esta película sobre una parte de la vida del legendario boxeador Muhammad Ali, Mario Van Peebles hace el papel de su amigo Malcom X, aunque aquí su intervención es de artista invitado se puede ver. Tiene el inconveniente que quiere contar muchas cosas en poco tiempo, pero peor hubiera sido que la hubiese dirigido Spike Lee u Oliver Stone.


El sargento de hierro (Heartbreak Ridge, Clint Eastwood, 1986).

En esta película Mario Van Peebles es uno de los soldados que se las tiene que ver con el sargento Highway (Eastwood).


Renegados (Posse, Mario Van Peebles, 1993).

Este fue uno de los wésterns surgidos tras el éxito de Sin perdón (1992) de Clint Eastwood. La historia comienza durante la guerra de Cuba que enfrentó a España y Estados Unidos y luego se desplaza a Estados Unidos. Mario Van Peebles aquí es director y protagonista y en el reparto aparecen su propio padre, el gran Melvin Van Peebles, Stephen Baldwin, Blair Underwood, Robert Hooks, la gran Pam Grier, Charles Lane, Ted Marlank y el gran Isaac Hayes.


Violenta persecución (Sweet Sweetback´s Bad Asssss Song, Melvin Van Peebles, 1971).

En esta película que está considerada una de las primeras blaxploitation Mario Van Peebles aparece junto a su hermana Megan junto a otros niños sin familia.



Renegados II, Los locos (Los Locos, Jean Marc Vailée 1997).

En este wéstern Mario Van Peebles es un pistolero que lleva a gente bastante loca por el desierto. En el reparto aparecen Melora Walters y Danny Trejo.


Panther (Panther, Mario Van Peebles, 1995).

En esta pelicula se cuenta la historia del llamado Partido de los Panteras Negras, grupo de autodefensa contra la policia racista de aquellos años 60.
En el reparto aparecen Kadeem Haddison, Joe Don Baker, el cantante Bobby Brown y Marcus Chong.


sábado, 5 de abril de 2025

Mis tres favoritas de... Alfredo Landa

 

Malina Murnau

"La vaquilla” (Luis García Berlanga, 1985).

Me parece una genialidad, una comedia de las buenas. Un director cojonudo y unos actores estupendos. Cada tiempo es de (re)visión obligatoria.

"Jenaro, el de los 14” (Mariano Ozores, 1974).

En segundo lugar pondría ésta, ya que me encanta. También a mi madre le gustaba mucho y creo que eso hace que sea de mis favoritas.

"¡Vente a Alemania, Pepe! (Pedro Lazaga, 1971).

Y me es imposible no poner ésta, otra que adoro.

De nuevo me es muy complicado quedarme sólo con tres, ya que son muchas las que me gustan de él. Actor estupendo, en los 60, 70 y 80 hizo muy buenas películas. También hay muchas que son malas, pero incluso esas me molan. Hasta la horrible “Polvos mágicos” (1979), que incluso el mismo Landa odiaba. Y aunque ahora esté mal visto decir que te gustan las películas suyas de la época del “landismo”, a mí personalmente me resultan entrañables. No voy a nombrar más películas de Landa ya que sería una lista demasiado larga.

Viva el cine español, el cine de barrio, el de pipas, las españoladas. Como quieran decir o llamar. Fue una época que por desgracia no volveremos a tener. Nunca saldrá otro Alfredo Landa, Paco Martínez Soria ni un José Luis López Vázquez. El último que queda es el gran José Sacristán, y cuando se le termine su llama ya nada será igual. Espero que nunca se pierda en el tiempo su legado...

Alfonso Romero

“Paco el seguro”/”Paco, l’infaillible” (Didier Haudepin, 1979).

El actor Didier Haudepin, en su faceta como realizador, dirigió a finales de los setenta esta tragicómica cinta, de final bien amargo, que a su manera aprovechaba el tirón del llamado “landismo” para proponer una película bastante diferente a las de nuestro protagonista persiguiendo suecas, como se solía decir.

El reparto es de auténtico lujo: Patrick Dewaere, José Lifante, Eduardo Calvo, Jorge Rigaud, Fabián Conde, Ismael Merlo, etc.

“El pecador impecable” (Augusto Martínez Torres, 1987).

No es “Gusanos de seda” (1977), de Francisco Rodríguez Fernández, pero también encontramos una madre autoritaria y castradora cuya huella incluso después de su muerte deja un mal que parece no poder repararse. El sueño de la ilusión produce monstruos, y el autoritarismo un comportamiento degenerado aún peor.

El guion, con Rafael Azcona de por medio, saca provecho de Landa como actor, de su físico, y del recuerdo del espectador, para trazar una comedia con más mala leche de lo que en un principio parecía. Bien secundado aquél por un cast de órdago, donde se dan la mano no sólo primeros espadas del cine de décadas anteriores, sino también un puñado de insustituibles secundarios, así como algunos rostros que despuntaron con la llegada de los ochenta, compartiendo créditos José Sazatornil, Julieta Serrano, Rafaela Aparicio, Ricardo Palacios, Manolo Zarso, Queta Claver, Chus Lampreave, María Isbert, Enrique San Francisco y Diana Peñalver. Casi nada.

“La vaquilla” (Luis García Berlanga, 1985).

Berlanga, que siempre quitaba mérito a sus películas, comentaba que haber estrenado “La vaquilla” a mitad de los ochenta no tenía gracia, que lo suyo hubiera sido poder haberla hecho en plena dictadura. No obstante, la película, con libreto de Azcona, no dejaba de ser una divertidísima comedia coral (al estilo de su responsable) donde el director no dejaba títere con cabeza en ese sinsentido que fue la Guerra Civil (y cualquier guerra).

Su buen recibimiento, de crítica y público, conllevó que dos años después llegara a las salas “¡Biba la banda!”, dirigida por el actor Ricardo Palacios, y contando de nuevo con la presencia de Alfredo Landa en el rol principal.

Miguel Romero

“Los santos inocentes” (Mario Camus, 1984).

No es hasta la década de los 80 que empiecen a darle a nuestro homenajeado papeles fuera de la comedia.

En dicha década, cuando la producción de películas en España era abrumadora, con la ley Miró se benefició mucho a las adaptaciones de nuestra literatura. Y no podía faltar Miguel Delibes. 

Dirigida por Mario Camus, gran éxito de crítica y público. Contando en el reparto con Alfredo Landa, Paco Rabal (milana bonita), Juan Diego, Terele Pávez, Agustín González, Ágata Lys, Manuel Zarzo… Landa, Rabal y Juan Diego volverían a trabajar juntos al año siguiente en “Los paraísos perdidos”, de Basilio Martín Patino.

“El crack” (José Luis Garci, 1981).

Landa fue un rostro habitual en el cine de José Luis Garci, pero qué duda cabe que ésta es la película que todos recordamos. Adaptación a nuestro país y nuestra idiosincrasia de los viejos films de detectives made in Hollywood. Seguida dos años después de una secuela.  En 2019 Garci rodaría “El crack cero”, pero Landa ya no estaba entre nosotros…

“Un Rolls para Hipólito” (Juan Bosch. 1983).

Última película de Juan Bosch como director, al estilo de Mariano Ozores, de hecho otro de los protagonistas es Antonio Ozores. Simpática comedia que nos deja claro que para triunfar en este país hay que tener más cara que espalda.

Jesús Manuel Pérez Molina

En sus memorias, el gran Paco Martínez Soria reconoce, confiaba y quería que Alfredo Landa fuese su "sucesor" en lo que a comicidad se refiere. Decía que no había otro actor que se le acercase tanto para continuar el teatro cómico... Al final todo quedó en deseo sin cumplir porque Landa tenía otros planes, otorgando más tiempo a su carrera en el cine y la TV que  al teatro. Elegir tres trabajos de una filmografía tan extensa como la suya no es fácil pero si lo es recordar algunas que, sin pensarlo mucho, me vienen a la mente de manera automática por los buenos ratos que pasé frente a la pantalla disfrutándolas:

“Las estrellas están verdes” (Pedro Lazaga, 1973).

Donde Landa paga el precio de la desilusión al conocer en persona a una famosa artista supersticiosa interpretada por la simpar Teresa Gimpera. Landa se las arregla para que ella se fije en él y comenzar una relación que poco a poco desvela que tus ídolos del cine y de la música tienen los mismos defectos, si no más, que cualquier mediocre persona de a pie que los idealiza.

“El pecador impecable” (Augusto Martínez Torres, 1987).

Guion de Rafael Azcona que recuerda mucho al de “Nosotros los decentes” de Mariano Ozores donde un hombre que siempre ha vivido a la sombra y a las órdenes de su madre se despendola en todos los sentidos al fallecimiento de ésta, dejando por el camino y en pantalla una sucesión de complejos de inferioridad que se desbocan tras conocer los placeres carnales que antes tenía vedados.

“Novios 68” (Pedro Lazaga, 1967).

Película de episodios donde el protagonizado por Alfredo Landa y María José Goyanes me traen a la memoria muchos momentos que viví en primera persona, cuando entré por primera vez en casa de mi primera novia y los ratos que echábamos allí cuando no queríamos salir y teníamos que ingeniárnoslas para que no nos pillasen haciendo manitas.

De sus trabajos televisivos me quedaría con “Lleno por favor” (1993). Pocos actores como Alfredo Landa y Agustín González podían interpretar personajes pro-franquistas y de españoles cabreados como ellos. Es más, su pequeña participación en “El oro de Moscú” (2003) recuerda mucho a su personaje de la mencionada serie.

Oscar "Woody" Correa

Pocos actores (y menos en España) pueden decir que se ha bautizado con su nombre un género completo de películas a lo largo de un periodo de tiempo (de varias décadas!). Nos toca hablar esta semana de Alfredo Landa y el "landismo". Todos identificamos esas películas que ponían en TVE y en Cine de Barrio, que reflejaban con humor y picaresca la España de una época (60s-70s), marcada por el periodo franquista y sus contradicciones sociales, y que solían girar en torno a un protagonista “macho”, generalmente un españolito de clase media o baja, muchas veces de origen rural, que se encontraba en situaciones esperpénticas (vistas como gloriosas) intentando ligar con “suecas” (que eran más liberales que las españolas). Aunque hizo muchas películas en esta época, pero la industria le guarda un lugar de honor por su evolución a una segunda etapa de madurez y de actor de género y de personajes serios/complejos. Llegó a trabajar con los mejores directores patrios, y en su madurez solo su presencia ya daba empaque a cualquier título. Y fue por eso “muso” de directores como José Luis Garci, José Luis Cuerda o Vicente Escribá. Las tres (y pico) títulos que elijo de su Inmensa lista de trabajos serían: 

“Los santos inocentes” (Mario Camus, 1984).

Dentro su etapa de cine “serio” y de actuaciones y personajes complejos, qué decir de su actuación en esta adaptación de la novela de Miguel Delibes, que junto con la de Paco Rabal, tanto monta monta tanto, son historia del cine español (de hecho ambos fueron galardonados com el Premio a la Mejor Interpretación Masculina en el Festival de Cannes de ese año, hecho que no ha vuelto a repetirse). Alfredo Landa interpreta a un jornalero sometido por los terratenientes y sin rebelarse, que vive con su familia en una finca rural en el sur de España. Su personaje es el reflejo de la crudeza de la vida rural en la España franquista, donde la pobreza, y logra transmitir con gran sensibilidad y sutileza los sentimientos de humillación, resignación y familiaridad de su personaje, quien vive bajo el constante pie en el cuello de los “señoritos” para los que “trabajan” por migajas. La película es muy dura, te impacta y fue un hito tanto en el cine español como en la carrera de Landa, que aunque ya había desarrollado papeles profundos con Garci y otros directores, pero este reconocimiento le consolidó  como ese actor capaz de interpretar con igual maestría papeles cómicos y dramáticos, y marcó un punto de inflexión de verdad en su carrera y en su reconocimiento por parte del público y de la industria.

"Tristeza de amor" (1986). 

Alfredo Landa era el protagonista de la trama de esta olvidada serie de TV “made in spain”, donde interpretaba a un locutor de radio veterano, desencantado de la vida y con un carácter muy cínico. Su personaje era el eje central y clave de la serie, que recreaba el día a día de un programa de radio nocturno y las relaciones entre los compañeros de la emisora, interpretados por actores como Concha Cuetos, Carlos Larrañaga o Beatriz Carvajal (que luego todos, incluido Landa, serían protagonistas de otra series famosas en España Como "Farmacia de guardia" o "Lleno por favor"… que tenía “otras connotaciones”). Fue una de las primeras series en las que Landa mostró su faceta dramática en televisión, y seguía tamabién en series dejando atrás el tono cómico pasado. Como oyente habitual de radio nocturna esta serie me gustó mucho en su momento y me dejó un recuerdo imborrable de la propia serie (no sé que pasaría si la volviera a ver) y de cómo lo refleja la gran actuación de Alfredo Landa en este curioso contexto de la radio nocturna, de los oyentes y del mundo de la noche. 

Y no se puede terminar ninguna lista de Alfredo Landa sin incluir alguna película del Landismo, pero tampoco hay realmente ninguna que creo que destacara sobre las otras de manera diferente, ya eran de una media y temática muy plana, pero cada uno puede aportar ejemplos por el impacto y recuerdos que nos dejaron, por lo que añado una “cupletina” de películas que todas son parte de mi infancia y mi recuerdo/cultura cinematográfica en un sentido u otro. En concreto:  "Ninette y un señor de Murcia” (1965) -> El título la resume ya bastante bien pero luego tiene bastante trasfondo, algo más que la mayoría. "Cateto a babor" (1970) -> Con la repetición de visualizaciones obligatorias le he cogido hasta cariño a esta apología de la disciplina militar de la época, y papel Landa-canónico. "Vente a Alemania, Pepe" (1971) -> Título que también resume todo pero que ha marcado un la cultura de emigrantes y del costumbrismo (de las de antes y las de ahora). "Manolo, la nuit" (1973) -> La más “picante” y con más tópicos de españolito y extranjeros. "Jenaro, el de los 14" (1974) -> como aficionado joven a las quinielas, santo y referencia, con tópicos de personaje rural en la ciudad y picaresca.

Eduardo Álvarez Cónsul

"El crack " (José Luis Garci, 1981).

Aunque ya han pasado más de 40 años de este thriller español, es una película que ha envejecido muy bien. El comienzo de la película está genial, cuando el detective privado Germán Areta se enfrenta a unos atracadores en un bar de carretera donde está cenando y demuestra que no es el Alfredo Landa que aparecía en calzoncillos o persiguiendo turistas suecas en Torremolinos.

En el reparto aparecen María Casanovas, Miguel Rellán, Raúl Fraire, Manuel Tejada, José Bódalo como don Ricardo, el comisario que fue jefe de Germán Areta cuando estaba en la policía, y Manuel Lorenzo que en la radio era el abuelo de la "Saga de los Porreta " y en esta película es el barbero Rocky, aficionado al boxeo y admirador del ex campeón del mundo de peso pesado Rocky Marciano. La película tiene mucho de parábola pues aparece gente muy poderosa haciendo daño a gente joven e inocente.

"No disponible" (Pedro María Herrero, 1969).

En esta película ambientada en Barcelona Alfredo Landa es Juan, un boxeador tímido con las mujeres, y Analía Gadé es Merche, una prostituta de lujo contratada por su entrenador (Ricardo Palacios) para motivarlo y que consiga llegar a campeón de España. En el reparto aparecen una jovencísima Marisa Paredes como compañera de trabajo de Analía Gadé, José Sacristán, Frank Braña y Antonio Pica.

"Sinatra" (Francesc Betriu, 1988).

En esta película, también ambientada en la ciudad condal y que se basó en una novela del gran escritor hispano argentino Raúl Núñez, Alfredo Landa es "Sinatra", un portero de un cabaret de las Ramblas donde también canta canciones de Frank Sinatra. En el reparto aparecen Mercedes Sampietro, Manuel Alexandre, Luis Ciges, Antonio Molino Rojo, Julia Martínez, Queta Claver, una jovencísima Maribel Verdú, Ana Obregón como Isabel una prostituta de lujo, el cantautor Joaquín Sabina que hace de un compañero de "Sinatra" que hace imitaciones del gran Groucho Marx, y también aparece la hermosa vedete gitana Teresa Giménez haciendo de una prostituta callejera.

Alfonso Carlos López

“Los santos inocentes” (Mario Camus, 1984).

Drama de 1984 dirigido por Mario Camus, adaptado de la novela homónima de Miguel Delibes y protagonizado por: Alfredo Landa, Paco Rabal, Terele Pávez, Juan Diego, Agustín González, Ágata Lys, etc. Describe de una manera cruda y descarnada las injusticias sociales del mundo rural de la España de los años 60, en este caso la acción transcurre en un cortijo extremeño con unas diferencias sociales entre los señoritos y los campesinos que son explotados y malviven en sus tierras bajo su total dominio. Nos adentramos en la vida de los pobres sirvientes en contraposición a la vida regalada y lujosa de los señores con tintes casi feudales. La familia campesina está compuesta por Paco el Bajo (Landa), Régula (Pávez) y sus tres hijos Quierce, Nieves y Charito (en el papel de la niña chica), además hay que sumarles a Azarías, un discapacitado mental que se une a ellos al ser despedido de otro cortijo en el que trabajaba. Alfredo Landa y Paco Rabal compartieron el premio a la mejor interpretación en el Festival Internacional de Cannes. Cine con mayúsculas, serio y con conciencia que mueve a la indignación ante esta situación laboral y de humillación que sufren estas personas. La frase “Milana bonita” siempre en el recuerdo. Para los que creemos en la justicia social como base de toda sociedad es una obra fundamental.

“¡Vente a Alemania, Pepe! (Pedro Lazaga, 1971).

Comedia dirigida por Pedro Lazaga en 1971 cuyo guion corrió a cargo de Vicente Escrivá y Vicente Coello, con: Alfredo Landa, José Sacristán, Tina Sanz. Antonio Ferrandis, Gemma Cuervo, Fernando Guillén, Josele Román, etc. Pepe (Landa) vive en Peralejos y queda deslumbrado lo que cuenta Angelino (Sacristán) y su Merdeces (que resulta ser alquilado), emigrante en Alemania, cuando vuelve de visita al pueblo, así que decide probar fortuna en Munich. Pronto verá que no es tan fácil como se lo ponía su amigo y se dan situaciones jocosas e hilarantes, por ejemplo: ser expuesto en un escaparate como hombre anuncio de pelo en pecho. Juega un papel importante el tema de la nostalgia en el trasfondo y podemos ver a un Alfredo Landa absolutamente magnífico, como siempre, en su interpretación. Una joya de la filmografía y un gran recuerdo para todos los que emigraron buscando mejores condiciones de vida.

“El puente” (Juan Antonio Bardem, 1977).

Road movie de 1977 del director Juan Antonio Bardem, basada en un relato de Daniel Sueiro, con:  Alfredo Landa, Mara Vila, Julián Navarro,  Eduardo Bea, José Yepes, Pilar Bardem,  Manuel Alexandre, Álvaro de Luna, Victoria Abril, Pilar Muñoz, etc... Juan (Landa), un mecánico que trabaja en un taller de Madrid, es plantado por su novia y se le viene abajo el puente que había planeado, pero decide irse a Torremolinos conduciendo su moto a la que llama “la Poderosa”.  Vivirá toda una serie de curiosas situaciones y conocerá gente diversa, donde no pueden faltar dos turistas extranjeras, entre otros personajes. Fascinante y con un desarrollo muy ágil propio del género.

Mi paisano Alfredo Landa, todo un referente del cine, incluso se acuñó un término: “el landismo”. Os aconsejo un libro fundamental sobre su figura, “Alfredo el Grande”.

La verdad que hay montones de films que son indispensables en su filmografía como:” El crack” (1981),” El crack II” (1983), “Atraco a las tres” (1962),  “Las que tienen que servir” (1967), “40 grados a la sombra” (1967), “La vaquilla” (1985), “Tata mía” (1986), “La marrana” (1992), “Historia de un beso” (2002), “El oro de Moscú” (2003),  “Una vez al año ser hippy no hace daño” (1969), “El bosque animado” (1987), etc...

Joanna

Cerca de un centenar y medio de trabajos le acreditan a nuestro homenajeado de hoy en webs como la Imdb. Cinco décadas dan para mucho, y más si, como en los sesenta y setenta, este intérprete se prodigó en el medio de una manera realmente de vértigo. El reconocimiento y el aplauso de la crítica no le llegaría hasta una vez instalada la democracia y con Pilar Miró sentada en el sillón de la dirección general de Cinematografía. Sería entonces cuando a Alfredo Landa lo viéramos protagonizando adaptaciones de textos de pedigrí de la literatura autóctona y al frente de películas a cargo de realizadores bien considerados y premiados. Títulos muy alejados de aquellos filmes llenos de chicas de buen ver en bikini y con Landa y otros, de físico no muy plausibles pero todos ellos muy castizos, corriendo tras las mozas en plan macho ibérico y luciendo aquellos tan característicos y castos calzoncillos largos.

Son muchas las películas en las que intervino, tanto en papeles secundarios en comedias corales o aquellas de episodios tan propias de los sesenta, muchas en coproducción con Italia, o ya como protagonista sobre todo a partir de los setenta, llegando a tener su propia corriente, que se conocería como “landismo”, término usado tantas veces con tono despectivo por la crítica, con el actor representando al español medio, a sus deseos y frustraciones. Y luego para Garci o Cuerda, con quienes colaboró en repetidas ocasiones, para Camus, Olea y demás realizadores de prestigio, así como sus diferentes trabajos para televisión. Trataré de acercarme a varias de estas facetas o épocas de tan carismático intérprete.

“Atraco a las tres” (José María Forqué, 1962).

Aunque más protagonistas son José Luis López Vázquez y Cassen, quería destacar su participación en esta una de las mejores comedias españolas de los sesenta. Forqué acercaba a la española la comedia italiana de atracos al estilo de “Rufufú” (1958), un film de Monicelli que había funcionado muy bien y no sólo en su país de origen. Pero, además, el director nacido en Zaragoza, a través de la historia de este pintoresco grupo de atracadores aficionados que sueñan con un futuro mejor, reflexionaba sobre la triste y mediocre España de aquel momento. Por ello, y por muchas otras cosas, el remake que Raúl Marchand Sánchez estrenó por el año 2003 no cuajó ni terminó de interesar.

“Fin de semana al desnudo” (Mariano Ozores, 1974).

Muchas de las películas dirigidas por Mariano Ozores eran remakes de otras suyas anteriores, y “Fin de semana al desnudo” no fue una excepción. En este caso de “Operación secretaria” (1966), cambiando a Gracita Morales y José Luis López Vázquez por Lina Morgan y Alfredo Landa, pareja que en aquellos momentos tenían más tirón comercial. Un film rodado en pleno “landismo”, aprovechando la imagen de macho man ligón, o así, de nuestro protagonista para esta divertida fábula moral.

“Ninette y un señor de Murcia” (1984).

La obra de Miguel Mihura había conocido adaptación al cine en 1966 dirigida e interpretada por Fernando Fernán Gómez, y conocería otra en 2005 a cargo de José Luis Garci. Pero muchos y muchas recordamos sobre todo el pase por TVE en los ochenta de aquella “Ninette y un señor de Murcia” en formato serie con Victoria Vera y Juanjo Menéndez como la pareja protagonista, y con Alfredo Landa recuperando el papel de Armando que previamente interpretara en la versión de los sesenta. Los ochenta de la Miró llenaron las salas de cine y de los hogares de adaptaciones de los clásicos españoles. Para bien y para mal, ya me comprendéis.

David Suárez Sánchez

“Los santos inocentes” (Mario Camus, 1984).

Toda una obra maestra del cine español donde Landa junto a Francisco Rabal hacen unos papeles magistrales, de los mejores de sus carreras. Un auténtico drama de la España pobre y profunda que sigue siendo hoy en día de lo mejor de nuestro cine.

“El crack” (José Luis Garci, 1981).

Otra gran interpretación dramática de Alfredo Landa como policía, una película que se adentra en el mundo de las drogas con mucho dramatismo y suspense. Para mí de lo mejor de Landa. 

"Cateto a babor" (Tito Fernández, 1970).

De todas las comedias de Landa esta es la que recuerdo con más cariño. Comedia y drama a partes iguales con un gran Landa interpretando a un personaje que tanto te hace reír como llorar.


Carlos Enríquez

Alfredo Landa no solo fue el rey del «landismo», sino también un actor que supo hacerlo muy bien en papeles dramáticos. También es historia viva de nuestro cine, tanto del que es muy bueno como del que lo es algo menos (o lo parece). Su filmografía es muy extensa, pero en este caso no me ha sido difícil decantarme por tres títulos. Lo tengo muy claro: El crack (incluyo El crack II), La vaquilla y Los santos inocentes.

El crack (José Luis Garci, 1981). Según el propio intérprete, es «una película inédita de un género que nunca antes se había trabajado en España de manera efectiva: el cine negro». Por aquel entonces estaban en boga las películas de Ozores y el cine quinqui, así que supongo que El crack fue como un accidente en la cartelera. Refleja un Madrid castizo y triste, y unos personajes que deambulan por el mundo con cierto peso encima de sus conciencias. El guion es estupendo, ya desde la primera secuencia (un atraco a un bar) el personaje central queda muy bien dibujado: el detective Areta. «Dame el mechero o te quemo los huevos», le dice a uno de los delincuentes. Todo esto mientras el detective se come su filete con toda tranquilidad. Recuerdo también una escena en la que unos policías hablan entre ellos; el apodado «el Abuelo» les pregunta a unos agentes: «¿Vosotros conocéis a Kipling?»; y uno de ellos contesta: «No, ¿uno de estupefacientes?». Entonces Abuelo se ríe y les explica que «era un escritor inglés que cuando le preguntaban sobre Germán Areta respondía: “Eso es ya otra historia”». La verdad es que sí, que Areta es otra historia, como si Humphrey Bogart se hubiera pasado por el barrio de Chamberí a tomarse un vermú antes de resolver un caso. El personaje encuentra un buen contrapunto con Carmen y su hija, que sacan su lado más humano. El crack II también está bien: repite fórmula y ya está. Germán Areta no es un héroe, es un tipo roto, cansado, pero que sigue. Como tantos. Siempre recomiendo estas películas (ambas partes indistintamente).

Luego he escogido La vaquilla (Luis García Berlanga, 1985), que es una joyita capaz de hacerte sonreír, estallar en carcajadas y también pensar. Una comedia sobre la Guerra Civil que, en lugar de soltar sermones, suelta humor, tópicos españoles y verdades como puños (que, en este caso, vienen a ser más o menos lo mismo). Ahí Landa vuelve al registro más ligero, pero con ese toque berlanguiano de ironía y caos que tanto nos representa a los españoles. Una peli que humaniza sin adoctrinar. Las escenas del baño en la charca o el intercambio de mercancías son desternillantes. Tengo un amigo aficionado al cine que opina que es una película frívola. Está claro que la guerra es un asco (y una cosa muy seria), pero si encima hay que contemplarla a toro pasado sin sentido del humor, apaga y vámonos. Cuando puedes reírte de algo de manera sana es que empiezas a superar el asunto.

Mi tercera elección se trata de Los santos inocentes (Mario Camus, 1984). Es de esas películas que no se olvidan, así que no creo que pueda aportar algo que no sepan ya todos. Alfredo Landa se transforma en Paco el Bajo. Esa forma de caminar encogido, de hablar de forma sumisa, de obedecer sin rechistar… te dan ganas de meterte en la pantalla y gritarle al mundo que no puede ser. «Suélteme, señorito, suélteme», dice Paco en la película (como si fuera un perro). «Como salgas del puesto antes de tiempo te pego un tiro, que ya sabes cómo me las gasto», le responde el señorito Iván. Tanto la novela como la película te dejan sin saliva, te remueven por dentro. Y Landa, junto a Paco Rabal, da una lección de interpretación sin aspavientos. Solo con mirar ya te lo cuenta todo.

Después de ver pelis como estas no entiendo a la gente que dice que en este país no se ha hecho cine con alma, o que siempre habla de «qué malo es el cine español»; sospecho que sus motivaciones vienen dadas más por razones ideológicas que otra cosa, pero bueno, es una pena, no saben lo que se pierden. También ocurre que, en general, la mayoría de la gente asocia a Alfredo Landa con las pelis de chicas extranjeras en bikini y asuntos similares; en realidad, fue bastante más; películas como El crack, Los santos inocentes, La vaquilla y otras muchas deben estar en el altar del cine español, que las revisitemos cuando toque y que incluso, de vez en cuando, las paseemos bajo palio delante del mundo entero. Un saludo a todos.


Susanna Annasus

Le tengo un gran cariño a este actor, y ha sido para el cine español un actor de culto, diría yo. Porque trajo no solo una época de cambio, sino que aún criticado por su físico, pudo hacer cine de distintos géneros.

Mi favorita sería “Vente a Alemania, Pepe”, de 1971. Con la que me rio, lloro, y aprendo. Tengo un antes y un después de ver esta película. Antes reía, lloraba, me emocionaba y ahora entiendo mucho más el significado que quería trasmitirnos. Los guionistas son Vicente Escrivá y Vicente Coello, dirigida por Pedro Lazaga. Es una película dedicada a todos aquellos españoles que se fueron y se han ido de España a otro país buscando oportunidades, y sirve para valorar que por todas aquellas cosas que podemos criticar nuestra tierra luego son las principales para añorarla. La verdad que cuando he visto esta película ahora que vivo en otro lugar me emociono más, porque echo de menos hasta las cotillas de barrio (y eso que no me he ido a vivir fuera de España). Me gusta mucho el elenco de actores que salen en esta película: Alfredo Landa, José Sacristán, Antonio Ferrandi, Manuel Summers, Rosa Fontana, Gemma Cuervo, Tina Sáinz...

La película “La vaquilla”, de 1985. Dirigida por Luis Berlanga, el guion está escrito también por él y por Rafael Azcona. Una crítica bestial a la época de la Guerra Civil española, la lucha de dos bandos por una vaquilla (que no es vaquilla, sino toro) y que al final no va a disfrutar nadie, solo las aves carroñeras. Vuelve a trabajar con José Sacristán en esta película, y con varios actores también muy importantes para nuestro cine español.

Me gusta mucho también “El bosque animado”, del año 1987. Está basada en una novela homónima de Wenceslao Fernández Flórez. Obtuvo varios goyas a mejor película, a mejor actor protagonista que fue Alfredo Landa, a mejor guion, a mejor música original y a mejor diseño vestuario. Obteniendo candidaturas a premios goya a mejor fotografía, a mejor dirección artística y mejor sonido. Es una tragicomedia, y se ve las aventuras o desventuras que va viviendo el pobre pocero junto a un compañero que se le une para hacer fechorías y robos.

En la película “El crack”, de 1981, dirigida por José Luis Garci. Para mí esta película es como un homenaje a todas esas películas de género negro y esas películas como “Harry el Sucio”. Garci es que es un enamorado del cine, como una enciclopedia andante sobre cine y creo que tiene tantas ideas que exponer, que a veces alarga y alarga sin fin, son muchísimos detalles. Le ocurre en otras películas que ha dirigido, y esto bajo mi opinión, me encanta mucho su cine. Pero a veces es denso, pero también eso lo hace único. Y hubo “El crack II”, en 1983.

En “Polvos mágicos”, de 1979. Dirigida por José Ramón Larraz. Es un supergénero de terror-cómico que me recuerda mucho a “El baile de los vampiros”. Me encanta la ambientación, los vestuarios, los detalles y es supercómica, cómo muchas en las que sale Alfredo Landa.
Cómicas y con las que me rio muchísimo resaltaría: “Atraco a las tres”, de 1962. Dirigida por José María Forqué. Y también salen actores que me gustan mucho y una actriz muy especial como Gracita Morales.

“Soltera y madre en la vida”, de 1969. Dirigida por Javier Aguirre Fernández. Y aquí sale junto a Lina Morgan. Una crítica también bastante fuerte a aquella época, el hecho de ser madre fuera del matrimonio y mantener relaciones fuera del matrimonio.

Me gustó cuando hizo de Sancho Panza en la serie de “El Quijote”, de 1992. El guion es de Camilo José Cela, y dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón. Trabaja junto a Fernando Rey. Y en la más conocida serie de “Lleno por favor”, de 1993. Dirigida por Vicente Escrivá.


Jorge Arincón

Uno de esos actorazos grandes de verdad que ha dado el cine español. 

Actores cómo él, Paco Rabal, José Luis López Vázquez, José Sacristán, Fernando Fernán Gómez, ... han sido auténticos genios que eran capaces de defender con una profesionalidad tremenda cualquier papel. Igualito que la pléyade de niñatos sobrevalorados de hoy a los que ni siquiera se les entiende cuando hablan.

Éstas son mis tres favoritas;

“Los santos inocentes” (Mario Camus, 1984).

Aquí todo el reparto lo borda, Alfredo Landa y Paco Rabal obtuvieron el premio al mejor actor en Cannes.

Una de las mejores películas del cine español, durísima y que remueve conciencias.

Escenas memorables cómo la de ese Alfredo Landa con el tobillo destrozado diciendo entre lágrimas "no puedo señorito"...

Imprescindible

“El crack” (José Luis Garci, 1981).

Pedazo de película al más puro estilo de cine negro americano del que José Luis Garci su director, es tan buen aficionado.

Landa en el papel principal, interpreta al detective Areta encargado de la búsqueda de una joven desaparecida. Se retrata un Madrid en plena transición con una oscura trama de prostitución y corrupción.

La película fue todo un éxito y dió pie a una secuela, "El crack II", también muy recomendable y a la altura de su antecesora.

No fue la única colaboración de Landa con Garci. En "Las Verdes Praderas" el actor se marca una escena memorable casi al final de la película, que  se puede ver en Youtube e invita a reflexionar. 
"¡Vente a Alemania, Pepe! (Pedro Lazaga, 1971).

Entretenimiento, risas, españolito calentorro que busca extranjera a la que arrimarse,... "landismo" en estado puro.

Aún siendo una comedia con elementos típicos del "landismo", sirve de retrato de la época de la emigración en este país: un joven pueblerino va a Alemania buscando una vida mejor y pronto se va a dar de bruces con la realidad al darse cuenta que no todo es cómo le habían contado.

Merrik Mayfair

Me ha costado decidirme pero aquí van mis tres:

"Crónica de nueve meses" (Mariano Ozores, 1967).

La recuerdo con mucho cariño por ser una de las favoritas de mi abuela. Se reía muchísimo con la escena de los caracoles y me trae muy bonitos recuerdos.

"Jenaro, el de los 14" (Mariano Ozores, 1974).
Una lección de vida, por el interés te quiero Andrés, ¡pero muy divertida!

"Cateto a babor" (Tito Fernández, 1970).

También me trae recuerdos ya que la primera vez que la vi mi marido estaba haciendo la mili en la marina, y esto me hizo sentir empatía por la película.

David Cortabarria

Alfredo Landa (1933 – 2013), uno de los actores más famosos de la historia del cine español, rastrear su filmografía permite tomarle el pulso a una sociedad que experimentó muchos cambios a lo largo de las décadas, con momentos brillantes y otros que no lo fueron tanto.

"El crack" (José Luis Garci, 1981).
Alfredo Landa como Germán Areta

Una de las cumbres de Garci como director, su particular homenaje al género negro, con un valor documental de primer orden cuando captura con su cámara míticos templos cinematográficos hoy desaparecidos, de una Madrid que fue fascinante en los 80. Ya solo por eso, "El crack" es una maravilla. Pero es que además consigue sacar a Landa de su encasillamiento como actor, regalándole un papel que hizo que más de uno le percibiera como el actorazo que es. Y sí, "El crack" manejará todos los tropos y tópicos al uso del cine negro que se quieran, pero Garci cocina y condimenta un plato cuyo gusto es delicioso, y que deja un retrogusto aún más agradable. Un clasicazo por derecho propio.

"Los santos inocentes" (Mario Camus, 1984).
Alfredo Landa como Paco, El Bajo

Otra excelsa rara avis de nuestro cine, porque Camus borda la adaptación del libro de ese portentoso vallisoletano que fue Miguel Delibes. Una obra dura y con un dramatismo lacerante que hace que el lector no pueda olvidar su lectura. Y una película que corrobora de perlas su mensaje. Las dos malditas Españas, la de los vencedores caciquiles y la de los vencidos sumisos. Un gigantesco Alfredo Landa (el campesino derrotado) con un enorme Juan Diego (el terrateniente vencedor), robándose escenas sin parar, replicándose de una manera tan auténtica que parece que estás viendo un documental en lugar de una ficción. Y por si fuera poco con un Paco Rabal idóneo en su papel del inolvidable Azarías. Y una Terele Pávez con una interpretación realmente conseguida. Un drama muy triste, de gran intensidad poética y con un sentido trágico que sobrevuela y condiciona todo el metraje. La ignominia de la bota orwelliana fascista que ahoga al vencido en un país que merecía haber corrido mucha mejor suerte. Un peliculón, pero no puede verse a la ligera.

"La vaquilla" (Luis García Berlanga, 1985).
Alfredo Landa como Brigada Castro

En la otra cara de la moneda tenemos a un imprescindible Berlanga que aborda con sarcasmo e ironía uno de los actos más vergonzosos de nuestra maltrecha historia, la guerra incivil (como le gustaba decir al añorado escritor Javier Marías).  Un delicioso Landa comparte con el grandísimo José Sacristán multitud de escenas que oscilan entre lo más serio y lo más descacharrante, en una película que tuvo mucha fama en la época pero que a mi modo de ver se encuentra un par de escalones por debajo de los grandes éxitos del director que rodó en años anteriores -como "Calabuch" (1956), o "El verdugo" (1963)-. Pese a ello su visionado resulta siempre estimulante. Berlanga nunca tuvo malas películas, solo menos buenas