Fernando Rodríguez Tapia
“Bahía de Sangre” (“Ecologia del delitto”/”Antefatto”/”Reazione a catena”, Mario Bava, 1971).
El maestro italiano creo el "giallo"en la década anterior y cuando este se puso de moda a raíz del éxito de la ópera prima de Dario Argento, Bava ofreció un retorcido golpe de genio sin que se notase en su momento donde prefiguró el slasher en una vertiente más nihilista y brutal. Lo fascinante de esta obra es la absurda carnicería humana que se desencadena con el fin de adueñarse con las posesiones de una anciana asesinada. El cineasta italiano ofrece un compendio de muertes tan contundentes como bien filmadas ambientadas en un espacio aislado convertido en trampa mortal para sus moradores. Muchos cineastas posteriores tomaron nota e incluso plagiaron/homenajearon alguno de sus asesinatos, pero ninguno llegó tan lejos como lo que propuso aquí el autor de “Seis mujeres para el asesino” (1964). Imagino que Mario Bava allá donde esté se seguirá riendo.
“Tower of Evil” (Jom O'Connolly, 1972).
Un protoslasher británico que se adelantó a los films norteamericanos que consolidaron el subgénero y cuya recuperación hace unos cuantos años deparó no pocas sorpresas. Una serie de asesinatos acaecidos en una isla y entorno a un misterioso faro son el motor narrativo de esta sugerente película donde destaca su fascinante atmósfera, el extraño misterio alrededor de los crímenes y el sentido bizarro que acaba alcanzando en su clímax. Una obra muy recomendable que apenas tuvo repercusión en el momento de su estreno. Por cierto, del mismo año es “The Flesh and Blood Show” (Pete Walker, 1972) otra producción británica de similares mimbres y de la cual la estimable “Aquarius” (Michele Soavi, 1987) tomó buena nota.
“Psicosis 3” (“Psycho III”, Anthony Perkins, 1986).
El inolvidable actor norteamericano convirtió la tercera entrega de la saga en un auténtico "one man show" repleto de guiños cinéfilos y personales gracias al efectivo guion escrito por Charles Edward Pogue. Un disfrutable divertimento que acerca la obra maestra de Hitchcock a una de las deformaciones fílmicas que engendró con abundantes toques de humor negro, una curiosísima trama de amor fou y una serie de crímenes que alejan al film del tono de culebrón que acababa adoptando la segunda entrega. Su propio cartel es una honesta invitación a esta más que simpática película.
Jesús Manuel Pérez Molina
Aunque el slasher puede considerarse un subgénero que se puede incluso incluir en el llamado American Gothic, es decir, películas cuyas tramas ocurren en pequeñas ciudades o pueblos de la Norteamérica profunda, la verdad es que precedentes europeos como el giallo o el krimi ya contenían los ingredientes básicos que el slasher nos ofrecería después llegando incluso a cinematografías asiáticas, desde Japón a Filipinas pasando por la Cat 3 de Hong Kong, Tailandia, Indonesia y todo el Sudeste asiático. Y es que los psicópatas y asesinos no entienden de fronteras ni de paisajes.
“Daughter of Darkness” (“Mit moon cham on: Yit saat”, Ivan Gai Lai Ming, 1993).
Uno de los pilares más conocidos de la Categoria 3 de Hong Kong donde una chica, harta de los abusos de toda su familia, los pasa a cuchillo de las más diferentes y horripilantes formas. La película no tiene a un asesino con pasamontañas, pero el desarrollo de la trama y sobre todo las escenas de violencia se ríen de cualquier compatriota de Ed Gein, y digo bien al decir se ríen porque además de sangre y barbaridades la trama incluye momentos de comedia china que pueden descolocar al más pintado y un erotismo muy sucio.
“Maniac” (“Mania”, William Lustig, 1980).
Mi película favorita de todas en las que participó Joe Spinell, dando vida a un desequilibrado que gusta de cortarle la caballera a cuanta colipoterra se le pone por delante al considerar que de esa manera limpia su ciudad y al mismo tiempo se venga de su madre, una mujerzuela que abusaba de él en su infancia. La película es pringosa y recuerda a los pornos de finales de los 70's que se rodaban en Nueva York. El carisma y la personalidad de Spinell llena cada fotograma en una película cuyo realismo llega a incomodar y además tiene una banda sonora maravillosa.
“Mil gritos tiene la noche” (Juan Piquer Simón, 1982).
Slasher español disfrazado de producto americano que da totalmente el pego si no eres aficionado a las localizaciones de rodaje, donde se reconoce el chalet usado en mil y una producciones españolas de todo género y subgénero. Escenas gore muy bestias, una historia de trauma infantil y mucha mala leche con un asesino que parece escapado de un giallo italiano...y además de regalo un cameo de Bruce Le con una E, que por entonces andaba asociado a Dick Randall, que producía en aquellos momentos “Duelo del dragón y el tigre” (1980) con el mencionado Le y Richard Harrison en tierras españolas.
Joanna
La explosión del slasher al comenzar la hoy tan reivindicada década de los ochenta llenaría los patios de butaca de un sinfín de películas con asesino cuchillo al ristre a la caza y degollamiento del grupo de jovenzuelos de turno. La excesiva codificación del subgénero, con las películas repitiendo los mismos patrones una y otra vez, dio pronto paso a las esperables parodias. Algunas de las cuales son, para sorpresa de propios y extraños, muy pero que muy buenas... y otras al menos muy disfrutables.
“Reunión de clase” (“Class Reunion”, Michael Miller, 1982).
Brian De Palma daría la mejor parodia del slasher al poco de comenzar su magnífica “Impacto” (1981), y al año siguiente se estrenaba “Reunión de clase” con el humor irreverente de la gente de National Lampoon, contando además con guion de un finado y afilado John Hughes. Se echa en falta en el reparto a John Belushi, pero el film no tiene desperdicio para los fans de los Lampoon o del Saturday Night Live.
“Psycho Beach Party” (“Psycho Beach Party”, Robert Lee King, 2000).
De los escenarios a las pantallas, “Psycho Beach Party”, obra de Robert Lee King, es una parodia de las beach movies de los primeros sesenta en clave de comedia slasher. Repleta de personajes y situaciones arquetipo con los que el director juega a su antojo bromeando con los mimbres manejados. Atentos en su juvenil y guapetón reparto a una lozana Amy Adams.
“The Slumber Party Massacre 2” (“The Slumber Party Massacre 2”, Deborah Brock, 1987).
No tardaron las voces de siempre en tachar de machista al slasher. Aquello de los desnudos y los asesinatos de las jovencitas de rigor molestó a los grupos conservadores y a muchas feministas. Amy Holden Jones, contando con la escritora Rita Mae Brown en el guion, se decidió a parodiar el subgénero, resaltando dichas cuestiones, y dirigió en 1982 “The Slumber Party Massacre”, una cinta que gustó mucho a los adolescentes que frecuentaban estas películas en los cines. Nada de extrañar dadas las atractivas féminas que se quitaban la ropa a la mínima de cambio por aquello de burlarse de los clichés. La siguió una secuela cinco años después, esta vez dirigida por Deborah Brock, que transitaba los mismos senderos y que igualmente fue del agrado del público, con muy buena respuesta en los videoclubs españoles. Pero además Corman se fijaría en la de la Holden y se sacaría de la manga la muy similar “El internado” (1986), dirigida por Carol Frank, que por supuesto también tuvo su secuela.
Malina Murnau
“El tren del terror” ("Terror Train", Roger Spottiswoode, 1980).
Lo pongo el primero, por ser el típico slasher ochentero que me gusta. Y además sale Jamie Lee Curtis, un asesino y todo pasa en un tren. Me lo paso pipa.
“Viernes 13: Capítulo final” ("Friday the 13th: The Final Chapter", Joseph Zito, 1984).
Mis favoritas de la saga son es ésta y la primera parte. Las otras resultan disfrutables. Acompañadas si puede ser de cervecitas y aperitivos para pasar un buen rato.
“Terrifier” ("Terrifier", Damien Leone 2016).
La primera vez que vi al payaso Art fue en la película “La víspera de Halloween” (2013) y me encantó. Luego apareció esta joyita y me enamoró. Es mi favorita, aunque sea más barata que sus dos secuelas que, ojo, también me gustan. Pero lo admito, soy fan total del asqueroso payaso.
Y como siempre dejo atrás muchas más que me gustan. Aunque sea el subgénero que menos me llama la atención dentro del terror, algunas son una maravilla.
Miguel Romero
“Amenaza en la noche” (“Butcher, Baker, Nightmare Maker”, 1981, de William Asher).
El veterano de la televisión William Asher nos sorprendía con esta película de terror, mucho más interesante que la mayoría de las que se estrenaban por entonces.
Con Bo Svenson y un joven Bill Paxton en el reparto, sobresale sin duda Susan Tyrrell como la psicótica (tan patética como peligrosa) tía del chico protagonista.
Prohibida en su día en el Reino Unido que la incluyó en su infame lista de “video nasties”.
“Trampa para turistas” (“Tourist Trap”, 1979, de David Schmoeller).
Estrenada a la vez que “La noche de Halloween” y por la misma distribuidora que ésta, no fue hasta que Stephen King alabara sus virtudes en su libro “Danza macabra” que se la empezara a valorar.
Increíble Chuck Connors como el malo de la función, el asesino de los despistados turistas, entre los que destacan Jocelyn Jones y Tanya Roberts antes de convertirse en una “ángel de Charlie”.
Y eso de los maniquíes da un mal rollo…
La saga de “Hatchet” (Adam Green, 2006-2017).
“No es un remake. No es una secuela. Y no está basada en ninguna película japonesa. Horror americano de la vieja escuela. El terror vuelve a la vieja escuela”.
Ese era el slogan de la original “Hatchet”, el simpático homenaje de Adam Green a los viejos slashers, que hasta ahora cuenta con tres secuelas (en “Hatchet 3” le cedió el puesto de realizador a BJ McDonell, encargándose él de otras funciones).
Creó su propio psychokiller, el deforme y vengativo Victor Crowley, que habita en los pantanos de Luisiana y no hay cómo acabar con él. Llenas de humor y reconocidos rostros del terror y la serie B: Kane Hodder, Robert Englund, Tony Todd, Danielle Harris, Sid Haig, Zack Galligan, Caroline Williams, Tiffany Shepis… En la tercera, cuando Crowley se enfrenta al jefe de los SWAT, éstos están interpretados por Hodder y Derek Mears, o lo que es lo mismo, el actor que más veces ha encarnado a Jason Vorhees contra el que lo interpretó en el remake de Marcus Nispel. ¡¡Toma metacine!!
Alfonso Romero Moreno
El éxito comercial de “La noche de Halloween” (John Carpenter, 1978) provocó pronto respuestas en la gran pantalla, y en la bisagra entre los setenta y ochenta llegaba a las carteleras “Viernes 13” (Sean S. Cunningham, 1980), un film concebido para una mayor audiencia, plantando los tropos y clichés que no tardarían en ser explotados en un sinfín de producciones, muchas desde los más ínfimos presupuestos (e innovación), llenando los cines de los ochenta de asesinos sedientos de venganza y adolescentes masacrados de mil y una formas (gracias muchas veces al arte de Tom Savini) en las fechas más señaladas del calendario y, preferiblemente, en campamentos y universidades o institutos (tanto da). A mediados de los noventa, con el (sub)género prácticamente muerto y enterrado, Wes Craven y Kevin Williamson lo resucitaban con “Scream. Vigila quien llama” (1996), añadiendo un matiz metalingüístico que formará parte de la franquicia y de muchos nuevos títulos, sobre todo los perpetrados por nuevas generaciones de realizadores a partir del cambio de siglo, con un puñado de títulos loables, aunque no todas (por supuesto) hayan sido aportaciones afortunadas, viéndose el slasher moldeado por los modos y modas del momento de su producción, y aún hoy añadiendo más y más ejemplos. Puestos a elegir, vamos con estos tres:
"Death Proof” (“Death Proof”, Quentin Tarantino, 2007).
Definida por el propio Tarantino como un slasher donde el asesino utiliza un coche como arma homicida, “Death Proof” es eso y mucho más. En su homenaje a las películas que proyectaban en la salas de grindhouse de la calle 42 y similares en los tiempos dorados del cine de explotación, el realizador incluye además una mirada a las películas de Russ Meyer, de H.B. Halicki o de Sam Peckinpah, a la car&chase movie, a la la hicksploitation, a las películas de chicas duras en la estela de “Las navajeras” (Jack Hill, 1975), a Brigitte Bardot y a todo un universo donde el cine de explotación y el de autor están (como tantas veces) más cerca de lo que la mayoría de la crítica quiere pensar.
“La casa de los horrores” (“The Funhouse”, Tobe Hooper, 1981).
En plena efervescencia del slasher, Tobe Hooper realizó con cierta holgura de medios una de las más interesantes películas de terror juvenil, aunque no obtuvo, por diversas razones (entre ellas la mala gestión de la productora), mucha repercusión en las carteleras. Con el paso de los años terminaría por convertirse en una de las películas favoritas para el público y parte de la crítica en la filmografía del director texano. Una cinta que aunaba una mirada a su título más icónico, “La matanza de Texas” (1974), con ciertas coordenadas industriales/comerciales de aquellos primeros ochenta. A reivindicar.
“Cold Prey” (“Fritt Vilt”, Roar Uthaug, 2006).
Perfecto ejemplo de cómo rodar un buen slasher (y un buen film de terror) sin mediar un presupuesto holgado y sin tener porqué ser muy novedoso en su trama. Roar Uthaug llamó la atención de medio mundo con un film tan sencillo en su planteamiento como estupendo en su desarrollo, sin tomar al público por idiota, y esforzándose por hacer creíbles hasta los momentos más cotidianos de la historia.
Eduardo Álvarez Cónsul
"Pesadilla en Elm Street " (“A Nightmare on Elm Street”, Wes Craven, 1984).
Esta película sería el comienzo de la saga de Freddy Krueger protagonizada por Robert Englund, que un poco antes había hecho en la teleserie " V" (1983) de Willie el único lagarto bueno de la serie.
"Vestida para matar” (“Dressed to Kill”, Brian De Palma, 1980).
Este sería uno de las primeros slashers que recuerdo ver. Con grandes actores como Michael Caine y Angie Dickinson, Keith Gordon como Peter el inventor, hijo de Angie Dickinson, y Nancy Allen como Liz Blake, una hermosa prostituta que es testigo de un asesinato.
“Corrupción en Miami: ¿Honor entre ladrones?" (“Miami Vice: Honor Among Thieves?", Jim Johnston, 1988).
Este episodio de "Miami Vice" recuerda mucho a "M, El vampiro de Dusseldorf" (1931) de Fritz Lang, donde a un narcotraficante con doble personalidad se le va la mano poniéndole cocaína a chicas adolescentes causando su muerte, y los propios narcotraficantes le quieren hacer un juicio paralelo. Entre los propios narcotraficantes están los policías encubiertos Sonny Butnett y Ricardo Cooper, que no son otros que Sonny Crocket y Ricardo Tubbs.
Hay una escena que me hizo gracia que es cuando un narcotraficante tiene una discusión con Ricardo Tubbs, sin saber que es un policía encubierto, y le dice
"Algún día tu y yo bailaremos juntos ", Ricardo Tubbs respone " Cuando tú quieras que suene la orquesta, nena".
Alfonso Carlos López
"La matanza de Texas" ("The Texas Chainsaw Massacre", Tobe Hooper, 1974).
Tobe Hooper dirigió en 1974 este impresionante y legendario film estadounidense que tendría una repercusión enorme en el mundo cinematográfico y también musical ya que ha sido referente de montones de grupos. En su reparto nos encontramos a: Marilyn Burns,Allen Danziger, Paul A. Partain, Teri McMinn, Edwin Neal ,Jim Siedow, Gunnar Hasen y John Dugan. Cinco adolescentes que se dirigen a Texas al saber que la tumba del abuelo de dos de ellos, que son hermanos, ha sido profanada y vivirán una auténtica pesadilla en una granja aislada a manos de una familia de caníbales. Está inspirada en el personaje real de Ed Gein. Adquiere protagonismo fundamental la motosierra que blande Leatherface y su figura ha tenido dimensiones de mito de lo macabro. Otro detalle muy escabroso son los muebles hechos con restos humanos. Realmente una obra maestra.
"La Noche de Halloween" ("Halloween", John Carpenter, 1978).
Otra obra de los USA de culto y otro clásico del terror y del slasher, dirigida por John Carpenter en 1978 con guion del propio Carpenter (que también realizó la banda sonora) con Debra Hill. Jamie Lee Curtis, Donald Pleasence, Nancy Loomis, P. J.Soles, Charles Cyphers, Kyle Richards, etc… componen un gran elenco de actores. Durante la noche de Halloween, Michael con 6 años asesina a su hermana y al novio de ésta con un chuchillo de cocina, es internado en un psiquiátrico y se escapa 15 años más tarde, la víspera de la citada fiesta. Comienzan una serie de crímenes perpetrados por él y un médico del psiquiátrico que sabe de su peligrosidad lo persiguirá. Asimismo ha sido otra gran influencia para los grupos de música. Michel Myers ha pasado como un icono del horror.
"Pesadilla en Elm Street" ("A Nightmare on Elm Street", Wes Craven, 1984).
Película norteamericana de 1984 del director Wes Craven cuya producción fue de Robert Shaye y protagonizada por: Heather Langenkamp , John Saxon, Ronee Blakley, Robert Englund y Johnny Depp. Magistral Robert Englund en el papel de Freddy Krueger. La trama trata sobre cuatro adolescentes que viven en la misma calle y son asesinados por un psicópata con un guante de cuero con cuchillas y que sólo ataca en los sueños fue muy original y novedosa. La imagen de Krueger con ese jersey, el sombrero y su siniestro guante de cuchillas se mete en la retina del espectador. El miedo a quedarse dormido de los chicos es otro factor determinante de la cinta. Imprescindible para todo amante del cine.
La lista de películas de este género sería interminable y es un estilo que nos atrae a montones de fans.
Dev Voorhees
“Viernes 13 (parte III) (Friday the 13th Part III, Steve Miner, 1982).
Habiendo revivido de sus heridas, Jason Voorhees se refugia en una cabaña cerca de Crystal Lake. Cuando un grupo de jóvenes llegan de vacaciones, Jason continúa con su masacre.
Primera aparición de Jason con su icónica máscara, cuyo origen fue que el director Steve Miner quedó tan fascinado con una máscara de los Detroit Red Wings, que mandó hacer una máscara para Richard Brooker, quien en ese momento daba vida a Jason Voorhees.
Siempre me gustó este personaje, quizás porque las máscaras me fascinan, y él lo tenía todo: era alto, fuerte, despiadado y surrealista, porque no te imaginas cómo pudo sobrevivir tras su tragedia; de ahí que se convirtiera en mito... Será mi favorito de por vida, incluso tengo una máscara igual .
“El asesino de Rosemary” (“The Prowler”, Joseph Zito, 1981).
Rosemary decide acabar su relación con su novio antes de que vuelva de la guerra, y más tarde la asesinaran en el baile de graduación, dejando una rosa roja en su mano. 35 años más tarde se vuelve a celebrar dicho evento, pero un despiadado asesino vestido de soldado hará de las suyas en esta magnífica producción del director Joseph Zito, que cuenta con los efectos especiales y maquillaje de Tom Savini (de ahí lo de magnifica). El realismo de las muertes es espectacular, como la apariencia del slasher. Merece estar en cualquier colección que se precie.
“San Valentín sangriento” (“My Bloody Valentine”, George Mihalka, 1981).
Hace 20 años, en el día de San Valentín, un trágico accidente costó la vida de cinco mineros, cuando los supervisores abandonaron su puesto de trabajo para irse al baile anual de esa festividad. El único superviviente, Harry Warden, tras la terrible experiencia acabó en un psiquiátrico. Pero en el primer aniversario del desastre volvió al lugar para llevar a cabo la más sangrienta de las venganzas... ¿o no?
Otra joya de los 80, dirigida por George Mihalka, muestra una originalidad en las muertes muy particular, y su claustrofóbica ambientación te va poniendo en tensión hasta su inesperado desenlace.
Sé que me dejo atrás a clásicos como Myers, Krueger o Leatherface, pero ya esos son bastante conocidos como para incluirlos.
Buen fin de semana a tod@s
Ángel Marrero
Me centro en la temática de slashers de campamento y voy con estos tres. Curioso, pero sin pretenderlo ¡todos son del mismo año!
"La Quema" ("The burning", Tony Maylam, 1981).
Un grupo de chavales prende fuego accidentalmente a Cropsy, el hosco conserje de su campamento, cuando van a gastarle una broma en su cabaña. El tipo queda horriblemente desfigurado y se convierte en un psicópata asesino, que regresa en busca de venganza, armado con unas terribles tijeras de podar…
Un slasher de campamento donde no falta ninguno de sus típicos ingredientes: niñatos estúpidos y salidos, despelotes, gore y lo mejor de todo: un matarife realmente espeluznante, obra del gran maestro Tom Savini.
"Madman" (Madman, Joe Giannone, 1981).
Me encantan Marz el Loco y su fabulosa historia contada a la lumbre de una fogata. Entre risas y bromas, un grupo de campistas invocan accidentalmente al granjero asesino, que regresa en forma de zombie para aniquilarlos con su hacha y su soga de horca. "Uno a uno iréis cayendo. Y antes de que acabe la noche... ¡moriréis!". Bonita leyenda y preciosa escabechina.
"No vayas al bosque... sola" (Don't Go In The Woods... Alone, James Bryan, 1981).
Hay slashers malos y los hay peores, como es el caso de este bodrio hecho con cuatro duros, pero maravilloso en su cutrez. Aquí tenemos a toda clase de víctimas, desde las típicas parejitas de acampada hasta un grotesco "senderista" en silla de ruedas, quienes son masacrados por una especie de trampero demente armado con una lanza. Un filme muy chungo, con mucho gore guarrindongo. Sólo para fans muy fans de lo más ínfimo en slashers.
Carlos Enríquez
Debo reconocer que no soy un gran fan del cine slasher. Durante mi juventud vi unos cuantos, siempre en buena compañía, porque nada como ver a un asesino enmascarado haciendo de las suyas mientras estás rodeado de colegas con las luces apagadas, mantas a medio compartir y boles de palomitas que nadie toca cuando empiezan los gritos. Quizás mis elecciones no van a aportar nada nuevo, pero he escogido los primeros slasher que vi, los de toda la vida: “Viernes 13”, “Pesadilla en Elm Street” y “La Noche de Halloween”.
“Viernes 13” (“Friday the 13th”, Sean S. Cunningham, 1980).
Un gran clásico que más o menos sabes de qué trata aunque no lo hayas visto: campamento Cristal Lake, adolescentes y sangre. Es una peli sin sutilezas, pero con mucho carisma ochentero. La gracia es que en la primera no aparece el icónico Jason con la máscara de hockey (eso vendría después), pero el tono ya está marcado: castigo para los que se portan mal, sustos bien colocados y una banda sonora que te taladra el cerebro.
“Pesadilla en Elm Street” (“A Nightmare on Elm Street”, Wes Craven, 1984).
Aquí el asesino, Freddy Krueger, no necesita un cuchillo o un hacha, lleva incorporados dedos/cuchilla y te mata en sueños. La idea es brillante y original. El tipo (el gran Robert Englund) con su jersey a rayas se convirtió en icono a base de chistes macabros con los que se ríe de sus víctimas y pesadillas terroríficas. También gracias a algunas escenas que aún hoy dan mal rollo; recuerdo una en la que una cama absorbe a un chaval que escucha música con sus auriculares y que la cama luego lanza un surtidor de sangre mientras la madre del tipo grita aterrorizada. Creo que de mis tres elecciones es la que más miedo me dio.
Y, por supuesto, “La noche de Halloween” (“Halloween”, John Carpenter, 1978), que marcó las directrices del género. Michael Myers, la máscara blanca inexpresiva, la música minimalista pero inquietante... Quizá es una película con menos ritmo que las que he escogido en primer y segundo lugar, pero siempre resulta turbadora porque nunca desaparece la sensación de que algo malo va a pasar. Además, Jamie Lee Curtis se ganó el título de reina del grito por méritos propios.
Aunque hoy no soy consumidor habitual del género, he visto también algunas películas posteriores como “Sé lo que hicisteis el último verano” (“I Know What You Did Last Summer”, Jim Gillespie, 1997) o “Scream. Vigila quién llama” (“Scream”, Wes Craven, 1996): un homenaje al género que se ríe de sí mismo y al mismo tiempo funciona como slasher de primera. También recuerdo una más reciente: “La cabaña en el bosque” (“The Cabin in the Woods”, Drew Goddard, 2011), una peli con un planteamiento interesante en el que se mezcla la ciencia ficción, el terror tipo slasher y la comedia.
Jorge Arincón
Me gustan mucho algunas de las películas que se enmarcan en éste género, las que voy a nombrar y por lo menos una docena más que podrían estar entre mis favoritas. Pero ya ha llegado el punto en que me cansa la repetición de los mismos parámetros una y otra vez, así que ya he dejado de seguir todas las nuevas sagas.
Me quedo con éstas tres.
“La matanza de Texas” (“The Texas Chainsaw Massacre”, Tobe Hooper, 1974).
Una de las películas en las que recuerdo haber pasado miedo realmente y que te deja mal cuerpo. Desagradable con escenas que aún hoy habiéndola visto tantas veces no dejan de impactar.
Pese a la dureza de sus escenas muchas veces es más lo que se sugiere que lo que realmente se ve, lo cual la hace aún mejor.
“La noche de Halloween” (“Halloween”, John Carpenter, 1978).
Ya la puse como mi favorita de Carpenter en su momento y no voy a repetir lo mismo.
Es un peliculón con mayúsculas y sirvió de modelo y esquema para que muchos la copiasen, aunque con mucho menos talento que la original.
La saga ha sido explotada una y otra vez.
Me gustó de todas formas la versión que dirigió Rob Zombie, que introducía una parte interesante sobre la infancia de Michael.
“Alta tensión” (“Haute tension”, Alexandre Aja, 2003).
Una moderna, para mí moderna es del 2003. Esta película me sorprendió en su momento, muy cruda, bestia, bien hecha y con final sorprendente.
Alexandre Aja empezó fortísimo con ésta peli y luego con un remake bestial de las "Las colinas tienen ojos" (2006), para mí muy superior a la original.