A la edad de 67 años y debido a un paro cardíaco nos dejaba
este pasado 3 de julio el actor Michael Madsen, hermano mayor de la también
actriz Virginia Madsen. El servicio médico que llegó a su hogar tras recibir una
llamada lo encontró ya muerto en su casa de Malibú, que hace años comprara a su
amigo David Carradine.
Con una inabarcable filmografía (principalmente en la serie
B), permanecerá por siempre en el imaginario colectivo por su papel como el
señor Rubio (y su famosa escena torturando al policía) en Reservoir Dogs (1992), la opera prima en la realización de Quentin
Tarantino. Quien pensó en él para dar vida a tan peligroso y fascinante personaje
fue el veterano director de culto Monte Hellman, que había trabajado con él en La Iguana (1988) unos años antes y que
aquí ejercía como productor.
Tarantino volvería a contar con Madsen tanto en algunas de las
películas que dirigiera como en las que ejercía otras funciones. Así lo
veríamos en Kill Bill vol.1 (2003) y kill Bill Vol.2 (2004) dando vida a Budd,
el hermano de Bill. En Los odiosos ocho (2016) era Joe Gage, y tendría un
brevísimo cameo en Erase una vez… en
Hollywood (2019). Pero también intervendría en Sin City. Ciudad del pecado (Robert
Rodriguez, 2006) -en la secuela su personaje recaería sin embargo en un actor
bien distinto a él, Jeremy Piven- como el compañero del personaje de Bruce
Willis, y fue uno de los moteros de la biker-movie Hellride (Larry Bishop, 2008).
Michael Madsen poseía una de las voces más reconocibles de
Hollywood, y la prestó en no pocas películas de animación y videojuegos. De
personalidad contradictoria también escribía poesía. Tenía publicados varios
libros y preparaba uno nuevo, además de registrar sus impresiones, a lo largo
de sus viajes y estancias de hotel, en cualquier trozo de papel que tenía mano
(o incluso en una caja de cerillas).
Su vida no fue un lecho de rosas, y sus escarceos con las
drogas y el alcohol resultaron bien sonados. Casado en tres ocasiones, la
última con DeAnna Morgan, ex del músico Brian Setzer, tendría hasta siete hijos.
La prensa se encargó de airear sus problemas domésticos con éstas y algunos de
sus vástagos, como el caso de Hudson Lee Madsen, que se suicidó en enero de
2022, y cuyo recuerdo atormentaría a nuestro protagonista hasta el fin de sus
días.
Destacamos a continuación seis de sus películas fuera del
universo de Tarantino situadas casi todas ellas entre los márgenes de la que
fue su mejor década (al menos a nivel comercial), los años noventa del pasado
siglo XX.
La
muerte golpea dos veces (Kill Me Again, John Dahl, 1989).
Madsen era el gánster Vince Miller en el debut como director
de John Dahl y que protagonizaran Val Kilmer y su entonces esposa Joanne
Whalley. Una muestra del talento de su realizador, llamado a revolucionar/reivindicar
el cine negro, género en el que reincidiría con las magníficas Red Rock West
(1993) y La última seducción (1994).
The Getaway (La huida) (The Getaway”, Roger Donaldson, 1994).
Sería el peligroso Rudy Travis, el matón enviado a matar a la
pareja protagonista, en este remake del conocido film de Sam Peckinpah. Papel
que en la original recayera en otro tipo duro, Al Lettieri.
Wyatt Earp (Wyatt Earp, Lawrence Kasdan, 1994).
En la epopeya wéstern de Kasdan&Costner sobre el famoso marshall,
sería Virgil, uno de los hermanos de Wyatt Earp. Por estar trabajando en ésta
no pudo aceptar el papel de Vincent Vega en Pulp
Fiction que finalmente recaería en John Travolta.
Junto a Nick Nolte, Chris Penn y Chaz Pelmentieri formaría
parte de unos incorruptibles policías en este homenaje a las viejas películas
de los años cuarenta que dirigiera el neozelandés Lee Tamahori, quien también
contaría con él para la aventura de James Bond Muere otro día (2002),
donde Madsen coincidiría con su viejo amigo y vecino Pierce Brosnan.
Donnie Brasco (Donnide Brasco, 1997, Mike Newell, 1997).
Como Sonny, el nuevo jefe de un grupo mafioso entre los que se
infiltra un policía (Johnny Depp) a través de un pobre diablo del clan (Al Pacino).
Basada en hechos reales.
The Florentine. Un bar de copas y amigos (The Florentine, Nick Stagliano, 1999).
Adaptación cinematográfica de la obra homónima representada en
el off Broadway. Aquí con el pelo teñido de claro como el dueño del bar del
título y acompañado en el coral reparto, entre otros muchos, por su buen amigo
Chris Penn y su hermana Virginia. Un retrato de la amargura de un pueblo de
Pensilvania, en pleno Cinturón del óxido, y de cómo tratan sus gentes de salir
adelante [1].
En un momento de la arriba mencionada Donnie Brasco, el duro mafioso al que daba vida Madsen lee el periódico encontrándose con la noticia de la muerte del Duke y exclama “¡John Wayne no puede morir!”. Nosotros, por nuestra parte, en cuya memoria/formación cinéfila/cinefaga la figura de Michael Madsen (al igual que la de Wayne) forma parte insustituible e indeleble, exclamamos ¡Michael Madsen no puede morir!
Alfonso
& Miguel Romero
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