domingo, 31 de diciembre de 2023

Goya

 


Mi pequeña colección de uno de mis pintores favoritos.







Abajo algunos cuadros que tengo en la biblioteca.




martes, 26 de diciembre de 2023

La Cripta de los Condenados: Alfonso Carlos López

 


Inicié mi andadura musical tocando la batería y cantando algún tema a la vez, con un grupo que formamos en el bachillerato unos compañeros de clase. Más que nada para divertirnos, y llegamos a tocar varias veces en nuestro colegio. Fue algo sin mayor transcendencia, tan sólo para pasarlo bien, sobre todo porque a cada uno nos gustaba un tipo de música diferente. Intenté formar una banda afín a mis gustos, pero fueron intentos sin mayor importancia y de los que no merece la pena hablar. Ya que como digo no tuvieron ninguna importancia ni relevancia, aunque con gente de alguno de estos proyectos, trascurrido el tiempo, formamos más tarde sobre 1985 el germen de Departamento B, que completamos a partir de 1986. Recuerdo que un hecho que reforzó mi visión de la música fue un viaje a Londres, donde puede ver de primera mano lo que estaba ocurriendo musicalmente allí y traerme un montón de discos que influyeron mucho en mi visión de la música. Era mi etapa como universitario y además de estudiar y tocar en Departamto B también trabajaba por las mañanas, por lo que me pude costear dicho viaje.

A lo largo de mi vida he tocado como batería en Departamento B, Alajainkoa, Los Motosierras e Iberia Trash (en Iberia Trash también ejercí en algunos temas como co-vocalista). Por motivos graves de salud tuve que dejar la batería. El año 2000 fue muy duro para mí por mi salud, que degeneraría en una invalidez absoluta, y mi jubilación en el ámbito profesional del derecho laboral. Así que de repente se acabó todo, estaba en mi mejor momento tanto como músico como en mi profesión y me vi siendo un jubilado más de precaria salud. Así que ya como pensionista, y a pesar de mi enfermedad, me puse a estudiar contrabajo, órgano Hammond y armonía como hobby y como manera de llenar el tiempo. Pero cuando acabé me decidí a seguir en la música y formé A. C. López Band, proyecto que tuve que posponer de nuevo por diversas operaciones y por otro brote terrible en mi enfermedad durante bastante tiempo. En esa época, antes del parón por salud, estuve un tiempo como compositor y como músico grabando jingles de publicidad para empresas. Cuando ya me recuperé, pero obviamente siguiendo con la invalidez, retomé el proyecto con los amigos que formamos este grupo y reclutamos vientos, cambiamos el nombre (ya no que me gustaba mucho) y dimos forma a The Nafarrak  en el 2018. Empezamos a tocar y pronto se interesó un sello de París por nosotros y con ellos hemos seguido grabando discos. Por cierto, en The Nafarrak soy cantante, coros, contrabajista, órgano Hammond y teclista. Acaba de salir en noviembre del 2023 un disco recopilatorio de The Nafarrak con el sello parisino Last Groove Records llamado “The Best Of”, que es un repaso a los mejores temas nuestros de diferentes discos de The Nafarrak y con una duración de 53,20 minutos.

Contar toda mi trayectoria daría para mucho así que he resumido muchísimo. Con mis bandas he realizado 6 álbumes, 1 Ep, 2 singles, hemos participado en 11 álbumes recopilatorios nacionales e internacionales (compartiendo discos con gente tan importantes como  Danny B Harvey -ex Rockats y en esos momentos el batería de su banda era Slim Jim Phantom que fuera batería de los Stray Cats-, The Pharaohs, The Monsters, Godless Wicked Creeps, The Rattlers,  P. O. X. , Dead Cats, SxTxH, etc…), participamos en las  bandas sonoras originales de 3 películas del director Sergio Blasco -la más famosa y distribuida además internacionalmente por Troma en los Usa fue “Belcebú” (2005)-. También hemos salido en diferentes medios de comunicación, radios ,revistas, fanzines libros -nos hizo especial ilusión aparecer acreditados en los libros de Marco Mutante-, incluso salimos una vez en la televisión.

Hemos desarrollado nuestra actividad musical y conciertos en Francia principalmente, pero también en Bélgica, Mónaco, algo en Alemania, etc. Lo cual es lógico ya que grabamos para un sello francés que distribuye en esos países. Además de la discografía que he relatado antes hay que añadir que para 2024 voy a adelantar cosas que ya están hechas,  firmadas, pero sin desvelarlas para que en su momento sean sorpresa: a principios de 2024, en los dos primeros meses, saldrá una reedición de un CD nuestro con un tema más y un cambio en el pop art, típico objeto para coleccionistas además de para la gente que no lo tenga; sobre Semana Santa también se publicará un álbum con 10 temas que ya está preparado y a la espera de ser publicado, por no sacar tantos discos a la vez juntos. También hay un proyecto de un single que está hablado, pero ese habrá que ver.

En la actualidad, además de mi grupo The Nafarrak, soy locutor de radio en Rock Antena Roll (Radio Huelva-Hispanidad Radio) donde tengo mi propio espacio, Vintage Sounds, dedicado lógicamente a la música.


¿Cuál fue el primer referente que recuerdas en el fantástico y el terror?

Dado que yo soy de 1965 sin duda fueron “El exorcista” (1973), “¿Quién puede matar a un niño?” (1976), “Carrie” (1976), ”La noche del terror ciego” (1972), “La profecía” (1976), etc... Poco a poco pude acceder a más películas tanto en el cine como cuando empezaron los videoclubs y conocer películas como “Nosferatu” (1922), “Drácula” (1931) de Tod Browning, “La matanza de Texas” (1974),  “Nosferatu, vampiro de la noche” (1978) de Herzog, “La noche de los muertos vivientes” (1968), “La Parada de los Monstruos” (1932), “Plan 9 From Outer Space” (1959), “Psicosis” (1960), “Vampyr” (1932),  etc…

¿En el terreno cinematográfico, cuál es tu director favorito del género?

Hay muchos, es difícil decir uno: Tod Browning, Friedrich Wilhelm Murnau, George A. Romero, Sam Raimi, Jess Franco, David Cronenberg, Wes Craven, Herschell Gordon Lewis, Dario Argento, John Carpenter, Hitchcock, etc.

¿Y quiénes son tu actor y actriz preferidos que han despuntado en el mismo?

Bela Lugosi, Vincent Price, Cristopher Lee, Paul Naschy, Lon Chaney, etc.

¿Cuál destacas como tu película de terror predilecta?

Mi película favorita de terror, habría muchas, pero si me debo quedar con una, sin duda es “Nosferatu” de Murnau.

¿Universal o RKO? ¿Hammer o Amicus?

Todas son buenas y me apasionan por igual, pero si debo elegir pues Universal en la primera pregunta y respondiéndote a la segunda la Hammer.

¿Cuál es tu subgénero favorito dentro del terror y el fantástico?

Mi subgénero favorito es el de vampiros. Me fascinan los vampiros y todo lo que conlleva. De cine fantástico soy un fan del estilo épico fantástico tipo la saga de “El Señor de los Anillos” y “El Hobbit”, “Juego de tronos” , etc.

¿Casan bien el terror y el erotismo?

Para mí maridan perfectamente el terror y el erotismo. De hecho, han ido de la mano en muchísimas películas y creo que enriquece el género. En montones de películas hay ese componente erótico, desnudos femeninos, etc… que realzan el filme. En muchos films de teen horror salen estos elementos de desnudos y erotismo, fue muy común. Algunas películas representativas del erotismo en el terror son:” La muerta viviente” (1982),  “Emanuelle y los últimos caníbales” (1977), “La orgía de los muertos” (1973), “The Gore Gore Girls” (1972), ”Las vampiras” (1971), “El amanecer de los vampiros” (1971), “Los ritos sexuales del diablo” (1982), etc. Me gustaría también rendir homenaje a la musa Susana Estrada, excelente vedette, actriz y cantante que participó en muchas películas entre ellas los films de terror “El jovencito Drácula” (1977), “La noche de las gaviotas” (1976) o “Carne Cruda” (2011). Son muy recomendables así mismo “Elvira, reina de las tinieblas” (1988) y la saga de “Ilsa”.

¿Cómo ves el género en los últimos años?

En los últimos años en el género parece que se ha producido cierto bajón, pero también ha habido buenos films. Así que el terror y lo fantástico es un género que jamás morirá y siempre estará ahí. Hay muchas películas que me han gustado, como” Black Friday (Thanksgiving)” (2023), “Verónica” (2017), “Ultima noche en el Soho” (2022), las de “Expediente Warren”, ”La monja” (2018), “The Farm” (2018),etc. También han adquirido mucha importancia las series, muy buenas por cierto, como “True Blood” (2008-2014), “American Horror Story” (2011-), “30 Monedas” (2020-),” The Walking Dead” (2010-2022), etc. De todos modos, lo bueno que tiene el cine es que siempre habrá buenos films y también descubres cosas maravillosas del pasado, por ejemplo, joyas del cine mudo como “L´Inferno” (1911) o “Haxan. La brujeria a través de los tiempos” (1922).

¿Cuál es la película más salvaje y gamberra que recuerdas?

Hay muchísimas, es difícil decir una. Muchas de la Troma como “El Vengador Tóxico” (1984) por citar algo. Otra película y saga que me impactó por su bizarrismo y que me gusta mucho es la de “El Ciempiés Humano”. Por decirte alguna antigua “Sardu (Blood Sucking Freaks)” (1976).

¿Cuál es tu escritor favorito del género?

Tolkien, Bram Stoker, Edgar Allan Poe, H.P. Lovercraft, Stephen King, Anne Rice, Clive Baker, Jack Ketcum y un gran etc… Por cierto, he leído la obra de Malina Murnau y me quedé impresionado por su calidad y frescura, no podía dejar de nombrarla ya que me encanta como escribe.

¿Cuál sería tu grupo o solista musical favorito dentro del fantástico y el terror?

Hay un montón de grupos que han combinado el terror con la música, que me fascinan y que me siguen fascinando en la actualidad: Screamin´Jay Hawkins, The Cramps, Screaming Lord Sutch, The Meteors, Tall Boys, Spook and the Ghouls, The Batfinks, Bobby Picket, John Zacherle, Cult of the Psychic Fetus, The  Fuzztones, Desechables, Los Coyotes, etc. En los últimos años también han salido magníficas bandas como: Isaac Rother and the Phantoms, The Devils, Twin Temple, Hola Ghost, etc. En mis grupos anteriores también combinábamos el terror con nuestra música. En la actualidad en The Nafarrak también está presente esa pincelada de terror en temas nuestros como “Devil Western Theme”, “Evil” y “The Black Vampire Club”. Como sabes, The Nafarrak está influenciado por artistas que me apasionan como: Serge Gainsbourg, The Specials, Miles Davis, Jimmy Smith, Millie Small, Lee Moses, Bongolian, Wendy Rene, Jackie Mittoo, Link Wray, etc.

¿Cuál es tu comida favorita? (puedes indicar hasta tres platos distintos) ¿Y la bebida?

Un buen chuletón de buey a la brasa, merluza al champán y capón relleno asado. Mis bebidas serían la cerveza y el cubata de vodka con naranja. Y para acompañar la carne un vasito de un buen vino tinto.

¿Crees en el más allá? ¿Piensas que hay algo más que este mundo?

Evidentemente sí creo que tenemos alma y que cuando morimos hay un más allá. Estoy convencido de que hay otra vida.




domingo, 24 de diciembre de 2023

En mala compañía: Entrevista con Lauren Jordán.

 


Difícil resulta resumir la carrera musical de nuestro invitado desde que se diera a conocer allá por los noventa al frente de los Inoportunos, una de las formaciones más importantes de neorockabilly de este país, con muchos discos en su haber, y algunos de ellos incluso editados por compañías extranjeras. Además, Lauren ejerció de guitarrista en bandas tan singulares y distintas entre sí como Gatos Locos o Teorema. Fiel a su filosofía por apoyar el rockin' hecho en España, llegó a crear una distribuidora y un sello discográfico desde donde brilló su labor como productor, otra de las caras más conocidas y reconocidas de nuestro protagonista. También ha escrito varios libros, siempre referentes al mundo del R'n'R. Y en estos últimos años no ha parado, embarcándose en su proyecto más ambicioso, reuniendo a una enorme multitud de músicos de rockabilly de la piel de toro para lo que sería "Las malas compañías", que concluiría en tres CDs y un documental. Y aún hay más, últimamente ha visto la luz un nuevo compacto, titulado "Un as en la manga". De estos últimos trabajos y de otras cuestiones hemos querido hablar con él desde Les Danses Macabres.

Emirock Cortijo: ¿quién o quiénes serían tus referentes, tus ídolos tras los mandos?

-Mis referentes, respecto a la producción son cada vez más amplios. Aquí en España me quedo con Paco Martín, Tony Luz, Paco Trinidad, Alejo Stivel…  en el extranjero hay grandes referentes como Phil Spector, George Martin, Rick Rubin o Sam Phillips.

EC: Si Phil Spector es el gran creador del muro de sonido ¿Cuál sería tu marca, tu seña de identidad como productor?

-Quizás hay dos marcas de identidad propia, una sería trabajar en las armonías vocales, especialmente en los estribillos y la segunda, un colchón sonoro acústico, al margen de sea un tema más acústico o eléctrico, cuestión de enriquecimiento de frecuencias. Evidentemente hay más truquillos y cosas que uno va averiguando con los años.


Miguel y Alfonso Romero, Lauren Jordán, Emirock Cortijo y Marco Mutante, 1997


Alfonso & Miguel Romero: ¿Cómo conseguiste liar a tantos invitados para tus malas compañías? 

-Bueno, muchos de ellos son amigos, músicos algunos de ellos con los que he compartido escenarios. A otros nos los conocía personalmente, pero a raíz del proyecto, hoy día también son grandes amigos.

Es un trabajo especialmente de socialización y sobretodo de coordinación. Se me da bien aunar.

A&M: Han participado incluso gente de la fama y la veteranía de Javier Andreu, de la Frontera, o Manuel España, de La Guardia. Sin embargo (y sin decir nombres) echamos en falta algunos intérpretes bastante celebrados y recordados de la escena ¿Fueron muchos los que declinaron la oferta de colaborar?

-Ciertamente hay gente muy grande, artistas que han copado las listas de éxitos y que han vendido más de un millón de discos. Evidentemente es complicado que estén absolutamente todos, hay que entender que los músicos tienen sus compromisos, sus giras, etc. Echo de menos por ejemplo a Carlos Segarra, persona que aprecio y admiro, pero por calendario y excesivos compromisos nos fue al final imposible. No obstante, hay más de ciento veinte músicos, ¡que nos es poco!

A&M: Esta idea tan ambiciosa, corrígenos si nos equivocamos, no se había visto ni en otros países ¿Cómo se te ocurrió?

-Como bien decís, no se ha hecho nunca algo así en España y que sepamos, ni en otro lugar del mundo. Al final, las ideas que provienen directamente del corazón son las mejores. Mi admiración y respeto por los músicos que han alzado la bandera del rock and roll y rockabilly en este País, fue lo que me llevó a pensar en la idea de aunarlos de alguna manera. 

Al principio iba a ser un disco doble, pero al irse sumando otros tantos artistas, decidí hacer una trilogía.



A&M: Tras la trilogía con las malas compañías has sacado un documental con ese título sobre el rockabilly español ¿La idea de éste surgió junto a la de los discos o se te ocurrió durante la grabación de éstos?

-El documental es el colofón de este proyecto. Se me ocurrió durante el proceso de grabación de estos discos. Pensé que sería importante dejar ese testimonio para las generaciones venideras. 

A&M: En 2008 aparecías entrevistado en otro documental sobre el rockabilly en nuestro país, “Hispanic Stomp. Dónde está el R’n’R?” ¿Cuál es la principal diferencia del vuestro con éste?

-El documental “Rock And Roll y Malas Compañías”, además de ser una mirada retrospectiva hacia el inicio del rock and roll en España y su supervivencia a lo largo de las décadas, tiene como columna vertebral el proyecto de Las Malas Compañías, dando protagonismo a parte de los partícipes, además de periodistas, locutores, etc. Aunque ambos documentales son de rock and roll, son muy diferentes. 

A&M: Estás presentando el documental en muchas salas de diferentes provincias del país, acompañado de invitados de la escena ¿Cómo está reaccionando el público? ¿Qué tal está resultando la experiencia?

-La respuesta nos ha sorprendido a todos, supera con creces nuestras expectativas. Poder llevar el Rock and Roll al cine es maravilloso, además hemos tenido la suerte de proyectar en sitios muy especiales como Las Armas (Zaragoza), Filmoteca de Santander, Cines 7 Infantes de Logroño, etc. El asombro está viniendo también por los grandes medios de prensa, que están mostrando mucho interés en ello y eso me parece muy interesante para nuestra música.

Lo mejor de todo es ver como el público se emociona, como rememora sus inicios, como viene a darte un abrazo y darte las gracias por conseguir hacerles revivir esos años mágicos que forman parte de lo que todos hemos vivido. 

No tengo palabras que puedan describir lo que siento en cada proyección, sólo tengo sentimientos y mucha emoción. Sin duda alguna es lo más bonito que he llevado a cabo.

A&M: ¿Está ya a la venta? ¿En qué formato/s se editará? ¿Tenéis alguna oferta para distribuirlo por plataformas?

-De  momento vamos a seguir proyectando todo el 2024, ya que la demanda está siendo muy buena. Vamos a ir a Albacete, Canarias, León, otra vez a Barcelona, etc. Vamos a intentar llevar el documental a todas las ciudades que podamos. Una vez lo hayamos defendido por todo el país, lo llevaremos a las plataformas.

El formato que hemos elegido es Pendrive, en carátula y libreto, un formato muy actualizado con posibilidad de visionado en cualquier ordenador, televisión, etc. Además con calidad Full HD.



A&M: Tu último CD es “Un as en la manga” ¿Qué encontramos en él? ¿Qué te impulsa a lanzarlo?

-Está formado por descartes o canciones que no han podido entrar en “Las Malas Compañías”, también hay mezclas alternativas, maquetas, etc. Hay dos grabaciones de inéditas  de Inoportunos y temas también de un proyecto que fue La gran reserva y que nunca se publicaron. También hay un tema nuevo grabado expresamente para este trabajo.

No es un disco muy asimilado por mí, pero a los seguidores y fans les está encantando. 

El motivo de hacerlo fue recaudar fondos para los niños de la Asociación Sanfilipppo, es una edición limitada y numerada de 300 copias. Es parte del merchandising que llevamos con el documental y que de la misma manera, todo lo que se recaude del documental es para la causa de Sanfilippo.

A&M: También has colaborado en “Echoes of an era”, el reciente miniLP que ha grabado el músico y escritor Ricardo Virtanem, donde éste sigue tu ejemplo y en cada tema se acompaña de diferentes músicos del rockabilly nacional ¿Cómo surge esta participación? ¿A raíz de tus malas compañías?


-Ricardo es un músico de larga trayectoria y esencial en el rock and roll madrileño y nacional. Ha hecho un gran trabajo, me gusta mucho como compone. Me alegró que contara conmigo y, por supuesto he contado también con él para el disco “Un as bajo la manga”, en la nueva canción “Él, no sabe quién es él”

EC: ¿A quién te gustaría producir un disco de la escena española que aún no lo hayas hecho?

-Pues la verdad es que hay muchos grupos que me encantaría producir, por ejemplo a Los Rebeldes, La Frontera,  La Guardia, Los Secretos, M-Clan, etc

EC: Si tuvieras que elegir un guitarrista y un contrabajista para un disco que representara el rockabilly español ¿Quién o quiénes serían?

-De Guitarrista me quedaría con Manuel Heredia de General Lee, es muy autodidacta y tiene un estilo muy personal. De contrabajista me quedaría con Pony Confederado, que aparte de ser un gran amigo, nos entendemos muy bien y hemos trabajo muchas veces.



EC: ¿Qué banda o artista de la escena rockera recomendarías comprar su disco especialmente?

-Ahora mismo recomiendo encarecidamente comprar el disco de Pony Confederado & Los Magnatones. Se ha grabado en los estudios Moon River de Santander, uno de los mejores estudios de Cantabria, con Fernando Macaya como ingeniero de sonido (productor de Los Deltonos, Mikel Erentxun, etc). Ha sido un disco grabado como se hacía antiguamente, sin prisas, con un presupuesto abierto, con grandísimos músicos y que he tenido la suerte de producir. Me siento muy orgulloso de este trabajo y a la gente le está encantando. Es un disco como los que he dicho antes, con actitud, sin complejos, original, arriesgado… una maravilla!

EC: ¿Cómo prefieres las letras de un tema, y por qué en español?

-Evidentemente, las letras son muy importantes. A medida que te vas haciendo adulto te van interesando otras cosas y la vida adquiere otros sentidos. 

Yo prefiero componer en español porque me siento más cómodo, nuestro léxico es muy rico y porque además es uno de los idiomas más hablados del planeta. Por otro lado tengo muchos seguidores en Latinoamérica, especialmente en México, países con los que compartimos idioma.

EC: Dinos tus tres discos favoritos del rockabilly español

-El primer disco de General Lee; “No esperes al sábado” de Gatos Locos y “El Hombre que amaré” de Los Tornados. Hay muchos más que han sido esenciales en la historia de nuestro rockabilly, pero puesto a elegir y  por no caer en los habituales, esos tres.

EC: Sabemos que eres amigo de Miguel España, líder de La Guardia, pero ¿le recomendarías hacer un disco de rockabilly? ¿Le producirías un disco donde destacase más el R’n’R que el pop?

-Aparte de tener gran aprecio a Manuel España, La Guardia es un grupo que siempre me ha gustado. Es uno de los grandes pilares de nuestra música contemporánea. Ese sonido rollo country pop me encanta. Tienen grandes composiciones que son la banda sonora de nuestra vida. 

Poder producir un disco de La Guardia sería un sueño. Quizás sí, me gustaría resaltar esa parte más country que les caracteriza. Manuel tiene una voz rota que es maravillosa y muy propia para este estilo.

A&M: Has recuperado viejo material de grupos como Confederados Trío o los míticos Despiadados en recientes discos ¿Hay algún proyecto similar?

-Me encanta rescatar material viejo, y es porque creo que se llegaron a grabar cosas muy buenas en aquellos años que merecen ser desenterradas, donde la actitud era más inocente, donde había más originalidad y menos complejos del “qué dirán”. Hoy día, puede ser que haya mejores músicos, pero también es cierto que la media de los músicos es de cincuenta años o más, sin embargo cuando tienes diecisiete o dieciocho años haces lo que te da la realísima gana, ¡por no decir lo que te sale de los cojones! Y eso es lo que yo busco en los músicos, libertad, inspiración, originalidad, riesgo, etc.

Para este próximo 2024 me han encargado un trabajo muy especial, no puedo decir todavía el nombre del grupo, pero sí diré que es una antología para celebrar el 45 aniversario de la banda, y es un orgullo que hayan confiado en mí para llevar a cabo esta maravilla.

EC: ¿Volveremos a verte sobre un escenario?

-Creo que me veo más útil detrás del escenario, ayudando a otras bandas, grabando, componiendo, produciendo etc. Tuve la suerte de estar unos años muy activos en una época irrepetible, de grandes conciertos y giras, ahora me veo más cómodo subiendo y bajando el telón… aunque nunca se sabe. 

A&M: ¿Qué será lo próximo de alguien tan inquieto como Lauren Jordán?

-Pues todavía no lo tengo claro, seguir dando guerra con el documental y luego descansar, a la espera de que la musas me requieran para otra buena idea que entretenga y emocione a la gente.


martes, 19 de diciembre de 2023

La Cripta de los Condenados: Alfonso y Miguel Romero

 Damos comienzo hoy a una nueva sección de Malina Murnau que llevará por título La Cripta de los Condenados, en la que realizará un cuestionario, centrado en el fantástico y el terror, a una serie de nombres propios del mundo de la cultura (críticos, escritores, cineastas, músicos, etc.) cuya labor y aficiones tengan relación con la temática. Y he decidido comenzar con unos conocidos de esta página, nuestros colaboradores Alfonso y Miguel Romero.

Romero Bros, junio 2022

Los hermanos gemelos Alfonso y Miguel Romero decidieron allá por 1992 publicar su propio fanzine, de nombre Mistery Train, dedicado al mundillo del R’n’R, con predilección por los sonidos añejos del rockabilly, sus raíces y sus derivados. A partir de entonces han sido muchas las publicaciones, en papel (revistas y fanzines) o digitales (blogs, podcasts...) donde han continuado escribiendo y/o hablando de música y cine. Cabe destacar entre sus múltiples trabajos el fanzine Moon Stomper, que ellos también crearon junto a un viejo amigo y en cuyas páginas cabía la música alternativa (punk, hardcore, ska, psychobilly, surf, garaje, rockabilly, sixties, swing, R&B...) y el cine (con predilección por el de género, por aquellos tiempos tan denostado y ninguneado); así como sus muchas colaboraciones para el fanzine Exhumed Movies y sus artículos y entrevistas para los blogs La Abadía de Berzano y Les Danses Macabres.


¿Cuál fue el primer referente que recordáis en el fantástico y el terror?

A.R.: El fantástico y el terror fueron, desde que tengo uso de razón, muy atractivos e importantes en mi educación y asimilación de la cultura popular. En literatura, el primer recuerdo que guardo fueron algunas novelas de aventuras de Julio Verne, como “20.000 leguas de viaje submarino” o “Viaje al centro de la Tierra”. Sin olvidar los tebeos de terror de la Warren, que llegaron aquí por los setenta. En cine también me acerqué al género a través de películas de corte aventurero, caso de títulos como “Simbad y la princesa” (1958), de Nathan Juran, que vimos de niños en un cine de verano. Dentro del terror, la memoria me trae una emisión televisiva de “Los crímenes del museo de cera” (1953), cinta dirigida por André de Toth y protagonizada por el gran Vincent Price.

M.R.: Los cómics que nos llegaban editados por Garbo: Vampus, Rufus (que en realidad eran Creepy y Eerie), Vampirella, Dosier Negro… Cada sábado convencíamos a nuestra madre para que nos comprara un par de ellos a un hombre que los vendía en una de las puertas de la plaza de abastos.

¿En el terreno cinematográfico, cuál es vuestro director favorito del género?

A.R.: Difícil elección. Aunque debo reconocer que tengo predilección por Tod Browning y su particular universo donde el mundo del circo, los freaks, el engaño y las miserias humanas se adueñan de la función. Producciones como “El trío fantástico” (1925), “Garras humanas” (1927), o “Los pantanos de Zanzibar” (1928), para las que contó con el protagonismo del actor Lon Chaney, son irrepetibles. Así como la algo posterior y excepcional “La parada de los monstruos” (1932), un título estrenado por la Metro-Goldwyn-Mayer que molestó en su día a propios y extraños y le costó la carrera a su director, que nunca volvería a recuperarse de tal batacazo.

M.R.: Probablemente Tod Browning.

¿Y quiénes son vuestros actores y actrices preferidos que han despuntado en el mismo?

A.R.: Hablábamos de Lon Chaney (padre) en la pregunta anterior, y es tal vez la primera gran estrella del género y un referente para quienes llegaron después. Entre las actrices me cabe destacar a Fay Gray, la inolvidable novia de King Kong en el clásico de la RKO dirigido por Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack en 1933, con quienes había trabajado poco antes para la misma productora en la también indispensable “El malvado Zaroff” (1932). La Wray se movió mucho por el terror y el fantástico, en ocasiones de nuevo al lado de otros simios, alguno incluso familiar de aquél que, enamorado de ella, cayera muerto desde el Empire State Building.

M.R.: Eso ya me resulta imposible. Soy fan de la mayoría de actores y actrices de serie A y B hasta principios de este siglo XXI. De las nuevas generaciones ya me resulta más difícil encontrar actores o actrices a seguir.

¿Cuál destacáis como vuestra película de terror predilecta?

A.R.: Aludíamos antes a “La parada de los monstruos” de Browning, que sigue a día de hoy fascinándome y que actualmente, tal y como está el panorama, no podría hacerse. En otro orden de cosas, me cabe destacar “La matanza de Texas” (1974), cinta ineludible y piedra angular del cine de terror moderno en general y del gótico americano en particular. Copiada y homenajeada hasta la saciedad, su visionado aún sigue causando escalofríos.

M.R.: “La parada de los monstruos”, sin lugar a dudas.

¿Universal o RKO? ¿Hammer o Amicus?

A.R.: En el primer caso me cuesta decidirme. Universal marcó una época y las pautas a seguir no sólo en el cine de Hollywood, sino en el resto del mundo, dando a conocer y afianzando a los monstruos clásicos. Pero la RKO, con Val Lewton al frente de las producciones del género, resultan igualmente irrepetibles y esenciales, con una mayor predilección por un terror sugerido y más sutil, pero de igual modo fundamental para el devenir del género. Me decantaría por Universal, quizá por cuestiones nostálgicas. En cuanto a la segunda cuestión, prefiero con mucho la Hammer, aunque me gusten también las de Amicus, que cuenta con títulos muy estimulantes dentro del cine de terror.

M.R.: Difícil elección. La Universal nos trajo sus legendarios monstruos, pero la RKO nos legó todas aquellas producciones de Val Lewton, además de tantas joyas del noir B con actores como Robert Mitchum o Lawrence Tierney. Y lo mismo pasa entre la Hammer y la Amicus, la primera reinventó los monstruos de la Universal, pero la segunda hizo todas aquellas películas de episodios inspirados por los cómics de la EC. Lo mejor es disfrutar con todas ellas.

¿Cuál es vuestro subgénero favorito dentro del terror y el fantástico?
 
A.R.: Me quedaría seguramente con el denominado gótico americano en su periodo más significativo, que suele acotarse entre 1968 y la llegada de los ochenta, donde el peor monstruo era el monstruo humano.

M.R.: Cada vez prefiero más el thriller. Me estaré haciendo mayor…

Alfonso Romero, Diciembre 2023


¿Casan bien el terror y el erotismo? 

A.R.: Eros y Thanatos siempre fueron de la mano, formando un matrimonio bien avenido desde un principio, aun cuando las censuras de los diferentes países no permitían mucha explicitud en ninguno de ellos. Ambos géneros, muy epidérmicos en su naturaleza intrínseca, funcionaban muy bien juntos y servían además de excusa el uno para el otro. Pero como ha venido pasando en tantas y tantas cuestiones, el nuevo siglo ha castrado bastante a ambos. El llamado terror elevado ha hecho más mal que bien al cine fantástico, buscando ganarse a la crítica y a todo tipo de público (incluido el gafapasta); y el erotismo por su parte se ha visto desterrado a las producciones de serie (muy) Z que no tienen prácticamente (ninguna) difusión más allá de unos muy reducidos círculos. El cine de hoy, en términos generales, es más aséptico que nunca.

M.R.: Sin duda, y hay muchísimos ejemplos. Pero como están las cosas hoy en día resulta ya inviable. Además, hace años que Internet mató al erotismo.

¿Cómo veis el género en los últimos años? 

A.R.: Ha habido películas muy buenas en tiempos recientes, pero juega en contra la excesiva oferta y la sobre producción, que hace muy difícil que un título en concreto tenga mucha dedicación durante un cierto tiempo. Las películas actualmente son más producto de consumo que nunca, y al poco de estrenarse pasan al olvido. A ello ha ayudado mucho el actual dominio de las plataformas sobre las salas de cine, así como la dichosa política de la corrección política, que lleva unos años haciendo mucho daño al séptimo arte y a la cultura popular en general. Una censura a fin de cuentas que se pretende más sutil y que está apoyada por las diferentes posturas políticas y por las distintas minorías, algunas de las cuales antaño luchaban por una libertad de expresión que hoy se encuentra desterrada. El panorama resulta muy, muy gris al respecto.

M.R.: Siempre habrá buenas películas y gente que destaque, como Ti West o Rob Zombie. En la serie B sí está muy flojilla la cosa, pero peor es en otros géneros como el cine de acción.

¿Cuál es la película más salvaje y gamberra que recordáis?

A.R.: Precisamente eso es lo que echo de menos en el cine actualmente, más desvergüenza, más salvajismo, más ganas de tocar las narices. Propuestas que saquen al adocenado público (y a la crítica) de su zona de confort y revuelva el patio de butacas (o el salón de los hogares). Gente tan dispar como Jim Sharman, Michael Powell, John Waters, Alberto Cavallone, Tobe Hooper, Pier Paolo Pasolini, Harmony Korine, o Abel Ferrara, por citar sólo algunos, utilizaron el cine en algún momento para sorprender, despistar y/o sacudir al personal, ajenos a los modos y modas que éste esperaba.

M.R.: Destacaría “Mandy” (2018), de George P. Cosmatos, por ser tan excesiva, en su violencia, en sus referencias cinéfagas, en su fotografía… y en Nicolas Cage…

¿Cuál es vuestro escritor favorito del género?

A.R.: No soy muy original en el campo literario: Edgar Allan Poe y H.P. Lovecraft fueron y siguen estando en lo más alto de mi personal santoral.

M.R.: H.P. Lovecraft, después de tantos años sigue siendo imitado y tan difícil de llevar al cine.

¿Cuál sería vuestro grupo o solista musical favorito dentro del fantástico y el terror? 

A.R.: La combinación de terror y música se retrotrae a las primeras décadas del siglo XX, si no incluso antes... Es otra mixtura que hace muy buenas migas. Ahí tenemos a Screaming Jay Hawkins, Screaming Lord Sutch, the Cramps, Alice Cooper y un buen puñado más que supieron dotar de un espíritu festivo y de puro espectáculo sus discos y actuaciones. La huella de la banda de Poison Ivy y Lux Interior en su combinación de música, terror, sexo, provocación y fiesta sigue por suerte aún vigente en bandas actuales tan interesantes como the Devils o Twin Temple. Pero si tuviera que quedarme con uno, serían the Cramps, que los llevo hasta tatuados.

M.R.: Screaming Jay Hawkins, Screaming Lord Sutch y, por supuesto, the Cramps.

¿Cuál es vuestra comida favorita? (podéis indicar hasta tres platos distintos) ¿Y la bebida?

A.R.: Nombrar sólo tres... Pues destacaría el pollo al cajún (mi mujer lo hace delicioso), los frutos secos (sobre todo los pistachos) y la pasta (en general). En la bebida tampoco brillo por la originalidad en mis gustos personales: la cerveza y el café.

M.R.: La pasta y el café.

¿Creéis en el más allá? ¿Pensáis que hay algo más que este mundo?

A.R.: Me cuesta pensar que somos los únicos en este mundo (o en otros mundos). Creo que aún quedan muchas cosas fuera de nuestro alcance de comprensión. El mayor problema al respecto es cómo han hecho negocio con el tema las diferentes religiones y charlatanes varios.

M.R.: No, y espero no equivocarme.

"La parada de los monstruos," la película favorita de los hermanos Romero.





sábado, 25 de noviembre de 2023

Rambo: Last Blood


Título original: Rambo: Last Blood

Año: (Estados Unidos/Hong Kong/Francia/Bulgaria/España/Suecia, 2019)

Director: Adrian Grunberg

Productores: Avi Lerner, Yariv Lerner, Les Weldon

Guionistas: Matthew Cirulnick, Sylvester Stallone, Dan Gordon (historia), David Morrell (personaje)

Fotografía: Brendan Galvin

Música: Brian tyler

Intérpretes: Sylvester Stallone (John Rambo), Paz Vega (Carmen Delgado), Sergio Peris Mencheta (Hugo Martínez), Adriana Barraza (María Beltrán), Yvette Monreal (Gabriela), Genie Kim (encargado del bar), Joaquín Cosio (Don Manuel), Pascacio López (El Flaco), Óscar Jaenada (Víctor Martínez), Alexander Dimitrov (Heli Pilot), Aaron Cohen (capitán de policía), Jessica Madsen (Becky), Louis Mandilor (sheriff), Jamieson Urquhart (joven en la fiesta), Brayden Pindur (joven en la fiesta), Fenessa Pineda (Gizelle) Marco de la O (Manuel), Álvaro Flores (hombre del cártel), ...

Sinopsis: Después de haber vivido un infierno, John Rambo se retira a su rancho familiar, pero su descanso se ve interrumpido por la desaparición de su ahijada tras cruzar ella la frontera con México. El veterano de guerra emprende un peligroso viaje en su búsqueda, enfrentándose a uno de los cárteles más despiadados de la zona. Así descubre que, tras la desaparición de la chica, hay oculta una red de trata de blancas. Con sed de venganza, llevará adelante una última misión desarrollando nuevamente sus habilidades para el combate.

Con la llegada de los ochenta moría, herido debido a todo tipo de excesos, el denominado Nuevo Hollywood. Además, dos de sus integrantes, George Lucas y Steven Spielberg, habían traído de vuelta la fantasía clásica (y blanca), el entretenimiento y el sentido del pulp al patio de butacas por la puerta grande, en enormes y fastuosas superproducciones a cargo de las grandes productoras y contando con los últimos avances en efectos especiales, con lo que, de paso les quitaban temas y tropos propios a las compañías de serie B, que no podrían competir en medios contra Universal, Paramount, Fox y compañía. Hollywood era, más que nunca en su historia hasta entonces, industria. Con las distintas majors formando parte de diferentes conglomerados industriales mucho más amplios y complejos [1], el arte quedaba supeditado al producto (más) rentable. El sueño de “el director es la estrella”, que tantas obras magnas dejara en los setenta, había terminado. La llegada de Ronald Reagan a la presidencia, con su giro hacia la derecha en la política y en todos los aspectos de la sociedad y su visión proteccionista, benefició a este cine de entretenimiento y además propició y miró con buenos ojos unas películas de acción de buenos y malos que resultaron muy rentables de cara a la taquilla. La Meca del Cine, tras décadas de crisis financiera, resurgía fortalecida, con los esteroides propios de sus action heroes. Fue éste el escenario más propicio para el triunfo por todo lo alto de un personaje como John Rambo.


Sylvester Stallone había dado sus primeros pasos en el cine en la década de los setenta. Protagonizando alguna cinta de (muy) bajo presupuesto para rellenar la parrilla de los cines de la calle 42 [2], y con pequeñas intervenciones en producciones de Hollywood de distinta catadura. Su primer rol destacado lo supuso el Stanley Rosiello que interpretó en Días felices (The Lords of Flatbush, 1974), de Martin Davidson, una de las películas “de nostalgia” que surgieron tras el éxito del American Graffiti (American Graffiti, 1973) de George Lucas. Como bien recordaría años después el también actor Joe Spinell, Stallone era un tipo que no se achantaba, y que peleó todo lo que hizo falta para poder no sólo colocar a un estudio el guion que había escrito, sino también protagonizarlo. Se trataba, por supuesto, de Rocky (Rocky, 1975), que realizaría John G. Avildsen, la película que encumbró al actor de la noche a la mañana y que incluso ganó varios premios Oscar, incluyendo los de mejor película y mejor director. Convertido en toda una estrella, Stallone daría algunos pasos en falso, pinchando en la taquilla sus siguientes propuestas, caso de F.I.S.T. Símbolo de fuerza (F.I.S.T., 1978), compartiendo créditos en el libreto junto a Joe Eszterhas y Norman Jewison y realizada por este último, o La cocina del infierno (Paradise Alley, 1978), que además de escribir también dirigió. Tuvo que volver al personaje de Rocky en una secuela estrenada en 1979, que también guionizó y realizó, para gozar de nuevo del beneplácito del público.


Tras protagonizar junto a Billy Dee Williams y Rutger Hauer Halcones de la noche (Nighthawks, 1981), de Bruce Malmuth, y participar en Evasión o victoria (Victory, 1981), de John Huston, retomaría al púgil Rocky Balboa en una tercera entrega en 1982, que una vez más le proporcionó cuantiosos beneficios en la taquilla. Y a continuación nuestro hombre encarnaría por primera vez a su otro más emblemático personaje, John Rambo, en Acorralado (First Blood, 1982), tomando como base la novela de mismo título escrita por David Morrell en 1972, sobre un veterano de la guerra de Vietnam, afectado psicológicamente por dicha contienda, que encuentra a su vuelta el rechazo del país que le envió a luchar. Dirigida por Ted Kotcheff, el actor no participó en esta ocasión en el libreto. Hubo fricciones durante el rodaje, Stallone y su agente no estaban nada satisfechos con los resultados, y para colmo le desagradaba el final donde, al igual que en el libro el protagonista fallecía, aunque en la cinta moría abatido a manos del coronel Trautman (interpretado en el film por Richard Crenna). En recientes declaraciones del intérprete [3], éste ha comentado que llegó a abandonar el set, siendo amenazado por los productores con llevarlo a los tribunales por incumplimiento de contrato. Sly quería un final más esperanzador, menos deprimente, para no contribuir, en sus propias palabras, a la gigantesca ola de suicidios de los excombatientes afectados por estrés postraumático que sacudía cada año al país de las barras y estrellas. Las primeras proyecciones de prueba le dieron la razón al actor: a la audiencia no le convencía esa sombría conclusión, y rodaron otra en el que John Rambo sobrevivía y era detenido. Además, dejar con vida al personaje le vendría de perlas porque así pudo recuperarlo en varias secuelas que funcionaron estupendamente en taquilla. Acorralado, no obstante, se sumaba a las películas anti-Vietnam que se rodaron entre los setenta y principios de la década siguiente. Un punto de vista que cambiaría radicalmente en Hollywood durante los años de esplendor de la Administración Reagan, y uno de los mejores ejemplos de esta transición lo supuso precisamente Rambo: Acorralado Parte II (Rambo: First Blood Part II, 1985), la consagración del personaje [4]. Una película producida por TriStar Pictures que contó con George Pan Cosmatos tomando los mandos de la realización y que se alzó como la tercera más taquillera a nivel mundial en aquel 1985, sólo superada por Regreso al futuro (Back to the Future), de Robert Zemeckis, y Rocky IV (Rocky IV), la cuarta entrega del boxeador italoamericano que una vez más fue escrita y dirigida por el propio Stallone, y que también resultó la más pro-Reagan de la saga. Muchas películas, tanto medianas y/o grandes producciones destinadas para su estreno en cines, como baratas cintas filmadas para engrosar las estanterías de los videoclubs [5], copiaron la película de Pan Cosmatos y Stallone, que se convirtió por derecho propio en un icono de su década y en un título imprescindible para entender no sólo el cine de esos años sino también la misma sociedad que la aclamó.


Pese a tratar de probar suerte en otro tipo de proyectos, la taquilla le demostró a nuestro protagonista que lo que los espectadores requerían de él era cine de acción [6]. Stallone y Pan Cosmatos volvieron a trabajar juntos en Cobra, el brazo fuerte de la ley (Cobra, 1986), una producción de la Cannon que se convertiría en otra de las action-movies más aplaudidas de su época, aunque su rendimiento en el box-office no fue el deseado [7]. Menos dinero dio aún en su estreno (debido por un lado a una floja respuesta por parte del respetable y por otro al dineral que se embolsó la estrella) la otra cinta que Sly rodó con la misma compañía, Yo, el Halcón (Over the Top, 1987), realizada por Menahem Golan, uno de los capitostes de la casa. Y en 1988 arrasaría de nuevo en las carteleras con Rambo III (Rambo III), con dirección de Peter McDonald y ahora con producción de la Carolco [8]. Y aún habría lugar para una nueva secuela del boxeador Rocky en la bisagra del cambio de década, Rocky V (Rocky V, 1990), retomando John G. Avildsen los mandos [9] y cuya inclinación hacia el melodrama no llegó a convencer a sus fans.

El cambio en la política y en los gustos del público, la llegada de nuevos héroes de acción (menos musculosos y más sensibles) para un relevo en la audiencia, la mirada negativa que la crítica y la prensa en general dirigieron hacia el cine (de consumo) de los años ochenta, y el mismo agotamiento de lo que se dio a llamar la muscle-opera fueron alejando a Sylvester Stallone de los primeros puestos entre las producciones más rentables. Viendo como su aceptación entre el público iba menguando progresivamente conforme avanzaban los noventa. Incluso sus esfuerzos por cambiar de registro y ofrecer papeles totalmente distintos a la imagen que se tenía de él, caso de Cop Land (Cop Land, 1997), de James Mangold, fue tomado con bastante indiferencia en su momento. A la entrada del nuevo siglo continuó intentando destacar en el cine de acción, pero la audiencia le había vuelto la espalda. Get Carter (Asesino implacable) (Get Carter, 2000) [10], de Stephen Kay, Driven (Driven, 2001), una suerte de Rocky ambientada en el mundo de la Fórmula 1 y con dirección de Renny Harlim -quien también ocupara dichas labores en Máximo riesgo (Cliffhanger, 1993)-, el psychothriller D-Tox (Ojo asesino) (D-Tox, 2002), de Jim Gillespie, o El protector (Avenging Angelo, 2002), de Martyn Burke, supusieron flojos intentos de rascar la vieja fama y que no logaron hacer apenas ruido en las carteleras. Siguieron una serie de títulos en los que Stallone participó más bien como guest star. Parecía que su tiempo había pasado, aunque aún conservaba su estatus de estrella. Por 2005 la cosa parecía poder cambiar, Quentin Tarantino anunciaba como su próximo proyecto un remake del film italiano Aquel maldito tren blindado (Quel maledetto treno blindato, 1978), de Enzo G. Castellari (estrenado en los USA como The Ingloruis Bastards), para el que quería reunir en su reparto a los grandes nombres del cine de acción de los ochenta, como Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger o el propio Stallone. Un trabajo que podía suponer el empujón que le hacía falta para volver a primera fila. Pero Schwarzenegger, metido por aquellos años en política, no tenía espacio en su apretada agenda para ningún rodaje. Finalmente, Tarantino se involucró en la filmación de Death Proof (Death Proof, 2007), cinta homenaje al cine de explotación que se estrenaría en los cines usamericanos en programa doble junto a Planet Terror (Planet Terror, 2007) de su amigo Robert Rodriguez. Y lo que finalmente sería Malditos bastardos (Inglorius Basterds, 2009), tras continuas reescrituras, mucho distaba de lo que inicialmente anunció su responsable. Aunque para cuando llega a los cines la película bélica del realizador de Reservoir Dogs (Reservoir Dogs, 1992), la situación de Stallone en la industria ha cambiado mucho.


En 2005 Sylvester Stallone anunciaba, por motivo/celebración del 30 aniversario de su primer gran taquillazo, que tenía en preparación una nueva película sobre Rocky que llevaría el título de Rocky Balboa, y cuyo rodaje daría comienzo en diciembre de ese año. Los medios no tardaron en burlarse del proyecto y avecinar lo peor, previendo un nuevo batacazo comercial. Y, sin embargo, en su estreno en diciembre de 2006 la audiencia reaccionó positivamente. La cinta, una vez más escrita y dirigida por Stallone, suponía un homenaje no sólo al personaje sino a toda la saga, algo que agradecieron sus fans. Sly, animado por los resultados, emprendió la recuperación de su otro personaje más representativo, y en enero de 2008 llegaba a las salas de medio mundo John Rambo (John Rambo), nuevamente con dirección del mismo Stallone (y compartiendo la escritura del libreto con Art Monterastelli). Una cinta de acción que no tenía problemas en mostrar en pantalla gore y violencia, alejada de los asépticos y estilizados actioners que habían ido imponiéndose en las carteleras. Y de igual modo la platea aplaudió la propuesta. Gracias una vez más a Rocky y Rambo (y en sendas cintas con los nombres y apedillos de éstos y sin números romanos detrás), Sylvester Stallone había dejado de ser veneno para la taquilla, y gozaba nuevamente del beneplácito de Hollywood.


Aquella historia de congregar a las viejas glorias del cine de acción de la era Reagan debía de seguir rondando por la cabeza de Stallone, y reunió a Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis junto a un puñado más de estrellas de las películas de mamporros de los ochenta y noventa (y a otras más recientes), en una producción de Millennium Films, una de las compañías detrás de John Rambo y en la que se encontraban gente de la vieja escudería de Cannon. Creando de paso para sí otro personaje que quedaría grabado a fuego en el cine de género, el de Barney Ross, el líder de Los mercenarios (The Expendables, 2010) [11], otro triunfo de cara a los espectadores y el inicio de una nueva franquicia. Además, Sly y Arnold volverían a mostrar la buena química que se da entre ambos en el film carcelario Plan de escape (Escape Plan, 2013) [12], realizada por el sueco Mikael Hafström [13], haciéndonos pensar en cómo hubiera sido una película que hubiera reunido a ambos astros del cine de acción en sus años gloriosos [14].


Rocky Balboa y John Rambo supusieron perfectos puntos finales para sus respectivas sagas. Sin embargo, el dinero manda y éstas no terminarían ahí. Aunque con su personaje alejado de los cuadriláteros, el universo del púgil retomaría continuidad con Creed. La leyenda de Rocky (Creed, 2015), de Ryan Coogler, que a su vez generaría diversas secuelas. Mientras que el excombatiente volvería en Rambo: Last Blood (Rambo: Last Blood, 2019) [15] para, ahora parece que sí de manera definitiva, dar por terminada sus aventuras. 

Las críticas de esta quinta entrega de la franquicia del traumatizado exboina verde fueron muy negativas. David Morrell, el escritor del libro que dio lugar a Acorralado, confesó avergonzarse de ver su nombre asociado a esta última secuela. El autor declaró para Newsweek que se trataba de una película de explotación para gridhouses propia de los años setenta [16]. No andaba equivocado. Por un lado, el film muestra (en su último tramo) una auténtica carnicería, sin remilgo alguno por enseñar en pantalla toda la sangre y casquería que haga falta (o que sus responsables vean conveniente); y por otro es cierto que podía haber sido una película de acción ajena a las andanzas del personaje que él creó. Sin embargo, una de las bazas fuertes del film, al entender de quienes firman este texto, es precisamente su carácter de película explotativa propia de décadas pasadas, alejada del actual mainstream y del cine de acción tan característico de las plataformas, que parece en todo momento estar pidiendo disculpas por la violencia mostrada (o sugerida). Rambo: Last Blood es, ante todo, un film exploitation que no se avergüenza de ello sino, al contrario, muestra sus cartas sin buscar coartadas morales o de cualquier tipo. Es un film de venganza, como lo fueran en tiempos los spaghetti-westerns, o las películas de justicieros urbanos tipo El ex preso de Corea (Rolling Thunder, 1977), de John Flynn, o Vigilante (Vigilante, 1983), de William Lustig. Una cinta ajena al actual buenrrollismo, a la censura de lo políticamente correcto, a lo woke, a los inclusivismos y al resto de imposiciones a las que se ve sometido el audiovisual de hoy día y que suponen un cáncer para el mismo. Un trabajo que, como dice Morrell, parece un título típico de grindhouses, y es que está más próximo en no pocas ocasiones a las exploitations ochenteras de Rambo que a la saga original. Y no sólo a las que se rodaron en los USA [17], sino también a las italianas [18], que del mismo modo fueron legión, encabezando la avanzadilla las distintas partes de Thunder, orquestadas por Fabrizio De Angelis y con Mark Gregory (Marco De Gregorio en el DNI) como el mazas protagonista. Rambo: Last Blood es un film más modesto (en pretensiones y presupuesto) que su inmediato precedente, John Rambo. Una cinta que parece más adecuada para los viejos cines de barrio (o de extrarradio) de los setenta y ochenta, e incluso para los direct to video de los ochenta y noventa, que para la cartelera de los últimos años. Un trabajo a sabiendas en todo momento de su condición de película de entretenimiento que se muestra a destiempo con las corrientes que gobiernan en las salas de exhibición y en el mercado de streaming.


A Rambo: Last Blood se le ha achacado que su ritmo es algo lento, que le falta acción y que ésta no llega hasta su parte final, que algunos de sus personajes aparecen y desaparecen de la trama sin mucho que aportar, así como una cierta torpeza en la dirección en lo que concierne a Adrian Grunberg. Todo ello es cierto. La película se toma su tiempo para describirnos la nueva situación de su protagonista, ahora retirado en el rancho familiar en Arizona (al que llegaba en el final de John Rambo), donde pretende vivir en paz con los demás y consigo mismo (pese a los demonios internos que aún le acosan), cuidando de quienes le rodean. La desaparición de su ahijada le llevará a cruzar la frontera en su busca, y aún en determinados momentos en los que parece que el personaje va a estallar (y lo deseamos), éste se muestra muy comedido. Todo parece direccionado hacia ese último tercio en el que la parte más salvaje (instintiva y racional) del ya viejo exsoldado va a acabar con los culpables de la muerte de la joven. Ojo por ojo y sangre por sangre, aunque sea la última. Grunberg de igual modo brilla en su trabajo de puesta en escena en la traca final, donde todo está mucho más cuidado y al igual que el protagonista es cuando saca toda su artillería, mientras que en el resto del metraje se muestra más funcional e incluso descuidado. Eso sí, tal como hiciera con Mel Gibson en Vacaciones en el infierno (Get the Gringo, 2012), el director sabe que aquí la estrella es Stallone, y no trata de quitarle protagonismo, al contrario que ocurre hoy día con tantos realizadores que se pretenden artistas.

Este film realizado por Grunberg comparte ciertos paralelismos con la coproducción USA-mexicana There Are No Saints/The Jesuit [tv: No hay santos, 2022], de Alfonso Pineda Ulloa (y con guion de Paul Schrader) [19]. En los dos filmes tenemos a un protagonista, de turbio pasado y acosado por sus fantasmas personales, que se ve obligado a cruzar la frontera a México en busca de un familiar que ha sido raptado y al que no conseguirá salvar de su trágico destino, desencadenando a su paso una despiadada matanza para alcanzar la redención. De igual modo, en sendas películas transitamos por lo peorcito de México, dando una imagen de cierta parte y gentes del país azteca que hoy muchos tacharán de prototípico y de racista (algo que, si bien puede ser cierto, no quita que no exista) y de anticuado, más propio (y es que lo es) de los films de la era Reagan que de su momento de estreno. También en las dos películas tenemos la presencia (en papeles no muy largos) de la española Paz Vega interpretando a una mexicana. Hollywood sigue requiriendo a intérpretes de nuestra tierra para dar vida en la pantalla a personajes mexicanos. En Rambo: Last Blood tenemos, además de a la actriz sevillana, a Sergio Peris Mencheta y a Óscar Jaenada, otros dos actores de la piel de toro que han probado suerte cruzando el charco y han participado en producciones usamericanas. Además, el film protagonizado por Stallone tuvo rodaje en Gran Canarias, por lo que la presencia de actores nacionales es aún más evidente.


La cinta de Grunberg y Stallone, para disfrutarla plenamente, necesita de un segundo visionado. Y no para llegar a comprender su trama o las motivaciones de sus personajes, todo lo contrario, son tan sencillas como universales, vistas anteriormente en infinidad de ocasiones. Sino porque el primer visionado coge al espectador desprevenido, pues lo que le ofrece no es un blockbuster con vocación de rompetaquillas, ni un actioner propio de su tiempo al estilo de, sin ir más lejos, Los mercenarios [20], sino que está más cerca de aquellos filmes que se quedan al margen, que antaño llegaban directamente a los videoclubs, y antes aún se estrenaban en pequeñas salas y autocines ajenos a la distribución de las producciones de los grandes estudios y que acogían a un público variado (adolescentes, trabajadores de cuello azul, hillbillies, minorías raciales, ...) sin más aspiración que pasar un rato de entretenimiento. Y es que, si hoy el terror se pretende elevado, el cine de acción no le anda lejos. Rambo, el héroe reaganiano por antonomasia, es un dinosaurio para los tiempos que corren, para estos años en los que impera la dictadura de la corrección política, de los ofendiditos milenaristas, de la diversidad sexual/racial/religiosa metida con calzador y todo tipo de inclusivismos forzosos, donde está censurada no ya la violencia sino el tipo de violencia y según a qué víctimas va dirigida. Donde las películas de acción se han convertido muchas veces en panfletos político-sociales donde prima el discurso moralista/paternalista/anti-colonialista-o-imperialista/pro-feminista sobre el puro y duro entertainment. Unos tiempos en los que las películas de héroes y superhéroes, con predominio en sus propuestas por parte de Marvel y DC [21], presentan un exceso de solemnidad y parecen más preocupadas en buscar motivaciones/traumas y soltar peroratas para justificar la conducta de sus protagonistas y antagonistas (ese Zack Snyder...), cuando no lo llevan a un infantilismo vergonzoso -Thor: Love & Thunder (Thor: Love & Thunder, 2022), de Taika Waititi-, o a un panegírico de empoderamiento de manual para millennials -la serie She-Hulk: Abogada Hulka (She-Hulk: Attorney at Law, 2022), creada por Jessica Gao, o las películas Black Panther: Wakanda Forever (Black Panther: Wakanda Forever, 2022), de Ryan Coogler, o The Marvels (The Marvels, 2023), de Nia DaCosta)-. Héroes y superhéroes los del cine de los últimos tiempos que, de tan creídos y crecidos de sí mismos, están lejos de la ironía, el pop y el espíritu lúdico y festivo de la Barbarella (Barbarella, 1969) de Roger Vadim o el Flash Gordon (Flash Gordon, 1980) de Mike Hodges, de la épica brutal del Conan, el bárbaro (Conan the Barbarian, 1982) de John Milius (las tres producciones de Dino De Laurentiis), o del erotismo desvergonzado de la Gwendoline (Gwendoline, 1984) de Just Jaeckin. Todas ellas adaptaciones de cómics célebres donde sus respectivos realizadores se acercaron al mundo de las viñetas sin tener que renegar de sus señas de identidad. Incluido el esteta Jaeckin, fotógrafo de moda y exitoso director de películas eróticas. Porque ésa es otra, el actual cine de acción (a excepción de alguna rara producción de serie Z) está castrado, tanto en términos generales (por lo aséptico del producto) como en el más literal, porque el erotismo y el sexo han sido desterrados del séptimo arte, tanto por el hecho de conseguir una calificación para todos los públicos y así llegar a una mayor audiencia, como por el temor de ser tachada su presencia de machismo mal o nada disimulado y no irritar a una potencial porción del respetable -pensemos en Joe Huff (Brian Bosworth) acostándose con chicas de Playboy de las que no sabe ni le interesa ni su nombre en Frío como el acero (Stone Cold, 1991), de Craig R. Baxley, que hoy levantaría ampollas-.


Conforme el corriente siglo (y milenio) avanza tecnológicamente a pasos agigantados, retrocede en cuestiones morales encaminándonos a una nueva Edad Oscura. Muchas voces claman ofendidas, despotricando sobre todo de la cultura popular del pasado siglo XX, a la que se mira (con rabia y desdén) desde una (supuestamente) excelsa y educada visión milenarista, y se pretende censurar y se censuran (no estamos tan lejos de las distopías de Ray Bradbury) a autores respetados y/o de éxito tan distintos entre sí como Ian Fleming, Stephen King o Roald Dahl, todos esenciales en la educación y entretenimiento de múltiples generaciones. Y algunas plataformas, sin despeinarse siquiera, cortan o alteran digitalmente momentos concretos a películas dispares como 1, 2, 3... Splash (Splash, 1984), de Ron Howard, o a la (merecidamente) oscarizada French Connection. Contra el imperio de la droga (The French Connection, 1971), de William Friedkin. Es en estos tiempos cuando más se agradece revisar/revisitar Rambo: The Last Blood, especialmente su último tercio, ése que ha molestado a más de uno/a. Placer culpable (o no), ejemplo de un cine de acción ajeno a los modos y modas imperantes, e incluso alejado del (cansino) revisionismo ochentero, más dado a abrazar todo lo que se parezca a los (tan blancos) productos Amblin. En el film de Grunberg, un Rambo envejecido (como el propio Stallone) encara una última misión, alejándose de la merecida paz que estaba viviendo, pero que por otro lado le hará conseguir la redención que acabe con sus fantasmas... aunque le cueste la vida. ¿O es tal vez que el propio Rambo decidiera auto-inmolarse, aburrido y asqueado del actual panorama cinematográfico y sus estúpidas reglas no escritas en el que sabe no tiene cabida?

Alfonso & Miguel Romero

[1] Para salir adelante en el complejo panorama en el que se encontraban las grandes compañías cinematográficas desde la década de los cincuenta, se vieron obligadas a diversificar sus fuentes de ingresos y a buscar socios financieros. Los Grandes Estudios acabaron por integrarse en enormes conglomerados económicos para los que la actividad cinematográfica no era necesariamente la parte más destacable de su negocio global. En 1963, la MCA (Music Corporation of America) adquirirá la Universal, en 1966 la GULF + WESTERN se hará con el control de la Paramount, Seven Arts absorberá a la Warner en 1967 y tan sólo un par de años más tarde surgirá un nuevo conglomerado de la fusión de la Warner/Seven Arts con Kinney-National S. (que poseía negocios inmobiliarios, de fabricación de grabadoras y producía spots publicitarios) con el nombre de Warner Comm. Co.

[2] Sería, por ejemplo, el caso del softcore The Italian Stallion [tv/vd/dvd: El semental italiano, 1976], realizada por Morton M. Lewis. De ella os hablamos en el siguiente enlace: https://cerebrin.wordpress.com/2019/07/31/italian-stallion-tv-vd-dvd-el-semental-italiano/

[3] En el documental para Netflix Sly [tv: Sly, 2023], de Thom Zimny.

[4] Un título en las antípodas de No hay lugar para esconderse (No Place to Hide, 1973), de Robert Allen Schnitzer. Uno de los primeros trabajos en los que participó un joven Sylvester Stallone.

[5] Desaparecido en combate (Missing in Action, 1984), dirigida por Joseph Zito para la Cannon, se había estrenado un año antes, con Chuck Norris de protagonista. Otro actor que en sus declaraciones a la prensa aclamó la política de Ronald Reagan. Cannon explotaría la franquicia con varias secuelas. Zito y Norris, de nuevo para la productora de Menahem Golan y Yoran Globus, rodaron también juntos Invasión U.S.A. (Invasion U.S.A., 1985), título de acción imprescindible de los años de Reagan en la Casa Blanca. Joseph Zito, ya fuera del ámbito de Cannon, filmó además una de las más simpáticas películas que copiaron el éxito de Pan Cosmatos, Red Scorpion (Red Scorpion, 1988), con Dolph Lundgren, el Ivan Drago de Rocky IV, dando vida a un socias (ruso) de John Rambo.

[6] Sus esfuerzos en géneros como la comedia o el musical no llegaron a cuajar en la taquilla, como demostraron los resultados de Staying Alive (Staying Alive, 1983), secuela de Fiebre del sábado noche (Saturday Night Fever, 1976), de John Badham, que Stallone escribió y produjo, y Rinhestone (Rinhestone, 1984), comedia musical dirigida por Bob Clark que protagonizó al lado de la cantante country Dolly Parton.

[7] Basada en una novela de Paula Gosling publicada en 1974 (muy cambiada y adaptada para los gustos del público de los ochenta), que sería llevada de nuevo al cine en 1995 con Caza legal (Fair Game), ahora con dirección de Andrew Sipes.

[8] En el libreto participó Sheldon Lettich, un nombre fundamental en el cine de acción made in USA, sobre todo por sus muchas colaboraciones al lado de Jean-Claude Van Damme.

[9] Según comentara el propio realizador en el documental sobre su persona John G. Avildsen; King of the Underdogs [tv: John G. Avildsen: el gran desconocido, 2017], de Derek Wayne Johnson, dirigió Rocky V porque le aseguraron que sería el punto y final de la franquicia.

[10] Remake del film británico Asesino implacable (Get Carter, 1971), de Mike Hodges, que ya contara en los setenta con una versión blaxploitation a cargo de George Armitage, Hit Man [tv/vd: Hit Man, 1972].

[11] El título (original), por cierto, remitía a una frase de John Rambo en Rambo: Acorralado Parte II.

[12] En 1989 Stallone protagonizó un film ambientado en una prisión, Encerrado (Lock Up, 1989), con dirección de John Flynn. Además que tras los muros de una cárcel se desarrollaba parte de la trama de otro de los títulos que la estrella estrenó ese mismo año, Tango y Cash (Tango & Cash), dirigido por Andréi Konchalovski (quien fue despedido por los productores sin acabar el rodaje y sustituido por Albert Magnoli).

[13] Un trabajo que también engendraría distintas continuaciones, éstas para el mercado doméstico y sin la presencia de Arnold.

[14] Tanto en el citado más arriba documental dedicado a Stallone para Netflix como en la serie documental sobre Arnold Schwarzenegger para la misma plataforma estrenado este mismo 2023, las dos estrellas hablan de su rivalidad en los ochenta, cuando ambos copaban los primeros puestos en la taquilla. “No podíamos estar los dos en el mismo sitio” declara el austríaco. Aunque hoy, amigos y colaboradores, muestran gran respeto y admiración el uno por el otro. Sly llega a confesar de su viejo competidor que “Era superior. Simplemente tenía todas las respuestas... Tenía el cuerpo. Tenía la fuerza. Ese era su carácter... Quería ser el número uno. Y desafortunadamente para mí, lo consiguió”.

[15] Stallone escribió el guion de El protector (Homefront) (Homefront, 2013), según la novela homónima de Chuck Logan, con la idea de convertirla en una película para la saga de John Rambo, aunque finalmente sería un vehículo de acción para su colega Jason Stathan, el Navidad de la saga de Los mercenarios.

[16] Literalmente “... Es la típica película ultraviolenta de explotation de los años setenta a lo grindhouse, y técnicamente también tiene cosas en común con ellas. Los escenarios se ven cutres y la dirección es horrible. Rambo podría haberse llamado John Smith y la película no cambiaría. Asumo que la audiencia está familiarizada con el pasado de Rambo, pero cualquiera por debajo de los 40 años se preguntará qué demonios pasa en esos túneles”.

[17] El éxito a nivel mundial de Rambo: Acorralado Parte II propició desvergonzadas y baratas copias en casi cualquier rincón del mundo. Países como Turquía, Filipinas o Indonesia, muy dadas a realizar su versión de los taquillazos foráneos, no perdieron la oportunidad de marcarse el tanto.

[18] No sólo las aventuras de John Rambo tuvieron su respuesta italiana, también Cobra dejaría huella en la filmografía transalpina con títulos como Cobra nero [vd: Black Cobra, 1987], dirigido por Stelvio Massi y protagonizado por Fred Williamson, que incluso contó con un par de secuelas firmadas por Edoardo Margheriti.

[19] Analizamos este film en el siguiente enlace: https://cerebrin.wordpress.com/2023/10/10/there-are-no-saints-the-jesuit-tv-no-hay-santos/

[20] La cuarta y última hasta la fecha entrega de esta franquicia, Los Mercen4rios (Expend4ables, 2023), dirigida por Scott Waugh, también muestra una bajada en el caché (por los resultados), pese a las cifras oficiales.  Pero en intenciones queda muy lejos de Rambo: Last Blood.

[21] Sylvester Stallone se dejaría ver, a modo de cameo, en un par de entregas de la saga de Guardianes de la Galaxia, dando vida al pirata Stakar Ogord, y prestaría su voz al Rey Tiburón de El Escuadrón Suicida (The Suicide Squad, 2021), todas ellas escritas y realizadas por James Gunn. Aparte de éstas, Sly protagonizó su propia cinta de superhéroes, ajena a Marvel y DC (y a sus modos), Samaritan [tv: Samaritan, 2022], con dirección de Julius Avery; un trabajo que iba a estrenar MGM en salas en noviembre de 2020 pero que, debido al Coronavirus, no veríamos hasta agosto de 2022 y directamente en plataformas de la mano de Amazon Prime Video.




jueves, 9 de noviembre de 2023

Gustavo Adolfo Bécquer (Mi pequeña colección)





Mi pequeña joya. Cubierta nueva, con texto muy antiguo.




2 billetes de 1965, uno en peor estado y el otro como nuevo.



Copia del billete, del libro billetes de España.

Lo que ha sido no tiene razón de ser nuevamente y no será