martes, 18 de julio de 2023

Momias

 Fotos a cargo de Alfonso Romero, tras la visita a la exposición de Momias de Egipto en Caixaforum en Sevilla. Pasen y vean. 


















lunes, 10 de julio de 2023

The Legend of Lizzie Borden [tv/vd: El caso de Lizzie Borden]

 


Título original: The Legend of Lizzie Borden

Año: (Estados Unidos, 1975)

Director: Paul Wendkos

Productores: George LeMaire, William Bast

Guionista: William Bast

Fotografía: Robert B. Hauser

Música: Billy Goldenberg

Intérpretes: Elizabeth Montgomery (Lizzie Borden), Fionnula Flanagan (Bridget Sullivan), Ed Flanders (Hosea Knowlton), Katherine Helmond (Emma Borden), Don Porter (George Robinson), Fritz Weaver (Andrew Borden), Bonnie Bartlett (Sylvia Knowlton), John Beal (Dr. Bowen), Helen Craig (Abby Borden), Alan Hewitt (alcalde Coughlin), Gail Kobe (Alice Russell), Hayden Rorke (Julien Ralph), Amzie Strickland (Adelaide Churchill), Robert Symonds (Andrew Jennings, Iggie Wolfington (propietario de la tienda), John Zaremba (juez Blaisdell), J. Edward McKinley (Marshall Hilliard), Norman Stuart (Dr. Wood), ...

Sinopsis: Recreación de los acontecimientos del 4 de agosto de 1892, cuando el padre y la madrastra de Lizzie Andrew Borden, una solterona de Nueva Inglaterra, fueron brutalmente asesinados en su casa en Fall River, Massachusetts y aquélla fuera considerada la principal sospechosa.


Nacido en Filadelfia, en 1925, Paul Wendkos comenzó su carrera tras las cámaras a finales de los años cincuenta, siendo contratado por la Columbia al llamar la atención del productor Harry Cohn. Desde muy pronto, Wendkos empezó a trabajar en televisión, aportando su buen hacer en multitud de series de éxito, e iría combinando trabajos en ambos medios. A partir de los setenta, su carrera se centraría en las 365 líneas, principalmente en filmes destinados a este formato, entre los que suele destacarse The Legend of Lizzie Borden [tv/vd: El caso de Lizzie Borden, 1975].

Curtis Harrington declaró en diversas ocasiones que fue suya la idea de hacer una película sobre Lizzie Borden y que fue él quien desarrolló todo el proyecto; siendo finalmente apartado del mismo tras realizar toda la preproducción por insistencia de Elizabeth Montgomery, quien interpretaría el rol principal [1]. No obstante, el guionista, William Bast (amigo de aquél) matizó sobre el tema [2], comentándole a Tarik Polansky que Harrington se había salido del proyecto para realizar un remake de La mujer pantera (Cat People, 1942) en el que estaba muy interesado [3]; dicho film no fraguó y cuando quiso volver la Paramount había contratado a Wendkos y ya era imposible. También el guionista aclara que el proyecto nació para ser exhibido en salas, pero que en un momento dado la Paramount y la cadena ABC le dijeron que sería una TV movie, y escribió el libreto de acuerdo a las exigencias del medio.


Los Estados Unidos vivían durante los años setenta la segunda ola del feminismo, con el Movimiento de Liberación de la Mujer en pleno auge. Las protestas reivindicando una serie de cuestiones sobre la desigualdad “no oficial”, ayudó a representar en la cultura popular a féminas fuertes y decididas, independientes y emprendedoras, que no necesitaban la ayuda del patriarcado dominante para actuar y triunfar. No es de extrañar que en esta década se llevaran a la televisión no pocas historias concernientes a mujeres cuya vida y/o actos habían calado hondamente en el imaginario colectivo del país... para bien o para mal. Y no pudo faltar el caso de Lizzie Borden, conocida con el apelativo de “la asesina del hacha” [4] y culpada por los asesinatos de su padre y su madrastra acontecidos en la localidad de Fall River, Massachusets, la mañana del cuatro de agosto de 1892. Un doble crimen que quedaría sin resolver cuando en el juicio, resuelto el 20 de junio de 1893, el jurado fallara a favor de la acusada por falta de pruebas, unido a la incredulidad de una época que no veía posible que una joven (además de buena familia) pudiera cometer tan atroces actos; aunque a ojos del pueblo siempre se la consideró culpable y se la rechazaría el resto de su vida. Un caso que aún hoy intriga a los estadounidenses, como bien demuestran las muchas producciones (de ficción y documentales) que versan sobre el tema, algunas incluso bastante recientes [5].

Elizabeth Montgomery, la entrañable Samantha de Embrujada (Bewitched, 1962-1974), había estado cambiando de registros desde los primeros años de los setenta. Continuaba trabajando en la pequeña pantalla (espacio en el que desarrolló casi toda su trayectoria) pero apostando por roles más serios y menos complacientes, tal como demuestran los telefilmes The Victim [tv/vd: Noche de tensión, 1972], Mrs. Sundance (1974), A Case of Rape [tv: Un caso de violación, 1974], Dark Victory [tv: Amarga victoria, 1976], o Act of Violence [tv: Acto de violencia; vd: Agresión brutal, 1979], con personajes bien alejados del que le diera tanta fama en la exitosa sitcom de la ABC [6]. Ella sería una de las grandes bazas en los resultados finales. La crítica y el público se volcaron en su favor, y el propio Bast declaró que estaba perfecta y que no creía que nadie lo hubiera hecho mejor. La Montgomery, quien al parecer era pariente lejana de la verdadera Lizzie Borden, representa a una mujer fuerte, controladora, cansada de su situación y determinada a mejorar su vida… caiga quien caiga. Y con todo, la actriz se mostró siempre de buen humor durante la filmación, haciendo continuas bromas y chistes.


La película está estructurada como un macabro cuento gótico al que, junto a una historia que invita a ello, ayuda el montaje, la dirección artística y una banda sonora firmada por Billy Goldenberg de piano y coros infantiles. El flashback con Lizzie cubierta de sangre y blandiendo el arma homicida quedaría grabado en la memoria de varias generaciones de telespectadores.

La televisión usamericana de los setenta había empezado a presentar personajes (secundarios) gays, y no necesariamente en roles negativos y/o despectivos [7], como podríamos citar el caso de Todo en familia (All in the Family, 1971-1979), que llegó a molestar al mismísimo Richard Nixon, entonces en la presidencia del país. Sin embargo, en The Legend of Lizzie Borden no hay alusión alguna a la supuesta orientación sexual de ésta, quien nunca llegó a casarse (al igual que su hermana Emma), y quien al parecer era lesbiana (se le presume incluso un affair con la actriz Nance O’Neill); aunque por otro lado la película apunta un romance incestuoso entre la chica (siendo ella una adolescente) y su padre en uno (otro) de los bizarros flashbacks del film. El papel de la Lizzie teenager recayó en una jovencísima Tracie Savage, quien años después comentaría que no entendía en su momento muy bien lo qué pasaba en dicha escena. Las cuestiones mostradas en la cinta de los abusos, la represión sexual de la mujer, así como los diálogos del fiscal, Hosea Knowlton (Ed Flanders) con su esposa Sylvia (Bonnie Bartlett) delatan el carácter feminista de la película y su reivindicación de los derechos de la mujer, subyugados durante tantos años a unas leyes y costumbres impuestas e impartidas con mano dura por hombres.

Como en tantas otras ocasiones, existen distintos montajes de la película. En Europa se pudo ver a Lizzie desnuda y cubierta de sangre durante los asesinatos, mientras que en la emisión de la ABC en Estados Unidos [8] resulta evidente que está sin ropa, pero no deja nada a la vista. Del mismo modo, las distintas ediciones que saldrían en vídeo y DVD en el viejo y nuevo continente presentan diferencias en su duración y montajes.


La cinta sigue la opinión popular y representa a Lizzie como culpable de ambos asesinatos, aunque en su epílogo explica que los crímenes quedaron impunes y sin resolver. No obstante, el inteligente guion de Bast y la atinada actuación de la Montgomery (que le valió la nominación al Emmy [9]) juegan acertadamente a no dejar claro en algunas ocasiones si ciertos hechos están sucediendo del modo presentado o están sólo en la mente de la joven, debido a la locura o la morfina.


Malina Murnau & Alfonso Romero


[1] En Video Watchdog nº 14 (noviembre/diciembre de 1992) y Penny Blood nº 7 (primavera 2007).

[2] En Fangoria nº 320 (febrero 2013).

[3] Dato confuso, pues Harrington -quien se había acercado al tema en su ópera prima, Night Tide [tv/dvd: Marea nocturna, 1969], había realizado en 1973 un telefilm muy parecido al clásico de Val Lewton para la RKO con The Cat Creature [tv: La gata].

[4] No tardó el pueblo en dedicarle a Lizzie Borden canciones, bailes y otras expresiones populares. Aún hoy pueden adquirirse en tiendas físicas y on line una suerte de productos como muñecas, disfraces para la festividad de Halloween, y un largo etcétera (todos con su correspondiente hacha), que corroboran lo vigente que sigue el tema. Sirva también como ejemplo de lo calado del caso en el imaginario colectivo ese “instituto Lizzie Borden” donde tiene lugar la acción de Class Reunion [tv: Reunión de clase; vd: Class Reunion, 1982], temprana parodia del género slasher perpetrada por National Lampoon con dirección de Michael Miller; o la banda de heavy metal formada en 1983 en Los Ángeles que tomó como nombre el de la supuesta (e infame) asesina.

[5] Citemos como ejemplos la producción televisiva Lizzie Borden Took an Ax [tv: El crimen de Lizzie, 2014] y la cinematográfica Lizzie [tv: Lizzie, 2018], con Christina Ricci y Chloë Sevigny respectivamente en el rol de la presunta asesina. Además, el fantasma de la Borden planea alrededor de películas clásicas de gótico americano como Canción de cuna para un cadáver (Hush, Hush... Sweet Charlotte, 1964), de Robert Aldrich, El caso de Lucy Harbin (Strait-JAcket, 1964), de William Castle), al igual que de producciones más recientes como Pearl [tv: Pearl, 2022], de Ti West.

[6] Como reportero en el juicio que tiene lugar en The Legend of Lizzie Borden vemos en una breve intervención al actor Hayden Rorke, célebre por su papel del doctor Bellows en Mi bella genio (I Dream of Jeannie, 1965-1970), la respuesta de la NBC a Embrujada.

[7] No obstante no fue fácil allanar el camino. Curtis Harrington, por ejemplo, recibió un comunicado de la ABC prohibiéndole expresamente que el personaje de Gale Sondergaard en la citada The Cat Creature fuera lesbiana.

[8] La cadena la emitió el diez de febrero de 1975 en su ABC Monday Night Movie.

[9] La cinta ganaría dos Emmys menores, en las categorías de vestuario y montaje. El film firmado por Wendkos también estuvo nominado a los Globos de Oro como mejor película o miniserie para televisión.


lunes, 3 de julio de 2023

Entrevista Mutante

Hablamos con Marco Sánchez Freije en relación a su nuevo libro.


Los años noventa parecen hoy quedar lejos. Eran aún tiempos del “do it yourself”. Sin internet para poder estar en contacto con gente afín en tus gustos y al día de todo lo que acontecía en tu escena, las distintas subculturas, ajenas al mainstream, expresaban sus inquietudes, gustos y preferencias a través de los fanzines. Del “recorta y pega” a base de fotocopias que caracterizaron estas publicaciones hechas y distribuidas por fans (de ahí su nombre) en los ochenta, se pasó en la década siguiente, con la extensión de los PCs, a otras más pulidas y diseñadas con programas de Office como el Word o el Publisher. En España, dentro de la escena rockabilly y psychobilly, uno de los fanzines que durante el decenio de los noventa más guerra dio y más decididamente mostró un punto de vista personal fue el Mutant Zine, que lo editaba desde Oviedo Marco Sánchez Freije, alias Marco Mutante, y que llegó a publicar hasta quince números. Un tipo inquieto Marco que, además de informar desde las páginas de su publicación, también estuvo haciendo radio durante muchos años, ejerciendo de DJ en distintos clubs y pubs, e incluso llegó a formar parte de algunas agrupaciones musicales encargándose del bajo.

En el nuevo siglo, tras colaborar en algunas webs musicales y en los libros “Cultura Custom” (2010) de Lauren Jordán y “Cervezas, Chicas y Rockabilly” (2011) de Jesús Martínez Sánchez, editados ambos por Quarentena Ediciones, Marco publicaba en 2012 en el seno de dicha editorial el libro “Psychobilly: 30 años de Rock & Roll para mutantes”, el primero y único dedicado a este estilo de música escrito y publicado en nuestro país. Referente obligatorio para todo aquel que presuma de gustarle la parte más psicótica del rockin’. Para 2015 nos sorprende con un proyecto distinto, compartiendo surcos con Ponyboy nos proponía un EP de vinilo con cuatro temas (acompañado de la edición en CD con un corte extra), donde daba rienda suelta a un psychobilly primitivo con resabios punk. En la primavera de 2022, recuperaba con “Mutant Zine. Antología 1992-2002” la trayectoria de su fanzine, ahora unificada y en formato libro. Y en junio de 2023 nos trae un nuevo trabajo escrito, “Yo fui un mutante adolescente. Memorias de un punkabilly de la generación X”, una colección de anécdotas, vivencias y reflexiones con las que muchos se sentirán identificados. Para saber más sobre este su más reciente proyecto hemos querido entrevistarle para Les Danses Macabres, y que sea él quien nos desvele más información al respecto.


-Antes que nada, ¿qué te ha llevado a escribir y publicar “Yo fui un mutante adolescente. Memorias de un punkabilly de la generación X”?

- Todo comenzó durante el confinamiento domiciliario de 2020 decretado a causa de la pandemia del Covid-19, dentro de la complicada situación, fui uno de los “afortunad@s” ciudadan@s que pudo estar unos meses percibiendo un sueldo sin tener que trabajar, lo que me dio una disposición de mi tiempo de la que carecemos en el día a día rutinario. Una de las actividades con las que rellenaba este tiempo era la escritura de artículos y algunas memorias. La idea original no era que formasen parte de un libro, simplemente las escribía y las colgaba en mis redes sociales. Pasado el confinamiento, aunque a un ritmo más lento, la inercia me hizo continuar. No fue hasta que llevaba varias decenas de escritos cuando empecé a plantearme la posibilidad de reunirlos en un libro. 

-¿A qué público preferentemente está destinado el libro?

- Creo que puede resultar interesante a cualquier aficionado al Rock & Roll y militantes de subculturas urbanas de cualquier época, pero especialmente si pertenecen a la “generación X” y han formado parte del mundillo alternativo de los años 90.

-¿Crees que las vivencias reflejadas en las páginas del libro pueden resultarle extrañas a un lector, digamos, milenial? 

- Quizás sí a un milenial de vida estándar, pero tampoco menos que a un generación X de gustos mainstrean. Creo que el factor de interés en mi obra depende más de los parámetros  culturales en los que se mueva una persona que del año en que haya nacido. Aunque por supuesto la sensación de lectura del libro no sería la misma en alguien nacido en 1975 que se sentirá más identificada con las vivencias, que en alguien nacido en 1985, que las leerá como testimonios de otra época, pero posiblemente con un mayor grado de curiosidad. 


-Al igual que tu anterior propuesta en formato libro, “Mutant Zine. Antología 1992-2002”, has optado también para este último por la autoedición. ¿Te planteaste buscar editorial o desde primera hora decidiste sacarlo tú mismo?

- Cómo ya has dicho, "Psychobilly, 30 Años de Rock and Roll para Mutantes" fue publicado por Quarentena Ediciones. Pues bien, pocos años después de su publicación la editorial quebró y les compré todo el stock que les quedaba disponible de mi libro, con lo que comprobé de primera mano los pros y los contras de que tú obra sea promocionada y distribuida por una empresa a hacerlo tú mismo. No puedo afirmar categóricamente que uno sea mejor que otro, simplemente que yo disfruto más haciéndolo por mí mismo, por lo que para mis siguientes libros ni siquiera me planteé la opción de buscar editorial. Tienes que buscarte un poco la vida para financiar la publicación y ser consciente de que tu rango de distribución y lectores potenciales va a ser mucho más modesto, pero yo no aspiro a ser un creador de bestsellers, no vivo de esto y llego a la gente que más me interesa. Aunque sea de un modo más modesto, prefiero ser yo quien gestione mi obra. 

-Alguien tan inquieto como tú necesita estar escribiendo, expresándose, de manera continua ¿Dónde publicas últimamente tus artículos?

- Por desgracia mi vida laboral de supervivencia y los quehaceres diarios no me dejan todo el tiempo que necesitaría para dedicarme a esto del modo en que me gustaría, aunque intento mantener cierta vinculación con la prensa underground. Desde hace unos años soy colaborador fijo del fanzine Wrack & Roll, no tan fijo del Amazing Monsters y siempre intento echar una mano, aunque sea esporádicamente o de modo puntual, con cualquier publicación que me lo pida y me parezca interesante. 


-¿Qué es y qué significa para ti el psychobilly?

- La pregunta del millón... Resumiendo, de un modo básico es una conjunción de rockabilly y punk. Puede llevar muchos más ingredientes, pero punk y rockabilly son la base. Sin componente rockabilly puede ser muy psycho, pero no es psychobilly… Para una descripción más detallada os remito a mi primer libro je, je… 

-¿Cómo ves la escena psychobilly (a nivel mundial) hoy en día? ¿Qué grupos actuales son los que más te han llamado la atención?

- No estoy tan al tanto de la escena psychobilly del siglo XXI, como lo estaba en el pasado, no obstante tampoco me he desvinculado de ella y puedo opinar con cierto conocimiento de causa. Partimos de la base de que el género está en un estado de salud muy bueno, hay más bandas y aficionados que en los 80 y 90, nunca se editaron tantos discos y por supuesto hay buenas bandas e incluso muy buenas hoy en día... Pero si he de serte sincero, en términos generales el psychobilly del siglo XXI me parece mediocre en comparación con el de los años 80 y 90, dentro de la precariedad de medios que había e incluso en los casos en los que la técnica escaseaba, todo parecía ser más fresco y novedoso. En la actualidad hay muchas, demasiadas bandas que suenan prácticamente igual, supongo que es algo lógico dada la cantidad de grupos y la longevidad del género. 

-Aprovechamos para preguntarte por otros de tus trabajos... Cuéntanos cómo surgió la grabación del EP con Ponyboy. ¿Es posible que haya algún nuevo disco o conciertos en un futuro?

- Mis colaboraciones con Ponyboy empezaron para sus discos como Ponyboy Oneman Trio, le escribí unas cuantas canciones e incluso grabé alguna voz en alguno de sus discos. Lo de hacer un EP conjunto fue un poco casual e improvisado, fui a pasar unos días en su casa y aprovechamos para grabar dos temas inéditos y regrabar otros dos que ya habían salido en sus discos. Lo grabamos, produjimos y editamos nosotros mismos. Tras la publicación del EP, aprovechando la euforia del momento hicimos malabares en nuestras agendas para hacer unos cuantos conciertos de presentación, pero el hándicap de la distancia geográfica, nuestros respectivos proyectos individuales y las responsabilidades extra-artísticas, nos impiden darle una continuidad estable a nuestra asociación. Por supuesto que a ambos nos gustaría repetir la experiencia, pero somos conscientes de que no es fácil. Independientemente de que podamos o no grabar otro disco o volver a juntarnos sobre un escenario, tened por seguro que yo estaré siempre apoyando sus proyectos y colaborando en la medida que me sea posible. 


-Ya antes, en los noventa, estuviste en otros grupos de música, caso de los Runaway Boys. ¿Llegasteis a registrar alguna grabación? ¿disteis muchos conciertos?

- No, aunque solíamos grabar nuestros ensayos y conciertos, Runaway Boys nunca llegaron a registrar su música en un estudio. Tampoco solíamos tocar muy a menudo, teníamos muy buenas ideas y unos planteamientos musicales bastante originales para la época, pero éramos muy jóvenes, con pocos medios y tampoco nos lo tomábamos muy en serio. Teniendo en cuenta que en su momento tampoco fuimos un grupo muy popular, me sorprende (gratamente) mucho que pasadas tres décadas haya gente (no eres el único) que me siga preguntando por Runaway Boys. 

-Además de la música ¿Qué otras aficiones tienes?

- Nada del otro mundo: cine, lectura, motos, bicicleta, skateboard y viajar cuando tiempo libre y dinero se dan la mano. 

-¿Tienes pensado (a corto, medio o largo plazo) un próximo libro? ¿Puedes adelantarnos alguna información sobre el proyecto?

- Cada vez que he terminado un libro y está vez no es excepción, lo que más me apetece es leer libros de otros y olvidarme un tiempo de la escritura (salvo los compromisos de colaboración que pueda tener con publicaciones amigas). Supongo que superado ese tiempo de “desintoxicación” el gusanillo me irá picando y me meteré en otra, pero ahora estoy en modo disfrutar del verano. 

Entrevista realizada por Alfonso & Miguel Romero