viernes, 23 de agosto de 2024

La Cripta de los Condenados: Carlos Díaz Maroto

 


Carlos Díaz Maroto es escritor y crítico de cine. Nació en Madrid (España) el 20 de octubre de 1960. Su gran afición por el cine, en particular el fantástico, le condujo a contactar con quince años con el fandom hispano, y así colaboró en Morpho, uno de los primeros fanzines sobre cine fantástico aparecidos en España, editado por Carlos Aguilar. Colabora en diversos fanzines de la época como Serie B, Van Helsing, Zombi, Vértigo y edita el suyo propio, Sueño del Fevre. En 1997 aparece su primer libro: Drácula, de Transilvania a Hollywood (Nuer), en colaboración con Roberto Cueto, al que sigue Batman, de Bob Kane a Joel Schumacher (Nuer), esta vez co-escrito con Luis Alboreca. Ya en solitario publica, entre otros, Cine de vampiros: una aproximación (Recerca), El hombre lobo en el cine (Jaguar), King Kong, el rey del cine (Jaguar), Star Trek: la última frontera (Jaguar), de nuevo en colaboración con Alboreca, Ray Harryhausen: el mago del stop motion (Calamar), actualiza Alien vs Predator, de Lorenzo F. Díaz, para Alberto Santos Editor, Cine del Oeste: de la A a la Z (Jaguar), y Star Trek: la última frontera y Superman y Batman: los mejores del cine, estos dos de nuevo para Jaguar y en colaboración con Alboreca. En los últimos años ha participado con la editorial Notorious en libros como El hombre lobo, El resplandor, Río Rojo, Los pájaros, ¡Qué bello es vivir! o El universo de Tarzán, El universo de Stanley Donen, El universo de Charlton Heston o El universo de Frank Capra, entre otros muchos.

En el ámbito de la ficción es autor de las novelas Los hijos de la noche (Dlorean, 2013) y El diabólico doctor Knox (Sial Pigmalión, 2024), y del libro de relatos Las aventuras del dr. Watson (Isla de Nabumbu, 2021). También ha escrito gran cantidad de relatos, desde que comenzó a publicar su propio fanzine, Sueño del Fevre, en 1989, hasta colaboraciones como, entre otras, El otro canon de Sherlock Holmes (Barsoom), Imaginario, La mansión de los cuervos, La huella de Drácula o La huella de Frankenstein (estas últimas para Calamar Ediciones). Para la editorial Yeray dirige la colección «Bolsilibros Yeray», que ofrece dos novelas por volumen de distintos autores, y dentro de la cual él ha publicado en los números 1 (con Las bestias del Valle Prohibido) y en el 3 (Solo contra el Sistema), y próximamente reaparecerá en el número 6 (Grimorio).

¿Cuál fue el primer referente que recuerdas en el fantástico y el terror?

De muy pequeño recuerdo haber visto Los pájaros de Hitchcock, y La venganza de Frankenstein, de Fisher, y el enorme miedo que pasé, no pudiendo dormir en toda la noche. Aunque siempre me gustó el género, creo que el flechazo definitivo fue con King Kong, el clásico de Schoedsack y Cooper, con unos doce años. A partir de ahí…

¿En el terreno cinematográfico, cuál es tu director favorito del género?

No sabría decir uno solo. Digamos, por orden cronológico, James Whale, Jacques Tourneur y Terence Fisher. No añado a Hitchcock porque no lo considero un director «del género», con solo dos películas en su haber, a mi juicio. 

¿Y quiénes son tu actor y actriz preferidos que han despuntado en el mismo?

Actores hay muchos, pero tengo especial debilidad por Boris Karloff y Peter Cushing, pero os podéis imaginar a otros de similar calaña a un escalón un poquito más bajo, pero nada despreciable. En cuanto a actrices, lo cierto es que pocas hay «especializadas», salvo acaso las zetosas. Quizás podría apuntar a Barbara Steele como musa del mismo, y en otro sentido, Bette Davis, que hasta cierto punto tiene una carrera aceptablemente abundante en el género, y con interpretaciones gloriosas, desde luego.

¿Cuál destacas como tu película de terror predilecta?

Uf, una sola es imposible. Pongamos La novia de Frankenstein, La mujer pantera, La noche del demonio, cinco o seis de la Hammer… Psicosis y Los pájaros. Corto, porque, si no, lleno dos páginas.

¿Universal o RKO? ¿Hammer o Amicus?

Las de la Universal y las de la RKO ofrecen un tono muy diferente. No puedo destacar una por encima de la otra. Ambas me encantan, cada una a su modo. En cuanto a lo otro, ahí no tengo duda: Hammer. Eso, sin despreciar a la Amicus.

¿Cuál es tu subgénero favorito dentro del terror y el fantástico?

Siempre he tenido debilidad por el terror fantástico por encima del realista (aunque en el segundo de los casos ya he citado Psicosis, y La matanza de Texas también me gusta mucho). Pero, dentro de lo fantástico, el cine de vampiros o de hombres lobo me cautiva en especial. Y, en especial, todas las criaturas sobrenaturales. 

¿Casan bien el terror y el erotismo?

Desde luego. Hay una rica tradición en ello, e incluso en épocas muy pasadas ya se jugaba con ello, siempre sorteando la permisividad. En la época pre-Code hay ejemplos asombrosos. Que a partir de los setenta haya otros ejemplos de más o menos explicitud es algo más obvio. 

¿Cómo ves el género en los últimos años?

Perdidillo, por decirlo finamente. El cine siempre ha sido un negocio (aunque los Lumière, al principio, no le vieran mucho), y desde que se convirtió en una industria, con el caradura de Edison a la cabeza, siempre se ha buscado sacar tajada económica. Pero en el Hollywood clásico sorprende que, dentro de ese afán recaudatorio, había cierta preocupación por hacer un cine de cierto nivel artístico. Pero ahora, los productores que saben de cine parecen haberse extinguido, y solo hay ejecutivos encorbatados que únicamente buscan el beneficio con el esfuerzo mínimo posible, y aceptan guiones que parecen borradores que necesitan siete u ocho pulidos más, y contratan directores que solo se preocupan más por cierto lustre visual por encima de un sentido narrativo.

¿Cuál es la película más salvaje y gamberra que recuerdas?

Los que me conocen saben que mis gustos van por un cine más clásico, más «domado», digamos. Así que, para quienes les va ese tipo de películas, lo que puedo citar puede que les parezca que están más que superadas. Tipo Braindead, de Peter Jackson, por ejemplo. Pero no suelo ver ese tipo de cine, por lo general. Ahora hay un culto al cine-basura que a mí no me llega…

¿Cuál es tu escritor favorito del género?

Me gustan en especial los autores de finales del XIX y principios del XX, la etapa pulp de los años 20-30 y, más adelante, Richard Matheson, por ejemplo. Su modo de crear una realidad para, luego, subrepticiamente, ir colando lo irreal, me cautiva. Stephen King ha bebido mucho de ahí… Al igual que en cine, con un clasicazo me entusiasmo: Poe, Stoker, Machen, LeFanu, Hodgson, Lovecraft, Clark Ashton Smith… Por ahí van los tiros.

¿Cuál sería tu grupo o solista musical favorito dentro del fantástico y el terror?

Si en cine y literatura soy «anticuado», por definirlo de un modo que quedará patente para muchos, en música lo soy aún más. Me temo que en lo que yo escucho no suele haber nada que se identifique con esos géneros. Sé que hay grupos o cantantes que se pueden identificar con él, como Alice Cooper, pero si me gusta más el jazz o el blues, el género al que más se acercaría sería al noir…

¿Cuál es tu comida favorita? (puedes indicar hasta tres platos distintos) ¿Y la bebida?

Soy también muy tradicional aquí: paella, cocido, marisco… Pero unos buenos huevos fritos con morcilla también están de muerte. Odio las pijadas tipo masterchef. En cuanto a bebida, no tomo alcohol, con lo cual las opciones se cortan bastante. Suelo comer con agua, y la cerveza me gusta cuando hay algo sólido con lo que empujar: un bocadillo de calamares ha de comerse con cerveza (en mi caso, sin alcohol, pero hoy día ya la hacen bebible). Suelo tomar refrescos sin azúcar, sin entusiasmo.

¿Crees en el más allá? ¿Piensas que hay algo más que este mundo?

Cuando tenía unos quince años era muy aficionado a estos temas: espiritismo, ovnis, telepatía, astronautas en la prehistoria, poltergeist… Todas esas cosas. Pero poco a poco, en los muchos libros que me compraba, veía que todo consistía en dar vueltas sobre lo mismo. En programas tipo Iker Jiménez, algunos invitados hablan de «pruebas irrefutables», y cuando escucho atento a ver cuáles plantean, se van por los cerros de Úbeda, sin decir nada claro, o directamente sueltan cuatro chorradas. Personalmente, a estas alturas, no creo en nada de estas cosas, aunque lo sigo con cierta curiosidad, porque a veces son temas atractivos para escribir ficción. Y, por supuesto, cuando escribo terror, soy un creyente absoluto. Pero no, no creo en el más allá en el sentido tradicional, y que haya algo después de la muerte… No me lo planteo, pero si hubiera algo, sería más bien como otras realidades, otros estados.



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