jueves, 29 de junio de 2023

Momma Don’t Allow [tv: Momma Don’t Allow]

 


Título original: Momma Don’t Allow

Año: (1956, Reino Unido)

Director: Karel Reisz, Tony Richardson

Productora: BFI Experimental Film Fund

Guionistas: Karel Reisz, Tony Richardson

Fotografía: Walter Lassally

Música e intérpretes: Chris Barber, Ron Bowden, Jim Bray, Lonnie Donegan, Pat Halcox, Ottilie Patterson, Monty Sunshine.


En marzo de 1954, Karel Reisz y Tony Richardson acordaron con el British Film Institute Experimental Film Fund filmar un corto experimental que llevaría el título provisional de Jazz. Rodado en el invierno de ese año, contando con un presupuesto de 425 libras, se terminó en noviembre de 1955 y su estreno tendría lugar el 25 de enero del año siguiente finalmente como Momma Don't Allow [tv: Momma Don’t Allow], el mismo título de un viejo y conocido tema de folk [1].

En blanco y negro, sin diálogos y con una planificación y un montaje que huye de ataduras academicistas, Reisz y Richardson nos narran a lo largo de 22 minutos una historia sobre la juventud de clase trabajadora de los años cincuenta. La primera, tras la Segunda Guerra Mundial, consciente de serlo y de querer divertirse y vivir. Después de la jornada laboral, los adolescentes están deseando dejar los problemas y las obligaciones a un lado, para salir y pasarlo bien fumando, bebiendo, ligando y bailando. Todo conducido por la música de jazz de la banda de Chris Barber (entre cuyos integrantes encontramos al banjo a Lonnie Donegan, uno de los más importantes exponentes del skiffle) que toma lugar en un dance hall donde se dan cita un puñado de jóvenes beatnicks, teddy boys y teddy girls [2]. Los directores contrastan la actitud frente a su día a día de estos chicos de clase media-baja con la de un grupo de gente adinerada, quienes se acercan al salón de baile como el que va al zoo, para observar (con curiosidad, pero desde la barrera, sin inmiscuirse ni relacionarse) el comportamiento de aquéllos.


Momma Don’t Allow funciona como un documental en el que sus responsables no entran a cuestionar ni juzgar, sino que se limitan a recoger con sus imágenes a la juventud de una época dura y cambiante en territorio británico. Característica habitual en el free cinema, la cámara no incide, se limita a mostrar. Alejado por tanto del cine social del momento que se hacía en ese mismo país y que empezaba a tomar conciencia de la problemática de unos nuevos adolescentes que, como pasaba en muchos otros lugares del mundo, despreciaban tantos de ellos las tradiciones y la autoridad y se volcaban en la delincuencia, caso de películas como Cosh Boy [tv: Cosh Boy, 1953], de Lewis Gilbert [3]. La pieza que nos ocupa se aparta igualmente de otros documentales europeos que, tomando partido, arrojaban una mirada burlona hacia la gente joven y sus nuevos hábitos, como hiciera el cineasta francés François Reichenbach en À la mémoire du rock [tv: A la memoria del rock, 1963] en relación al comportamiento de los adolescentes en los conciertos de rock [4].


Richardson y Reisz serían poco después dos de los grandes renovadores del cine británico, pertenecientes ambos a los jóvenes airados que reinventaron el séptimo arte en las Islas. El primero nos legaría títulos indispensables tales como Un sabor a miel (A Taste of Honey, 1961), La soledad del corredor de fondo (The Loneliness of the Long Distance Runner, 1962), Tom Jones (Tom Jones, 1963) o Mademoiselle (Mademoiselle, 1966). Mientras que el segundo, junto a otros cortos documentales similares al que aquí tratamos, como We are the Lambeth Boys (1959) o March to the Adermaston (1959), fue responsable de algún que otro clásico del free cinema, caso de Sábado noche, domingo mañana (Saturday Night and Sunday Morning, 1960).


La fotografía del film que aquí nos interesa corrió a cargo de Walter Massay, muy unido en aquellos tiempos con Richardson y con el resto de los Angry Young Men en general. En 1964 Massey ganaría el Oscar por su trabajo en Zorba, el griego (Alexis Zorba/ Αλέξης Ζορμπάς).


Lindsay Anderson, Lorenza Mazzetti o Dennis Horne también rodaron por las mismas fechas otros documentales para el BFI Experimental Film Fund, retratando la vida londinense.

Alfonso & Miguel Romero

[1] Popularizada por Riley Puckett, que la grabó en 1928, la canción conocería muchas versiones, como bien podríamos citar la de The Allen Brothers, registrada en 1930, o ya más recientemente la de Pokey LaFarge junto a Dom Flemons.

[2] Los teddy boys fueron una de las primeras subculturas juveniles y surgieron en las islas británicas. Aunque su origen se remonta a finales de la década de los cuarenta (del pasado siglo XX), sería a mediados de los cincuenta cuando realmente se expande el fenómeno, coincidiendo con la llegada del R’n’R americano a Europa. Pronto la actitud rebelde de estos jóvenes desembocó en delincuencia en numerosas ocasiones, ocupando los titulares de la prensa, ante una sociedad que se horrorizaba de la actitud de estos chicos. No tardó el término teddy boy en convertirse en sinónimo de gamberro. Es más, la participación de grupos de teddy boys en los motines raciales de Notting Hill que tuvieron lugar entre el 29 de agosto y el 5 de septiembre de 1958, añadiría más leña al fuego. El cine los retrataría, las más de las veces, como un sector de la juventud delictiva y sin respeto por nada ni nadie, véase Beat Girl [tv: Beat Girl, 1960], de Edmond T. Gréville, y su actuación en las mencionadas revueltas xenófobas y raciales son palpables en cintas como The Wind of Change (1961), de Vernon Sewell, o Fuego en las calles (Flame in the Streets, 1961), de Roy Ward Baker.

[3] Gilbert incidiría en el cine social con más trabajos, como bien podríamos citar Los buenos mueren jóvenes (The Good Die Young, 1954).

[4] La misma mirada socarrona que el realizador gabacho echaría en el documental tipo mondo América de noche prohibida (Sex O’Clock USA, 1976), en relación a las costumbres sexuales de los norteamericanos durante los liberales años setenta.


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