El domingo 2 de noviembre, cerrando
un fin de semana que albergó la festividad de Halloween y el día de difuntos y
que vino cargado de ofertas en cuanto a conciertos en vivo en Sevilla, la sala
Even recibía al grupo holandés de punk The Covids. Embarcados en una nueva gira
por territorio español que en esta ocasión incluía la capital andaluza
verbigracia del King Kong Klub. La banda con Mendhi Tallal al frente venía
presentando su nuevo trabajo discográfico, el LP Pay
No Mind (Wap Shoo Wap Records, 2025), que
recoge en sus diez temas toda la energía y filosofía de una formación que aboga
por el punk setentero de raíces británicas, con claros ecos de los sempiternos
Sex Pistols, The Damned o Buzzcocks.
El recinto abría sus puertas a eso
de las 21:00 horas y no tardaría mucho en presentarse el respetable para
presenciar el directo de estos cuatro jóvenes chicos que en nada estaban sobre
el escenario dándolo todo y recorriendo el mismo, que parecía quedárseles
pequeño, de una punta a otra (menos Sid Bierens, la chica que se encarga de la
batería, como es normal). Descargando su potente actuación ante una audiencia
bien talludita en su mayoría (¿qué está pasando a la juventud actual que apenas
escucha rock?) pero bien entregada a los decibelios, que disfrutaron como
posesos de temas cortos, potentes y contundentes, como mandan los cánones del
viejo y eterno punk-rock. Cortes como “No Kids” o “Banned From the USA” (que
cierra el disco y cuenta con un simpático videclip) se presentaban más
enérgicos en su directo en una poderosa performance que duró (tan sólo) unos 45
minutos.
Con la banda ya bajo el escenario, aprovechamos para hacernos con el vinilo y tomarnos unas fotos con los protagonistas de la velada, quienes al poco rato ya estaban recogiendo los bártulos para cargarlos en la furgoneta, dando por concluida su cuarta cita en la piel de toro (la siguiente sería en Córdoba unos días más tarde) y poniendo un estupendo punto y final a un movido fin de semana en una ciudad que, afortunadamente, alberga aún algunas ofertas ocio-culturales fuera de las consabidas fiestas oficiales que progresivamente en los últimos años han extendido sus tentáculos, cual criatura lovecraftiana, para tratar de adueñarse de una ciudad (cada vez más impersonal y monótona) que asume como propia. Sobre todo desde el fin de la pandemia del COVID, un periodo de confinamiento que serviría para que unos aburridos chicos de Amsterdam decidieran fundar su propio grupo de punk-rock.
Alfonso
Romero & Malina Murnau


