La misma semana que nos dejaban Isabel Pisano, Verónica Echegui y Manuel de la Calva, fallecía también Eusebio Poncela. Con casi 80 años el actor de origen madrileño abandonaba este mundo, víctima de un cáncer, el pasado 27 de agosto. Al pie del cañón hasta el final, pocos meses atrás lo habíamos visto como el doctor Tomás Marlow en la tan anunciada serie Matices, de la plataforma SkyShowtime. Punto y final para una longeva trayectoria en la que llevaba en activo desde finales de los años sesenta del pasado siglo.
En Les Danses Macabres queríamos dedicarle un pequeño homenaje a este actor de vieja escuela y poseedor de una de las mejores voces que ha tenido nunca el cine español. Recordamos aquí seis de sus trabajos, dejando a un lado sus colaboraciones con Almodóvar, así como la tan exitosa en su estreno Martín H (Adolfo Aristarain, 1997), de las que ya se ha hablado mucho.
La semana del asesino (Eloy de la Iglesia, 1972).
La película con más cortes verbigracia de la censura franquista, en buena parte porque el guion que se presentó originalmente distaba mucho de lo que se rodó. Vicente Parra es Marcos, un trabajador del matadero, que (mal)vive en el extrarradio de Madrid, reconvertido en asesino en serie, digamos, por casualidad y a su pesar. Y Eusebio Poncela es Néstor, un vecino adinerado con el que entabla algo más que una amistad... pese a la diferencia de clases entre ambos. Un (otro) retrato de la España franquista a cargo de Eloy de la Iglesia, donde el director señala con dedo acusador las miserias y represiones del régimen. Todo un clásico del cine español, con muy buena distribución internacional, que contó en su guion con Antonio Fos, un nombre clave en el thriller de este país.
Larga noche de julio (Lluís Josep Comerón, 1974).
Entre el cine de quinquis (antes del cine de quinquis) y el de golpes perfectos que resultan frustrados, la cinta dirigida por Lluís Josep Comerón comparte con la filmografía de Eloy de la Iglesia esa mirada inconformista, culpando a las clases altas mientras mira con ternura a los desfavorecidos.
El robo en esta ocasión tiene lugar aprovechando las 24 Horas de Montjuic, competición de resistencia de motos que se celebrarían anualmente en Barcelona cada julio desde 1955 a 1986. El trío protagonista lo componen Simón Andreu, Marisa Paredes y Eusebio Poncela.
Arrebato (Iván Zulueta, 1979).
No podía faltar esta película de culto sobre el cine como vampirismo (y drogadicción). Dirigida por el polifacético Iván Zulueta (cartelista, dibujante, etc), quien ya llamara la atención en tareas de realización una década antes con Un, dos, tres... al escondite inglés (1970), resultó un film libre y alegórico, imposible antes y después del periodo comprendido entre 1977 y 1983, cuando el cine español se llenó de obras inclasificables y atrevidas que se movían del arte y ensayo a la más pura y dura exploitation.
Operación Ogro/Ogro (Gillo Pontecorvo, 1979).
Ese mismo año, Eusebio Poncela se pondría bajo las órdenes del prestigioso realizador italiano Gillo Pontecorvo para acompañar a Gian Maria Volonté y Ángela Molina en una película que retrataba la preparación y ejecución, por parte del grupo terrorista ETA, del atentado que se cobraría la vida de Luis Carrero Blanco, presidente del gobierno franquista, el 20 de diciembre de 1973.
José Luis Madrid había contando la misma historia un par de años antes en Comando Txiquia: Muerte de un presidente (1977).
Pepe Carvalho (1986).
Carlos Ballesteros había interpretado en Tatuaje (Bigas Luna, 1978) a Pepe Carvalho, el famoso detective de ficción creado en la literatura por Manuel Vázquez Montalbán y protagonista de una serie de novelas y relatos del autor. Pero en la memoria colectiva Carvalho tiene el rostro y la voz de Eusebio Poncela, gracias a los ocho episodios de la serie que TVE le dedicó al personaje a mediados de los años ochenta. Aunque a Montalbán no le convenciera dicha elección. ¿Qué pensaría del que interpretó Juanjo Puigcorbé en 1999?.
Intacto (Juan Carlos Fresnadillo, 2001).
Tras el éxito de su cortometraje Esposados (1996), nominado incluso al Oscar, seis años después Juan Carlos Fresnadillo estrenaba su primer largometraje, Intacto. Protagonizada por Leonardo Sbaraglia en el rol de Tomás, un tipo que parece quitarle la suerte a quien tiene a su lado. Es reclutado por Federico (un Eusebio Poncela soberbio) para que participe en una red de juegos clandestinos, donde tiene un importante papel el veterano Max von Sidow como el dueño de un casino.
Sbaraglia ganaba por esta cinta el Goya al mejor actor revelación, mientras que Fresnadillo se hacía con el de mejor director novel y se colocaba (de nuevo) en el punto de mira para proyectos importantes.
Alfonso & Miguel Romero
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