jueves, 25 de mayo de 2023

Cry Baby: John Waters y the Cramps, la unión que no pudo ser.


Comenzando los ochenta John Waters estrenaba Polyester (Polyester, 1981), película donde, si bien seguía todo el estilo irreverente e iconoclasta del cineasta, se habían pulido las máximas asperezas y resultaba una comedia más estilizada y mucho más accesible de cara a un público más amplio [1]. De hecho, producía New Line Cinema (cuando aún era una pequeña compañía, antes de que creciera exponencialmente gracias al éxito de la saga protagonizada por Freddy Krueger), y llegó a las carteleras usamericanas calificada para mayores de doce años, teniendo por tanto un sector del respetable más amplio que en películas previas. Cosechando además buenas críticas, Waters, tras irritar y provocar a propios y extraños desde el underground con sus primeros trabajos durante los años de la contracultura, empezaba en la naciente década a encontrar su sitio dentro de la industria.


Hairspray, fiebre de los sesenta (Hairspray, 1988) supuso un paso más en la misma dirección por parte del de Baltimore, siendo ésta ya calificada para todos los públicos y producida y estrenada en los Estados Unidos nuevamente por la New Line. El film, una comedia musical ambientada en los sesenta, fue un éxito de taquilla. La siguiente cinta del director apuntó aún más alto, y en 1990 Waters se metía en su primer rodaje para un gran estudio, nada menos que la Universal. Se trataba de un nuevo musical, pero en esta ocasión estaría enmarcado en la década de los cincuenta. Su título sería Cry-Baby (El lágrima) (Cry-Baby, 1990), y el realizador para su inspiración fijó su ácida mirada en los muchos filmes sobre delincuentes juveniles facturados en la década designada. Los grandes estudios habían dado en aquel decenio su visión del tema: la MGM estrenó Semilla de maldad (Blackboard Jungle, 1955), de Richard Brooks; Warner Bros triunfó con Rebelde sin causa (Rebel Without a Cause, 1956), segundo taquillazo protagonizado por Jimmy Dean que contó como director con Nicholas Ray; la United Artists estrenó uno de los primeros filmes del prestigioso Robert Altman, The Delinquents [tv/dvd: Los delincuentes, 1957], producido por la independiente Imperial Pictures; y la Paramount apostó por la parodia, a cargo de Jerry Lewis, en Delicado delincuente (The Delicate Delinquent, 1957), de Don McGuire. Pero las juvenile delinquent movies fueron sobre todo frecuentadas por productoras más pequeñas cuyas películas, mayormente de explotación, iban directas a los autocines para el consumo de los teenagers, destacando las muchas aportaciones de la American International Pictures y la Allied Artists Pictures. Esta segunda produjo una cinta llamada precisamente The Cry Baby Killer (1958), realizada por Justus Addiss, con Roger Corman (sin acreditar) de por medio, y protagonizada por un joven Jack Nicholson en su primer papel, que venía a ser una versión para adolescentes de la película Horas desesperadas (Desperate Hours, 1955) de William Wyler [2]. La misma productora estrenó en cines una de las más celebradas producciones de la temática: Crime in the Streets [tv/dvd: Crimen en las calles, 1956], dirigida por Don Siegel y con John Cassavetes y Sal Mineo entre los principales intérpretes.


Cry-Baby (El Lágrima) cuenta una historia de amor, en un principio imposible, entre el líder de los Drapes, Wade Walker, apodado “El Lágrima” (Johnny Deep), un delincuente de los barrios bajos, y Allison Vernon Williams (Amy Locane), una guapa chica perteneciente a la alta sociedad y miembro de los pijos Squares. Un Romeo y Julieta en clave de musical rocanrolero. Todo muy al estilo de su director: irónico, hiperbólico, irreal en muchas ocasiones, y lleno de situaciones y personajes que son puras caricaturas. Viene a ser prácticamente una parodia de las películas de delincuentes adolescentes arriba señaladas, así como de los musicales de Hollywood con pandillas juveniles tipo West Side Story (West Side Story, 1961) o Grease (Grease, 1978). Al igual que en Hairspray, fiebre de los sesenta, el director denuncia las diferencias sociales y las luchas de clase, poniéndose por supuesto del lado de los outsiders y en contra de los más favorecidos. Y por otro lado es apreciable también una crítica a la sociedad usamericana, a la que separa en conservadores muy cerrados (“squares”) y salvajes rednecks descerebrados. El propio Waters recordaba que en los años cincuenta la juventud de Baltimore se dividía en esas dos categorías, los “drapes” y los “squares”, y que él, cómo no, ya de niño quería estar entre los primeros.


El realizador le dio en esta película uno de sus primeros papeles importantes fuera del porno a Traci Lords, quien interpretaría a la desinhibida Wanda, una versión rockera y chulesca de las bombshells de los años cincuenta. Waters además se escudó, para sentirse cómodo, en una serie de secundarios muy de su gusto. Los más destacables son los que interpretan a los progenitores de la pandilla de los Drapes. Para encarnar a los padres de ”Picadillo” (Kim McGuire) contó con Troy Donahue, estrella adolescente de la Warner Bros en los sesenta, y con su querida y habitual Mink Stole. Los de Milton (Darren E. Burrows) recaerían sobre Joe Dallesandro, el beefcake que llegó a ser miembro de la Factory de Warhol y actor principal en las películas dirigidas por Paul Morrissey para el “Papa del pop”, y Joey Heatherton, sex symbol y rival de Ann Margret durante los sesenta. Mientras que los papás de Wanda serían David Nelson y Patricia Hearst; ella la nieta del magnate William Randolph Hearst que fue raptada en 1974 por el Ejército Simbiótico de Liberación para acabar uniéndose a éstos. Por cierto, Waters parodiaría en clave cinéfaga la historia del secuestro de la Hearst en Cecil B. Demente (Cecil B. Demented, 2000) [3]. Del mismo modo, los roles de los tíos del Lágrima, una pareja de lo más white trash, recayeron en dos auténticos outsiders, el rockero Iggy Pop, quien fuera líder de los Stooges, una de las más grandes bandas de rock de Detroit, y la actriz Susan Tyrrell, especializada en papeles bizarros y extremos.


La banda sonora, reflejando los gustos de la juventud de los cincuenta, iba a estar llena de canciones de rhythm & blues, rockabilly y doo-wop, y se pensó en incluir algunos temas interpretados por los Cramps. La idea resultaba genial, John Waters y la banda liderada por Lux Interior y Poison Ivy tenían mucho en común. Ambos llevaban años apartados de los gustos generales y reivindicando el cine de serie B, las películas para adolescentes de los cincuenta y sesenta, los filmes exploitation para autocines de gente como Herschell Gordon Lewis o Russ Meyer; y tanto el uno como los otros adoraban el primigenio R'n'R de la década por antonomasia del miedo a la bomba atómica. El de Baltimore ha reconocido en más de una ocasión que sus primeros ídolos fueron Elvis y Little Richard, así como la fascinación que siente por la película de Frank Tashlin The Girl Can't Help It [tv: La rubia y yo/La chica no puede remediarlo; dvd: Una rubia en la cumbre, 1956] [4], una R'n'R-movie producida por la Twenty Century Fox, en Cinemascope y en color por De Luxe, y protagonizada por la exuberante Jayne Mansfield. La escena, muy de cartoon (algo nada raro viniendo de Tashlin), en la que ella baja unas escaleras provocando estragos entre la población masculina es, por descontado, la parte favorita de Waters, y la recreó a su manera para Divine (su Jayne Mansfield particular, según él mismo) en Multiple Maniacs (1970). Recordemos que el realizador había incluido mucho R'n'R original en sus primeros trabajos, caso de Mondo Trasho (1969) o Pink Flamingos (Pink Flamingos, 1972), donde suenan tipos tan recomendables como los citados Elvis y Little Richard, además de Link Wray, Chuck Berry, Jerry Lee Lewis, los Del Vikings, los Platters o los Trashmen [5], por citar sólo algunos. La cosa cambió a partir de empezar a trabajar fuera del circuito más independiente, en Polyester encontramos música de Debbie Harry y Chris Stein, de Blondie, pero ya se nota que las cosas estaban cambiando en sus bandas sonoras. Obviando Cry-Baby (El Lágrima), Waters no volvería a incluir algo de rockin' en sus B.S.O. hasta su último trabajo hasta la fecha como director, Los sexoadictos (A Dirty Shame, 2004), donde podemos escuchar el "Red Hot" de Billy Lee Riley. Los Cramps por su parte podían presumir (incluso antes de registrar sus primeras grabaciones a finales de los setenta) de tener una gigantesca colección de vinilos, muchos de ellos auténticas piezas de coleccionista ya entonces, de los años dorados del R'n'R, amén de incluir en sus trabajos versiones de rockeros que lograron el éxito en aquella década, como Roy Orbison, Ricky Nelson o Jack Scott, y otros más oscuros como Hasil Adkins o Jackie Lee Cochran.


Waters y la pareja más trash del Rock'n'Roll ya se conocían, y se habían encontrado anteriormente en alguna ocasión, como en un homenaje al rey de los gimmicks, el director y productor William Castle, que tuvo lugar en la primera mitad de los ochenta. El fanzine Beyond the Blackout incluyó una instantánea del momento en su número uno, editado en junio de 1984. Parecía que Waters y Lux & Ivy estaban destinados a reencontrase y trabajar juntos, pero la cosa no llegó a cuajar. Los Cramps registraron tres temas para la película: "King of the Drapes", "Teenage Rage" y "High School Hellcats" [6], pero el resultado no llegó a satisfacer a Waters. Las canciones de los Cramps no tenían el sonido que el realizador buscaba, resultaban muy cavernosas, muy sucias, alejadas además de lo que un público más amplio identificaba como R’n’R e iba a esperar escuchar en la película, y finalmente no llegaron a ser incluidas. La canción "High School Hellcats"sí sonó en el film y en el disco de la B.S.O., lanzado por MCA Records, pero en la versión registrada por el rockabilly angelino James Intveld. En la escritura de algunos temas se contó con otro famoso rockero de Los Ángeles, Dave Alvin, frontman de los míticos Blasters [7].


No obstante, los temas de los Cramps encontrarían alojo como bonus-tracks en un par singles (publicados en vinilo y CD) extraídos del álbum "Stay Sick": "Journey to the Center of a Girl" y "All Women Are Bad", editados a lo largo de 1990. Y posteriormente formarían parte del track-list de algún compacto recopilatorio no oficial, caso de "The Secret Life of the Cramps", publicado en 2005 por el sello australiano Not On Label.

Alfonso & Miguel Romero


[1] Polyester reunía en sus principales papeles a Divine, la “musa” de Waters, con Tab Hunter, estrella de la Warner Bros durante la década de los cincuenta. Ambos habían coincidido previamente en Lust in the Dust [tv/vd/dvd: Polvo de oro, 1985], de Paul Bartel, en los papeles protagonistas, y en 1988 habían participado (con breves roles) en el film de terror Out of the Dark [vd: El asesino de la máscara], de Michael Schroeder.

[2] En 1990 Michael Cimino estrenó un remake oficial del film de Wyler, 37 horas desesperadas (Desperate Hours), con Mickey Rourke, Anthony Hopkins, Mimi Rogers y Kelly Lynch en su reparto. Rourke sería por este título nominado al premio razzie como peor actor.

[3] El caso del secuestro de Patricia Hearst fue llevado a la pantalla en los setenta en un par de ocasiones: de la mano de Joseph Zito en Abduction [vd: Aberración, 1975], y de Paul Wendkos en The Ordeal of Patty Hearst [tv: El caso de Patty Hearst, 1979]; y Paul Schrader reincidiría sobre él casi diez años después con Patty Hearst [tv: Patty Hearst, 1988], con Natasha Richardson encarnando a la secuestrada. En la filmografía patria, tan seguido caso sirvió de inspiración tanto para Secuestro (1975), de León Klimovsky, como para la clasificada “S” Apocalipsis sexual (1982), dirigida por Carlos Aured; es más, incluso puede rastrearse en alguna otra cinta con más preferencia por mostrar epidermis femenina que por otra cosa, caso de Christina y la reconversión sexual/Christina (1984), coproducción entre España y los Estados Unidos dirigida por Paco Lara Polop y producida por Harry Alan Towers. Como apunte cinéfilo, Patricia era nieta del magnate William Randolph Hearst, a quien satirizara Orson Welles con el Charles Foster Kane de su magistral Ciudadano Kane (Citizen Kane, 1941) para la RKO. 

[4] Tashlin y la curvilínea Mansfield repetirían al año siguiente con la comedia Una mujer de cuidado (Will Success Spoil Rock Hunter?, 1957).

[5] En la banda sonora de Pink Flamingos suena el “Surfing Bird” de los Trashmen en uno de los momentos más recordados del film... Dicha canción fue versionada por los Cramps en su álbum “Gravest Hits”, que vería la luz en 1979, y sería uno de los temas habituales en los directos del grupo.

[6] Tema homónimo, y no por casualidad, a un film de delincuentes juveniles de los cincuenta dirigido por Edward Berns (otro realizador a reivindicar) para la Indio Productions, y estrenado en cines por American International Pictures. La trama de esta B-movie contiene algunos puntos en común con Cry-Baby (El Lágrima) y su cartel ha sido usado en más de una ocasión como cubierta en discos de rockabilly.

[7] Al bueno de Dave Alvin lo vimos, por ejemplo, en un episodio de la serie Justified (Justified, 2010-2015), interpretando el tema “Harlan County Line”.

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