La Cripta de los Condenados: Jesús Manuel Pérez Molina

 

Me llamo Jesús Manuel Pérez Molina y desde la infancia siempre fui un tipo muy dado a la lectura de todo lo que caía en mis manos, por lo que creció en mi la curiosidad y la voluntad de aprender cosas y sorprenderse con todo lo que nos ofrece la vida y los tiempos que nos han tocado vivir. Este gusto por lo inusual y la posibilidad de viajar por el mundo desde temprana edad me convirtió en una persona un poco excéntrica quizás pero no en un freak y mucho menos en un friki. Me considero una persona extremadamente perezosa y vaga por naturaleza, aunque con el desarrollo de Internet me picó el gusanillo de contactar con gente del mundo del cine de varios países y colaborar en proyectos tan dispares como un libro sobre Jesús Franco en Japón, la web de cine asiático Zinemahk y colaboraciones esporádicas en diversas publicaciones nacionales y foráneas, así como en los extras de varios lanzamientos de películas de la IFD y la Filmark en varios países. En 2015, la editorial Applehead me publicó “Golden Ninja Operation los secretos de la ifd y la Filmark”, un libro sobre la historia de estas dos productoras  de Hong Kong.

¿Cuál fue el primer referente que recuerdas en el fantástico y el terror?

He de reconocer que llegué un poco tarde al cine fantástico y de terror porque de niño (y de chaval) era muy miedica. Pero sí recuerdo perfectamente que mi primer trauma con el género vino por un cartel gigante de Coca Cola que había en la calle Torneo de Sevilla donde aparecía un monstruo o un zombie. Eso sería a finales de los 70 o primeros 80. Luego recuerdo cuando un sábado por la tarde noche pasaron en la 2 de TVE “Phantasma”, de Don Coscarelli, o aquel domingo de sobremesa viendo “La oscura noche del espantapájaros”. Aquellas dos experiencias me marcaron mucho, tanto es así que incluso a día de hoy algunas escenas del primer “Phantasma” me siguen dando cierto miedo. Por esas fechas también daban por TVE los sábados los telefilms ingleses sobre clásicos del terror. Recuerdo pasar noches en vela y con mucho miedo por culpa de “Los inocentes”, la versión de Dan Curtis. Esa película me daba pavor.

Luego, aunque seguía con el miedo a enfrentarme al cine de terror, me di cuenta que desarrollé una especie de sentimiento masoquista viendo los trailers de terror que venían en las cintas de José Frade. Lo pasaba mal, pero al mismo tiempo disfrutaba con los anuncios de “Aquella casa al lado del cementerio”, “Virus”, “Caníbal Feroz” y me ponía tontón con los de “Gwendolyne” o “El placer de Venus”. Esas cosas para un chaval de mi quinta era ponerse al límite de lo permitido.

¿En el terreno cinematográfico, cuál es tu director favorito del género?

Uy, tantos...pero pensándolo bien pocos me han dado más miedo que Jaume Balagueró. También me acuerdo que pelis mexicanas de René Cardona (padre e hijo) como “Ciclón”, “Guyana el crimen del siglo” o “Triángulo diabólico de las Bermudas” me creaban mucha angustia, aunque vistas ya de mayor me parecen entrañables.

¿Y quiénes son tu actor y actriz preferidos que han despuntado en el mismo?

Uf, igual que con los directores, muchos, pero puestos a elegir me quedaría con el hongkonés Anthony Wong Chau Sang cuando hacía papeles de desquiciado, y con Lina Romay… ¡¡Qué carnes!!

¿Cuál destacas como tu película de terror predilecta?

Mis pelis favoritas del género son las que aún me siguen dando miedo por muchos años que pasen y la que más miedo me ha dado en mi vida ha sido “Aquella casa al lado del cementerio”.

¿Universal o RKO? ¿Hammer o Amicus?

Pienso en “King Kong” y casi me quedo con RKO, pero luego me acuerdo del “Frankenstein” de Whale y se me pasa. Así que para el terror la Universal y para el cine negro la RKO.

En este caso me quedo con la Amicus, menos cantidad pero mucha calidad. La Hammer me recuerda un poco el estilo de la Shaw Brothers de Hong Kong, mucha cantidad y mucha mediocridad. También por supuesto tiene sus maravillas indiscutibles, sobre todo cuando andaba por medio Terence Fisher.

¿Cuál es tu subgénero favorito dentro del terror y el fantástico?

Las pelis de casas encantadas y fantasmas es lo que más me gusta. Aunque tampoco le hago ascos a un buen psycho-thriller. Y si están basadas en hechos reales no te digo más, tanto unas como otras.  

¿Casan bien el terror y el erotismo?

Puedo entender el erotismo sin el terror, pero no el terror sin el erotismo. Creo que el erotismo es absolutamente necesario para que el terror sea un género perfecto.

¿Cómo ves el género en los últimos años?

Después de la saturación de zombies y contagios varios que me llegó a saturar, he visto cosas de terror con fantasmas y presencias malignas que me han gustado mucho. Cosas como “Verónica”, “La abuela” o “30 monedas”, por cortar sólo algunas producciones nacionales que me sorprendieron mucho. Y las derivaciones del terror psicológico tras “Babadook” también me gustaron mucho… Y el universo de “Expediente Warren” me parece maravilloso.

¿Cuál es la película más salvaje y gamberra que recuerdas?

Para esta cuestión me voy a Asia donde el gamberrismo es golfería pura...No sabría si quedarme con “Red to Kill”, “Dr. Lamb” o “The untold story”… Pero si hay que elegir sólo una me quedo con “Red to kill”. No todos los días se ven pelis donde un pervertido con traumas viola a deficientes mentales. Es una peli que te hace sentir sucio y culpable por disfrutarla.

¿Cuál es tu escritor favorito del género?

Mi paisano Gustavo Adolfo Becquer y sus Leyendas no tienen nada que enviarle a Poe o a ningún otro autor del fantástico. Me gusta mucho también Pedro Antonio de Alarcón, sólo por su relato “El clavo” (que dio lugar a la peli de mismo título dirigida por Rafael Gil) merecería estar en cualquier lista de autores favoritos de terror gótico. Aunque también debo reconocer que yo soy más de la obra que del autor. Por ejemplo, igualmente interesantes y fascinantes me parecen “Otra vuelta de tuerca” de Henry James que “Cuento de Navidad” de Charles Dickens o el cuento de “Garbancito de la Mancha” o cualquiera de los hermanos Grimm. Todos tienen su parte fantástica y terrorífica.

¿Cuál sería tu grupo o solista musical favorito dentro del fantástico y el terror?

I Goblin sin duda. Desde que vi “Rojo Oscuro”, “Suspiria” y “Zombi” no me puedo imaginar esas pelis ni muchas otras sin los temas de Simonetti y sus colegas. Los músicos italianos en general han tenido mejor mano para el género que otros genios indiscutibles de otros países. A mí cuando en una cinta de terror suena un órgano me echo a temblar.

¿Cuál es tu comida favorita? (puedes indicar hasta tres platos distintos) ¿Y la bebida?

Si esta pregunta me la hubieses planteado hace 20 o 25 años habría dicho algunos platos de cocina asiática pero después de 20 años casado con una mujer filipina criada en Hong Kong mis preferencias hacen que  prefiera la tortilla de patatas con cebolla y perejil, el pescado frito variado (ah, esas puntillitas) y el cocido que se hace en Sevilla con su buena pringá, de esas de caerte de la cama por los dos lados.

Y sobre el bebercio soy un clásico. Cerveza bien fría y tinto con naranja o limón, lo mismo me da si está bien frío. Aunque últimamente estoy descubriendo las bondades y las resacas de las cremas irlandesas con tequila, ginebra y potingues similares. Mención especial para la leche de pantera.

¿Crees en el más allá? ¿Piensas que hay algo más que este mundo?

Uf, aquí ya me pillas un poco descolocado. Yo estoy educado en el catolicismo a la española, es decir, lo soy más por tradición que por devoción… Pero oye, yo quiero creer que no somos un producto de la casualidad, ni la causalidad. Y además soy sevillano y aquí el existencialismo y el ateismo es para colgados y gente poco recomendable. Por lógica, si crees en fantasmas, deberías creer en el más allá. No hacerlo sería una contradicción. Cuando vi “Prometheus”, la idea de cómo fuimos creados me gustó e incluso me olvidé de que era una peli sobre Alien y la llegué a enlazar incluso con “La caja de Pandora”, aquella historieta de Super López donde los dioses aparecen como extraterrestres en sus naves… Yo creo que algo de eso debe de haber… Y si no lo hay debería haberlo, que diría Paco Gandía.