Fue cayendo la noche. En su interior creció poco a poco el miedo que sentía por esa asquerosa persona.
Esa noche también fue visitada, tuvo que soportar de nuevo ese repulsivo rostro y sentir su podrido aliento en su cara. Ana era atacada todas las noches por un ser demoníaco, un ser terrorífico, ser que se alimentaba de su apreciada sangre. Ese ser era un Vampiro.
Ana no era creída por sus amigos ni familiares. Cada día estaba más enferma, su vida le era arrebatada cada noche. Su vida se fue apagando. Una noche el vampiro le robó hasta la última gota de sangre de su cuerpo. Ana fue enterrada, todos lloraron la desgracia. En una pequeña porción de arena sagrada, tras varios días comenzó a agitarse. La arena se movía dejando caer la cruz que fue puesta para que guiara a la pobre mujer al lado de Dios. De la arena agitada fue saliendo poco a poco una bruma densa, esa niebla se convirtió en un cuerpo. Un cuerpo con la piel blanca como la leche, cubierto por un camisón color crema raído por las ratas. Era el cuerpo de Ana, convertida en un vampiro.
Comenzó a andar sin rumbo. Sólo sentía hambre, no sabía quién era ni lo que era. Anduvo por el bosque, cuando a lo lejos vio en el suelo a una persona. Era un hombre durmiendo, un pastor al que se le hizo demasiado tarde para volver a su casa. Ana saltó sobre esa persona como un animal, el hombre luchó por su vida pero le fue imposible quitarse de encima a esa criatura enfurecida. Ésta tenía la fuerza de tres hombres, agarró con sus manos la cabeza del pobre pastor mientras sus fauces, como las de un lobo, se fueron clavando en las tiernas carnes del cuello del pobre infeliz. Éste experimentó la atrocidad más espantosa que una persona pueda sentir en su vida. Notó como ese ser le arrebataba su vida sin poder hacer nada.
Se retiró del cuerpo sin vida del pastor. La luna dio de lleno en el rostro de la que un día fuera Ana, era un monstruo infernal, su boca cubierta de pequeños pedazos de carne y sangre, mucha sangre. Más dañina y salvaje que el que la creó. Convertida en un demonio, condenada a vagar, arrastrando vidas a una condena sin piedad.
Creando una plaga de vivos y muertos al mismo tiempo, una eternidad cruel y sin fin.
Relato sacado de mi libro (Secretos de Vampiros) 2013 "Infernalia"
Foto del cuadro de Antoine Wiertz.

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