David Cortabarria
Alfredo “Al” James Pacino (1940.04.25)
Agradezco mucho a Les Danses Macabres que la ecléctica selección con la que homenajea, semana a semana, a directores, actores y escritores apele a los gustos de cada uno de los colaboradores. El único compromiso de exactitud y certeza estriba con lo que entronca con lo más pasional del personaje. “Mejor” o “peor” pasan a ser palabras secundarias, o directamente irrelevantes. Ello, unido a la total libertad de los textos que se publican intactos, confiere a esta sección un carácter único y muy apetecible.
Y en el caso de Pacino eso se agradece sobremanera porque en modo alguno quiero establecer en qué papeles está mejor o peor basado en una arbitrariedad viciada por su propia naturaleza. Estas son las tres películas que vinculo al instante cuando me preguntan por Al Pacino.
"El precio del poder" ("Scarface", Brian De Palma, 1983).
Al Pacino como Tony Montana
Peliculón superlativo de un De Palma que me da igual que sea tachado de excesivo. Se fija en la muy violenta película original que Howard Hawks y Richard Rosson rodaron en 1932, y simplemente extrapola esa violencia a medio siglo al futuro. Paul Muni lo hizo genial como Tony, pero Al Pacino proyecta su actuación como Tony Montana al puro Olimpo. No puedo imaginarme a otro actor que no sea él encarnando a un ambicioso cubano con un código de honor muy particular que de la misma forma le hace subir como la espuma supondrá su condena.
Una de las películas que más y mejor convencen al espectador de que el doblaje es un desastre que malogra una película (los diferentes acentos que se escuchan en la película quedan masacrados por un doblaje voluntarioso pero sin vida), y un director con un gran plantel actoral que aprovecha de lujo, sirviéndose de unos planos icónicos. Algunos muy gráficos, otros muy épicos, subrayados por la potente banda sonora de Giorgio Moroder. Un film excesivo, alucinado, alucinante, que hace que no puedas apartar la mirada durante sus casi tres horas. Una caída a los infiernos que se desencadena por un acto muy noble pero que resulta ser desafortunadísimo, rodada con una intensidad donde Al Pacino sublima su papel protagonista a cotas gigantescas. Amistad, obsesión, caos, corrupción… todo es demasiado inmanejable, todo se desmadeja sin remedio, pero De Palma tiene en Pacino un maravilloso filón donde rueda una historia muy bien narrada y cerrada. Imprescindible.
"Esencia de mujer" ("Scent of a Woman", Martin Brest, 1992).
Al Pacino como el Teniente Coronel Frank Slade
Me maravilla desde que la vi en su estreno hace 32 años (tempvs fvgit) en los injustamente desaparecidos cines Astoria de San Sebastián (ciudad que, como tantas otras, ha cerrado demasiados cines). Suelo visionar "Esencia de mujer" una vez al año, el artefacto no cambia, el espectador sí. Y aunque siempre me encanta lo bien que lo hace Al Pacino, las subtramas que rodean las peripecias que vive Charlie Simms (Chris O’Donnell) a su lado han ido cobrando cada vez mayor interés, hasta conformar un todo que hace que destaque sobremanera las virtudes de esta película.
Precioso tratado sobre las relaciones humanas, sobre lo que es la amistad, el interés que muestran algunos individuos en ti pero solo para obtener un beneficio directo, la enorme belleza perfecta de un encuentro fugaz del todo sincrónico (y sin sexo de por medio, gracias, porque me cansa cómo se sexualiza todo porque patatas)… la película es mucho, mucho más que la historia de un noble chaval que cuida a un teniente coronel ciego y enfadado contra el mundo y consigo mismo. Esa historia funciona desde el primer visionado, por supuesto, pero es que hay mucho más.
Pacino desvela su filosofía de vida en una extraña mezcla a medio camino entre el estoicismo espartano y una genuina visión de bon vivant, unido a un en ocasiones muy lacerante pragmatismo. El que es cuidado pasa a ser cuidador, en un muy interesante intercambio de papeles, y donde además las subtramas tienen una entidad propia, no están ahí para rellenar nada, sino para ampliar el formato 4:3 de la trama esencial al 16:9 de la trama completa, donde todo está deliciosamente entrelazado, hasta abocar a la fantástica escena final, la cual no me canso nunca de visionar una y otra vez.
Y la escena que da título a la película. Con una perfecta Gabrielle Anwar y un tango que Pacino consigue que te creas que lo sabe bailar a ciegas, ilustrando una de las conexiones que en ocasiones la vida te brinda por la vía de la pura serendipia. Una escena bellísima, impecablemente filmada.
"Heat" ("Heat", Michael Mann, 1995).
Al Pacino como Vincent Hanna
Alguno habrá que piense que Mann es un director irregular, pero de lo que no cabe duda alguna es que sabe colocar la cámara como pocos. Heat muestra un poderío visual fuera de serie (la escena del atraco, con su fastuoso plano secuencia, es para enmarcar), ofreciendo un ecosistema donde Al Pacino juega al gato y al ratón persiguiendo (pero también observando y respetando) a Neil McCauley (Robert De Niro), en una película policíaca que no sigue los tropos habituales. Aquí la ambigüedad es total, cada una de las partes tiene asumido lo que es, sabe cuál es su naturaleza. Podrían cambiar, pero no es algo que vaya con ellos. O es demasiado tarde, o simplemente no lo desean. Y Mann te narra esa paradoja con una sencillez dotada de una fuerza arrolladora, con una colección de planos que aprovecha los negros y contrastes de manera sensacional, sacando lo mejor a Pacino y De Niro, dos actores que se imbricaron en la historia de manera orgánica y del todo fluida.
Los planos del final son abrumadores, uno los visiona arrebolado, fascinado ante la experiencia que ha vivido. El shock perdura en los títulos de crédito, donde suena un muy bien escogido tema de Moby, “God moving over the face of the waters”, que no hace más que redondear la inmensa belleza de un artefacto que cuesta procesar, pero que atrapa sin remedio al espectador, felizmente abrumado del todo.
Malina Murnau
"A la caza" ("Cruising",William Friedkin, 1980).
Mi favorita de Al Pacino, adoro este film de Friedkin con permiso de "El exorcista" (1973). Una de esas películas que te dejan marcada de por vida. Una genialidad de obra.
"Tarde de perros" ("Dog Day Afternoon", Sidney Lumet, 1975).
Otra puñetera maravilla de película. Una historia de perdedores que al visionarla te deja con un mal sabor de boca y una mala hostia que lo flipas. Como la vida misma. Cuando naces con mala estrella ya se sabe: al final estrellado te quedas.
"Pactar con el diablo" ("The Devil's Advocate", Taylor Hackford, 1997).
Con Keannu Reeves, Charlize Theron y un imponente Al Pacino interpretando aquí al mismo diablo y cómo lo hace, con Gabriel Byrne de los mejores actores que han interpretado al mismo demonio. Película que no puedes dejar de ver. Impresionante.
Dejo atrás muchas de este gran actor, pero como hay que elegir tres... Pues ahí las dejo.
Susana Annasus
Para mí enigmático, de mirada atrayente. Uno de los mejores actores, también director, guionista y productor. Comenzó haciendo teatro y se le nota, es actor de método, y pienso que ambicioso y eso le hizo comerse la cámara, además consiguió tener una imagen potente. Consigue a veces sacar su rabia, consigue en otras ser seductor, transmite que podrías confiar en él. Otra veces piensas que quién sino él podría hacer de un líder demoniaco.
De su filmografía resaltaría, “Tarde de perros” de 1975, dirigida por Sydney Lumet. Está basada en el artículo de la revista Life: “The boys in the bank”. El guión fue escrito por Frank Pierson, y relata el robo y toma de rehenes por John Wojtowicz y Salvatore Naturile en Brooklyn en 1972. Un atraco que debía durar 10 min y sin embargo duró 14 horas. Los ojos en Al Pacino en esta pelicula expresan todo el horror y terror que siente, va pasando por distintas emociones. Y como le lleva a aquella situación. Una angustia que va subiendo a cada momento y que él consigue trasmitirlo, un climax en la película que va subiendo la tensión.
Como segunda diría la tan conocida saga de “El Padrino” dirigida por Coppola, en 1972. Obtuvo numerosos premios esta película: Oscars, Globos de Oro y muchos más. Dato curioso que Marlon Brando fue ganador de un Oscar, pero lo rechazó y mandó a una actriz de origen indio para que se manifestará en contra del trato que recibía su pueblo en Hollywood. El personaje que hace Al Pacino evoluciona, se va transformando en la primera película a las siguientes sagas: "El padrino parte II" y "El padrino parte III". Es una adaptación para el cine de la novela de Mario Puzo, y ambos (Mario Puzo y Coppola) adaptaron para llevarla al cine. Me gusta mucho también cómo cambia su rostro, cómo su personaje va tomando forma, cómo al principio es “inocente” y cómo lo devora esa tradición consanguinea, a la que va siendo fiel y de la que no puede, ni quiere, escapar. Incluso estando al lado de Marlon Brando, no lo empequeñece, consigue colocarse en un buen lugar a lo largo de la película. Esa evolución la transmite en las posteriores sagas.
Como tercera, de pasar de varias películas de intriga, suspense, a una comedia-romántica-lacrimógena, como es “Franky & Johny”, de 1991, dirigida por Garry Marshall. No es la primera vez que trabaja con Michelle Pfeiffer, y ambos parece que conectan bien. Ambos personajes me gustan muchísimo en esta película, y sobretodo ver a Al Pacino, que mi sensación es que está más en su esencia. Es él. Y es que el amor puede encontrarse en todos los rincones del mundo, y parece que siempre ha de ser idílico, o expresarse de determinadas maneras, cuando puede ocurrir que está presente en gestos, imagenes, detalles, que son los que nos provocan sonreir o recordar. Dos personas con sus propias vidas y luchas, que de repente sus caminos se cruzan. Y Al Pacino, lo exterioriza, su lenguaje corporal, su lenguaje gestual. El título de la película se relaciona con una canción popular estadounidense, de 1904.
Miguel Romero
Uno de los grandes actores de su generación junto a Robert De Niro, con el que tantas veces se le ha comparado. Aunque resulta difícil elegir sólo tres películas de su amplia filmografía, lo que sí tengo claro es que me quedo con sus primeros tiempos que coinciden con los años setenta, así como los primeros 90. Dos buenas épocas para el cine made in USA.
“A la caza” (“Cruising”, William Friedkin, 1980).
Polémica en su día, suscitó manifestaciones por parte del colectivo gay (como años más tarde pasará con el estreno de “Instinto básico”). Pacino como un policía que se tendrá que infiltrar en los ambientes homosexuales de Nueva York para atrapar a un asesino, pero que se sentirá tentado por este nuevo mundo para él. Secundado por Paul Sorvino como su jefe, Karen Allen como su novia y Joe Spinell en el papel de un policía corrupto.
“Serpico” (“Serpico”, Sidney Lumet, 1973).
A las órdenes del prolífico Sidney Lumet (lo que provocó una carrera un tanto irregular pero llena de grandes películas), Pacino da vida a Frank Serpico, un policía honesto que denunciará la corrupción en su profesión. Este tema, la corrupción, la volverá a tratar Lumet en otros de sus films como “El príncipe de la ciudad” (1981) o “Distrito 34: corrupción total” (1990).
“Atrapado por su pasado” (“Carlito’s Way, Brian De Palma, 1993).
Pacino y De Palma juntos de nuevo. Hay quien la considera una continuación de “El precio del poder” y quien la ve como su reverso. Sea como fuere otra gran película por parte de ambos, que seguían en plena forma.
Alfonso Romero
“Tarde de perros” (“Dog Day Afternoon”, Sidney Lumet, 1975).
Dos años después de trabajar juntos en “Serpico”, Al Pacino y Sidney Lumet volvían a colaborar en otro film policiaco. En esta ocasión el actor cambiaba de tercio, y en lugar de a un policía interpretaba al líder de una banda de atracadores de medio pelo que quieren hacerse con el dinero de una sucursal bancaria, pero como en aquélla se va a encontrar con las cloacas de un sistema podrido en unos años, los setenta, donde parecía que no había luz en el horizonte. Pacino coincidía con John Cazale en el reparto tras “El padrino parte II” (1974).
“El padrino parte II” (“The Godfather Part II”, Francis Ford Coppola, 1974).
Robert Evans convenció a la Paramount, que no lo veían muy claro, para que Francis Ford Coppola realizara la adaptación del bestseller de Mario Puzo “El padrino”, que llegaría a las pantallas en 1972. El resto es historia. No tardaron mucho en dar luz verde a una cuidadísima secuela que estaría en las carteleras en 1974. Una cinta incluso mejor que su predecesora, en la que Al Pacino, en el rol de Michael, compartiría créditos con el otro rostro más característico de los años del Nuevo Hollywood, Robert De Niro, quien daba vida a un joven Vito Corleone.
“Érase una vez en... Hollywood” (“Once Upon a Time in... Hollywood”, Quentin Tarantino, 2019).
La reelaboración del Hollywood de finales de los sesenta según el particular prisma de Quentin Tarantino. Pacino interpretaría a Marvin Schwartz, el agente de Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) en uno de los juegos metalingüísticos del realizador, contando con la colaboración de uno de los actores que destacaron precisamente en aquellos tiempos de profundo cambio en la meca del cine.
Alfonso Carlos López
Uno de los más grandes actores de todos los tiempos es Al Pacino, y realmente es difícil quedarse con tres films de este genio del séptimo arte. Un artista en toda regla que dota siempre a sus papeles de enorme fuerza y personalidad. Su nombre en una filmación constituye un símbolo de calidad.
"El padrino" (trilogía), 1972-1990.
Había que escoger solamente tres películas y bien es cierto que la trilogía de "El padrino" son tres films, pero me vais a permitir que las reseñe juntas. Aunque cada una por separado ya es un obra de arte es imposible quedarse con una solamente, así que opto por las tres, máxime cuando cuentan una historia común. Podríamos calificar a esta obra, de modo conjunto además, como una de las mejores producciones del cine que jamás se hayan realizado.
"El padrino" es una película estadounidense de 1972 dirigida por Francis Ford Coppola y se basa en la novela del mismo título de Mario Puzo. El elenco es de lujo: Al Pacino, Marlo Brando, Robert Duvall, James Caan, Richard Castellano, Diane Keaton… La banda sonora magnífica compuesta por Nino Rota.
"El padrino parte II", es la secuela que data de 1974 y fue protagonizada por: Al Pacino, Robert Duvall, Robert De Niro, Diane Keaton,Taila Shire, Morgana King, John Cazale, Mariana Hill, Lee Strasberg… De nuevo dirigida por Coppola y parcialmente basada en la novela de Puzo. La BSO corrió a cargo de Nino Rota y de Carmine Coppola.
"El Padrino parte 3" es ya de 1990, dirigida por Fracis Ford Coppola y basada en el guión coescrito por Coppola y Mario Puzo. Los actores son: Al Pacino, Diane Keaton, Talia Shire, Andy García, Eli Wallach, Joe Mantegna , George Hamilton, Bridget Fonda, Sofia Coppola, etc… Otra vez la música es de Nino Rota y Carmine Coppola. Es bonito ver el paso del tiempo que transcurre desde las dos primeras a esta entrega en los personajes y la incorporación de los nuevos.
En sus tres films nos adentramos en un mundo lleno de drama, mafia, asesinatos, disputas entre las "familias", acción trepidante, etc… tratado todo ello con gran clase y soberbias actuaciones. Recorre toda la historia del padrino y su familia, desde sus orígenes humildes en Sicilia, la llegada a los USA, su entrada en la mafia, su potente asentamiento económico que les lleva incluso a buscar entrar en la alta sociedad, los intentos de hacer negocios más respetables blanqueando el dinero fruto del delito, etc... En verdad, esta obra es una de las mayores realizaciones y más exitosas de la historia del cine. Montones de momentos inolvidables que han quedado para la historia, como la cabeza de caballo en la cama, un Al Pacino que borda el papel, Marlon Brando y sus magistrales interpretaciones, De Niro soberbio y los demás actores reseñados de lujo. Mismamente, quién no recuerda el extraordinario tema principal de la saga… La trilogía de "El padrino" es una de los obras cumbres del cine que nos lleva al inquietante mundo de la mafia y sus conexiones. Una saga monumental y fascinante que adoro.
"El precio del poder" ("Scarface", Brian De Palma, 1983).
Película estadounidense de1983 dirigida por Brian de Palma, con guion de Oliver Stone, que cuenta la historia de Tony Montana, expresidiario cubano llegado a Miami en los 80, que se convierte en narcotraficante junto a su amigo Manny. Al pacino, Esteven Bauer, Michelle Pfeiffer, Mary Elizabeth Mastrantonio, Robert Loggia dan vida a los personajes del film. A su llegada a los USA son recluidos en Cayo Hueso, un campo de refugiados, esperando una solución a su estado. Allí Frank López les encarga el asesinato de un cargo comunista cubano disidente, cosa que realizan y así consiguen sus tarjetas verdes. Tony y Manny pasan de trabajar en un puesto de comida callejera a que les encargan por medio de Frank López y a través de Omar Suárez, entrar en el mundo de los narcos, realizando un intercambio de cocaína con unos colombianos. A patir de ahí se siguen desarrollando todo unos hechos delictivos. Georgio Moroder se encargó de la banda sonora. Está considerada como una de las mejores películas de gánsters y es una cinta de culto.
"Panico en Neddle Park" ("The Panic in Needle Park", Jerry Schetzberg, 1993).
Film estadounidense de 1971 dirigido por Jerry Schatzberg con Al Pacino, Kitty Winn, Alan Wint, Richard Bright, Kiel Marti, Raúl Juliá, Michel McClanathan, etc… Un gran guion escrito por Joan Didion y John Gregory Dunne adaptado de la novela homónima de 1966 de James Mills. Es la primera vez que Pacino actúa como protagonista y su segunda película. La música es de Ned Rorem. Nos relata el drama de los adictos a las drogas y en concreto a la heroína, de ahí lo del parque de las agujas “Needle Park”. La acción se desarrolla en Nueva York y nos describe todo un mundo truculento en el que Helen (Kitty Winn) se debe prostituir para conseguir heroína, Bobby (Al Pacino) trafica, los adictos se desesperan cuando baja el suministro, hay delaciones y situaciones propias de ese mundillo, etc… El final deja un halo de esperanza, ya que después de ser arrestado Bobby, Helen que le había delatado, lo espera y aunque al principio su primer impulso es rechazarla, se van juntos.
La filmografía de Al Pacino es fabulosa y me gustaría resaltar otros trabajos que me parecen inmejorables como: "A la Caza", "La casa Guggi", "Esencia de Mujer", "Serpico", "El juego del ahorcado", etc…
Eduardo Álvarez Cónsul
"Serpico" ("Serpico", Sidney Lumet, 1973).
Basada en un hecho real, Al Pacino es Frank Serpico, un policia italoamericano hijo, nieto y sobrino de policias que decide luchar contra la corrupción de la policia de Nueva York. Este gran trabajo infliuiria mucho en otras peliculas que copiarian el look y el estilo de esta pelicula, incluida la propia policia.
"Panico en Neddle Park" ("The Panic in Needle Park", Jerry Schetzberg, 1993).
Al Pacino en esta su segunda pelicula junto a Kitty Winn son una pareja de amantes drogadictos en la ciudad de Nueva York. Esta película fue de las primeras en tratar el tema de la droga de una forma muy abierta.
"Atrapado por su pasado" ("Carlito's Way", Brian De Palma, 1993).
En esta pelicula Al Pacino es Carlitos Brigante, un narcotraficante que acaba de salir de la cárcel. En el reparto aparecen Penelope Ann Miller, Sean Penn, John Leguizamo, Luis Guzmán, la hermosa mulata Ingrid Rogers, el argentino Alberto Porcel, y Saundra Santiago que una decada antes fue una actriz fija en "Corrupción en Miami " como la detective Gina Calabresse.
Joanna
“Justicia para todos” (“...And Justice For All”, Norma Jewison, 1979).
En el cine de Norman Jewison encontramos una serie de propuestas con un fuerte trasfondo social. “Justicia para todos”, aunque concluya con un final complaciente de cara al público, muestra unos Estados Unidos fuertemente marcados por las diferencias de clase. Un sistema judicial podrido donde quien no tiene dinero no tiene oportunidades, ni futuro, ni prácticamente derechos. Unos funcionarios y profesionales hastiados y más preocupados por su propio bienestar, lucro y ascenso social. Al Pacino volvía a brillar como el abogado Arthur Kirkland, asqueado de la podredumbre que le rodea.
“A la caza” (“Cruising”, William Friedkin, 1980).
Recordado durante años por las protestas del colectivo gay durante su rodaje, “A la caza” fue uno de los últimos exponentes del maravilloso cine policiaco americano de los setenta, antes de la llegada de los blockbusters de acción adrenalínica que terminarían por conquistar y definir la América de los ochenta. Al Pacino se infiltra en la escena gay sado masoquista de Nueva York en busca de un asesino en un descenso a los infiernos físico, simbólico y personal. No era la primera vez que el cine americano mostraba el interior de un bar S/M homosexual, otros films también policiacos lo habían hecho ya unos años antes, pero escenas como la del fist fucking impactó fuertemente al público en su momento.
“El precio del poder” (“Scarface”, Brian De Palma”, 1983).
El clásico esquema de “auge y caída” de un mafioso es el que sigue Brian De Palama en su remake del clásico de Howard Hawks para el que partió de un guion de Oliver Stone. Llevada la trama a su momento, en la época de los “cowboys de la cocaína” en Miami, el director consigue uno de los grandes títulos de los ochenta y de su filmografía, en buena parte apoyado en la gran labor de Al Pacino en el papel de Tony Montana.
Lástima que en los 2000 una nueva generación de niñatos canorros cogieran esta película como “su película”, sin ver más allá de la cocaína y las balas.
Carlos Enríquez
El señor Al Pacino, de nombre real Alfredo James Pacino. ¿Qué podríamos decir de este tipo? Nada que no se haya dicho ya, supongo. Un referente del cine y de la interpretación llamada «de método», que inicia Konstantín Stanislavski y desarrolla en los USA el maestro Lee Strasberg. También se ha dejado ver ejerciendo como productor, director o guionista. En su faceta artística más destacada, la de actor, nos ha regalado grandes filmes como "El padrino" ("The Godfather", 1972); "Esencia de mujer" ("Scent of a Woman", 1992). "Tarde de perros" ("Dog Day Afternoon", 1975); "El precio del poder" ("Scarface", 1983); la fabulosa "Heat" (1995); y otras cuantas. He decidido elegir tres de las más antiguas quizás porque en su día me impactaron; también porque para la gente joven resultarán más desconocidas, y estaría muy bien que si alguien no está al tanto de su existencia se anime a visionarlas (o, los ya iniciados, a revisitarlas, por qué no).
Vamos con LAS TRES de Al Pacino:
"Panico en Neddle Park" ("The Panic in Needle Park", Jerry Schetzberg, 1993).
Un drama que encapsula en su metraje, con mucha fuerza, la vida de unos drogadictos neoyorquinos. La interpretación de Pacino como Bobby, un heroinómano de buen corazón, pero con una sempiterna nube negra encima de la cabeza, muestra su capacidad para encarnar personajes de psique compleja. La película relata en clave de drama la vida de los adictos urbanos, con sus luces y sombras, sus amoríos, sus traiciones y desvelos. Los diálogos me parecieron una pasada, muy bien escritos, y el final también, pues muestra de forma sutil y elegante el callejón sin salida al que están abocadas las vidas de los personajes.
“Serpico” (“Serpico”, Sidney Lumet, 1973).
Aquí, Pacino interpreta a un policía honesto y vulnerable que destila humanidad, y que vive y trabaja enfrentado a la corrupción en su departamento. Es la primera colaboración de Pacino y Sidney Lumet, y me pareció una película estupenda que descarga toda la responsabilidad del gancho sobre Pacino. Probablemente, el personaje más carismático que ha encarnado nunca, un alma inquebrantable, que elige ser honesto, pero inmerso en un mundo gris que se burla de su esfuerzo. Su papel en esta cinta me gusta más que el de Michael Corleone, por ejemplo, que suele ser el que enamora a la mayoría de los aficionados.
"A la caza" ("Cruising", William Friedkin, 1980).
Una película muy valiente si tenemos en cuenta el año de rodaje y su argumento. Pacino interpreta a un policía que debe infiltrarse en la vibrante y secreta escena gay del Nueva York de los 70, con el objetico de atrapar a un cruel asesino en serie. La peli se desarrolla en medio del sudor, las drogas, las luces de neón parpadeantes y los focos estroboscópicos, y el señor Al Pacino se entrega a su papel de forma muy convincente mientras se pasea por los clubes clandestinos y, por momentos, cayendo en la cuenta de que realidad y ficción se van «desdibujando».
Me dejo todos los «padrinos», me dejo "Tarde de Perros", me dejo "El precio del poder" y otras muchas, pero bueno… ahí está la gracia de eso de tener que elegir. Un saludo a todos.
Fernando Rodríguez Tapia
Una filmografía amplia, diversa, con encarnaciones de todo tipo que muestran a un actor tan versátil como ocasionalmente excesivo. La academia de cine curiosamente le ofendió otorgándole el galardón por uno de sus películas más endebles en todos los sentidos (un caso similar al de Scorsese). Para la ocasión me decido por tres títulos memorables alejados de sus papeles más reconocibles.
"Glengarry Glen Rose" ("Glengarry Glen Rose", James Foley, 1992).
Excelente adaptación de la obra teatral del gran David Mamet que se ambienta en una firma inmobiliaria con un juego competitivo que se establece entre sus miembros cuando la empresa para motivar el incremento de ventas ofrece una treta con premio y despido incluido. Lo que sucede es un excelente estudio del comportamiento humano con sus grandezas y vilezas a flor de piel sin evitar la crítica velada al sistema. Un grupo de actores en estado de gracia dan vida a los protagonistas teniendo todos ellos al menos una escena brillante para su lucimiento, sin perder en ningún momento el logrado equilibrio narrativo ni el necesario crescendo dramático. Al Pacino encarna a Ricky Roma, el vendedor estrella de la firma cuyo protagonismo va creciendo a medida que avanza la película. Recordemos también a un genial Jack Lemmon, la brillantez habitual de los siempre memorables Ed Harris, Alan Arkin, Kevin Spacey o Jonathan Pryce, y un Alec Baldwin que probablemente ofrezca la mejor interpretación de su carrera en una escueta e impactante aparición. En definitiva, una obra maestra que gana en visionados y que conviene contrastar con el celebrado debut ese año de cierto director de Knoxville. La rosa se impone a los perros.
"Atrapado por su pasado" ("Carlito´s Way", Brian de Palma, 1993).
Una de las cumbres del cine de su autor y por ende de los noventa, celebrada en algunas publicaciones francesa con la mejor película de la década. Un ejemplar guion de David Koepp, a partir de las obras de Edwin Torres, que narra en clave thriller la imposibilidad de un narcotraficante recién salido de prisión por huir del mundo criminal que le encumbró. Segunda colaboración entre de Palma y Pacino tras su recordado "El precio del poder" (1983) supone una película distinta en su tratamiento con un personaje diametralmente opuesto al histriónico Tony Montana. Aquí el protagonista, Carlito Brigante, es encarnado por el actor neoyorquino con brillantez y mesura otorgándole la dignidad suficiente para que el espectador empatice perfectamente con su situación y de alguna manera con su último aliento. Bien secundado por un divertido Sean Penn, una bellísima Penelope Ann Miller (en su mejor momento) y los reconocibles Luis Guzman y John Leguizamo. De Palma se luce en varias secuencias y otorga al film uno de los mejores climax de toda su filmografía. Otra obra maestra imperecedera.
"El Dilema" ("The Insider", Michael Mann, 1999).
Después de haber puesto patas arribas el género policiaco con la genial "Heat" (1995), Mann siguió su proceso de madurez creativa con este thriller de denuncia basado en el caso real del enfrentamiento de un químico contra la industria tabacalera y sus oscuras maniobras para mantener la adicción de sus consumidores. Una película perfecta que modula de manera precisa sus diferentes campos de acción y que ofrece una visión liberal del periodismo tan encomiable como ideal. Por otro lado, es una obra reflexiva sobre el temible poder de determinadas empresas, cuyas formas a la hora de mantener su prestigio rozan lo criminal y la manera que afecta tanto a individuos como a instituciones ajenas a ellos. Al Pacino encarna al periodista Lowell Bergman, director del programa 60 minutos que respaldará la confesión del Dr. Jeffrey Wigand personificado por Russell Crowe, ambos actores inolvidables aportando dos de los mejores trabajos de sus extensas trayectorias. Por lo demás, el talento de su director brilla en todo momento con un estilo visual muy personal donde resalta la puesta en escena y el ritmo narrativo. Tercera obra maestra de la jornada.
Pepe Torres
Antes de convertirse en una caricatura de sí mismo y de manchar su legado con una interminable sucesión de títulos infames (una característica que comparte con otros grandes de su generación, De Niro sin ir más lejos), Alfredo Pacino irrumpió estruendosamente en el cine a comienzos de los 70 (coincidiendo con el cambio de paradigma de lo que era una estrella y ese breve periodo en que Hollywood estuvo en manos de los locos del manicomio). Durante unos tres lustros, su filmografía es básicamente impecable. Luego es ya otra historia, más interesado en el cheque y en los excesos gestuales (que, paradójica y vergonzosamente, le granjearon su Óscar). Y aunque tiene aún algún título muy sólido en esa etapa posterior (“Heat”, “Atrapado por su pasado” o “El dilema”), mi lista prima su periodo inicial, de las que elegir sólo tres (está también especialmente memorable en “El espantapájaros”, “Serpico” o “Justicia para todos”) es muy complicado.
“El padrino parte II” (“The Godfather Part II”, Francis Ford Coppola, 1974).
Si un personaje convierte a Pacino en inmortal es Michael Corleone, y su tránsito de hijo renuente a implacable heredero y todopoderoso capo de la mafia. Y aunque podría quedarme con la primera parte de las vicisitudes de la familia Corleone (no tanto con la tercera), sin duda el título cumbre es la segunda y es en ella donde Pacino demuestra un soberbio dominio de la pantalla con un personaje complejo.
“Tarde de perros” (“Dog Day Afternoon”, Sidney Lumet, 1975). En manos de probablemente el mejor director de actores de la historia del cine estadounidense (y un enorme partidario de la improvisación y de dar rienda suelta a sus intérpretes), Pacino exhibe su portentosa intensidad propia del método en su atracador veterano de Vietnam que intenta financiar el cambio de sexo de su pareja y se ve acorralado y superado por las circunstancias adversas.
“El precio del poder” (“Scarface”, Brian de Palma, 1983). Tony Montana, sobran las explicaciones. "Say hello to my little friend!"
Óscar "Woody" Correa
Aunque hace muchos años ya que no me interesa absolutamente nada de la última filmografía de AL PACINO -algún cameo y poco más, y en la serie de "Hunters" (2020-2023) hasta parece una caricatura de sí mismo-, puede que desde que hizo "Insomnio" (2002) en adelante, sin embargo se puede decir en su caso que vive absolutamente de la rentas, pero qué rentas!!! Qué rentas!!! Porque durante un periodo importante de décadas protagonizó y generó una forma de actuar y de personajes (algunos muy estereotipados, pero qué más da) que están ya en la historia del cine, que son y serán referencia para muchas generaciones de actores, pasados, presentes y futuros. Esto hay que reconocerlo y ponerlo en el lugar de la historia que se merece.
Mis tres favoritas (ni qué decir tiene que ninguna desde los 2.000) en este caso son todas del mismo corte/estilo/estereotipo/patrón pero que es que son mis favoritas -quitando "El padrino" (1972) que como es tan evidente no aporta nada ponerla en ninguna lista-:
"Donnie Brasco" ("Donnie Brasco", Mike Newell, 1997),
Al Pacino interpreta aquí a Lefty, un gánster de bajo rango atrapado en la rutina de la mafia, que desarrolla una estrecha amistad con Donnie (Johnny Depp), sin saber que es un agente encubierto del FBI. La película y el papel de Pacino destacan porque a diferencia de las películas de género, no glorifica el estilo de vida mafioso más representado en el cine, sino que muestra su lado más triste y cotidiano, con el papel de Lefty como el ejemplo perfecto de alguien leal que ha dado todo por la mafia y los bajos fondos, arriesgando su vida y sin recibir nada a cambio. Cuando la vi en su momento por primera vez fue una gran sorpresa y no es tan reconocida como por ejemplo las dos siguientes (es hora de revisitarla).
"El precio de poder" ("Scarface", Brian De Palma, 1983).
En este magnífico tándem con Brian De Palma, Pacino interpreta a Tony Montana (este nombre ya hace remover los cimientos de los recuerdos), un inmigrante cubano que asciende al poder en el mundo del narcotráfico en Miami. En este caso su interpretación puede que se vea exagerada pero es justo lo que hace falta, con esa intensidad convirtió al personaje en el símbolo de la ambición y el poder, además de ser ya parte de muchas generaciones de la cultura pop. Como resumen y colofón solo hace falta decir: “Say hello to my little friend!"
"Atrapado por su pasado" ("Carlito’s Way", Brian De Palma, 1993).
Pacino interpreta a Carlito Brigante, un ex narcotraficante que intenta reformarse tras salir de prisión, decidido a dejar atrás su vida criminal y empezar de nuevo. Sin embargo, su entorno, su vida anterior y las personas que lo rodean hacen que esa redención que pretende sea prácticamente imposible, por lo que efectivamente está "Atrapado por su pasado" 😂 (Lo de los títulos en España es algo a lo que habría que hacer un artículo dedicado!!!!) Gran parte de la actuación de Pacino se enriquece con la narración en off, que permite añadir matices nuevos y entrar en la mente de su personaje. La película, también dirigida por Brian De Palma, pero en este caso interpreta un personaje menos agresivo pero que borda y hace que no olvides.
Jorge Arincón
“El padrino parte II” (“The Godfather Part II”, Francis Ford Coppola, 1974).
Es en ésta segunda parte donde Al Pacino es protagonista absoluto, compartiendo el rol principal con Robert De Niro. Ambos no van a coincidir en escena juntos, ya que De Niro interpreta aquí a Vito Corleonne en su juventud.
En la primera parte, sublime, por supuesto que ya brilla Al Pacino en el papel de Michael Corleonne. Pero es en esta segunda donde una vez a lo mandos de la familia borda su papel. La escena final sentado sólo en el jardín es un maravilloso final a ésta saga familiar que forma parte de la historia del cine.
Me sobró totalmente la tercera parte rodada mucho después y que no aportaba nada.
"El padrino" ("The Godfather", Francis Ford Coppola, 1972).
Auténtica obra maestra del cine que adaptaba la novela de Mario Puzzo.
Coppola decidió contar con un joven desconocido aún cómo Al Pacino para interpretar al menor de los Corleonne, Michael. El tiempo demostró que la opción no pudo ser más acertada.
Bien podría ser escogida cómo mi favorita del actor porque tanto ésta como la segunda son igual de maravillosas. Si no me decido por ésta como favorita es porque considero que en la segunda es donde más brilla Al Pacino, mientras en ésta la figura de Marlon Brando emerge sobre las demás.
"El precio del poder" ("Scarface", Brian De Palma, 1980)..
Versión actualizada del "Scarface" (1932) de Howard Hawks. En esta ocasión se sustituye el ascenso a la cima del hampa de un italo americano durante la ley seca por el de un "marielito" llegado a Estados Unidos en los ochenta en plena efervescencia del culto al éxito y el dinero. Oliver Stone es el responsable del guión en una película llena de excesos y violencia.
Al Pacino se sale aquí interpretando a Tony Montana y nos deja esa escena para el recuerdo a tiro limpio en su mansión puesto de cocaína hasta las cejas.
Mención especial para esa otra maravilla de nuevo a las órdenes de Brian de Palma como "Atrapado por su pasado" (1993), con otra inolvidable actuación de Al Pacino.
Emilio Malet
"El padrino" ("The Godfather", Francis Ford Coppola, 1972).
Aunque todo el mundo pone la segunda como la mejor, Vito Corleone siempre será Marlon Brando y su protagonismo hace que sea para mí la mejor de las tres. Al Pacino interpreta a Michael, el hijo de Corleone, un personaje todavia discreto, pero bien interpretado.
"Esencia de mujer" ("Scent of a Woman", Martin Brest, 1992).
Aunque Al Pacino de joven tiene papeles muy recordados, a mi me gusta el Pacino de principios de los 90, justo antes de convertirse en una parodia de sí mismo. Para mí uno de sus mejores papeles donde interpreta a un veterano ciego (en ambos sentidos) y que nos dejó momentos inolvidables.
"Pactar con el diablo" ("The Devil's Advocate", Taylor Hackford, 1997).
Para mí el último papel decente de su carrera, donde ya empieza a exagerar sus gestos y aunque roza la parodia, creo que hace una gran interpretación del diablo que no te deja indiferente.
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