jueves, 18 de abril de 2024

An American Satan [tv: An American Satan]

 


Título original: An American Satan

Año: (2019, España/Estados Unidos)

Director: Aram Garriga

Productores: Aram Garriga, Iris Martin Peralta, Diego Rodriguez, Carles Torras, Alf Wahlgren

Guionista: Aram Garriga, Xavi Prat

Fotografía: Benet Román 

Música: Erisian, Aram Garriga, Xavi Prat

Intérpretes: Raul Antony, Aden Ardennes, Blanche Barton, Adam Cardone, Peter H. Gimore, David Harris, Heather Harris, Robert Johnson, Anton Lavey (material de archivo), Stanton LaVey, Steven Johnson Leyba, Michaelantony Mandrake, Karen Millman, Peggy Nadramia, Diabolus Rex, Carissa Santigate, Neil B. Smith, Ruth Waytz, ...

Sinopsis: Fundada en 1966 en California por Anton Szandor LaVey, la Iglesia de Satán ha estado a menudo rodeada de misterios, escándalos y pánicos morales. Un viaje de inmersión a uno de los fenómenos más fascinantes del pluralismo religioso estadounidense.

Stanton Zaharoff LaVey, nieto de Anton LaVey, el "Papa Negro", fallecería en 2022 a causa, al parecer, de una sobredosis.

La década de los sesenta (del siglo pasado) fueron uno años muy convulsos en los Estados Unidos. El asesinato del presidente John F. Kennedy, al que seguiría el de su hermano, quien fuera fiscal general del país, Robert F. Kennedy, así como los de los líderes políticos de color Martin Luther King y Malcom X; la repulsa por parte de muchos jóvenes hacia la guerra de Vietnam, que llevó a dividir el país en dos grandes frentes; el avance por los Derechos Civiles de las minorías raciales; la libertad sexual así como los derechos de las minorías sexuales; la experimentación con las drogas, etc... había alejado a las jóvenes generaciones de los ideales de sus progenitores, rompiendo con el tono conservador que se había impuesto en la América del crecimiento económico acontecido tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Entre ese cuestionamiento respecto a las ideas y creencias de sus mayores, estos jóvenes estadounidenses (que formarían lo que Theodore Roszak denominó contracultura) rechazaron la tradicional religión cristiana de aquéllos, buscando otras alternativas, entre las que triunfaron especialmente algunas filosofías orientales, que tendrían gran aceptación entre la chavalería hippie de finales de la década. Fue aquél el momento perfecto para que Anton Szandor LaVey (Howard Anton LaVey en su DNI) fundara en San Francisco [1], California, el treinta de abril de 1966 la Iglesia de Satán. Y en 1969 publicaría los postulados de la misma en La Biblia Satánica, un compendio de elementos esotéricos y filosóficos extraídos de autores diversos, como Friedrich Nietzsche, Jean-Paul Sartre, Aleister Crowley, William Blake, y otros, que intentaba dar la vuelta a los valores tradicionales. Un libro que, al parecer, le cambió la vida a muchos de sus lectores, que aseguran que tras su lectura encontraron en él una identificación y comprendieron que más gente pensaba como ellos. “El satanismo es una filosofía atea que utiliza a Satán como símbolo de orgullo, individualismo y libertad” afirma el sumo sacerdote Peter H. Gilmore.


El satanismo, según LaVey, es una filosofía hedonista, pues sus miembros no creen en más vida que ésta. No hay un más allá ni vida tras la muerte, por lo que hay que disfrutar el tiempo en que estemos vivos, entregarnos a nuestros deseos y placeres. Es una filosofía selectiva, pues tú eliges a quien amar y a quien no, si amas a todo el prójimo pronto te quedarás vacío, sin amor, decía el propio creador de este pensamiento. Una filosofía que se basa en un egoismo activo y en un relativo darwinismo, en el sexo libre y la amoralidad, planteando una religión, unas creencias, atea (en relación a las teorías cristianas) y humanista. Es una iglesia elitista, e incluso clasista, en cuanto a que el pago de sus cuotas hace que no sea asequible para todos los bolsillos. Además que no aceptan a todo el que solicite ingresar en sus filas. Un elitismo que acompaña a esta singular iglesia desde un principio, el mismo LaVey se vio acompañado de muchos famosos del cine, la música, la televisión, etc [2], que entraron a formar parte de su congregación.


LaVey, nacido en Chicago en 1930, se trasladó a San Francisco a finales de los cuarenta. En 1952 trabajó de modo freelance como fotógrafo para la policía, donde vio de cerca el horror de todo tipo de crímenes violentos. También conocería muy de cerca el mundo del carnaval, del circo y de las salas de fiesta, y supo dotar a la Iglesia de Satán de un fuerte y llamativo estilo teatral, escénico, incluso de burlesque y circense. Bestia parda del show business, supo comercializar como nadie con lo esotérico y lo satánico, creando un negocio muy atractivo de cara a conseguir adeptos. De ahí el tener en casa un león, que además paseaba por la calle, o vestirse con llamativos atuendos, con los que lució además en un montón de fotos que están fijadas a fuego en el imaginario colectivo. No obstante, y pese a convertirse en un icono pop de los sesenta y setenta, dada su popularidad, prefirió (según aseguran sus adeptos) no instalarse en Hollywood y acabar siendo un mero fetiche de la industria [3].

Aram Garriga, responsable del también muy recomendable documental American Jesus (2013), repasa en el presente [4] la historia de la Iglesia de Satán, así como analiza sin prejuicios y en palabras de familiares, amigos y acólitos de LaVey, la filosofía de aquél y comenta las diferentes escisiones formadas con diversos puntos de vista, algunos de ellos fuertemente religiosos, caso del Templo de Set o el Imperio del Caos (también encabezados por líderes sumamente ególatras). Conocemos a varios de sus integrantes, la mayoría de San Francisco y Nueva York, las dos grandes costas, presumiblemente más abiertas y cosmopolitas, y dejando fuera el Medio Oeste y el Sur, las zonas más conservadoras del país, dando una vision sesgada y limitada con este mosaico de las ideas que vienen a dar forma a los postulados de dicha iglesia. Entre los miembros entrevistados está Blanche Barton, quien ayudó mucho a LaVey y quien no se pierde intervenir en cada documental sobre satanismo y similares que se filman. También nos hablan de la visión de Satán dada por la iglesia cristiana, en especial por el impacto causado entre la gente a causa del éxito de filmes como La semilla del Diablo (Rosemary's Baby, 1968), de Roman Polanski, El exorcista (The Exorcist, 1973), de William Friedkin, o La profecía (The Omen, 1976), de Richard Donner. De cómo perjudicó al satanismo el caso de los asesinatos de Tate/LaBianca a manos de la "Familia Manson" (que no podía faltar). Y del impacto igualmente muy negativo que causó en los ochenta, no por casualidad durante la “era Reagan”, el “satanic panic”, el pánico hacia el satanismo, que permitió que se culpara al mismo de los suicidios entre la juventud y de diversos asesinatos rituales, vinculando a los satanistas con los juegos de rol [5] y el heavy metal. Un tema que sacudió al país, en unos años de fuerte conservadurismo, y dio mucho que hablar en programas de televisión, donde presentadores sin muchos escrúpulos, predicadores de tres al cuarto y otra gentuza de mal vivir trataron de sacar tajada del asunto, aprovechándose del miedo de la gente. Acorde a las teorías planteadas en La Biblia Satánica y su filosofía del yo, seremos testigos de cómo alguno de los miembros entrevistados afirma orgulloso que los postulados de la Iglesia de Satán parten de las ideas de los Padres Fundadores de los Estados Unidos, agarrándose en especial a la primera enmienda, que habla de la libertad de opinión, y a la segunda, la referida al derecho a tener y portar armas. Algo que con toda seguridad no será mirado con buenos ojos fuera del país de las barras y estrellas.

Diabolus Rex, líder de El Imperio del Caos.

Es de agradecer, por aquello de dar más dinamismo a la filmación, la inclusión de mucho y variado material fílmico procedente de fuentes diversas, de distintos documentales y películas, así como la inclusión de material catódico de un puñado (y no escaso) de programas que aprovecharon la infame moda del “satanic panic”. Si bien en sus resultados la cosa queda un poco coja, dando la sensación de que podrían haber profundisado más en muchas cuestiones. El no tomar partido por parte de los responsables del presete trabajo, dejando a los miembros de la Iglesia de Satán que expongan sus ideas y den abiertamente sus opiniones, ha hecho inevitable que algunas voces acusen al documental de ser una mera carta de presentación de la iglesia fundada por LaVey en pos de captar futuros adeptos. Sea como fuere, lo que sí es seguro es que los actuales integrantes de la misma continúan disfrutando de unas ceremonias donde sigue vigente el sexo y el espectáculo, contando con strippers y bailarinas de burlesque para darle picante y show a la cosa.

Alfonso Romero

[1] San Francisco, en la Costa Oeste, era una de las ciudades usamericanas que tenían una legislación más permisiva, y a ella acudieron en peregrinación muchos chicos hippies en busca de un lugar donde vivir su ideología, así como muchos jóvenes gays huyendo de la represión de las leyes para con la homosexualidad tan cara al resto del país.

[2] Se recuerda especialmente la relación/vinculación de Anton LaVey con la actriz Jayne Mansfield, sobre todo a raíz de la escabrosa muerte, a casusa de un accidente de tráfico, de la despampanante rubia. Durante años circularon todo tipo de rumores que culpaban al “papa negro”. Muy interesante al respecto el documental Mansfield 66/67 [Mansfield 66/67, 2017], realizado por P. David Ebersole y Todd Hughes.

[3] Lo que no evitaría que interviniera en alguna película, caso de la en su momento tan denostada La lluvia del Diablo (The Devil’s Rain, 1975), dirigida por su amigo el satanista de origen británico Robert Fuest.

[4] También de 2019 es otro documental centrado en el “Papa Negro”, Anton LaVey. Into the Devil’s Den, dirigido por Carl Abrahamsson.

[5] La demonización de los juegos de rol en aquellos años pudo verse incluso en películas juveniles de la época, caso de Mazes and Monsters [tv: Monstruos y laberintos; vd/dvd: El umbral del juego, 1982], dirigida por Steven Hilliard Stern y protagonizada por un jovenzuelo Tom Hanks. Y a ella remite la serie Stranger Things (Stranger Things, 2016-2025) en su cuarta temporada.


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