sábado, 20 de abril de 2024

Mis Tres favoritas de ... Gabriel Byrne


 Oscar Villalta

"Excalibur" ("Excalibur", 1981), de John Boorman.

Esta maravillosa revisión del Ciclo Artúrico, basada en la obra de Thomas Malory y dirigida por John Boorman, es para un servidor , una de las mejores películas de Historia del Cine. Gabriel Byrne tiene un papel que, aunque no muy extenso, es importantísimo en el desarrollo de la trama, y sirve como un prólogo perfecto para poner en imágenes la llegada del legendario rey Arturo Pendragón, desde su oscura gestación hasta su muerte en la victoria, en la batalla de Camlann. Byrne interpreta a Uther Pendragón, un monarca engreído y codicioso, primer poseedor de la legendaria espada de la Dama del lago, Excalibur,  amigo del mago Merlin y  padre del futuro rey.
También encontramos en esta fantasía épica a unos jóvenes Patrick Stewart y Liam Neeson, encorsetados en relucientes armaduras de un diseño sin precedentes, marchando al son de Carl Orff entre flores y una iluminación imposible de tanta belleza.

"Muerte entre las flores" ("Miller's Crossing", 1990), de Joel & Ethan Coen.

Los hermanos Coen comenzaban los 90 con esta historia de mafia y corrupción policial, que exhibía su punto fuerte en una estética clásica y purista que bebía de los estándares más comunes del género, pero a la vez dejaba ver el sello de autor personal de sus realizadores, que fue la marca de sus mejores obras. Gabriel Byrne interpreta con gran acierto a Tom Reagan, una especie de consejero de un jefe del crimen durante la época de la ley seca, con buenas intenciones y deseos de no caer en una guerra entre clanes, que, como era de esperar, termina envuelto en una espiral de violencia desatada, mostrada con un inaudito sentido de la maravilla estética, donde un también tremendo Albert Finney da la réplica al protagonismo absoluto del genial Gabriel Byrne.

"Hereditary" ("Hereditary, 2018), de Ari Aster.

El pistoletazo de salida de Ari Aster, uno de los directores más estimulantes en el panorama actual, dejaba tras de sí un reguero de críticas enfrentadas, tanto a nivel profesional como público, desde "La mejor película de Horror de los últimos veinte años", a "Una tomadura de pelo absoluta".  Yo me colocaría en el centro, tal y como Gabriel Byrne en el film, donde muestra todo su aplomo en una estupendísima actuación, contenida hasta que se desata, flanqueado por el maremágnum de misticismo estoico y nada sutiles referencias metafóricas, amén de las otras perlas de la función: la notable interpretación de Toni Collette y la inquietante Milly Shapiro, erigida ya en icono e imagen de esta obra polémica y en todo caso, de hipnótico visionado.


Alfonso Carlos López

"Stigmata" ("Stigmata", 1999), de Rupert Wainwright.

Gabriel Byrne hace un papel maravilloso interpretando al padre Andrew Kiernan, un jesuita que investiga posibles milagros para verificarlos o  descartarlos.  La historia es muy interesante y gira alrededor del rosario del padre Almeida, unos hechos sobrenaturales, un exorcismo, un nuevo evangelio (según la película el de Santo Tomás) y otros aspectos relacionados con los estigmas de Cristo. Un genial guion y un film muy interesante.

"Hereditary" ("Hereditary",  2018), de Ari Aster.

Película de terror y suspense que  gira alrededor de una familia que empieza a ser perseguida por una entidad sobrenatural tras la muerte de  la abuela. Gabriel Byrne interpreta a Steve Graham, el padre. La cinta contiene elementos muy inquietantes como la aparición en un libro de signos de brujería y ocultismo, la participación en una sesión de espiritismo, etc... Tiene todos los ingredientes sobrenaturales que tanto nos gustan a los amantes del terror.

"Lamborghini: El hombre detrás de la leyenda" ("Lamborghini: The Man Behind the Legend", 2022), de Bobby Moresco.

Película que gira en torno al creador de la mítica marca italiana de coches  Ferruccio Lamborghini, interpretado por Frank Grillo. Gabriel Byrne encarna al también mítico Enzo Ferrari. El film hace un repaso por Lamborghini desde que comenzó con los tractores, sus vehículos militares en la Segunda Guerra Mundial, hasta la construcción de sus legendarios automóviles. La verdad,  que tanto para los aficionados a los automóviles, como para el público en general, un trabajo imprescindible y una gozada ver una cinta así.

Rafa Coronel

"Excalibur" ("Excalibur", 1981), de John Boorman.

En "Excalibur" (o "Escalibor" para los que crecimos viéndola doblada) Gabriel Byrne sale poco, diría que a los 20 minutos de película no llega, pero en ese tiempo le da para matar al duque de Cornwall, a que Merlín le convierta en dragón con música de Carl Orff, dejar embarazada a Ygraine de Arturo Pendragón, morir y meter a Excalibur en una piedra. Si tuviese que elegir mi película favorita de John Boorman, estaría sin dudarlo entre "Deliverance" (1972) y ésta, según el día. Un reparto brutal de británicos que han mamado teatro y cine histórico desde sus inicios (Helen Mirren, Nigel Terry, Nicol Williamson, borracho y pendenciero que destacaba incluso entre los escoceses por ello...) conforman la que es sin duda la mejor película de fantasía adulta que se ha hecho. 

"Cool World: Una rubia entre dos mundos" ("Cool World", 1992), de Ralph Bakshi.

Admitámoslo: la película no es precisamente una obra maestra, se pegó un ostiazo del copón en taquilla y ni en vídeo remontó el vuelo y no te paras a verla ni aunque te la encuentres haciendo zapping, no digamos ponértela intencionadamente. Pero en la época que salió, aun con el antecedente que teníamos de Roger Rabbit, a la que plagia (mal) descaradamente en muchísimas cosas, flipaste con la versión animada de Kim Basinger y la viste sólo por ella y porque tenía que ver con el mundillo del cómic. Y es una lástima, porque con Ralph Bakshi a los mandos y semejante reparto y presupuesto podía haber sido algo histórico, pero se conforma con ser una versión “gamberra” de Roger Rabbit cuando podía haberse acercado a Fritz el Gato. 

"Muerte entre las flores" ("Miller's Crossing, 1990), de Joel y Ethan Coen.

1990 fue EL AÑO de las películas de gángsteres en EEUU. Estuvieron en cines "Uno de los nuestros", "El padrino III", "El clan de los irlandeses" o la que nos ocupa ahora mismo. De hecho fue un absoluto fracaso en taquilla, quizás porque el ritmo se asemeje más al cine negro clásico que a lo que ofrecía "Goodfellas". Pero aquí puede que esté la mejor interpretación de Byrne en toda su carrera en el papel del impasible Tom Reagan, y una de las mejores películas de los Coen que casi nunca sale en las listas de “mejores de”, oculta por otras más recientes y llamativas.

Esther Checa

Es como para “hartarse a paracetamoles” el poder elegir algo de este actorazo, sin que después recules y digas “uyyy… es que me dejo ésta…” y vuelves a rebobinar, a borrar, a escribir, a cerrar el pc con impotencia.

 Y, finalmente, ya decides tirarte por la borda. Aún a sabiendas de que no estás muy convencida en unas elecciones en detrimento de otras de parecido peso para ti y que te han llegado de igual modo a conquistar, seducir y convencer.

Me gusta absolutamente todo lo que he visto de este actor. 

Las interpretaciones que más me han marcado no corresponden a films, sino a series porque “Quirke” (2013) y su papel de forense, así como la adaptación de John Banville bajo su seudónimo de Benjamin Black y Byrne de forense es completamente demoledor y está de 10.

Lo mismo ocurre con su papel de terapeuta en “In Treatment”, la serie de HBO de Mark Wahlberg (2008-) encarnando un terapeuta muy personal, en los que está en interpretación y diálogo soberbio. Todas las temporadas y episodios tienen su miga, pero esa lucha verbal entre “Sophie” y Paul Weston que tantos debates ha generado es de una calidad “supra”. 

En cuanto a films:

"Stigmata" (“Stigmata” , 1999), de Rupert Wainwright. 

Aunque la cinta en sí misma no me resulta “apabullante” de no haber estado ese padre Andrew bailando en interpretación brillantísima, configurando una especie de tango “raruno” con una Patricia Arquette también soberbia, quizá no la hubiera elegido dentro del top. Pero también he tenido en cuenta declaraciones de Byrne sobre su infancia, con lo cual la cinta toma mucho más cariz y su papel aún mayor intensidad. 

"Muerte entre las flores" (“Miller’s Crossing”, 1990), de Joel y Ethan Coen.

Como ya es habitual los Coen nos ofrecen un “bombón” lleno de intenciones, humor, subtextos e imagen que es muy difícil que dejen al espectador indiferente porque “bordan” la provocación y el subtexto. Añadiendo además a Byrne en ese papel de Tom Reagan, con “veladas intenciones” que mantiene en tono durante todo el metraje sin bajar un ápice su savoir faire en planos e intensidad de su mirada da lugar a un orgasmo para los sentidos. 

"Sospechosos habituales" (“The Usual Suspects”, 1995), de Bryan Singer.

Además de una trama brillante y un reparto de élite, Byrne no sólo mantiene el tipo con otros actores del calibre de Benicio del Toro, sino que brilla con luz propia. Y eso es lo que les ocurre a los actores con personalidad y calidad interpretativa, que saben seducir a la cámara y al espectador, hagan lo que hagan, en niveles de excelencia.

No puedo dejar de mencionar otros papeles suyos que me han fascinado: como D’Artagnan en “El hombre de la máscara de hierro” (1998) -¡que también vaya reparto extra luxe!-, como Charlie Dickinson en “Dead Man” (1995) y como el mismísimo Satanás en “El fin de los días” (1999).

( No se ha notado nada que me chifla, ¿no?)

Malina Murnau

"Gothic" ("Gothic", 1986), de Ken Russell.

Sé que no es la mejor de este gran actor, ni mucho menos, pero tengo un cariño especial por este film. Ya que fue la primera vez que vi a Gabriel Byrne haciendo de "Lord Byron" y junto a él se puede ver a otro de mis actores fetiche como Julian Sands (tristemente malogrado). Un caos de película pero deliciosamente encantadora.

"Stigmata" ("Stigmata", 1999), de Rupert Wainwright.

Qué decir de esta película. La vi en cine, luego la alquilé y hasta que me la pillé, me encanta. Ver a Byrne de cura es una pasada. Te lo llegas a creer y no veas si el morbo va en aumento. Aparte de eso, la película está bien dirigida, buena fotografía y con una Patricia Arquette estupenda.

"El fin de los días" ("End of Days", 1999), de Peter Hyams.

Le dieron por todos lados a este film de Arnold Schwarzenegger y Gabriel Byrne. Pues la verdad, no sé el porqué... La película es súper entretenida, se hace corta y de nuevo Byrne, en este caso haciendo del mismo demonio, puaff ahí ni os cuento, está que se sale. Y para mí uno de los actores que han interpretado al Diablo con más estilo y mas guarreo que nadie. O sea, una delicia de película.

Al ser otro de mis fetiches de actores, nombrar tres es una tarea bastante difícil. Dejar atrás "El hombre de la mascara de hierro", con ese reparto estupendo, "Sospechosos habituales", "Muerte entre las flores", "Ghost Ship. Barco fantasma"... y una larga lista que voy a dejar aquí. Voy a decir como mi amiga Esther "Se nota que me chifla a mi también, verdad?"

Alfonso Romero

"Muerte entre las flores" (“Miller’s Crossing”, 1990), de Joel y Ethan Coen.

"Muerte entre las flores" y "Barton Fink" (1991) supusieron el definitivo reconocimiento crítico de los hermanos Coen. Con la primera de ellas realizaron además un ejercicio de deconstrucción de las claves y clichés del cine de gánsteres, y de paso brindaron a Gabriel Byrne uno de sus mejores papeles.

"Sospechosos habituales" (“The Usual Suspects”, 1995), de Bryan Singer.

La confirmación de Bryan Singer como director a tener en cuenta se la proporcionó este thriller criminal que partía de un libreto de Christopher McQuarrie antes de convertirse en guionista fetiche para vehículos de Tom Cruise. Byrne es el cabecilla, por decirlo de algún modo, de un grupo de matones de medio pelo que resultará un mero títere en un juego del ratón y el gato donde es otro quien mueve los hilos.

"Excalibur" ("Excalibur", 1981), de John Boorman.

Junto a "Conan el bárbaro" (1982) de John Milius, la de Boorman es la cinta adulta de espada y brujería más importante de la década de los ochenta. Una epopeya de sangre y acero que le supuso a Gabriel Byrne uno de sus primeros trabajos de relieve. La escena de la Dama del Lago sería copiada, plagiada y parodiada en innumerables ocasiones, mi favorita es la que aparece en "La matanza de Texas III" (1990), cambiando la espada por una motosierra.

Miguel Romero

"Sospechosos habituales" (“The Usual Suspects”, 1995), de Bryan Singer.

Posiblemente su papel más recordado de la década de los noventa sea el de Keaton en "Sospechosos habituales". El más importante del film junto al del hoy innombrable Kevin Spacey. Cinta con la que se dio a conocer Bryan Singer y una de las más influyentes de su época.

"ZeroZeroZero" ("ZeroZeroZero", 2019).

Pequeño pero importante era el papel de Byrne en esta ambiciosa coproducción para Sky orquestada por Stefano Sollima.

"Dead Man" ("Dead Man", 1995), de Jim Jarmusch.

Rodado en blanco y negro, uno de los films más conseguidos y celebrados del antaño interesante Jarmusch -cuando no hacía estupideces como "Los muertos no mueren" (2019)-. Con un variopinto reparto que, entre otros, incluía a Johnny Deep, John Hurt, Iggy Pop, Gabriel Byrne, Crispin Glover, Lance Henriksen, e inclsuo a Robert Mitchum en un breve pero importante papel.

Oscar "Woody" Correa

"Muerte entre las flores" ("Miller's Crossing", 1990), de Joel y Ethan Coen.

Míticamente dirigida por los hermanos Coen en 1990, y convertida ya un clásico del cine noir moderno. Gabriel Byrne interpreta a un asesor de confianza de un jefe mafioso. Su actuación es absolutamente icónica en esta película, ya que su personaje se ve inmerso en una red de engaños y dilemas morales, y Byrne ofrece una interpretación magistral de un hombre atrapado en medio de un peligroso juego de poder. Su actuación en en esta peli contribuye en gran medida a la atmósfera única y al impacto duradero que hace a esta película una gran obra maestra del cine.

"Sospechosos Habituales" ("The Usual Suspects", 1995), de Bryan Singer.

Dirigida por Bryan Singer es un thriller que también se ha convertido en un clásico moderno. La actuación de Gabriel Byrne como un ladrón de guante blanco con un pasado turbio es clave para la trama, ya que su personaje es el centro de la historia y está envuelto en misterio desde el principio hasta el final. Su presencia en pantalla es magnética y su interpretación deja una impresión duradera en los espectadores además de la presencia en pantalla con el resto de protagonistas, incluido Kevin Spacey.

"Stigmata" ("Stigmata", 1999), de Rupert Wainwright.

Como selección perfecta de entre las pelis de terror y de representante del bien o el mal en las que Gabriel Byrne ha participado -también hubiera valido igual, duda hasta el final con "El fin de los días" (1999)… pero no salía Patricia Arquette-. Byrne interpreta a un sacerdote investigador designado por el Vaticano para examinar los fenómenos que rodean al personaje de Patricia Arquette, y ofrece una interpretación sólida (que bien hace de cura!!!), ya que su personaje está lleno de profundidad y conflicto interno, y además de que lo borda, ayuda la química también entre Byrne y la propia Arquette.

Joanna

"Spider" ("Spider", 2002), de David Cronenberg.

Posiblemente la última gran película del canadiense David Cronenberg, en su faceta más críptica y personal. Un double-feature de "Spider" con su adaptación de "El almuerzo desnudo" (1991) puede hacerte volar la cabeza o enviarte a otra dimensión.

"Dead Man" ("Dead Man", 1995), de Jim Jarmusch.

A mediados de los noventa, Miramax gozaba de un gran reconocimiento crítico y amontonaba multitud de premios ganados en festivales de medio mundo. Continuando con ese cine más artístico y bien mirado, le produjeron este personal wéstern (filmado en blanco y negro) a Jim Jarmusch, para el que contaría con el (entonces) camaleónico Johnny Deep al frente de un extraño pero estimulante reparto donde también brilla Gabriel Byrne.

"Cool World: Una rubia entre dos mundos" ("Cool World". 1992), de Ralph Bakshi.

El testamento cinematográfico del en tiempos excelente y contraculural Ralph Bakshi fue este fallido a la par que incomprendido film que aunaba imagen real y animación. Los resultados quedaban lejos de los mejores (e incluso de otros no tan logrados) trabajos de su autor. Holli Would (encarnada y trazada sobre Kim Basinger) no lograba hacerle sombra a Jessica Rabbit, y el Jack Deebs de Gabriel Byrne quedó supeditado para la gente frente al Frank Harris que interpretó un incipiente Brad Pitt. En su momento pasó con más pena que gloria y hoy algunos millennials de los co##@@s creen haberla descubierto ellos.

Fernando Rodríguez Tapia

"Gothic" ("Gothic", 1986), de Ken Russell.

El mítico encuentro en Villa Diodati entre el matrimonio Shelley, Lord Byron y John Polidori que género varias películas en la segunda mitad de los años ochenta. Sin duda la versión mas bizarra y fascinante de dicho evento fiel a la estética excesiva de su inigualable director que contó con uno de los primeros papales importantes de Byrne encarnando al citado Byron. Uno de los trabajos más relevantes del fantástico británico de los ochenta no apto para todos los gustos y sensibilidades.

"Muerte entre las flores" ("Miller´s Crossing", 1990), de Joel y Ethan Coen.

El recordado acercamiento de los Coen al cine negro y de paso a la literatura hardboiled que lo engendró contó con un excelente reparto donde Byrne encarnaba al torpedo de confianza de un mafioso irlandés en su guerra particular con un gang italiano, en una historia de indisimulados ecos hammettianos llevada a cabo con un virtuosismo tan fascinante como en ocasiones superficial. Con todo, un film magnífico que gana siempre en visionados con detalles, personajes y secuencias que perduran en el recuerdo.

"Sospechosos habituales" ("The Usual Suspects", 1995), de Bryan Singer.

Una de las películas clave del cine norteamericano de los noventa, thriller puzzle magnificamente planteado por Christopher McQuarrie en su guion y con una inteligente dirección a cargo de Bryan Singer. La investigación de un trágico suceso criminal va desvelando un juego de espejos y cartas ocultas que esconden a una misteriosa a la par que mítica figura criminal a la postre responsable final del caso investigado. Realidad y ficción son sugestivamente confrontados en una obra con una labor actoral inolvidable que cuenta con uno de los giros finales más sorprendentes que la cinefilia puede recordar.

Se han quedado fuera de la lista otras películas que bien merecen al menos ser mencionadas como "Dead Man" (Jim Jarmush, 1995), "El final de la violencia" ("The End of Violence", Wim Wenders, 1997), "Spider" (David Cronnenberg, 2002), "Jindabyne" (Ray Lawrence, 2006) o "Hereditary" (Ari Aster, 2018) y algún placer culpable como "Cool World: Una rubia entre dos mundos" ("Cool World", Ralph Basky, 1992) por el que tengo especial debilidad.

Pepe Torres

Gabriel Byrne, el tardío actor irlandés con más de cuarenta años de carrera a sus espaldas, ha construido a menudo personajes algo sombríos e imperturbables, casi desde una gestualidad contenida, lo que le ha alejado del estrellato al uso y le ha hecho verse casi a la sombra de sus compañeros de reparto más exultantes, más contrapunto que héroe, más confesor que pecador. Como bien podría referirse a su carrera, Verbal Kint nos recuerda que el mejor truco que inventó el diablo fue convencer al mundo de que (casi) no existía.

"En defensa del reino" ("Defence of the Realm", 1985), de David Drury.

Quizá su primer rol realmente relevante -aunque sus apariciones en “Excalibur” (1982) o “El torreón” (1983) ya llamaban la atención- y un ejemplo temprano de protagonista oscurecido por otro(s). Parafraseando a Hitchcock: “nunca trabajes con niños, perros o Denholm Elliott”.

"Muerte entre las flores" ("Miller's Crossing", 1990), de Joel & Ethan Coen.

De nuevo opacado por la exhuberancia interpretativa de sus compañeros de reparto (Albert Finney, John Turturro o Jon Polito), su Reagan es, literalmente, el que recibe el bofetón, como en el clásico silente de Chaney.

"Sospechosos habituales" ("The Usual Suspects", 1995, de Bryan Singer. Frente a los excesos expansivos de Kevin Spacey o Benicio del Toro, su Keaton se convierte en el sobrio hilo conductor de nuestra mirada como espectadores y el necesario instrumento para el juego de manos de McQuarrie.

Emilio Malet

"Sospechosos habituales" (The Ususal Suspects", 1995), de Bryan Singer.

Maravillosa película que al igual que "Seven" (1996) marcó lo que sería a partir de entonces los argumentos retorcidos, y sobre todo los finales sorprendentes tan típicos de finales de los 90.

"Excalibur" ("Excalibur", 1981), de John Boorman.

Sin duda la mejor adaptación de la leyenda del Rey Arturo hasta la fecha. Mezclando perfectamente lo medieval con lo fantástico, donde Byrne interpreta al rey Uther, que precisamente es el que deja a Excalibur en la roca hasta que la saca Arturo. 

"El fin de los días" (End of Days, 1999), de Pater Hyams.

Sin ser una gran película, es entretenida y nos ofrece una faceta distinta del héroe de acción, con un Schwarzenegger haciendo por una vez de policía perdedor y desaliñado. Especial mención (de ahí que esté en la lista) a una de las mejores interpretaciones para mi gusto del diablo en el cine a cargo del actor que nos ocupa, Gabriel Byrne.







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