lunes, 24 de junio de 2024

La Dama de Negro.


 Sesión de fotos a cargo de la fotógrafa  @the.fairies.world

Mi primera vez que me pongo delante de una cámara.  No deje de visitar su página de Instagram.

Pasen y vean:




Mi favorita



sábado, 22 de junio de 2024

Mis tres favoritas de... Terence Fisher


 Malina Murnau

Primero dejar claro que me es casi imposible quedarme solo con tres, ya que es uno de mis directores fetiche desde que tengo uso de razón. Crecí viendo sus películas. Y además es que en casi todas sus películas sale mi adorado Peter Cushing y el no menos importante Christopher Lee. No voy a nombrar las que se quedan atrás ya que la lista seria demasiada larga. Haciendo un esfuerzo puse las que no podría dejar atrás de su filmografía. Ahí van mis tres:

"Las novias de Drácula" ("The Brides of Dracula", 1960).

No sale Lee haciendo de vampiro y no hace falta alguna. Lo de Drácula lo vamos a dejar ya que se trata del barón Meinster. Aquí Cushing se sale por todos lados, (increíble mejor actor del mundo) y Fisher hace una película redonda. Todo me encanta de este film y por favor destacar esos colores, esos encuadres. Todo es una maravilla visual.

"Drácula" ("Dracula", 1958).

Ha estado reñida con la primera que puse. Esta joya del terror fue mi primer contacto con Lee y Cushing y su director, donde caí rendida a sus pies y sobre todo por la Hammer.  Ese color que salía de la pantalla dejó atrás a Bela Lugosi y su blanco y negro. Sensualidad y decorados y una fotografía que tira de culo al espectador. La mejor.

"La maldición de Frankenstein" ("The Curse of Frankenstein", 1957).

No podía dejar de nombrar alguna en la que Cushing hiciera de Victor Frankenstein. Si de bueno lo hace genial, de cabroncete mejora... "si eso fuera posible". Aquí Terence Fisher, como en todas o casi todas sus obras, lo hace de sobresaliente. Una película que no puedes dejar de ver.

Se puede notar que el dúo Fisher y Cushing van de la mano. Adoro a los dos. Hammer siempre!

Alfonso Romero

“Frankenstein y el monstruo del infierno” (“Frankenstein and the Monster from Hell”, 1974).

En su libro “Monstruos sagrados”, Doug Bradley no parece tenerle mucho apego a esta la última película de Terence Fisher para el ciclo que la Hammer dedicara al Dr. Frankenstein. Un ciclo que el propio Fisher iniciara en 1957 con “La maldición de Frankenstein”, dando pistoletazo de salida al cine de terror según los Carrera y su reformulación de los títulos y monstruos clásicos de la Universal, ahora en color (con una paleta agresiva donde reinaban los tonos cálidos) y con un erotismo en principio sugerido que iría acentuándose progresivamente. Desde las Islas el gótico se iría imponiendo de nuevo, Freda y Bava tomaron buenos apuntes en Italia y Roger Corman lo haría desde los USA.

“Frankenstein y el monstruo del infierno” supuso el canto de cisne para el cine de terror de la Hammer, el último gran título de la compañía, además de la postrimera cinta de terror que realizó su director. Inolvidable Peter Cushing, una vez más en el rol del infame Dr. Frankenstein, que ha ido evolucionando (si se puede decir así) a peor, siendo más perverso aquí que nunca.

“La novia del Diablo” (“The Devil Rides Out”, 1968).

Charles Gray, muy conocido en aquellos tiempos por sus apariciones en la saga de James Bond, es el villano de esta cinta donde la compañía de los Carrera trató el satanismo, con el mimo y el cuidado por el más mínimo detalle tan propios de su director. Con Fisher en la dirección y Richard Matheson en el libreto (según una novela de Dennis Wheatley) era difícil que la cosa saliera mal. “La novia del Diablo” es un film que, faltaría más, no conoció estreno en nuestro país en los tiempos de la dictadura franquista. Y en el resto del mundo coincidía su estreno el mismo año que “La semilla del Diablo” que Polanski realizara para la Paramount (verbigrac9ia de Robert Evans), y es que el Maligno desembarcaba en las pantallas para reinar durante toda la década de los setenta. 

“La maldición del hombre lobo” (“The Curse of the Werewolf”, 1961).

Al contrario que otros monstruos popularizados por Universal, tales como Drácula, la criatura de Frankenstein o la momia, el hombre lobo no fue muy recurrente en las películas de la Hammer. “La maldición del hombre lobo” es, en forma y fondo, un título casi perfecto, que sigue fielmente la filosofía de la casa del martillo y la obra de su realizador. Oliver Reed (en la más recordada de sus diversas colaboraciones con la productora) encarna al sufrido Leon, quien se transforma en licántropo. El acabado que luce el hombre lobo, diferente tanto al de Universal como al de otras películas del mismo tema, sería después muy recurrido (plagiado) en el mundo del cine y del cómic.

Miguel Romero

Sin lugar a dudas uno de los directores más importantes y prolíficos (si no el que más) de la Hammer. Sin él la compañía de los Carrera no hubiera sido la misma y viceversa.

De su extensa filmografía destacaría

“Frankenstein creó a la mujer” (“Frankenstein Created Woman, 1967).

La criatura de Frankenstein nunca lució mejor, nada menos que la modelo Susan Denberg (que el año antes había aparecido en las páginas de Playboy) en la que sería su última y más importante aparición en pantalla.

“El perro de los Baskerville” (The Hound of the Baskerville, 1969).

Peter Cushing volvía a meterse en la piel de Sherlock Holmes para esta “El perro de los Baskerville”, una de las novelas más adaptadas del famoso detective creado por Arthur Conan Doyle.

“La novia del Diablo” (“The Devil Rides Out”, 1968).

Para muchos, una de las mejores películas sobre sectas satánicas. Desde luego, Christopher Lee comentó que de todas las que hizo para la Hammer ésta era su favorita, quizá porque no hizo del malo (dicho rol recayó en el robusto Charles Gray).

Eduardo Álvarez Cónsul

“El perro de los Baskerville” (The Hound of the Baskerville, 1969).

Esta película es una buena adaptación de la gran novela de Arthur Conan Doyle con Peter Cushing como el mítico detective y Christopher Lee como Sir Henry Baskerville.

“Frankenstein creó a la mujer” (“Frankenstein Created Woman, 1967).

Esta película fue una nueva adaptación del mito del monstruo de Frankenstein con el gran Peter Cushing y la hermosa Susan Denberg.

"Drácula" (“Horror of Dracula, 1958).

La adaptación de la Hammer de la novela de Bram Stoker fue toda una revolución en el cine de terror de la ´wpoca, con Christipher Lee, Peter Cushing y Melissa Stribbling como Mina Harker.

Joanna

“Las dos caras del Dr. Jekyll” (“The Two Faces of Dr. Jekyll”, 1960).

Junto a la perversa, ambigua y deliciosa “Dr. Jekyll y su hermana Hyde” (1971), Hammer Films se acercó al doble personaje creado por Robert Louis Stevenson en una de las más cautivadoras aproximaciones al mismo que el cine nos ha aportado, “Las dos caras del Dr. Jekyll”, y lo hizo bajo la dirección del director estrella de la casa. Una película que, para innovar o por llevar la contraria, se centraba más en el doctor que en su monstruoso alter-ego, y donde la fórmula no es ingerida como brebaje sino inyectada por vena, creando un paralelismo bien evidente con la drogadicción. Too much!

“Las novias de Drácula” (“The Brides of Dracula”, 1960).

Diversas lecturas, algunas puramente freudianas, se pueden sacar/disfrutar de la segunda aportación de Hammer Films al personaje de Drácula, aunque para el caso sólo sea de forma nominal la participación del conde transilvano. Una película que puede verse incluso más perversa y más más sensual que su antecesora, a la par que más libre al no provenir y no tener que seguir el patrón del libro del que partía aquélla.

Peter Cushing retoma el rol de Van Helsing, faltando Christopher Lee, quien volvería en “Drácula, príncipe de las tinieblas” (1966), donde no estaría Cushing.

“La Gorgona”/”La leyenda de Vandorf” (“The Gorgon”, 1964).

Buscando otros temas, otros monstruos y criaturas, de los ya habituales de la compañía y del cine de terror, Hammer Films volvió su mirada hacia la mitología clásica con este film donde el Mal provenía de una de las tres gorgonas, Megaera, pero a la que el guion aporta detalles propios de las películas de terror de la productora. Un guion donde participó John Gilling, quien un par de años después realizó para la misma compañía “El reptil”, escrito por Anthony Hinds, con ciertos parecidos a la presente.

Terence Fisher, con su usual sutileza, carga la película de una sexualidad soterrada pero evidente. Todo envuelto por una atmósfera de maravilla y pesadilla, con la impagable fotografía de Michael Reed. Orgasmo cinéfilo que salpica de sangre la pantalla.

David Cortabarria

 “Drácula” (“Dracula”, 1958).

Christopher Lee. Peter Cushing. Dos gigantes del fantastique unidos en una película cuyo primer visionado se movió entre la fascinación y el miedo. Luego vi el “Nosferatu” de Max Schreck, donde me asusté aún más (creo que filmaron a un vampiro auténtico, sí). Regresé al de Fisher y ya me sentí como en casa, ya sin sentir ningún miedo, solo agradecimiento.

“La momia” (“The Mummy”, 1959).

Con Lee y Cushing de nuevo. Me encanta su color, realmente único, y el Egipto tan especial que recrea con unos decorados que, espero, se encuentren bien preservados actualmente (aunque lo dudo mucho). Adoro su ambientación, lo imponente que está Christopher Lee, y cómo está rodado todo… Quizás sea mi película favorita de la Hammer. Y no precisa de remake alguno.

“La Tierra muere gritando” (“The Earth Dies Screaming”, 1964).

Película llena de encanto, aunque su grandilocuente título nunca cumpla su promesa (estamos en la Inglaterra rural, y no hay mucho grito…). Lo mejor es que todo huele a eslabón perdido entre un episodio de la mítica serie “Los Vengadores” (en su etapa en blanco y negro) y otro de “La Dimensión Desconocida”. Breve y gozosa invasión alienígena llena de buenas intenciones.  

Alfonso Carlos López

“Drácula” (“Dracula”, 1958).

Un clásico inolvidable de la Hammer de 1958, con Christopher Lee (Drácula) Y Peter Cushing (doctor Val Helsing). Una cinta basada en la inolvidable novela de Bran Stoker que recrea a la perfección, ese cine de terror que tanto me gusta y mi fascinación por los vampiros. Esta versión de la novela del famoso conde transilvano está llena de suspense y tensión, recreando perfectamente el terror y con unas interpretaciones magníficas de los dos genios antes reseñados.

“La novia del Diablo” (“The Devil Rides Out”, 1968).

Fascinante film ambientado en 1929 en Londres y el sur de Inglaterra. El duque de Richleau (Christopher Lee) investiga las extrañas actividades del hijo de un amigo suyo ya fallecido, Simon Aron (Patrick Mower). que está metido dentro del ocultismo satánico y que tiene en su casa símbolos muy extraños pertenecientes a ese tipo de cosas. Los hechos se suceden y el duque consigue salvar a Simon y a una joven iniciada, Tanith (Niké Arrighi) de la secta satánica ayudado por Rex VN Lyn (Leon Grenee). Apasionante con todos los ingredientes del terror, incluso una aparición del Diablo.

“La momia” (“The Mummy”, 1959).

Mítica y soberbia que nos retrotrae a 1895 en Egipto cuando los arqueólogos John Banning (Peter Cushingg), su padre Stephen (Felix Aylmerr), y su tío Joseph Whemple (Raymond Huntleyy) descubren la tumba de la princesa Ananka, también más tarde la acción se situará en Inglaterra. Esta princesa fue sacerdotisa del dios Kharis (Christopher Lee). Son advertidos de los peligros sobrenaturales que conlleva ese lugar.  Leen un conjuro que devolverá a la vida al mencionado dios y comenzará la pesadilla para ellos. Una serie de aventuras y sucesos que hacen que esta cinta tenga un gran interés y un gran ritmo. Es el tipo de películas que han dejado huella y han hecho escuela.


Oscar Villalta

“La maldición del hombre lobo” (“The Curse of the Werewolf”, 1961).

Para mí, la mejor película de Fisher y en mi top de cine de licántropos. Un clásico que, aparte de la gran labor de realización, debe mucho a la atormentada interpretación de Oliver Reed, cuya imagen del personaje de este hombre lobo español del siglo XVIII, se ha convertido en todo un icono y fuente de inspiración para obras venideras. Como era habitual en este tipo de producciones, la atmósfera y la paleta de colores, jugaban un papel esencial en el aspecto visual del film, luciendo un acabado de primera línea, rematado por el espectacular maquillaje creado por Roy Ashton para la bestia, que a día de hoy resulta extremadamente reconocible y en su momento fue toda una sensación.

Las escenas en el campanario son de una poesía arrebatadora.

“Drácula” (“Dracula”, 1958).

Se puede decir que fue el pistoletazo de salida y reconocimiento mundial de la Hammer (aunque ya contaba en su haber con algunas otras producciones), y de la consagración definitiva de los mitos de Christopher Lee y Peter Cushing. Todas las obsesivas motivaciones tanto de Fisher como de la productora, se desarrollaban aquí de forma sustancial, léase el apoyo visual del color como elemento importante en la narración, la aparición sin tabúes de hemoglobina, y la subida de varios escalones del elemento erótico, comenzando por el retrato del propio conde, cuyo look desprende una carga sexual, que añadida a la potente imagen intimidatoria que ya tiene Lee de por sí, convierte el resultado final del conjunto en algo único en aquella época.

“La momia” (“The Mummy”, 1959).

Algo tiene esta película que me chifla. Después de haber hecho pasar a Christopher Lee por el Conde Drácula y el monstruo de Frankenstein en " La maldición de Frankenstein", y también a Cushing en el lado de los buenos, era cuestión de tiempo que se los llevara a ambos a desenterrar los misterios del antiguo Egipto, pero eso sí, a todo color y entre maravillosos decorados que a pesar de su evidencia, lucen maravillosamente, envolviendo a los imprudentes arqueólogos ingleses, que osan profanar la tumba de la princesa Ananka, con mortales consecuencias, desatando toda una venganza de ultratumba orquestada, cómo no, por Lee y combatida por Cushing con toda la clase y elegancia a la que siempre nos tiene acostumbrados.

Rafa Coronel

“El perro de los Baskerville” (The Hound of the Baskerville, 1969).

Hasta que llegó "El secreto de la pirámide" (1985) fue la mejor adaptación que hubo en cualquier formato además de las de Basil Rathbone de las aventuras de Holmes & Watson (sin necesidad de pasar por Madrid).  El casting de Peter Cushing como Holmes es sin dudarlo el mayor acierto de la cinta, y Morell es un magnífico complemento a éste, además del gran Christopher Lee. Por cierto, fue la primera película en color de Sherlock Holmes.

“La novia del Diablo” (“The Devil Rides Out”, 1968).

De nuevo Christopher Lee, esta vez metido en un embrollo que mezcla cultos misteriosos y satanismo (¿hay algo más sesentero que eso?) del que decía que era su película favorita de la Hammer. El guion es de Matheson (no hace falta citar más obras suyas) basada en una novela de Dennis Wheatley (el clásico señor inglés con dinero y tiempo libre que lo mismo escribía sobre la Revolución Rusa que novelas pulp sobre satanismo) que ciertamente no he leído, pero voy a solucionarlo ahora mismo. Suele ser una joya oculta en la filmografía de Fisher teniendo en cuenta lo llamativos que son los grandes Seres de la Noche, pero diría que es mi favorita.

“Los estranguladores de Bombay” (“The Stranglers of Bombay”, 1959).

¿Nada de Drácula ni Frankenstein en tu top de Fisher? Oiga, todo tiene una explicación. Y es que esta película (de segunda fila y con actores de medio pelo) fue la que de pequeño (no recuerdo el canal en que la emitieron, pero probablemente fuese Canal Sur) me quitó indirectamente cualquier deseo de viajar a la India junto a la novela de Dan Simmons "La canción de Kali". Porque los traumas, si son infantiles, siempre son mejores.

Fernando Rodríguez Tapia

Durante el confinamiento aproveché la extraña situación para leer el recomendable libro que Joaquín Vallet dedicó a Terence Fisher publicado por Cátedra hace unos años y ver una docena de películas de la primera etapa del cineasta británico. En su mayoría films de intriga de marcado tono B bien urdidos y desarrollados que sirvieron de anticipo para la segunda y primordial fase en su filmografía. Por destacar uno de aquellos trabajos, no el mejor pero si el que más me gustó, citaré “Face the music” (1954), un entonado thriller criminal de ambiente jazzístico. Pero las tres películas escogidas son del género que le encumbró y le convirtió en el cineasta más relevante del mismo.

“Drácula” (“Dracula”, 1958).

La película que lo cambio todo y puso al género terrorífico en una nueva edad dorada bajo pabellón británico. Ya lo había advertido un año antes en la excepcional “La maldición de Frankenstein” (1957), pero aquí dio el giro definitivo tanto al cine vampírico como al terror en general. Una obra perfecta en ritmo, puesta en escena, fotografía, música, ambientación e interpretación que pulsa de manera sugerente todas las connotaciones posibles que la temática de los vampiros puede mostrar. La secuencia inicial supone una inmersión directa en el terror más profundo si bien hay dos momentos que resultan imposibles de olvidar: el momento en que Van Helsing es consciente de que Drácula está morando en el mismo edificio de su víctima y el posterior enfrentamiento entra ambos tan imitado como nunca superado. Una incontestable obra maestra de la historia del cine que perdura sin fisuras a pesar del paso del tiempo. 

“La venganza de Frankenstein” (“The Revenge of Frankenstein”, 1958).

Del irrepetible ciclo que Fisher dedicó a la creación de Mary Shelley escojo la segunda parte por mostrar las inquietudes de superación con las que el cineasta inglés abordaba cada trabajo. Una secuela superior que incrementa la maldad nihilista del personaje central sin caricaturizarlo (Peter Cushing siempre magnífico en este rol), y lo lleva a un terreno inexplorado que se fue acrecentando en las posteriores continuaciones manteniendo siempre el interés en sus propuestas. Por otro lado, es una buena muestra de la transgresión que Fisher y la Hammer ofrecieron de los mitos clásicos del terror en lo icónico y en lo temático. 

“Las dos caras del doctor Jeckyll” (“The Two Faces of Doctor Jeckyll”, 1960).

Una excelente vuelta de tuerca a la clásica obra de Stevenson en clave de melodrama romántico perverso, mal recibida en su momento si bien es una de las joyas inquebrantables de la obra de su autor. De nuevo la sexualidad y la represión son el motor de una narración tan fascinante como sugerente que esconde una implacable venganza llevada hasta las últimas consecuencias. Considero el clímax de esta película entre lo mejor que Fisher realizó a lo largo de su trayectoria, de una elegancia depravada que sigue asombrando en la actualidad. Si la rescato entre otras obras maestras de su realizador es por ser tratada en algunos sectores de manera equivocada como obra menor. Precisamente tres años después el genial Jerry Lewis desarrollaría en clave cómica algunos logros de la película en su maravillosa “El profesor chiflado” (“The Nutty Profesor”, 1963).





jueves, 20 de junio de 2024

Desenterrando a The Radium Cats.


 Fue en 1988 cuando The Radium Cats, trío procedente de Escocia, debutaba discográficamente con “Munster Madness”, un LP de ocho canciones para Mental Records, con una simpática portada donde veíamos un montaje con la televisiva Familia Munster junto a los integrantes de la banda, compuesta esta por Paul Paterson (guitarra y voz), su hermano Lee (contrabajo y voz) y Johnny Maben (batería). En consonancia con el título y la portada, el disco arrancaba con una rockera versión de la sintonía de tan mítica serie de la CBS. La otra versión que registraron en el plástico era una revisión del clásico “Long Black Train”. El trío, que siempre se caracterizó por un llamativo look que miraba a los primeros Stray Cats pero aún más exagerados si cabe en sus pintas, sonaban aquí a un psychobilly muy a lo Cramps, tanto por lo oscuro como por la influencia en sus letras de las viejas películas de terror y ciencia ficción de los años cincuenta.

En 1991 el sello Raucous Records les editaría “Pink Hearse”, un maxisingle de tres canciones donde sonaban más limpios, más rockabilly y más heterogéneos, y ahora contando con Mark Carr a los parches. Y un año después tendrían en la calle su siguiente trabajo, el CD “Other Worlds”, que lanzara Nervous Records. Incluían el tema “Pink Hearse”, que ya escuchamos en el maxi, junto a un puñado de temas nuevos más una adaptación del “Great Shakin’ Fever” de Dorsey Burnette. Volvían a sonar muy limpios y variados, con el punto exacto entre el rockabilly y el psycho. Estos trabajos discográficos y su buen hacer en los directos les fue granjeando a estos chicos una merecida reputación de excelentes músicos.

En 1994 Cherry Red Records publicaba el VHS “Live from the Charlotte”, donde nos encontrábamos seis bandas de rockabilly y psychobilly (y afines) actuando en dicha sala londinense, a tres temas por barba, y donde los Radium Cats plasmaban su imprescindible “Pink Hearse” y dos versiones, el “Big Blon’ Baby” de Ronnie Self y el “Right Behind You Baby” que Ray Smith registrara para Sun Records. Esta grabación en vídeo [1] y su participación en algún CD recopilatorio de bandas de neorockabilly y psycho, como “100% Psychobilly Vol.2”, sería lo último de este trío pues por entonces se separan, tirando cada hermano por un lado. Así Lee formaría la banda de swing Jitterbug Dance, mientras que Paul, además de grabar un par de álbumes en solitario [2], pasaría a formar parte de formaciones tan importantes de la escena rockin’ como High Voltage o la banda “a lo Johnny Cash” Union Avenue.

El pasado 2023, cerca de tres décadas después de la separación de la banda, veía la luz “Unearthed From The Crypt. Rare Unreleased Tracks Volume 1. 1984 – 1988”, un LP de vinilo de color con una serie de temas extraídos de viejas maquetas de los Radium Cats, donde encontramos versiones de los cincuenta como “Domino” de Roy Orbison, “Flying Saucers Rock’n’Roll” de Billy Lee Riley, o el “Brand New Cadillac” de Vince Taylor, acompañando a tempranas grabaciones (más psychobilly) de temas que luego regrabarían en su maxi “Pink Hearse” y su CD “Other Worlds”, además de varios inéditos. Buenas noticias para los fans de estos tres gatos, pues su legado fue escaso.

Esperando estamos el volumen dos.

Alfonso & Miguel Romero


[1] Años más tarde, en 2004, Cherry Red Records editaba el DVD “Psycho Attack”, que agrupaba las grabaciones del “Live from the Charlotte” junto con las de otro VHS publicado en los noventa, “Night of the Long Knives”.

[2] No confundir con el guitarrista de música manouche de mismo nombre.

lunes, 17 de junio de 2024

La Cripta de los Condenados: David Cortabarria Arregui

 



Replicante (H) Des: David Cortabarria Arregui
NEXUS 6 – N6HBA90274 
Fecha de inicio: 1974 SEP 02
Func: Combate dialéctico, Preservador multimedia
Fís: NIV B – Ment: NIV A
Dispositivo Activo de Vida Inteligente Digital (D.A.V.I.D.), un tecnobot nacido en la oscura región de Doh Nohst IA donde fue masivamente expuesto al sirimiri radioactivo de la cuenca del río Urumea, lo cual sobresaturó enormemente su procesador positrónico. Ello le convirtió en una unidad altamente compatible y sensible a cualquier manifiesto cultural, en concreto en la anticipación y el futurismo cristalizados en los postulados hubots de WellsVerne y ClarkAsimov. Se instala las apps Aviador Dro 2.0 y Kraftwerk 3.0 para afinar su sistema de recepción sonora. Con la llegada de la Interconexión Mundial de Datos recombina su sinapsis neuronal para adaptarla a nuevos estímulos que redunden en la sistemática preservación de cualquier artefacto de la era POP (Post Orwell Primero). 
Contacta con el magnobot José Luis Salvador, tecnopadre de la orden de la Abadía de Berzano, sita en la órbita de Mad Rid, quien le abduce para que forme parte puntual de su Proyecto Recolector de Data Textotrónica. 
La Santa Orden de la Danza Macabra decide secuestrarle para someterle a un breve interrogatorio cuya veracidad está asegurada por las más estrictas acciones de control coercitivo a nivel sensorial. Estas fueron sus respuestas. Se recomienda encarecidamente la vigilancia de este ente subversivo y disruptor. 
Firmado #H><113820240612 para la gloria eterna de la SODM.

- ¿Cuál fue el primer referente que recuerdas en el fantástico y el terror?

En el fantástico (rama superhéroes) Superman II (montaje de Richard Lester, claro), verano de 1981, en un cine de un Benidorm donde el turismo aún no lo había fagocitado todo. Recuerdo haber visto unos cortometrajes en 1978 en el Festival de Cine de San Sebastián (de los cuales, misterios del cerebro, recuerdo dos y varios spots publicitarios), pero mi primera película “de verdad” fue con Christopher Reeve. De 1982 recuerdo los carteles de las películas Blade Runner, Tron y ET, que por aquella época se pegaban por cualquier parte. Por un lado era todo un despropósito (que se disparaba en época de elecciones, donde la anarquía cartelera era total), pero por el otro aquello permitía un acceso muy cómodo a un diseño gráfico muy evocador y lleno de encanto. De 1983 recuerdo también el fantástico cartel de Proyecto Brainstorm, exclusivo para el mercado español, una cucada ochentera de diseño entre futurista y kitsch que transmite muy bien la premisa de la película del siempre interesante Douglas Trumbull. 
En el terror fue Poltergeist, en uno de sus primeros pases por televisión, visto en modo furtivo en el salón de mi casa, mientras me hacía el dormido. Ahí ya no consigo ubicar correctamente el año. Recuerdo que disfruté de ese pase ninja (aunque sospecho que mi padre sabía en todo momento que lo estaba viendo), y otros con aquellos famosos rombos que en no pocas ocasiones se administraban con demasiada generosidad. Otros tiempos. 

- ¿En el terreno cinematográfico, cuál es tu director favorito del género?

Ufff… pregunta muy difícil de responder. No puedo mencionar a solo uno… Pongamos que el gran John Carpenter, director de una filmografía que tendrá todas las irregularidades que le achacan algunos, pero que es variada, ferozmente entretenida y absolutamente icónica. Pero además hay otros muchos que me encantan, claro.

- ¿Y quiénes son tu actor y actriz preferidos que han despuntado en el mismo?

Pregunta aún más complicada de responder que la anterior (Les Danses Macabres, habéis ido a pillar, ¿Eh?), porque si ya el número de películas que me gustan va creciendo sin parar… el de los actores se incrementa exponencialmente… Pongamos que Harrison Ford (nadie más podía ser Deckard en Blade Runner) y Sigourney Weaver (lo mismo en relación a la Ripley de Alien). Pero vamos, solo son la punta de un iceberg que nunca mengua.

- ¿Cuál destacas como tu película de terror predilecta?

El exorcista, de William Friedkin (1973). Desde luego, no porque me meta miedo en el cuerpo. Todo lo contrario. Su parte final, donde la poseída Regan trolea de lo lindo a los curas Merrin y Karras siempre me ha parecido muy disfrutable por su (para mi) notable carga de humor negro. Mi punto de vista está totalmente condicionado y sesgado por mi condición de empedernido no creyente en amigos imaginarios (con tendencias claramente psicópatas) y enemigos implacables (con características demasiado humanas).
Cuando veo El exorcista habiendo eliminado del todo a dios y al diablo de la ecuación me queda una película muy efectista, que se muere de las ganas de meter miedo, pero que en el mejor de los casos solo me provoca bostezos y un festival de risas al final, donde todo se desmadra en una ceremonia inverosímil que es pura astracanada, un intento desesperado de dar carta de naturaleza a la iglesia católica, la única superhéroe capaz de enfrentarse y vencer al Mal absoluto, el diablo… Pfff… Por favor. Seamos serios. En el pasado hemos tenido a gentuza execrable como Hitler y ¿Resulta que el diablo existe? ¿En serio? ¿Cuáles son las pruebas? Basta ya de intentar asustar a gente crédula. Más educación. Más moral y más ética. Más respeto y convivencia. Y al carajo con toda clase de religión que tiene las manos manchadas de guerras, pedofilia, machismo, desigualdad, fanatismo e involución. 
Otra cosa que me aterroriza de la película es cómo ha conseguido pervertir la música del fantástico disco Tubular Bells de Mike Oldfield. Son legión los que al escuchar las primeras notas de la cara A del disco lo vinculan automáticamente al film de Friedkin. Y es una lástima. Porque Oldfield no tuvo nada que ver con ello, no compuso nada para que sonara en la película. La casualidad quiso que Friedkin, que no conseguía dar con la banda sonora adecuada, se encontrara con el Tubular Bells. Richard Branson, jefazo de la Virgin con un colmillo afilado para el dinero, estaba encantado. Oldfield no. Tardó 15 años en ver la película. Y también le pareció cómica… La cuestión es que es una pena que Tubular Bells destaque más por su vinculación a esa película que por su intrínseco valor musical, un disco prodigioso creado por un chaval de 19 años que es un clásico de la historia de la música. 

- ¿Universal o RKO? ¿Hammer o Amicus?

Los cuatro, por supuesto. Cada una de ellas tiene sus más y sus menos, y es un placer picotear entre sus propuestas. Universal y Hammer seran quizás las más famosas, pero no puedo prescindir de las joyas de RKO y Amicus.
 
- ¿Cuál es tu subgénero favorito dentro del terror y el fantástico?

En el terror sería el cine de zombis, con Romero al frente, por supuesto. A día de hoy mi adscripción es tan insensata que he devorado los 353 episodios de la saga de The Walking Dead (la serie principal, más Fear TWD, TWD World Beyond, Tales of TWD, TWD: Dead City, TWD: Daryl Dixon y TWD: The Ones Who Live), una experiencia que recomiendo a medias, porque unos 200 episodios son relleno para los muy cafeteros. Pero uno trata de ser disciplinado y diligente. Y hasta le saca chispas a artefactos tan denostados como los de la saga de Resident Evil. Y a las películas italianas que salieron a rebufo de las propuestas de Romero.
En el fantastique sería la ciencia ficción fantástica, con Star Wars al frente. El género de la space opera me fascina desde que tengo uso de razón, aunque a día de hoy ya solo me seduce de verdad su contexto tecnológico (por muchas leyes de la física que rompa). Toda la parte del culebrón galáctico está bien cuando eres un niño y no te das cuenta de lo endeble que resulta. Y antes que Star Wars… los cómics de Valerian de Cristin y Mézières, un maravilloso locurón, exuberante, aventurero y con un sentido de la maravilla que solo el superlativo Incal de Moebius y Jodorowsky iguala y supera. Quizás El Incal sea La space opera definitiva, no lo sé. No paro de releerlo y siempre me cuesta definirlo, y está bien que así sea. 

- ¿Casan bien el terror y el erotismo?

Mmm… cuando eres un adolescente regido por la hormona y tu conocimiento de este disparate que llamamos “vida” se reduce a fardar de tener un sistema operativo Windows 95 sin actualizar y que se disuelve como un azucarillo en agua cuando navega por internet (lo admito, soy rebuscado en mis metáforas), casan de perlas, es de hecho un plus. Terrorcete con toque de comedia (que el humor no falte nunca, por favor) y erotismo picantón, un cóctel irresistible para un jovenzuelo. 
Ya de mayor, cuando le ves el truco a (casi) todo, es un lastre, o cuando menos un recurso muy fácil. Es complicado tratar bien algo tan sofisticado como el erotismo, y muy fácil caer en su tratamiento burdo. Así que para mí terror y erotismo casan bastante mal.

- ¿Cómo ves el género en los últimos años?

Con una buena mala salud de hierro. No ha desaparecido, pero tiene muy serios competidores en el mundo de los documentales. En mi ciudad se celebra con notable éxito el Festival de Cine y Derechos Humanos, con 21 certámenes celebrados, que se dice pronto. Pues bien… ni lo piso. Y sé que me estoy perdiendo una cantidad enorme de cine interesante, pero sucede que mi cuota de visionado de cine que trata sobre injusticias sociales está ya más que completa. Ese es para mí el auténtico cine de terror. Porque está pasando. No ilustra una posibilidad, levanta acta de algo atroz. 
Así, el recuerdo de artefactos como por ejemplo The Act Of Killing o Shoah me persigue y afecta muchísimo más que cualquier película de terror donde me cuesta mucho creerme toda esa puesta en escena. También hay un tipo de películas que me galvanizan con solo un visionado y que clasifico de manera inequívoca en el terror, como Savior, de Predrag Antonijevic (1998), con un impresionante Dennis Quaid, y que ilustra de manera impecable la desoladora guerra que tuvo lugar en Bosnia. Tiene escenas tan duras que a su lado las tres primeras películas de Hellraiser quedan a la altura de un cosplay de drag queens en un carnaval gótico.
Aclarado esto… creo que el género de terror se repite bastante, aunque de vez en cuando sale un reconfortante Midsommar (Ari Aster, 2019) o un interesante It Follows (David Robert Mitchell, 2014) que reavivan el interés y que son pasto de sucesivos visionados.

- ¿Cuál es la película más salvaje y gamberra que recuerdas?

Aquí menciono ex aequo dos películas de 2015. La primera es Mad Max Fury Road, del gran George Miller. Salvaje como ella sola, un viaje en montaña rusa, dotada de un poderío narrativo fuera de serie. Peliculón sin paliativos que me atrapa sin remedio. La segunda es Hardcore Henry, del muy interesante Ilya Naishuller, que además de salvaje es muy gamberra y tiene la deliciosa virtud de no tomarse en serio a sí misma. Excesiva y con escenas de acción sublimes. 
Accésits para las dos películas de Crank dirigidas por los antaño molones Mark Neveldine y Brian Taylor (2006 y 2009), dos películas con un montaje prodigioso y que dialogan muy bien con la ya mencionada Hardcore Henry.
- ¿Cuál es tu escritor favorito del género?

Actual Stephen King. Encasillarlo en el terror es realmente injusto, porque ha escrito delicias como 22/11/63 o La cúpula que se adentran de lleno en la ciencia ficción, o Mr. Mercedes, en el género policíaco. 
Clásico Richard Matheson. Su Soy leyenda es imprescindible, así como El increíble hombre menguante, y absolutamente todo lo que escribió para esa obra maestra de la televisión que es la serie The Twilight Zone. 
En ciencia ficción… es imposible que pueda mencionar a un solo escritor. Asimov, Clarke, Dick, Heinlein, Bester, Leiber, Niven, Pournelle, Disch, Le Guin, Anderson, Budrys, Gibson… y muchos más…

- ¿Cuál sería tu grupo o solista musical favorito dentro del fantástico y el terror?

Dentro del terror la sencilla pero muy efectiva electrónica de John Carpenter en sus bandas sonoras a lo Juan Palomo. Dentro del fantastique… pongamos a Tangerine Dream, grupo que destacó sobremanera en los 70 y primeros 80 grabando unos discazos planeadores para la Virgin que son canela en rama, y con bandas sonoras tan recomendables como la de Ojos de fuego (Mark L. Lester, 1984), o Ladrón (Michael Mann, 1981).

- ¿Cuál es tu comida favorita? (puedes indicar hasta tres platos distintos) ¿Y la bebida?

La paella de marisco con muchos ingredientes, el pollo con curry que cocina mi pareja (que le sale genial) y de postre un helado de caramelo Chimos con sabor a mora (que el día que se pongan en serio a sacar algo así se van a forrar pero bien). Para beber, agua. Tuve una relación puntual con las bebidas carbonatadas, pero se perdió la chispa con ellas. Tuvimos que hablar y no fui yo, fueron ellas. Las respeto mucho pero ya no las trago.

- ¿Crees en el más allá? ¿Piensas que hay algo más que este mundo?

No y no. Ojalá existiera algo más, sobre todo por compensar la inmensa estafa vital que supone vivir, con suerte, algo más de 100 años (y de media bastantes menos). Todo es de una desproporción extrema en los parámetros que nos ha tocado vivir en nuestras coordenadas cósmicas: habitamos en una minúscula gota azul en medio de la mayor de las inmensidades concebibles. Tanto espacio disponible para ser explorado y habitado… y tan nulos recursos tecnológicos para llevar a cabo esa tarea, junto a un lapso de vida realmente ridículo. Saber que hay maravillas que aguardan una eternidad para ser descubiertas, y solo disponer un tiempo bruto de un siglo de vida. Entiendo el consuelo que para muchos supone la existencia de un Más Allá, ojalá lo tuviera yo también, pero no hay pruebas de nada similar. Somos insignificantes como especie, y tan poco evolucionados que no sabemos convivir en paz el brevísimo tiempo que se nos ha asignado. Nos inventamos el consuelo de la religión, y hete aquí que esa idea infantil tiene éxito a lo largo de toda la historia de la humanidad. De traca. 




viernes, 14 de junio de 2024

Mis tres favoritas de... Chuck Norris


 Oscar Villalta

“Furia silenciosa” (“Silent Rage”, 1982), de Michael Miller.

"La ciencia ha creado un horror imparable. Chuck Norris debe destruirlo"... ¿Cómo no va a ser mi peli favorita de Chuck?... Aún me recuerdo de niño mirando embobado el cartel en el cine de verano...Y salir después extasiado. El director, Michael Miller, era un tipo realmente oscuro. Su primer trabajo fue un grindhouse salvaje llamado "La celda de la violación", con Tommy Lee Jones, después vino esta “Furia silenciosa” con la que se le auguraba una brillante carrera. pero no. Destino televisión de por vida. Pero nos dejó esta joya, que posiblemente sea la única película en la historia que tiene todos los elementos que me gustan: científico loco, peleas de taberna, moteros, rangers de texas,  asesino en serie, zombie, o un infectado con capacidad de auto recuperación, gore, buenos impactos de bala, un pequeño romance con vaciladas muy grandes y, por supuesto, artes marciales de la vieja escuela ejecutadas por el más grande. Sin CGI ni tonterías...A ver, ¿Quién da más?

“Delta Force” (“The Delta Force”, 1986), de Menahem Golan.

Los mandamases de la Cannon tirando la casa por la ventana, lograron reunir un elenco internacional potentísimo, que fue toda una declaración de intenciones. Por supuesto. Aquello no era una película de acción, era mucho más. Y por eso, su dilatadísima duración, se compone de dos partes: la primera, narra el secuestro de un avión con todo lujo de detalles, donde se desata el lucimiento dramático de las estrellas antes citadas; pero la segunda parte...¡mamma mia!...llegan Lee Marvin y Chuck Norris a romperlo todo con una brutal exhibición de vehículos, armas de última generación, trajes chulos y bombas de todos los tamaños y colores, con el propósito de liberar a los rehenes de las garras de un siniestro Robert Forster y su pandilla, quienes ya estaban condenados desde el segundo cero. Eso sí, todo filmado muy bonito, con sentido de la maravilla y esa música de Alan Silvestri que acompaña de por vida a quienes la hemos gozado.

"McQuade, lobo solitario" (“Lone Wolf McQuade”, 1983), de Steve Carver.

Otro ranger de texas para el señor Norris en su etapa pre Cannon, con todo el sabor del cine de acción a la vieja usanza, que además se apoyaba en David Carradine para lucir star system y cartel. Es cierto que es lenta en algunos pasajes, pero los momentos de violencia seca están muy logrados, y hay que reconocer que Carradine impone como villano de la función,  y aunque tal vez el deseado enfrentamiento final debería haber sido más dilatado y agresivo, es toda una gozada, y además por partida doble, con todo ese eco nada velado de spaghetti western, con muchos parámetros fácilmente reconocibles, el mayor de ellos, la certera banda sonora de Francesco de Masi, que hace subir muchísimos enteros el show, al igual que la presencia de una bellísima Barbara Carrera en su prime, y una ajustada dirección de Steve Carver, realizador al que Norris ya conocía por su anterior película juntos : "Golpe por golpe" (1981), una de polis peligrosos, muy, muy chula.

Fernando Rodríguez Tapia

“El Templo del Oro” (“Firewalker”, 1986), de J.L. Thompson.

En pleno renacimiento del cine de aventuras en la década de los ochenta, J. Lee Thompson firmó para la Cannon el desvergonzado díptico centrado en el personaje de Allan Quatermain y este reivindicable título que mereció alguna continuación más. Norris y Gossett formaron una pareja estupenda donde la compañía de Melody Anderson nunca desentonaba. Una película trepidante con abundantes dosis de comedia, algún insólito momento crepuscular y un marcado tono de cine B que la diferencia de otras películas similares de la época. Y no podía faltar el gran John Rhys-Davies, el actor aventurero por excelencia, en una aparición magnífica.

“El Furor del dragón” (“Meng long guojiang”, 1972), de Bruce Lee.

La ópera prima de Bruce Lee como director y guionista es una macedonia imposible de géneros a la par que insólita ambientada en Roma: thriller, comedia, romance, artes marciales... El resultado es un clásico indiscutible del género con un combate final en el Coliseo entre Lee y Norris que supone uno de las escenas icónicas en la trayectoria de ambos actores y del propio cine marcial. Por lo demás una película que empezamos a valorar cuando se pudo ver en copias aceptables magníficamente restauradas. 

“Invasión U.S.A.” (“Invasion U.S.A.”, 1985), de Joseph Zito,

Con Zito, Carver y Davis, Chuck Norris realizó sus películas más aceptables en la década de los ochenta. Y por encima de ellas destaca esta alocada apología antisoviética que cumple perfectamente el ideario político de la época y que vista en la actualidad supone un film abiertamente transgresor. Una invasión terrorista en suelo americano capitaneada por el temible Mikhail Rostov es detenida por el implacable exCIA Matt Hunter con la inestimable ayuda del guionista James Bruner quien coloca a nuestro héroe en el lugar indicado cada vez que hay un ataque contra objetivos civiles. El resultado es un film de acción desbocado, ideológicamente extremo y enloquecidamente bizarro facturado para deleitar a la cinefilia menos acomplejada.

Oscar “Woody” Correa

“Walker, Texas Ranger” (“Walker, Texas Ranger”, 1993-2001), de Christopher Canaan, Leslie Greif y Paul Haggis.

La serie sigue las aventuras de Cordell Walker (Chuck Norris), un ranger de Texas que utiliza sus habilidades en las artes marciales (muy clásico en Texas) y un gran sentido de la justicia para combatir el crimen en el estado de Texas. La clave y el giro absoluto de la serie (que superó los 200 episodios) es que Walker es un ranger de Texas pero con habilidades brutales en artes marciales y por tanto proliferan (por suerte) numerosas escenas de acción y combate en todos los capítulos, con Norris realizando muchas de sus propias acrobacias y sus ya típicas coreografías de lucha. “Walker, Texas Ranger” (el nombre se debe decir siempre completo) es un fenómeno cultural en toda regla y un programa que debe estar siempre presente en los canales temáticos tipo MEGA para que te lo puedas encontrar a cualquier hora del día. Tras la serie, Chuck Norris se ha convertido en un mito, meme, personaje total, ícono de la televisión de acción, y la imagen pública de Chuck Norris se asocia desde ese momento estrechamente con la serie, cuando se pone/busca una foto de Chuck Norris, se elige ya normalmente la de “Walker, Texas Ranger”.

“El Furor del dragón” (“Meng long guojiang”, 1972), de Bruce Lee.

Chuck Norris interpreta a Colt, un experto en artes marciales contratado por la mafia para derrotar a Tang Lung (Bruce Lee), y que durante la película tiene muy pocas líneas de diálogo, ni falta que hacen. Bruce Lee había pensado en él como oponente tras haber entrenado juntos en Los Ángeles unos años antes, tras  haberse conocido después de la victoria de Chuck Norris y obtener el título de campeón mundial de karate, y justo después de que Bruce Lee ya hubiera realizado un par de películas de artes marciales en Hong Kong. El personaje de Chuck Norris se presenta como el clásico jefe de final de pantalla, y a pesar de ser el antagonista, no es un villano clásico, sino más bien un oponente honorable, que destaca también por sus habilidades marciales como Lee pero con su propio estilo Chuck Norris. La pelea con Bruce Lee en el Coliseo de Roma es legendaria, con una coreografía mezcla de karate, el estilo de Norris, y el kung fu de Lee, resaltando las diferencias y la eficacia de ambos estilos contrapuestos (o no), y significando el respeto que ambos personajes tienen por las habilidades del otro. Sin duda magia pura y referencia de referencias.

“Desaparecido en combate” (“Missing in Action”, 1984), de Chuck Zito.

Chuck Norris interpreta en este absoluto clásico de los 80 al coronel James Braddock, un veterano de la Guerra de Vietnam, duro y determinado, y motivado también como en “Walker, Texas Ranger” (siempre todo junto) por un fuerte sentido de justicia y la necesidad de rescatar a sus compañeros prisioneros. La actuación de Norris en esta película se apoya también en la línea base de su filmografía, sus habilidades de combate y las secuencias de acción, añadiendo las armas además de las peleas. Además de la acción, Chuck Norris añade también el punto de alguien profundamente afectado por sus experiencias en la guerra y la pérdida de sus compañeros. La presencia en pantalla de Chuck Norris y su carisma natural ayudan a consolidar este personaje como un héroe de acción creíble y que ha marcado a una generación de EGB. Su interpretación es también un símbolo del soldado estadounidense que lucha por sus compañeros y sus traumas. La película es en resumen un emocionante viaje de combates y tácticas militares que elevaron a Chuck Norris como ese héroe de acción emblemático de los años 80 que hemos mencionado ya.

Malina Murnau

"Furia silenciosa" ("Silent Rage", 1982), de Michael Miller.

Creo que ésta debe ser la película que más veces he visto de este actor. Y he visto muchas de él ya que era uno de los favoritos de mi padre, y a mi hermano también le gustaba bastante. Y de ahí mi gusto por las películas de acción y que me gusten actores de este género. Los que me conocen saben de sobra que me quedaría con Sylvester Stallone como hombre de acción, pero hoy le toca al señor Norris, así que me quedo en primer lugar con este film que intenta mezclar terror con acción y no lo hace mal, mi favorita de él. Y donde podemos ver a Stephen Furst (desmadre a la americana)

"El héroe y el terror" ("Hero and the Terror", 1988), de William Tannen.

Pues se parece a la primera que he puesto, y me suelo equivocar con los títulos de ambas películas. Esta trata de un asesino en serie de mujeres que escapa de la cárcel, donde Norris lo encerrara tres años atrás. Y ahora le tocará de nuevo cazar al asesino.

"Golpe por golpe" ("An Eye for an Eye"1981), de Steve Carver.

Aquí te lo pasas bien viendo como Chuck va dando patatas y mamporros a los malos y encima sale Christopher Lee. Quién puede pedir más para una película de acción. Creo que nadie puede decir “yo no vi nunca esta película”. De las mejores de este héroe de acción.

Alfonso Romero

“Código de silencio” (“Code of Silence”, 1985), de Andrew Davis.

Justo antes de presentar en sociedad a Steven Seagal con “Por encima de la ley” (1988), Andrew Davis realizó esta cinta al servicio de Chuck Norris que se sitúa muy por lo alto de las películas que interpretaba el arte marcialista por aquellos años. Partiendo de un guion escrito para formar parte de la saga de Harry Callaham, una vez rechazado por Eastwood fue reescrito para Norris, quien está más comedido y mucho mejor como actor gracias también al buen hacer de Davis.

“Invasión U.S.A.” (“Invasion U.S.A.”, 1985), de Joseph Zito.

Curtido en el cine porno y de terror en los setenta, Jospeh Zito realizó en los ochenta, en plena era Reagan, algunos de sus títulos más exitosos con cintas de acción macarrónica deudoras de los blockbusters de Stallone y Schwarzenegger. “Invasión U.S.A.” viene a ser la hermana chabacana (por así decirlo) de “Amanecer rojo” (1984) de John Milius. La portada con Norris luciendo camisa vaquera sin mangas y disparando dos armas automáticas es por derecho propio (para bien y para mal) un símbolo de su época.

“El poder de la fuerza” (“Breaker! Breaker!”, 1977), de Don Hulette.

La primera película que contó con Chuck Norris encarnado al personaje principal fue esta sencilla y modesta producción que bebía claramente de filones y éxitos comerciales de la década como las películas de justicieros rurales tipo “Pisando fuerte” (1973) o las cintas de camioneros que alcanzaron sus mayores éxitos con “Los caraduras” (1977) y “Convoy” (1978). A su manera un pequeño clásico de la hicksploitation donde no falta ninguno de los clichés de este tipo de películas, a la vez que lanzadera para su protagonista quien reinaría en la taquilla en la década siguiente.

Miguel Romero

Chuck Norris fue durante la década de los ochenta, gracias principalmente a la Cannon, uno de los héroes de acción del cine made in USA. En los noventa supo reciclarse en la televisión con el personaje de Walker Texas Ranger que alcanzó, nada menos, hasta las nueve temporadas (aunque también es cierto que en muchos episodios salía poco, cediendo el protagonismo a otros artistas marciales más jóvenes), que fue compaginando con esporádicas series B o haciendo algún que otro cameo en el cine. De su filmografía resaltaría:

"McQuade, lobo solitario" (“Lone Wolf McQuade”, 1983), de Steve Carver.

Tras “Golpe por golpe” (1981), Steve Carver volvía a dirigir a Norris en esta producción, la mayor en la que se vio envuelto el realizador, que venía de rodar películas de explotación para Roger Corman y cuya carrera siguió siempre entre los márgenes del cinema bis.

Chuck Norris y David Carradine no podían ser más diferentes. El primero era un artista marcial que, al igual que su amigo Bruce Lee, probó suerte en el cine, un tipo recto y disciplinado. El segundo un actor (siguiendo la tradición familiar) que tuvo que aprender algunas mañas para su personaje en la serie “Kung Fu” (1972-1975), y con bastante afición a las juergas. Obviamente no se llevaban bien. Además del golpe que, dicen, se le escapó a Norris, éste alegaba de Carradine que tenía de artista marcial lo que él de actor. Carradine tampoco tenía buenas palabras para su compañero, ya que nunca salían juntos de marcha.

Junto a ellos, actores usuales de aquellos años como Leon Isaac Kennedy o la fugaz sex symbol Barbara Carrera. Y otros tan habituales de la década anterior como L.Q. Jones y R.G. Armstrong, dos buenos amigos de Sam Peckinpah.

“Código de silencio” (“Code of Silence”, 1985), de Andrew Davis.

Para muchos la mejor película de nuestro protagonista de hoy. Lo que hacen un buen guion (originalmente para una nueva entrega de Harry Callahan pero que no gustó a Clint Eastwood) y un buen director de acción como Andrew Davis. Con Henry Silva, que también volvería a interpretar al villano en la siguiente cinta de Davis, “Por encima de la ley” (1988).

“Los valientes visten de negro” (“Good Guys Wear Black”, 1978).

Segunda película de Norris como protagonista, aquí a las órdenes de un realizador con bastante experiencia en la pequeña y gran pantalla, Ted Post. Con la famosa escena del salto con patada que atraviesa el parabrisas de un coche.

Alfonso Carlos López

“El Templo del Oro” (“Firewalker”, 1986), de J. Lee Thompson.

Película de aventuras donde Norris encarnará a un arqueólogo (Max Donigan) que deja el oficio con su compañero Leo Porter por una serie de fracasos y desavenencias. Una atractiva rubia, llamada Patricia Goodwin, les persuade para que se unan a su expedición en la búsqueda de un tesoro azteca. Tiene todos los ingredientes de este estilo de films y además un maligno espíritu protegerá el tesoro. La cinta es realmente es divertida e interesante, con un Chuck Norris muy en el papel de este tipo de aventureros.

“Furia silenciosa” (“Silent Fury”, 1982), de Michael Miller.

Trata sobre experimentos humanos en la que tres mad doctors en un hospital de Texas buscan la regeneración celular. Curan a una persona de sus heridas y lo convierten en un psicópata y en un ser indestructible.  Este ser escapa del hospital y empieza una ola de terror. El sheriff local, Dan Stevens (Chuck Norris), se enfrentará con él. Acción trepidante y el tema de los experimentos humanos hacen de este film algo muy inquietante. Además, siempre me han parecido muy atrayentes las películas de ciencia ficción y de terror con científicos o médicos locos de por medio.

“El héroe y el terror” (“Hero and the Terror”, 1988), de William Tannen.

Danny O'Brien es un policía de Los Ángeles que se enfrenta a un psicópata, deforme y gigantesco que vive en un edificio abandonado apodado el Terror y que mataba mujeres. Fue detenido hace tiempo por él y es considerado un héroe por esa detención. El citado demente se ha escapado del psiquiátrico donde estaba internado y se quieren vengar de O´Brien y ha vuelto a asesinar. Es un thriller de acción ochentero y aquí Norris tiene un registro más dramático en su papel, sin olvidarnos de la acción que sabe interpretar magistralmente.


Eduardo Álvarez Cónsul

"McQuade, lobo solitario" (“Lone Wolf McQuade”, 1983), de Steve Carver.

McQuade (Chuck Norris) es un ranger de Texas que se las tiene que ver con el gánster Rawley Wilkes (David Carradine), que ha secuestrado a su hija.

En el reparto también aparecen la guapa Barbara Carrera, Roger Beltran,

Leon Isaac Kennedy, L.Q. Jones y R.G. Armstrong.

“El furor del dragón” (“Meng long guo jiang”, 1972), de Bruce Lee.

Esta película de artes marciales siempre será recordada por la llamada 

"Lucha del siglo" entre Bruce Lee y Chuck Norris en el coliseo romano.

Entre los actores que aparecen en este clásico del cine de artes marciales aparecen Robert Wall y las hermosas Nora Miao como empleada del restaurante chino y Malisa Longo como prostituta callejera romana. En su estreno en España fue recortada por la censura franquista.

" Furia silenciosa" (“Silent Rage”, 1982), de Michael Miller.

En esta película Chuck Norris es un sheriff que se las tiene que ver con una especie de monstruo de Frankenstein, además de con unos motoristas bastante bordes.

Jose Manuel Sarabia

“Furia silenciosa” (“Silent Rage”, 1982), de Michael Miller.

Esta historia que enfrenta a nuestro protagonista a una especie de zombie Terminator (dos años antes del estreno de la criatura de James Cameron) es posiblemente una de las pelis menos populares de Chuck Norris, pero también es la que más cerca a coordenadas del fantástico que podemos encontrar dentro de su filmografía. De hecho, por supuesto que es un vehículo para el lucimiento de Norris, anticipándose a un tipo de personaje como el que interpretaría en su serie “Walker, Texas Ranger”, pero que se adentra de lleno en el género de terror y, como resultado, no se parece a ninguna otra película de nuestro protagonista (al menos que un servidor haya visto).

“Invasión U.S.A.” (“Invasion U.S.A.”, 1985), de Joseph Zito.

Si en "Amanecer Rojo" (1984) de John Milus se nos plantea una hipotética invasión comunista en los Estados Unidos con toda la violencia y tensión dramática que ello conlleva, “Invasión USA” daba un paso más allá al convertir esa misma invasión en un cómic de acción protagonizado por nuestro hierático protagonista. Tiroteos, barrios enteros demolidos, mucha diversión en forma de munición y un villano interpretado por un Richard Lynch pasado de vueltas (no le conozco muchos más registros a este gran actor). Uno de los greatest hits de Chuck Norris que nadie debería perderse.

“El Templo del Oro” (“Firewalker”, 1986), de J. Lee Thompson.

Si alguien creía que Chuck Norris no salía de su zona de confort o que no tenía vis cómica, seguramente se extrañará con una rara avis dentro de su filmografía como es este “Firewalker” o como se tituló aquí, “El Templo del Oro”. Dirigida con oficio por un J. Lee Thompson en los estertores de su carrera (en la Cannon, además), la cinta es una simpática explotación de Indiana Jones (aunque es más parecida incluso a la explotación de la explotación, es decir, a “Tras el corazón verde” de Robert Zemeckis). La peli no deja de ser un tebeo de aventuras protagonizado por dos soldados de fortuna convertidos en cazadores de tesoros que aceptarán el encargo de una belleza como lo era Melody Anderson. Además, la química entre Norris y Louis Gossett Jr. es francamente destacable

Joanna

“Delta Force” (“The Delta Force”, 1986), de Menahem Golan.

Del cine de Fassbinder al de la Cannon hay un salto mortal sin red ni pértiga. Hanna Schygulla forma parte de un heterogéneo y heterodoxo reparto donde viejas y no tan viejas estrellas de Hollywood y de Europa comparten planos con actores propios del cine de acción y serie B. Un bizarro mix entre la saga de “Aeropuerto” con las action movies propias de la productora del film al caso.

Lee Marvin y Chuck Norris, pasado y presente del cine de acción, encabezan esta cinta de género hinchada que no era sino un remake de “Operación relámpago” (1977), film que el mismo director había perpetrado en los setenta en Israel. Transmutando la estrella de David por las barras y estrellas. Revanchista la original, reaccionaria la otra, pero tan excesiva que se hace la mar de divertida.

“Golpe por golpe” (“An Eye for an Eye”, 1982), de Steve Carver.

Un cast tan atractivo como extraño (Christopher Lee, Richard Roundtree, Mako, Matt Clark, el profesor Toru Tanaka) acompaña en este thriller criminal a un Chuck Norris a quien le faltaba muy poquito para convertirse en uno de los héroes de las películas de los ochenta. Una década que, para escarnio de algunos y no pocos, encontró nuevas caras, y cuerpos, para el cine de acción antes en los gimnasios que en las escuelas de interpretación. El culturismo, el gim-jazz o el aerobic se ponían de moda y se imponían en los medios, y todo ello salpicó, eyaculó, en la gran pantalla. El cine comercial, al igual que el porno, se llenó de cuerpos trabajados, musculados, contorneados y sudados para deleite del/de la espectador/a más voyeur.

" Furia silenciosa" (“Silent Rage”, 1982), de Michael Miller.

Película propia de cines de programa doble o salas de reestreno, aquellos donde se comían pipas en lugar de palomitas, y la cantimplora con Casera se anteponía a la lata o botella de Coca Cola. Irresistible cruce entre thriller de acción ambientado en un pequeño pueblo estadounidense, donde hay hasta Ángeles del Infierno armando gresca, y película de terror con mad doctors y criatura monstruosa de por medio. Chuck Norris se la tendrá que medir aquí con un gigantón difícil de abatir que no tiene nada que envidiar al Jason Vorhees de la saga de Viernes 13.

Jesús Manuel Molina Pérez

Como muchos de mi generación, conocí a Chuck Norris en el cine de verano metido en la piel de "Chock el fiera" luchando contra "ese al que llaman BriusLi" en “El furor del dragón” (1972). A partir de ahí con Norris me ocurrió como con Charles Bronson, es decir, dividí su filmografía en dos partes, todo lo que hizo antes de Cannon y lo que hizo a partir de Cannon, por lo que elegir tres pelis suyas como favoritas  me resulta difícil porque precisamente me gustan todas excepto dos o tres, pero allá vamos.

“Hitman” (“The Hitman”, 1991), de Aaron Norris.

Es una peli que me cogió de sorpresa, no me esperaba encontrarme a un Chuck Norris tan macarra, tan incorrecto, tan bestia creando un personaje realmente oscuro, aunque intenten humanizarlo un poco a través de la relación de amistad con un chico que sufre acoso.  Una subtrama que luego sería desarrollada y convertida en el tema principal de “Juntos para vencer” (1992).

"El héroe y el terror" ("Hero and the Terror", 1988), de William Tannen.

O “El fantasma de la ópera” adaptado a la personalidad de Chuck Norris. Una película que cuando la vi siendo adolescente me pareció más una peli de terror (ese Simon Moon en el tío vivo, caminando a contraluz por los bajos de un muelle o conviviendo con cadáveres putrefactos) que de acción. Esta peli debió tener cierta influencia en el cine de Hong Kong porque su banda sonora fue robada y reutilizada en varias producciones de la ex-colonia, como “The Killer” (1989) de John Woo o algunos policiacos de Danny Lee para su Magnum films.

“El poder de la fuerza” (“Breaker! Breaker!”, 1977), de Don Hulette.

Una peli muy gamberra, grindhouse puro y duro con Chuck Norris intentando encontrar a su hermano asesinado por un grupo de paletos salvajes en un pueblo perdido en lo más profundo de los USA. Aquí todavía Chuck Norris parecía querer meterse en la piel de Clint Eastwood y eso le restaba puntos a las películas de su primera etapa, pero el punto gamberro las hacía diferentes.

Roberto García

"McQuade, lobo solitario" (“Lone Wolf McQuade”, 1983), de Steve Carver.

Norris interpreta aquí a un ranger de Texas que tras separarse vive solo, en una cabaña semiabandonada, con un lobo de mascota y hartándose de cervezas. Lo cual no quita para que se relacione aún con su exmujer y con su hija a las que visita habitualmente. La presencia del malo de turno, interpretado por un genial David Carradine, y diversas circunstancias harán que su jefe le asigne un compañero con el que deberá trabajar. Peleas a mamporros, persecuciones espectaculares, y un final esperado e inevitable, hacen de ella una cinta de lo más entretenida. A destacar también la banda sonora de Francesco de Masi que le da cierto aire de spaghetti western.

"Código de silencio" (“Code of Silence”, 1985), de Andrew Davis.

Un policíaco interpretado por Chuck Norris y Henry Silva. Sólo con ver esto, ya sabe uno que se lo va a pasar pipa. Norris interpreta a Eddie Cusack, un duro sargento cuyos métodos son conocidos en el cuerpo por ser de lo más determinante. Investiga la muerte de dos policías, que resultaron asesinados en una misión en la que se involucraron para descubrir una gran venta de cocaína. Silva por su parte, lo hace de lujo en el papel de villano. Estamos ante una película bastante seria, aunque no faltan las escenas típicas de puñetazos y peleas varias. Puro entretenimiento.

"Invasión U.S.A." (“Invasion U.S.A.”, 1985), de Chuck Zito.

En esta nos encontramos con otro personaje de Norris (Matt Hunter) que vive alejado de la sociedad, trabajando de cazador de cocodrilos, y con pocas ganas de relacionarse con la sociedad. Cuando reaparece Mikhail Rostov, un peligroso terrorista interpretado por Richard Lynch, Hunter tendrá que volver ya que aquél, con un grupo muy numeroso de terroristas y mercenarios, ha comenzado una campaña de terror en los Estados Unidos. No faltan las peleas, persecuciones y tiroteos a lo largo del metraje.

Emilio Malet

Saga “Desaparecido en combate”.

La verdad es que me cuesta distinguirlas entre ellas, sobre todo las dos primeras que por lo visto se estrenaron al revés. Pero sí tengo grabadas en la memoria algunas escenas, como la de la tortura con la rata, o la hostia que le pega Chuck Norris a un tipo que huye y al que espera tranquilamente para estirar el brazo a su paso y dejarlo K.O. Las Películas, como bien nos recordaban Los Nikis en “No vuelvo a ir a Benidorm”, siempre las ponían en el autobús de las excursiones del colegio y todos alucinábamos con ellas. Una de las sagas de mi infancia.

“Delta Force” (“The Delta Force, 1986), de Menahem Golan.

Otra de esas películas que nos ofrece lo que hemos venido a buscar, encima con un buen reparto que además de Chuck Norris cuenta con Lee Marvin o Martin Balsam entre otros. Los malos son Muy Malos y los buenos tiene los huevos del tamaño de Texas. La acción está muy bien rodada, incluyendo momentos de tensión que nos aportan una buena dosis de adrenalina. Gran banda sonora de Alan Silvestri que redondea la acción.

"Invasión U.S.A." (“Invasion U.S.A.”, 1985), de Chuck Zito.

Aunque más floja que las anteriores, mantiene el nivel en cuanto a testosterona y nos presenta el que para mí es el mejor personaje (con permiso de Lobo Solitario McQuade) de Chuck Norris. La Imagen de Hunter con la camisa vaquera y las dos Uzis es la “Mona Lisa” de la Canon. La película es más de lo mismo (gracias a Dios), con los rusos invadiendo Estados Unidos y cometiendo el fatal error de no contar con que Hunter (Chuck Norris) vivía allí.

Pepe Torres

Carlos Ray Norris nunca necesitó actuar para trascender su condición de multicampeón de artes marciales y adentrarse en territorios de icono pop, tras su etapa de héroe indestructible y eternamente circunspecto. Y aunque a lo largo de su carrera cinematográfica casi nunca estuvo en manos de grandes directores que diesen forma a sus films (con algunas notables excepciones que figuran entre mis elegidas, y algún otro como J. Lee Thompson o Andrew Davis), nos ha legado una obra muy revisitable y disfrutable. Me quedo con su fase anterior a la Cannon, que incluye un puñado de títulos que fueron dando forma a su imagen pétrea. “Chuck Norris es el único hombre que puede luchar consigo mismo y ganar.”

“El furor del dragón” (“Meng long guo jiang”, 1973), de Bruce Lee.

Abro con el emblemático enfrentamiento entre Lee y el pecholobo Colt en el Coliseo, cual lobo-hombre en Roma, que aunque no hubiese rodado nada más, le metería de cabeza en las antologías del cine de artes marciales. “La Gran Muralla China se levantó para mantener a Chuck Norris alejado. No funcionó.”

“Los valientes visten de negro” (“Good Guys Wear Black”, 1978), de Ted Post.

Hay cosas que influyen decisivamente en nuestra apreciación de las cosas, y una de ellas (quizá la principal) es el momento o las circunstancias vitales, para integrarse en nuestra educación sentimental. Mi primer Chuck, en el cine de pueblo, entre pipas. Y además de conspiraciones setenteras, que es un subgénero que me chifla. “Chuck Norris puede estornudar con los ojos abiertos.”

“McQuade, lobo solitario” (“Lone Wolf McQuade”, 1983), de Steve Carver.

Un Texas Ranger no llamado Walker se enfrenta al gran Kwai Chang Caine en El Paso con la ayuda en el guion de John Milius (proyectando la largas sombras de Leone y Peckinpah, reforzada con la presencia de L.Q. Jones y R.G. Armstrong). Steve Carver, cuánto te echo de menos... “Al séptimo día, Dios descansó. Y Chuck Norris tomó las riendas.”









miércoles, 12 de junio de 2024

La mansión de los fantasmas


Juego de tablero de pequeñas dimensiones populares de los años 80


No les faltaba ningún detalle. De FeberJuegos.

Dejo vídeo para verlo por dentro.

https://www.youtube.com/watch?v=iO_hydF1Ugg


 

sábado, 8 de junio de 2024

Mis tres favoritas de... Donald Sutherland


 Miguel Romero

A punto de cumplir los 89 años de edad, Donald Sutherland sí que resulta imparable, ya sea en grandes producciones tipo “Los juegos del hambre”, en películas de serie B, o en trabajos para televisión (sobre todo en series). De su inmensa filmografía resulta difícil quedarse sólo con tres.

“La mejor oferta” (“La migliore oferta”, 2013), de Giuseppe Tornatore.

Con un reparto internacional (aunque formado principalmente por actores británicos), con el australiano Geoffrey Rush y el norteamericano Donald Sutherland como principales nombres, el aclamado realizador de “Cinema Paradiso” (1988) consiguió uno de sus mejores trabajos. Una película casi, casi perfecta.

“Johnny cogió su fusil” (“Johnny Got His Gun, 1971), de Dalton Trumbo.

Sutherland en el papel de un hippie que va de profeta en plan Jesucristo es uno de los secundarios que acompañan a Timothy Bottoms, junto a Jason Robards o el problemático Don “Red” Barry.

Tras ser uno de los más perjudicados por la caza de brujas del senador McCarthy, Dalton Trumbo volvía a poder trabajar en el cine con su verdadero nombre gracias a Kirk Douglas (y sus cojones), Stanley Kubrick y Otto Preminger. Incluso se puso tras las cámaras para llevar a las pantallas su novela “Y Johnny cogió su fusil” (con ayuda de Buñuel en la adaptación de ésta).

El mayor alegato sobre el sinsentido de la guerra. Rodada en blanco y negro, una película dura, que a nadie deja indiferente, y con uno de los finales más crueles jamás filmados.

“Klute” (“Klute”, 1971), de Alan J. Pakula.

Thriller propio de su época y de su director. Protagonizado por Janes Fonda, que ganó el Oscar y con quien Sutherland tiene un romance.

Miguel Algol

"1900" ("Novecento", 1976), de Bernardo Bertolucci.

En esta gran película coral que trata sobre la convulsa historia de Italia en la primera parte del siglo XX, Sutherland encarna magistralmente a Attila, el jefe de una banda fascista al servicio de los grandes terratenientes. Desde la perspectiva política comunista del director de la película, los fascistas italianos eran personas crueles, despiadadas y arribistas, y Sutherland borda su inquietante papel con una gran gama de matices psicológicos. Una actuación realmente excepcional, que convierte a su personaje, formalmente secundario, en uno de los elementos centrales de la película.    

"Ha Llegado el Águila" (The Eagle Has Landed", 1976), de John Sturges.

En esta gran película bélica -que ya he elegido a la hora de tratar de Michael Caine, su protagonista- Sutherland interpreta al cínico Liam Devlin, un luchador irlandés por la independencia de su país que ha decidido aliarse al III Reich contra el enemigo común británico. De nuevo Sutherland llena al personaje de rasgos psicológicos profundos y muy interesantes.  

"El ojo de la aguja" ("Eye of the Needle", 1981), de Richard Marquand.

Para mí en este drama de trasfondo bélico Donald Sutherland alcanza sus más altas cotas como actor. En este caso interpreta a Faber, un implacable y mortífero agente alemán infiltrado en Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial. Sutherland consigue dar al personaje una dimensión humana conmovedora e inolvidable.

Joanna

“Como plaga de langosta” (“The Day of the Locust”, 1975), de John Schlesinger.

An English Man in New York... bueno, en Hollywood... El londinense John Schlesinger, uno de los jóvenes airados que reinventaron y reelaboraron el cine en el Reino Unido entre finales de los cincuenta y durante los sesenta, marchó a Hollywood para realizar un lote de películas irrepetibles y míticas de su periodo, como “Cowboy de medianoche” (1969), “Marathon Man” (1976), o esta maravillosa “Como plaga de langosta”, que Donald Sutherland protagonizó junto a una increíble Karen Black. Una ácida mirada hacia la industria hollywoodiense.

Como nota a pie de página: el personaje que interpreta Donald Sutherland se llama Homer Simpson.

"La invasión de los ultracuerpos" ("Invasion of the Body Snatchers", 1978), de Philip Kaufman.

La emisión en los ochenta por TVE un viernes por la tarde (quiero recordar) de los ultracuerpos según Philip Kaufman dejó a los españolitos fuera de combate. La vi aquel día, antes que la de Don Siegel, y reconozco mi deuda y debilidad con esta adaptación de la novela de Jack Finney. Si la de Siegel manifestó la paranoia a la invasión “roja” de los USA en la década de los cincuenta, la de Kaufman era un evidente reflejo de la caótica situación que vivía el país en los convulsos setenta. No hay happy end, no hay asideros, en esta ocasión ni Kevin Mc Carthy va a poder avisarnos, todos estamos condenados.

“Joanna” (“Joanna”, 1968), de Michael Sarne.

Uno de esos filmes pop que sólo pudieron rodarse en suelo británico durante los sesenta. Un éxito arrollador que además condujo a su director, Michael Sarne, al país de las oportunidades, a los USA, para trabajar en Hollywood y adaptar nada menos que el “Myra Breckinridge” de Gore Vidal. Eso sí, se dio una hostia monumental y su carrera en la Meca del Cine no llegaría a más. Al menos nos dejó una cult movie de las de verdad, de las de antes, un clásico indiscutible del camp y el queer cinema con un reparto imposible y unas escenas que calaron hondo entre el público y la crítica.

Fernando Rodríguez Tapia

Una filmografía extensa, versátil y variada repleta de obras memorables donde el actor canadiense ha dejado su impronta.

"La invasión de los ultracuerpos" ("Invasion of the Body Snatchers", 1978), de Philip Kaufman.

Una de las imágenes icónicas en la historia del género fantástico es el grito final de Bennell en el clímax de esta obra maestra. Segunda y excelente adaptación de la novela de Jack Finney muy bien realizada por Kaufman donde el contexto sociopolítico de la época se integra perfectamente en el relato terrorífico que plantea. Otro de sus puntos destacables es su excelente reparto, fundamental para lograr la sensación de miedo in crescendo que se va apoderando de la narración en su desarrollo. Y por último la buena relación que establece con la genial versión de Don Siegel a la que complementa y en ocasiones supera al introducir el relato en un escenario más inquietante como es la ciudad de San Francisco. Inolvidable.

“M*A*S*H” (“M*A*S*H”, 1970), de Robert Altman.

Esta estupenda sátira ambientada en la Guerra de Corea centrada en una unidad médica del ejercito USA sigue funcionando tan bien como en el momento en que llegó a las pantallas. Bajo las formas de una comedia delirante de indudable eco contracultural el film pone en solfa el mundo militar y el absurdo de la guerra mirando sin contemplaciones directamente a un sonado conflicto que vivía la nación en su época. Elliot Gould y Donald Sutherland forman una pareja de indudable (repitieron unos pocos años después en Dos espías a lo loco) encanto cuyas andanzas dentro del campamento y las situaciones que se van desatando anticiparon en casi una década a las comedias provenientes de National Lampoon's y de los ZAZ. Obra premiada y reconocida no solo por la Academia de Cine generó una estupenda serie de TV que mantuvo en la pequeña pantalla el tono del film de Altman.

“Amenaza en la sombra” (“Don't Look Now”, 1973), de Nicholas Roeg.

Una auténtica pesadilla materializada bajo las formas de un magistral thriller terrorífico ambientado en una Venecia inquietante y enigmática, fascinante ambientación y una sensación de misterio que trasciende a la propia película. Los detalles experimentales habituales en la obra de Roeg se integran perfectamente en el relato narrado logrando un eco emocional francamente hipnótico del que es imposible despegarse. Una obra redonda donde el trabajo de Donald Sutherland y Julie Christie brilla entre las terribles sombras mostradas. 

Eduardo Álvarez Cónsul

"Ha llegado el Águila" (“The Eagle Has Landed”, 1976), de John Sturges.

En esta película ambientada en la II Guerra Mundial, Donald Sutherland es un terrorista irlandés expulsado del IRA que es contratado por el Tercer Reich para asesinar a Winston Churchill. En el reparto aparecen Michael Caine, Robert Duvall y Donald Pleasence.

"Klute" (“Klute”, 1971), de Alan J ,Pakula .

En este thriller Donald Sutherland es Klute, un policia que debe de investigar el asesinato de un amigo y se pone en contacto con Bree (Jane Fonda), una prostituta de lujo de la que el amigo Klute era cliente suyo.

"Casanova" (“Casanova”, 1976), de Federico Fellini.

En esta película Donald Sutherland hace del mítico aventurero veneciano Giacomo Casanova, y la coprotagonista es Tina Aumont que hace de Henriette, amante de Casanova.

Oscar Villalta

“Amenaza en la sombra” (“Don´t Look Back, 1973), de Nicolas Roeg.

Toda una odisea psicológica basada en el trastorno provocado por la muerte de un ser querido, donde Venecia se convierte en un lugar aterrador, sin grandes artificios ni trampas visuales. A Nicolas Roeg le bastó un acertadísimo casting para transmitir toda la desesperación que quería, y un subrayado musical perfecto, cortesía de Pino Donaggio, para convertir su obra en una de las cumbres del suspense de la Historia del Cine. Donald Sutherland y Julie Christie brillan hasta deslumbrar y consiguen una identificación plena por parte del espectador, al que se le exige además una inmersión constante para disfrutar a pleno pulmón este juego mental, estructurado a base de recursos de montaje, que no deja indiferente a nadie desde el segundo cero.

"El ojo de la aguja" ("Eye of the Needle" 1981), de Richard Marquand.

Lo que tenemos aquí es una gran novela de espionaje escrita por Ken Follet, y perfectamente materializada por el director de "El Retorno del Jedi", que capta toda la esencia de la historia, haciendo hincapié en el triángulo amoroso imposible formado por un soldado británico impedido, su mujer, y el espía conocido como "La Aguja", un asesino frío y metódico cuyo sadismo no tiene límite, y que precisamente, hallará en su enamorada a la única persona capaz de hacerle frente con sus propias armas.

"El ojo de la aguja" es un film constantemente reivindicado en la actualidad, de maravillosa textura visual, evocadora de clásicos de los setenta como "Chacal" (1973), pero más desenfadado en su desarrollo y con un increíble final.

"La invasión de los ultracuerpos" ("Invasion of the Body Snatchers", 1978), de Philip Kaufman.

De todas las adaptaciones de la novela de Jack Finney, que ya han sido muchas desde que Don Siegel abrió a veda, ésta siempre será mi favorita. De desarrollo pausado, con ese look maravilloso que nos encanta de finales de los 70, y unos efectos especiales que a día de hoy siguen siendo sorprendentes, es la versión más oscura y maligna, con momentos escalofriantes e imágenes que la han convertido en la pieza de culto que es. Mención especial para el ramillete de actores y actrices que se pasean por esta desagradable y metafórica historia de suplantación de personalidades, además del propio Donald Sutherland, que nos conduce como nadie en este tour de force, encontramos nada más y nada menos que a Leonard Nimoy, Brooke Adams, Veronica Cartwright, Jeff Goldblum, Robert Duvall e incluso a Kevin Mc Carthy y Don Siegel, responsables de la también maravillosa versión de 1956.

Alfonso Carlos López

“1900” (“Novecento”, 1976), de Bernardo Bertolucci.

Soberbio papel de Donald Sutherland como Attila Mellanchini, un camisa negra, con una fuerza y una crudeza que impresiona y él da el toque exacto al personaje. Este film tiene su comienzo el 27 de enero de 1901 con el nacimiento en la misma hacienda de dos niños, uno de origen campesino (Gérard Depardieu) y otro (Robert De Niro) nieto del patrón (Burt Lancaster). Traban una gran amistad y se van sucediendo los hechos que acontecieron en Italia en la primera mitad del siglo XX (comunismo, fascismo, guerras mundiales, etc), que culmina en la liberación del país por los aliados y la caída del fascismo. Una superproducción que me fascina.

"La invasión de los ultracuerpos" ("Invasion of the Body Snatchers", 1978), de Philip Kaufman.

Aquí Sutherland da vida magistralmente a Benell, un inspector de sanidad que es capaz de distinguir el comportamiento de las personas y detecta que ya no son lo que eran, también notado por más gente. Es un remake del cásico de terror de 1956 pero en la California de finales de los 70. Por supuesto sigue el tema de las vainas que crecen en el jardín y demás. Una buena película y excelente revisitación de la original.

“Tráfico Humano” (“Human Traficking, 2005).

Miniserie de televisión que aquí se pudo ver de una sola vez, como si de una película se tratara. Muy impactante y espectacular Sutherland en su interpretación del agente Bill Meehan. La acción transcurre en Europa del Este, Filipinas, USA… Un drama humano reflejado muy bien y del que deberíamos concienciar todavía más a los gobiernos y a la sociedad. Si no hubiera quien paga dinero por estas cosas no se traficaría con las personas e incluso con niños. Traza un perfil en el que no sólo las mafias delinquen, sino cualquier ciudadano aparentemente “normal” de los que nunca se sospecharía. Un dentista, por ejemplo, acude a esta vergonzosa práctica de sexo con menores secuestrados. He escogido este film, que como digo trabaja admirablemente este actor, porque me parece que este tipo de aberraciones como el tráfico humano deben ser perseguidas hasta el final y atajadas. De verdad conmociona esta cinta. Imprescindible este tipo de trabajos en el cine para dar a conocer estos hechos.

Rafa Coronel

“Llamaradas” (“Backdraft”, 1991), de Ron Howard.

Creo que es la primera película de la que tengo un recuerdo claro de Donald, además de un magnífico thriller noventero tremendamente olvidado, aunque en su día recuerdo que pegó fortísimo. Y es que además de Donald Sutherland en (otro) personaje secundario no demasiado equilibrado mentalmente, el reparto es cojonudo: Kurt Russell, Scott Glenn, Robert De Niro, uno de los Baldwin que no es Alec…

“Johnny cogió su fusil” (“Johnny Got His Gun, 1971), de Dalton Trumbo.

A pesar de algún que otro magnífico papel protagonista, creo que todos estamos de acuerdo en que Donald Sutherland cuando más ha brillado ha sido siempre de secundario excéntrico. Y cómo olvidarnos de su personaje en esta durísima película, rodada íntegramente en blanco y negro a excepción de las escenas interpretadas por Donald en su papel de Jesucristo onírico. Recuerdo verla en casa de un amigo y después de terminar estar un par de horas sin poder intercambiar palabras. Una de mis películas favoritas de todos los tiempos, pero aun así casi nunca tengo estómago para verla. 

“Los violentos de Kelly” (“Kelly’s Heroes”, 1970), de Brian G. Hutton.

He dudado mucho entre ésta y “Doce del patíbulo”, y aunque quizás haya visto más veces la segunda, creo que el personaje de Oddball es mucho más memorable que su prisionero número 2 (30 años de prisión). Reparto coral para una de las mejores películas de los 70 y de toda la filmografía de Eastwood. Divertidísima, una mezcla cojonuda de película bélica y robo al banco en la que Donald - como siempre - da la nota incluso entre tal caterva de oportunistas y facinerosos.

Emilio Malet

“Doce del patíbulo” (“The Dirty Dozen”, 1967), de Robert Aldrich.

Reparto de lujo en esta magnífica película donde a un grupo de peligrosos militares condenados se les ofrece la posibilidad de conmutar sus largas condenas (algunos con cadena perpetua o incluso a muerte) a cambio de llevar a cabo una misión suicida, asaltando una mansión francesa ocupada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Lo mejor de la película son las situaciones que se crean durante el entrenamiento y la preparación de la misión, sobre todo con las fabulosas interpretaciones de actores como Lee Marvin, Charles Bronson, Telly Savalas o el propio Sutherland entre otros.

 “Los violentos de Kelly” (“Kelly’s Heroes”, 1970), de Brian G. Hutton.

Divertida película de la mejor época para mi gusto de las películas de la Segunda Guerra Mundial, donde un grupo de pintorescos personajes, incluido Sutherland que conduce un tanque Sherman, se ven envueltos en la búsqueda de un oro que descubren que tienen en su poder los alemanes. Una especie de spaghetti western ambientado en la Segunda Guerra Mundial, muy divertida y con un excelente reparto encabezado por Clint Eastwood, que interpreta a Kelly.

“Encerrado” (“Lock Up”, 1989), de John Flynn.

Entretenida película de Sylvester Stallone en la que Frank Leone, un preso que cumple el tramo final de su condena en una cómoda cárcel y en régimen abierto, se ve trasladado a una cárcel de máxima seguridad donde el alcaide, interpretado por Donald Sutherland, decide vengarse de una antigua cuenta pendiente y hacerle la vida imposible en lo poco que le queda de condena. La cinta sin mayores pretensiones gana mucho gracias a la magnífica banda sonora de Bill Conti, que crea una atmósfera de melancolía durante toda la película. Además de la estupenda interpretación de Sutherland, que crea un personaje odioso que nos hace empatizar aún más con el personaje de Stallone.

Pepe Torres

El actor canadiense, aún en activo al borde de los 90, fue construyendo una carrera fascinante desde los roles muy menores y, gracias a una presencia peculiar, destacó en repartos estelares como “Doce del patíbulo” (1967) o “El reparto” (1968) hasta convertirse en uno de los mejores representantes de la contracultura y la protesta setentera y encarnar a innumerables villanos una vez alcanzada la madurez. Como otros actores enormes, ni una nominación a los Oscars. En fin...

“Los violentos de Kelly” (Kelly's Heroes, 1970), de Brian G. Hutton.

Quizá la vertiente menos valorada de su filmografía (poblada por roles más intensos, taciturnos o maquiavélicos) sea su vis cómica, demostrada sin malas vibraciones en una de las grandes comedias bélicas de todos los tiempos (ya quisiera Guy Ritchie...) y usurpando el puesto a “M*A*S*H.” (1970). No puede caber todo, baby.

“Amenaza en la sombra” (Don't look Now, 1973), de Nicolas Roeg.

Y hablando de intensidad, ningún papel más profundamente perturbador y desasosegante que su afligido padre en una Venecia amenazante y fantasmagórica en la obra maestra de Roeg. Nunca he vuelto a ver los abrigos rojos con los mismos ojos.

“Johnny cogió su fusil” (Johnny Got His Gun, 1971), de Dalton Trumbo.

 Aunque su presencia en el film del blacklisted Trumbo, uno de los grandes guionistas de la historia del cine, es también secundario, su Cristo es inolvidable y me sirve para destacar un título excelso del cine setentero y quizá el mejor film antibélico de todos los tiempos. Nunca más necesario que ahora...

Jorge Arincón

"Ciudadano X" ("Citizen X", 1995), de Chris Gerolmo.

Me parece fantástico el papel de Sutherland como cínico coronel soviético en pleno derrumbe del sistema que se sabe manejar entre la inútil burocracia para intentar sacar ventaja. 

Telefilm muy bien hecho con reparto de lujo, acompañan a Sutherland, Max Von Sydow y Stephen Rea. 

Se recrea aquí la historia de la captura de Andrei Chikatilo "el carnicero de Rostov". Film muy bien ambientado, donde se recoge la pobreza, la tristeza y desesperanza de una sociedad sumida en un régimen decadente.

En medio de todo la lucha por capturar a una bestia sin apenas medios.

“Klute” (“Klute”, 1971), de Alan J. Pakula.

Tipico policiaco de los buenos de los 70, en los que abundaron buenas piezas de éste género. 

Uno de los papeles más recordados y premiados de Jane Fonda, muy bien acompañada aquí de Sutherland en el papel de detective.

El sórdido mundo de la prostitución y una historia muy interesante en la que se mantiene la tensión 

"La invasión de los ultracuerpos" ("Invasion of the Body Snatchers", 1978), de Philip Kaufman.

Muy buen remake, que si para mí no supera la original, sí me parece bastante interesante.

Muchas gente que no había visto "la invasión de los ladrones de cuerpos" de Don Siegel,  descubrió ésta historia y quedó prendada por su interesante trama.

Malina Murnau

"La invasión de los ultracuerpos" ("Invasion of the Body Snatchers", 1978), de Philip Kaufman.

Por supuesto y sin pensarlo la pongo la primera, una de mis películas favoritas. A parte de Sutherland trabaja otro de mis actores favoritos, Jeff Goldblum, e incluso interviene Leonard Nimoy. La primera vez que la vi fue de muy niña y me acojonó bastante. Aquí sí que puedo decir que es una puta maravilla desde principio a fin. Lista para ser visionada en cualquier momento. Superior a la primera en blanco y negro "La invasión de los ladrones de cuerpos" (1958) (Kevin McCarthy hace un cameo en la de Kaufman).

"Amenaza en la sombra" ("Don't Look Now" 1973) de Nicolas Roeg.
Qué decir de este film: Sutherland lo hace a las mil maravillas y una estupenda manera de hacer una película de terror que te atrapa desde el primer plano. Absolutamente imprescindible para los amantes del cine de género. Contiene la escena de sexo más natural y convincente jamás rodada. Los años setenta fueron maravillosos para el cine.

"El ojo de la aguja" ("Eye of the Needle" 1981), de Richard Marquand.
Y en tercer lugar no tengo más remedio que poner esta gran película. Es una auténtica joya. Si alguien no la ha podido ver ya puede buscarla y visionarla. Maravillosa.

Dejo atrás muchas (es imposible quedarte con tres), pero he querido poner las que él es el protagonista absoluto. Me dejo "Los violentos de Kelly" (1970), con Eastwood; una de mis comedias favoritas de universidades, "Desmadre a la americana" (1978); y así un montón de películas de este extraordinario actor que no voy a nombrar ya que serían muchas...


Alfonso Romero

“M*A*S*H” (“M*A*S*H”, 1970), de Robert Altman.
Aunque ambientada en la Guerra de Corea, el M*A*S*H de Altman era una clara alegoría/crítica para con la intervención usamericana en Vietnam, un reír por no llorar en tiempos en que la contienda debía de haber acabado pero que Nixon (al contrario de lo que había prometido en su discurso electoral) aún mantenía activa, soñando con vencer al comunismo en Oriente Medio. La de Altman resultó una comedia distinta y rompedora, con un reparto genial, encabezado por Sutherland y el actor fetiche del director en aquellos años, Elliott Gould. Los buenos tiempos del Nuevo Hollywood. 

“Doce del patíbulo” (“The Dirty Dozen”, 1967), de Robert Aldrich.
No fue la primera película bélica con la fórmula “men in a mission”, pero sí el gran éxito que trajo tras de sí docenas y docenas de títulos similares (no sólo bélicos y no sólo estadounidenses). La de Aldrich es un ejemplo perfecto de película bien hecha y orientada a entretener al público. Una vez pasados ya unos años de la contienda, el rollo propagandístico de los tiempos de lucha y el señalador hacia los vencidos una vez finalizada la misma habían dejado paso a títulos de puro entretenimiento. “Doce del patíbulo” junto a “La gran evasión” (1962), de John Sturges, son tal vez los más celebrados. Inolvidable esos doce “malditos bastardos” que arriesgarán su vida en una misión suicida: Lee Marvin, Donald Sutherland, Ernest Borgnine, Charles Bronson, John Cassavetes, Jim Brown, etc.

“Desmadre a la americana” (“National Lampoon’s Animal House”, 1978).
El paso de la revista National Lampoon al celuloide fue con esta celebrada comedia, gamberra y flemática, cuyo estreno supuso un grito de desesperación para los críticos más rancios: el mal gusto y la escatología hacía acto de presencia y se colocaba en lo más alto, preparando el terreno para una absoluta avalancha de títulos llenos de adolescentes salidos y con ganas de juerga. Supuso el primer (gran) éxito para su director, John Landis, y contó con la gran estrella del Saturday Night Live, John Belushi. Ambos repetirían un par de años después en “Granujas a todo ritmo” (1980).