Oscar Villalta
“Furia silenciosa” (“Silent Rage”, 1982), de Michael Miller.
"La ciencia ha creado un horror imparable. Chuck Norris debe destruirlo"... ¿Cómo no va a ser mi peli favorita de Chuck?... Aún me recuerdo de niño mirando embobado el cartel en el cine de verano...Y salir después extasiado. El director, Michael Miller, era un tipo realmente oscuro. Su primer trabajo fue un grindhouse salvaje llamado "La celda de la violación", con Tommy Lee Jones, después vino esta “Furia silenciosa” con la que se le auguraba una brillante carrera. pero no. Destino televisión de por vida. Pero nos dejó esta joya, que posiblemente sea la única película en la historia que tiene todos los elementos que me gustan: científico loco, peleas de taberna, moteros, rangers de texas, asesino en serie, zombie, o un infectado con capacidad de auto recuperación, gore, buenos impactos de bala, un pequeño romance con vaciladas muy grandes y, por supuesto, artes marciales de la vieja escuela ejecutadas por el más grande. Sin CGI ni tonterías...A ver, ¿Quién da más?
“Delta Force” (“The Delta Force”, 1986), de Menahem Golan.
Los mandamases de la Cannon tirando la casa por la ventana, lograron reunir un elenco internacional potentísimo, que fue toda una declaración de intenciones. Por supuesto. Aquello no era una película de acción, era mucho más. Y por eso, su dilatadísima duración, se compone de dos partes: la primera, narra el secuestro de un avión con todo lujo de detalles, donde se desata el lucimiento dramático de las estrellas antes citadas; pero la segunda parte...¡mamma mia!...llegan Lee Marvin y Chuck Norris a romperlo todo con una brutal exhibición de vehículos, armas de última generación, trajes chulos y bombas de todos los tamaños y colores, con el propósito de liberar a los rehenes de las garras de un siniestro Robert Forster y su pandilla, quienes ya estaban condenados desde el segundo cero. Eso sí, todo filmado muy bonito, con sentido de la maravilla y esa música de Alan Silvestri que acompaña de por vida a quienes la hemos gozado.
"McQuade, lobo solitario" (“Lone Wolf McQuade”, 1983), de Steve Carver.
Otro ranger de texas para el señor Norris en su etapa pre Cannon, con todo el sabor del cine de acción a la vieja usanza, que además se apoyaba en David Carradine para lucir star system y cartel. Es cierto que es lenta en algunos pasajes, pero los momentos de violencia seca están muy logrados, y hay que reconocer que Carradine impone como villano de la función, y aunque tal vez el deseado enfrentamiento final debería haber sido más dilatado y agresivo, es toda una gozada, y además por partida doble, con todo ese eco nada velado de spaghetti western, con muchos parámetros fácilmente reconocibles, el mayor de ellos, la certera banda sonora de Francesco de Masi, que hace subir muchísimos enteros el show, al igual que la presencia de una bellísima Barbara Carrera en su prime, y una ajustada dirección de Steve Carver, realizador al que Norris ya conocía por su anterior película juntos : "Golpe por golpe" (1981), una de polis peligrosos, muy, muy chula.
Fernando Rodríguez Tapia
“El Templo del Oro” (“Firewalker”, 1986), de J.L. Thompson.
En pleno renacimiento del cine de aventuras en la década de los ochenta, J. Lee Thompson firmó para la Cannon el desvergonzado díptico centrado en el personaje de Allan Quatermain y este reivindicable título que mereció alguna continuación más. Norris y Gossett formaron una pareja estupenda donde la compañía de Melody Anderson nunca desentonaba. Una película trepidante con abundantes dosis de comedia, algún insólito momento crepuscular y un marcado tono de cine B que la diferencia de otras películas similares de la época. Y no podía faltar el gran John Rhys-Davies, el actor aventurero por excelencia, en una aparición magnífica.
“El Furor del dragón” (“Meng long guojiang”, 1972), de Bruce Lee.
La ópera prima de Bruce Lee como director y guionista es una macedonia imposible de géneros a la par que insólita ambientada en Roma: thriller, comedia, romance, artes marciales... El resultado es un clásico indiscutible del género con un combate final en el Coliseo entre Lee y Norris que supone uno de las escenas icónicas en la trayectoria de ambos actores y del propio cine marcial. Por lo demás una película que empezamos a valorar cuando se pudo ver en copias aceptables magníficamente restauradas.
“Invasión U.S.A.” (“Invasion U.S.A.”, 1985), de Joseph Zito,
Con Zito, Carver y Davis, Chuck Norris realizó sus películas más aceptables en la década de los ochenta. Y por encima de ellas destaca esta alocada apología antisoviética que cumple perfectamente el ideario político de la época y que vista en la actualidad supone un film abiertamente transgresor. Una invasión terrorista en suelo americano capitaneada por el temible Mikhail Rostov es detenida por el implacable exCIA Matt Hunter con la inestimable ayuda del guionista James Bruner quien coloca a nuestro héroe en el lugar indicado cada vez que hay un ataque contra objetivos civiles. El resultado es un film de acción desbocado, ideológicamente extremo y enloquecidamente bizarro facturado para deleitar a la cinefilia menos acomplejada.
Oscar “Woody” Correa
“Walker, Texas Ranger” (“Walker, Texas Ranger”, 1993-2001), de Christopher Canaan, Leslie Greif y Paul Haggis.
La serie sigue las aventuras de Cordell Walker (Chuck Norris), un ranger de Texas que utiliza sus habilidades en las artes marciales (muy clásico en Texas) y un gran sentido de la justicia para combatir el crimen en el estado de Texas. La clave y el giro absoluto de la serie (que superó los 200 episodios) es que Walker es un ranger de Texas pero con habilidades brutales en artes marciales y por tanto proliferan (por suerte) numerosas escenas de acción y combate en todos los capítulos, con Norris realizando muchas de sus propias acrobacias y sus ya típicas coreografías de lucha. “Walker, Texas Ranger” (el nombre se debe decir siempre completo) es un fenómeno cultural en toda regla y un programa que debe estar siempre presente en los canales temáticos tipo MEGA para que te lo puedas encontrar a cualquier hora del día. Tras la serie, Chuck Norris se ha convertido en un mito, meme, personaje total, ícono de la televisión de acción, y la imagen pública de Chuck Norris se asocia desde ese momento estrechamente con la serie, cuando se pone/busca una foto de Chuck Norris, se elige ya normalmente la de “Walker, Texas Ranger”.
“El Furor del dragón” (“Meng long guojiang”, 1972), de Bruce Lee.
Chuck Norris interpreta a Colt, un experto en artes marciales contratado por la mafia para derrotar a Tang Lung (Bruce Lee), y que durante la película tiene muy pocas líneas de diálogo, ni falta que hacen. Bruce Lee había pensado en él como oponente tras haber entrenado juntos en Los Ángeles unos años antes, tras haberse conocido después de la victoria de Chuck Norris y obtener el título de campeón mundial de karate, y justo después de que Bruce Lee ya hubiera realizado un par de películas de artes marciales en Hong Kong. El personaje de Chuck Norris se presenta como el clásico jefe de final de pantalla, y a pesar de ser el antagonista, no es un villano clásico, sino más bien un oponente honorable, que destaca también por sus habilidades marciales como Lee pero con su propio estilo Chuck Norris. La pelea con Bruce Lee en el Coliseo de Roma es legendaria, con una coreografía mezcla de karate, el estilo de Norris, y el kung fu de Lee, resaltando las diferencias y la eficacia de ambos estilos contrapuestos (o no), y significando el respeto que ambos personajes tienen por las habilidades del otro. Sin duda magia pura y referencia de referencias.
“Desaparecido en combate” (“Missing in Action”, 1984), de Chuck Zito.
Chuck Norris interpreta en este absoluto clásico de los 80 al coronel James Braddock, un veterano de la Guerra de Vietnam, duro y determinado, y motivado también como en “Walker, Texas Ranger” (siempre todo junto) por un fuerte sentido de justicia y la necesidad de rescatar a sus compañeros prisioneros. La actuación de Norris en esta película se apoya también en la línea base de su filmografía, sus habilidades de combate y las secuencias de acción, añadiendo las armas además de las peleas. Además de la acción, Chuck Norris añade también el punto de alguien profundamente afectado por sus experiencias en la guerra y la pérdida de sus compañeros. La presencia en pantalla de Chuck Norris y su carisma natural ayudan a consolidar este personaje como un héroe de acción creíble y que ha marcado a una generación de EGB. Su interpretación es también un símbolo del soldado estadounidense que lucha por sus compañeros y sus traumas. La película es en resumen un emocionante viaje de combates y tácticas militares que elevaron a Chuck Norris como ese héroe de acción emblemático de los años 80 que hemos mencionado ya.
Malina Murnau
"Furia silenciosa" ("Silent Rage", 1982), de Michael Miller.
Creo que ésta debe ser la película que más veces he visto de este actor. Y he visto muchas de él ya que era uno de los favoritos de mi padre, y a mi hermano también le gustaba bastante. Y de ahí mi gusto por las películas de acción y que me gusten actores de este género. Los que me conocen saben de sobra que me quedaría con Sylvester Stallone como hombre de acción, pero hoy le toca al señor Norris, así que me quedo en primer lugar con este film que intenta mezclar terror con acción y no lo hace mal, mi favorita de él. Y donde podemos ver a Stephen Furst (desmadre a la americana)
"El héroe y el terror" ("Hero and the Terror", 1988), de William Tannen.
Pues se parece a la primera que he puesto, y me suelo equivocar con los títulos de ambas películas. Esta trata de un asesino en serie de mujeres que escapa de la cárcel, donde Norris lo encerrara tres años atrás. Y ahora le tocará de nuevo cazar al asesino.
"Golpe por golpe" ("An Eye for an Eye"1981), de Steve Carver.
Aquí te lo pasas bien viendo como Chuck va dando patatas y mamporros a los malos y encima sale Christopher Lee. Quién puede pedir más para una película de acción. Creo que nadie puede decir “yo no vi nunca esta película”. De las mejores de este héroe de acción.
Alfonso Romero
“Código de silencio” (“Code of Silence”, 1985), de Andrew Davis.
Justo antes de presentar en sociedad a Steven Seagal con “Por encima de la ley” (1988), Andrew Davis realizó esta cinta al servicio de Chuck Norris que se sitúa muy por lo alto de las películas que interpretaba el arte marcialista por aquellos años. Partiendo de un guion escrito para formar parte de la saga de Harry Callaham, una vez rechazado por Eastwood fue reescrito para Norris, quien está más comedido y mucho mejor como actor gracias también al buen hacer de Davis.
“Invasión U.S.A.” (“Invasion U.S.A.”, 1985), de Joseph Zito.
Curtido en el cine porno y de terror en los setenta, Jospeh Zito realizó en los ochenta, en plena era Reagan, algunos de sus títulos más exitosos con cintas de acción macarrónica deudoras de los blockbusters de Stallone y Schwarzenegger. “Invasión U.S.A.” viene a ser la hermana chabacana (por así decirlo) de “Amanecer rojo” (1984) de John Milius. La portada con Norris luciendo camisa vaquera sin mangas y disparando dos armas automáticas es por derecho propio (para bien y para mal) un símbolo de su época.
“El poder de la fuerza” (“Breaker! Breaker!”, 1977), de Don Hulette.
La primera película que contó con Chuck Norris encarnado al personaje principal fue esta sencilla y modesta producción que bebía claramente de filones y éxitos comerciales de la década como las películas de justicieros rurales tipo “Pisando fuerte” (1973) o las cintas de camioneros que alcanzaron sus mayores éxitos con “Los caraduras” (1977) y “Convoy” (1978). A su manera un pequeño clásico de la hicksploitation donde no falta ninguno de los clichés de este tipo de películas, a la vez que lanzadera para su protagonista quien reinaría en la taquilla en la década siguiente.
Miguel Romero
Chuck Norris fue durante la década de los ochenta, gracias principalmente a la Cannon, uno de los héroes de acción del cine made in USA. En los noventa supo reciclarse en la televisión con el personaje de Walker Texas Ranger que alcanzó, nada menos, hasta las nueve temporadas (aunque también es cierto que en muchos episodios salía poco, cediendo el protagonismo a otros artistas marciales más jóvenes), que fue compaginando con esporádicas series B o haciendo algún que otro cameo en el cine. De su filmografía resaltaría:
"McQuade, lobo solitario" (“Lone Wolf McQuade”, 1983), de Steve Carver.
Tras “Golpe por golpe” (1981), Steve Carver volvía a dirigir a Norris en esta producción, la mayor en la que se vio envuelto el realizador, que venía de rodar películas de explotación para Roger Corman y cuya carrera siguió siempre entre los márgenes del cinema bis.
Chuck Norris y David Carradine no podían ser más diferentes. El primero era un artista marcial que, al igual que su amigo Bruce Lee, probó suerte en el cine, un tipo recto y disciplinado. El segundo un actor (siguiendo la tradición familiar) que tuvo que aprender algunas mañas para su personaje en la serie “Kung Fu” (1972-1975), y con bastante afición a las juergas. Obviamente no se llevaban bien. Además del golpe que, dicen, se le escapó a Norris, éste alegaba de Carradine que tenía de artista marcial lo que él de actor. Carradine tampoco tenía buenas palabras para su compañero, ya que nunca salían juntos de marcha.
Junto a ellos, actores usuales de aquellos años como Leon Isaac Kennedy o la fugaz sex symbol Barbara Carrera. Y otros tan habituales de la década anterior como L.Q. Jones y R.G. Armstrong, dos buenos amigos de Sam Peckinpah.
“Código de silencio” (“Code of Silence”, 1985), de Andrew Davis.
Para muchos la mejor película de nuestro protagonista de hoy. Lo que hacen un buen guion (originalmente para una nueva entrega de Harry Callahan pero que no gustó a Clint Eastwood) y un buen director de acción como Andrew Davis. Con Henry Silva, que también volvería a interpretar al villano en la siguiente cinta de Davis, “Por encima de la ley” (1988).
“Los valientes visten de negro” (“Good Guys Wear Black”, 1978).
Segunda película de Norris como protagonista, aquí a las órdenes de un realizador con bastante experiencia en la pequeña y gran pantalla, Ted Post. Con la famosa escena del salto con patada que atraviesa el parabrisas de un coche.
Alfonso Carlos López
“El Templo del Oro” (“Firewalker”, 1986), de J. Lee Thompson.
Película de aventuras donde Norris encarnará a un arqueólogo (Max Donigan) que deja el oficio con su compañero Leo Porter por una serie de fracasos y desavenencias. Una atractiva rubia, llamada Patricia Goodwin, les persuade para que se unan a su expedición en la búsqueda de un tesoro azteca. Tiene todos los ingredientes de este estilo de films y además un maligno espíritu protegerá el tesoro. La cinta es realmente es divertida e interesante, con un Chuck Norris muy en el papel de este tipo de aventureros.
“Furia silenciosa” (“Silent Fury”, 1982), de Michael Miller.
Trata sobre experimentos humanos en la que tres mad doctors en un hospital de Texas buscan la regeneración celular. Curan a una persona de sus heridas y lo convierten en un psicópata y en un ser indestructible. Este ser escapa del hospital y empieza una ola de terror. El sheriff local, Dan Stevens (Chuck Norris), se enfrentará con él. Acción trepidante y el tema de los experimentos humanos hacen de este film algo muy inquietante. Además, siempre me han parecido muy atrayentes las películas de ciencia ficción y de terror con científicos o médicos locos de por medio.
“El héroe y el terror” (“Hero and the Terror”, 1988), de William Tannen.
Danny O'Brien es un policía de Los Ángeles que se enfrenta a un psicópata, deforme y gigantesco que vive en un edificio abandonado apodado el Terror y que mataba mujeres. Fue detenido hace tiempo por él y es considerado un héroe por esa detención. El citado demente se ha escapado del psiquiátrico donde estaba internado y se quieren vengar de O´Brien y ha vuelto a asesinar. Es un thriller de acción ochentero y aquí Norris tiene un registro más dramático en su papel, sin olvidarnos de la acción que sabe interpretar magistralmente.
Eduardo Álvarez Cónsul
"McQuade, lobo solitario" (“Lone Wolf McQuade”, 1983), de Steve Carver.
McQuade (Chuck Norris) es un ranger de Texas que se las tiene que ver con el gánster Rawley Wilkes (David Carradine), que ha secuestrado a su hija.
En el reparto también aparecen la guapa Barbara Carrera, Roger Beltran,
Leon Isaac Kennedy, L.Q. Jones y R.G. Armstrong.
“El furor del dragón” (“Meng long guo jiang”, 1972), de Bruce Lee.
Esta película de artes marciales siempre será recordada por la llamada
"Lucha del siglo" entre Bruce Lee y Chuck Norris en el coliseo romano.
Entre los actores que aparecen en este clásico del cine de artes marciales aparecen Robert Wall y las hermosas Nora Miao como empleada del restaurante chino y Malisa Longo como prostituta callejera romana. En su estreno en España fue recortada por la censura franquista.
" Furia silenciosa" (“Silent Rage”, 1982), de Michael Miller.
En esta película Chuck Norris es un sheriff que se las tiene que ver con una especie de monstruo de Frankenstein, además de con unos motoristas bastante bordes.
Jose Manuel Sarabia
“Furia silenciosa” (“Silent Rage”, 1982), de Michael Miller.
Esta historia que enfrenta a nuestro protagonista a una especie de zombie Terminator (dos años antes del estreno de la criatura de James Cameron) es posiblemente una de las pelis menos populares de Chuck Norris, pero también es la que más cerca a coordenadas del fantástico que podemos encontrar dentro de su filmografía. De hecho, por supuesto que es un vehículo para el lucimiento de Norris, anticipándose a un tipo de personaje como el que interpretaría en su serie “Walker, Texas Ranger”, pero que se adentra de lleno en el género de terror y, como resultado, no se parece a ninguna otra película de nuestro protagonista (al menos que un servidor haya visto).
“Invasión U.S.A.” (“Invasion U.S.A.”, 1985), de Joseph Zito.
Si en "Amanecer Rojo" (1984) de John Milus se nos plantea una hipotética invasión comunista en los Estados Unidos con toda la violencia y tensión dramática que ello conlleva, “Invasión USA” daba un paso más allá al convertir esa misma invasión en un cómic de acción protagonizado por nuestro hierático protagonista. Tiroteos, barrios enteros demolidos, mucha diversión en forma de munición y un villano interpretado por un Richard Lynch pasado de vueltas (no le conozco muchos más registros a este gran actor). Uno de los greatest hits de Chuck Norris que nadie debería perderse.
“El Templo del Oro” (“Firewalker”, 1986), de J. Lee Thompson.
Si alguien creía que Chuck Norris no salía de su zona de confort o que no tenía vis cómica, seguramente se extrañará con una rara avis dentro de su filmografía como es este “Firewalker” o como se tituló aquí, “El Templo del Oro”. Dirigida con oficio por un J. Lee Thompson en los estertores de su carrera (en la Cannon, además), la cinta es una simpática explotación de Indiana Jones (aunque es más parecida incluso a la explotación de la explotación, es decir, a “Tras el corazón verde” de Robert Zemeckis). La peli no deja de ser un tebeo de aventuras protagonizado por dos soldados de fortuna convertidos en cazadores de tesoros que aceptarán el encargo de una belleza como lo era Melody Anderson. Además, la química entre Norris y Louis Gossett Jr. es francamente destacable
Joanna
“Delta Force” (“The Delta Force”, 1986), de Menahem Golan.
Del cine de Fassbinder al de la Cannon hay un salto mortal sin red ni pértiga. Hanna Schygulla forma parte de un heterogéneo y heterodoxo reparto donde viejas y no tan viejas estrellas de Hollywood y de Europa comparten planos con actores propios del cine de acción y serie B. Un bizarro mix entre la saga de “Aeropuerto” con las action movies propias de la productora del film al caso.
Lee Marvin y Chuck Norris, pasado y presente del cine de acción, encabezan esta cinta de género hinchada que no era sino un remake de “Operación relámpago” (1977), film que el mismo director había perpetrado en los setenta en Israel. Transmutando la estrella de David por las barras y estrellas. Revanchista la original, reaccionaria la otra, pero tan excesiva que se hace la mar de divertida.
“Golpe por golpe” (“An Eye for an Eye”, 1982), de Steve Carver.
Un cast tan atractivo como extraño (Christopher Lee, Richard Roundtree, Mako, Matt Clark, el profesor Toru Tanaka) acompaña en este thriller criminal a un Chuck Norris a quien le faltaba muy poquito para convertirse en uno de los héroes de las películas de los ochenta. Una década que, para escarnio de algunos y no pocos, encontró nuevas caras, y cuerpos, para el cine de acción antes en los gimnasios que en las escuelas de interpretación. El culturismo, el gim-jazz o el aerobic se ponían de moda y se imponían en los medios, y todo ello salpicó, eyaculó, en la gran pantalla. El cine comercial, al igual que el porno, se llenó de cuerpos trabajados, musculados, contorneados y sudados para deleite del/de la espectador/a más voyeur.
" Furia silenciosa" (“Silent Rage”, 1982), de Michael Miller.
Película propia de cines de programa doble o salas de reestreno, aquellos donde se comían pipas en lugar de palomitas, y la cantimplora con Casera se anteponía a la lata o botella de Coca Cola. Irresistible cruce entre thriller de acción ambientado en un pequeño pueblo estadounidense, donde hay hasta Ángeles del Infierno armando gresca, y película de terror con mad doctors y criatura monstruosa de por medio. Chuck Norris se la tendrá que medir aquí con un gigantón difícil de abatir que no tiene nada que envidiar al Jason Vorhees de la saga de Viernes 13.
Jesús Manuel Molina Pérez
Como muchos de mi generación, conocí a Chuck Norris en el cine de verano metido en la piel de "Chock el fiera" luchando contra "ese al que llaman BriusLi" en “El furor del dragón” (1972). A partir de ahí con Norris me ocurrió como con Charles Bronson, es decir, dividí su filmografía en dos partes, todo lo que hizo antes de Cannon y lo que hizo a partir de Cannon, por lo que elegir tres pelis suyas como favoritas me resulta difícil porque precisamente me gustan todas excepto dos o tres, pero allá vamos.
“Hitman” (“The Hitman”, 1991), de Aaron Norris.
Es una peli que me cogió de sorpresa, no me esperaba encontrarme a un Chuck Norris tan macarra, tan incorrecto, tan bestia creando un personaje realmente oscuro, aunque intenten humanizarlo un poco a través de la relación de amistad con un chico que sufre acoso. Una subtrama que luego sería desarrollada y convertida en el tema principal de “Juntos para vencer” (1992).
"El héroe y el terror" ("Hero and the Terror", 1988), de William Tannen.
O “El fantasma de la ópera” adaptado a la personalidad de Chuck Norris. Una película que cuando la vi siendo adolescente me pareció más una peli de terror (ese Simon Moon en el tío vivo, caminando a contraluz por los bajos de un muelle o conviviendo con cadáveres putrefactos) que de acción. Esta peli debió tener cierta influencia en el cine de Hong Kong porque su banda sonora fue robada y reutilizada en varias producciones de la ex-colonia, como “The Killer” (1989) de John Woo o algunos policiacos de Danny Lee para su Magnum films.
“El poder de la fuerza” (“Breaker! Breaker!”, 1977), de Don Hulette.
Una peli muy gamberra, grindhouse puro y duro con Chuck Norris intentando encontrar a su hermano asesinado por un grupo de paletos salvajes en un pueblo perdido en lo más profundo de los USA. Aquí todavía Chuck Norris parecía querer meterse en la piel de Clint Eastwood y eso le restaba puntos a las películas de su primera etapa, pero el punto gamberro las hacía diferentes.
Roberto García
"McQuade, lobo solitario" (“Lone Wolf McQuade”, 1983), de Steve Carver.
Norris interpreta aquí a un ranger de Texas que tras separarse vive solo, en una cabaña semiabandonada, con un lobo de mascota y hartándose de cervezas. Lo cual no quita para que se relacione aún con su exmujer y con su hija a las que visita habitualmente. La presencia del malo de turno, interpretado por un genial David Carradine, y diversas circunstancias harán que su jefe le asigne un compañero con el que deberá trabajar. Peleas a mamporros, persecuciones espectaculares, y un final esperado e inevitable, hacen de ella una cinta de lo más entretenida. A destacar también la banda sonora de Francesco de Masi que le da cierto aire de spaghetti western.
"Código de silencio" (“Code of Silence”, 1985), de Andrew Davis.
Un policíaco interpretado por Chuck Norris y Henry Silva. Sólo con ver esto, ya sabe uno que se lo va a pasar pipa. Norris interpreta a Eddie Cusack, un duro sargento cuyos métodos son conocidos en el cuerpo por ser de lo más determinante. Investiga la muerte de dos policías, que resultaron asesinados en una misión en la que se involucraron para descubrir una gran venta de cocaína. Silva por su parte, lo hace de lujo en el papel de villano. Estamos ante una película bastante seria, aunque no faltan las escenas típicas de puñetazos y peleas varias. Puro entretenimiento.
"Invasión U.S.A." (“Invasion U.S.A.”, 1985), de Chuck Zito.
En esta nos encontramos con otro personaje de Norris (Matt Hunter) que vive alejado de la sociedad, trabajando de cazador de cocodrilos, y con pocas ganas de relacionarse con la sociedad. Cuando reaparece Mikhail Rostov, un peligroso terrorista interpretado por Richard Lynch, Hunter tendrá que volver ya que aquél, con un grupo muy numeroso de terroristas y mercenarios, ha comenzado una campaña de terror en los Estados Unidos. No faltan las peleas, persecuciones y tiroteos a lo largo del metraje.
Saga “Desaparecido en combate”.
La verdad es que me cuesta distinguirlas entre ellas, sobre todo las dos primeras que por lo visto se estrenaron al revés. Pero sí tengo grabadas en la memoria algunas escenas, como la de la tortura con la rata, o la hostia que le pega Chuck Norris a un tipo que huye y al que espera tranquilamente para estirar el brazo a su paso y dejarlo K.O. Las Películas, como bien nos recordaban Los Nikis en “No vuelvo a ir a Benidorm”, siempre las ponían en el autobús de las excursiones del colegio y todos alucinábamos con ellas. Una de las sagas de mi infancia.
“Delta Force” (“The Delta Force, 1986), de Menahem Golan.
Otra de esas películas que nos ofrece lo que hemos venido a buscar, encima con un buen reparto que además de Chuck Norris cuenta con Lee Marvin o Martin Balsam entre otros. Los malos son Muy Malos y los buenos tiene los huevos del tamaño de Texas. La acción está muy bien rodada, incluyendo momentos de tensión que nos aportan una buena dosis de adrenalina. Gran banda sonora de Alan Silvestri que redondea la acción.
"Invasión U.S.A." (“Invasion U.S.A.”, 1985), de Chuck Zito.
Aunque más floja que las anteriores, mantiene el nivel en cuanto a testosterona y nos presenta el que para mí es el mejor personaje (con permiso de Lobo Solitario McQuade) de Chuck Norris. La Imagen de Hunter con la camisa vaquera y las dos Uzis es la “Mona Lisa” de la Canon. La película es más de lo mismo (gracias a Dios), con los rusos invadiendo Estados Unidos y cometiendo el fatal error de no contar con que Hunter (Chuck Norris) vivía allí.
Pepe Torres
Carlos Ray Norris nunca necesitó actuar para trascender su condición de multicampeón de artes marciales y adentrarse en territorios de icono pop, tras su etapa de héroe indestructible y eternamente circunspecto. Y aunque a lo largo de su carrera cinematográfica casi nunca estuvo en manos de grandes directores que diesen forma a sus films (con algunas notables excepciones que figuran entre mis elegidas, y algún otro como J. Lee Thompson o Andrew Davis), nos ha legado una obra muy revisitable y disfrutable. Me quedo con su fase anterior a la Cannon, que incluye un puñado de títulos que fueron dando forma a su imagen pétrea. “Chuck Norris es el único hombre que puede luchar consigo mismo y ganar.”
“El furor del dragón” (“Meng long guo jiang”, 1973), de Bruce Lee.
Abro con el emblemático enfrentamiento entre Lee y el pecholobo Colt en el Coliseo, cual lobo-hombre en Roma, que aunque no hubiese rodado nada más, le metería de cabeza en las antologías del cine de artes marciales. “La Gran Muralla China se levantó para mantener a Chuck Norris alejado. No funcionó.”
“Los valientes visten de negro” (“Good Guys Wear Black”, 1978), de Ted Post.
Hay cosas que influyen decisivamente en nuestra apreciación de las cosas, y una de ellas (quizá la principal) es el momento o las circunstancias vitales, para integrarse en nuestra educación sentimental. Mi primer Chuck, en el cine de pueblo, entre pipas. Y además de conspiraciones setenteras, que es un subgénero que me chifla. “Chuck Norris puede estornudar con los ojos abiertos.”
“McQuade, lobo solitario” (“Lone Wolf McQuade”, 1983), de Steve Carver.
Un Texas Ranger no llamado Walker se enfrenta al gran Kwai Chang Caine en El Paso con la ayuda en el guion de John Milius (proyectando la largas sombras de Leone y Peckinpah, reforzada con la presencia de L.Q. Jones y R.G. Armstrong). Steve Carver, cuánto te echo de menos... “Al séptimo día, Dios descansó. Y Chuck Norris tomó las riendas.”
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