sábado, 12 de octubre de 2024

Mis tres favoritas de... Vincent Price

 

Malina Murnau

"Matar o no matar, éste es el problema" ("Theatre of Blood" 1973), de Douglas Hickox.

Mi favorita sin duda del gran y fabuloso actor Vincente Price. La primera vez que la vi me dejo traumatizada y al mismo tiempo encantada. Una gozada de película.

"La casa de las sombras del pasado" ("House of the Long Shadows" 1983), de Pete Walker.

Lo sé, no es la mejor de él ni la más interesante, pero para mí este film tiene un encanto especial. Y ver a cuatro de los grandes juntos, qué puñetas, es una flipada. Me encanta.

"El último hombre sobre la Tierra" ("The Last Man on Earth"1964), de Sidney Salkow y Ubaldo Ragona.

Aparte de que la novela es de uno de mis escritores y guionista favoritos, esta adaptación para muchos muy floja, yo particularmente la adoro. 

Poner sólo tres de este gran actor me es muy muy difícil. Dejo joyas atrás que nombrarlas sería muy largo. Uno de mis actores favoritos.


Joanna

Aunque ya había encarnado a gigolos y otros tipos de personajes alejados de las buenas costumbres, y más para las órdenes del Código, le corresponde a Jospeh L. Mankiewicz convertirlo en el villano ideal a partir de su "El castillo de Dragonwick" (1946). Intervino en un montón de títulos imprescindibles del terror pero, junto a éstos, también se dejó caer en no pocas bizarradas pop que también me encantan y por las que me decanto:

“Estamos muertos... ¿o qué?” (“Dead Heat”, 1988), de Mark Goldbaltt.

Una auténtica delicia ochentera que mezcla sin pudor ni vergüenza el cine fantástico, la buddy movie policiaca y la comedia y donde cabe absolutamente de todo. Una pareja de policías formada por Treat Williams y Joe Piscopo investigan un caso que irá complicándose cada vez más, y detrás de todo, cómo no, está el villano por excelencia: Vincent Price. Un ejemplo de lo que debería ser el cine fantástico de los ochenta, y no “Los Goonies” (1985).

“Dr. G y su máquina de bikinis” (“Dr. Goldfoot and the Bikini Machine”, 1965), de Norman Taurog.

Un delicioso y delirante film producido por la American International Pictures con música de las Supremes, protagonizado por Frankie Avalon, con Vincent Price como el mad doctor del título, y repleto de bellezas en traje de baño de dos piezas. Tuvo secuela firmada por Mario Bava en la que repetía Price, con Fabian, la bella Laura Antonelli y los inefables Franco Franchi y Ciccio Ingrassia haciendo de las suyas.

“Escándalo en la playa” (“Beach Party”, 1963), de William Asher.

Uno de los muchos títulos playeros dirigidos por William Asher que estaban tan de moda en los comienzos de la “década prodigiosa”. Con la pareja habitual de estos trabajos, Frankie Avalon y Annette Funicello, y con la participación de Dorothy Malone, Robert Cummings, así como de Dick Dale y sus Deltones, quienes volverían a ponerse de actualidad en los noventa al incluir Quentin Tarantino su “Misirlou” en la escena de créditos iniciales de “Pulp Fiction” (1994). Un título fuera de los ambientes góticos a los que nos acostumbró Vincent Price, pero igualmente ideal para sus interpretaciones excéntricas.


Susana Annasus

Si pienso en Vincent Price es pensar en su voz, una voz que traspasaba la pantalla, una pronunciación y un tono perfectos. 

Era uno de los grandes actores de cine clásico de terror, decían que había hecho cine de bajo presupuesto, pero para mí las películas que nos fascinaban ya con su imagen y con su voz llenaba la pantalla, nos hipnotizaba a los espectadores que nos encantaba.

 Creo que fue la voz y la risa que salía en el videoclip de terror "Thriller" de Michael Jackson. 

Podía hacer cualquier tipo de papel, podría ser terror, como dar juego al espectador. Era elegante, y junto con otros grandes el mejor en su género consiguiendo llegar incluso a los jóvenes en su última época.

Es pronunciar su nombre y pensar en muchas de las películas que hizo, e incluso en su última interpretación en "Eduardo Manostijeras". Gracias a Tim Burton volvió a interpretar, y a maravillarnos con sus gestos, sus expresiones. Una escena sin duda estremecedora, como fascinante. Volver a verlo, su elegancia, un rostro inolvidable.

Uno de los detalles que no me sorprendió saber de él es que había estudiado Historia del arte y bellas artes, si ya él era arte puro.

De todas sus películas la que más me gusta, pero me cuesta elegir, porque de sus épocas me encantan todas sobre todo las últimas que hizo, pero de su filmografía elegiría "El último hombre en la Tierra" (1964) o "House on Haunted Hill" (1959).

Hay una foto que me encanta en la que salen los dos grandes juntos a él: Christopher Lee y Peter Cushing. Y es que hay personas que impactan, completan la pantalla con su imagen, su mirada expresiva. Son icónicos.

Sin duda siempre seguiré estremeciéndome al escuchar su voz. Sin duda inolvidable y eterna.


Esther Checa

Me siento mucho más inquieta que cuando hicimos un inciso en Clint Eastwood, porque una dice ¿pero quién soy yo para meterme en este “fregao”?

Para mí Vincent es el actor de culto junto con Lee más grande y con la perturbación de que elige muy bien los papeles, todos, dentro de un lote en el que se hace tan grande como cuando recita, lo mejor para mí “El corazón delator ¡menuda declamación teatral! o “El barril amontillado”.

Que le gusta el terror, está claro, que es incondicional de Poe y de la Hammer también, y es parte o muy gran parte de todo ello. 

Desde “Tales from the Crypt” hasta maravilla en terror humorístico, pero dentro de su “eterno papel” es él quien siempre da ese punto de cuerda en el que el suspense adquiere un punto más que álgido, con su cara, su voz y su pasión por todo lo gótico. 

 “El susto” (“Shock”, 1946), de Alfred L. Werker.

Donde está soberbio en un film que no se toca mucho pero que es un pedazo de cinta de suspense hecha con tanta calidad que ni se aprecia. Tiene muchos guiños a la nouvelle vague, a Godard, y Price es la “pieza“ de maestría en interpretación y declamación.

“El inquisidor” (Matthew Hopkins: Witchfinder General, 1968), de Michael Reeves.

Uno de los mejores villanos de todo el puto cine, un ejercicio de su forma de transmitir inmensa, oscurísimo y carismático a más no poder. 

Dificilísimo, siendo un monstruo interpretativo. 


Alfonso Romero

“El inquisidor” (Matthew Hopkins: Witchfinder General, 1968), de Michael Reeves.

Uno de los títulos que terminarían por dar nombre y definir al folk horror, y a la vez uno de los films sobre la inquisición y los inquisidores más definitivos y redondos, que se apoya y engrandece bastante en la labor de Vincent Price en el rol principal. Reeves había contado con otro grande del terror, Boris Karloff, en su film previo, “Los brujos” (1967). Su nombre apuntaba alto dentro del cine de género, pero falleció poco después del estreno de “El inquisidor” al parecer por una sobredosis accidental de alcohol y barbitúricos.

“La máscara de la muerte roja” (“The Masque of the Red Death, 1964), de Roger Corman.

Resulta harto complicado resaltar una de entre las diversas cintas del ciclo que Roger Corman dedicó a adaptaciones del escritor Edgar Allan Poe, la mayoría protagonizadas por el gran Vincent Price. Si escojo ésta es porque me resulta inolvidable su rol como el príncipe Prospero, que quedaría como modelo a imitar para futuros títulos. 

“El abominable Dr. Phibes” (“The Abominable Dr. Phibes”, 1971), de Robert Fuest.

Aunque estrenada ya en 1971, esta la presentación del vengativo Dr. Phibes tiene aún ese aire pop, colorista y psicodélico propio del cine y la televisión de los sesenta. No en vano detrás de la cámara estaba Robert Fuest, un veterano a quien le debemos no pocos episodios de la serie “Los Vengadores” (1961-1969). La que aquí nos interesa es un vehículo perfecto para Vincent Price quien, aunque interpreta al villano de la función, se gana al respetable sin el menor de los esfuerzos. La seguiría una secuela, “El retorno del Dr. Phibes” (1972), también de Fuest, y a su esquema remite sin pudor la maravillosa “Matar o no matar, este es el problema” (1973), de Douglas Hickox.


Miguel Romero

Todo un icono del cine de terror, elegir sólo tres películas de su inabarcable filmografía resulta demasiado difícil. Tantas películas, y tantas de las que nos gustan… Por decir tres…

“Las ballenas de agosto” (“The Whales of August”, 1987), de Lyndsay Anderson.

Quién mejor que Lyndsay Anderson, con gran experiencia tanto en cine como en teatro, para llevar a la gran pantalla la obra de David Berry (quien precisamente se encargó de convertirla en guion), y darle el necesario toque femenino (que no feminista) que requería la trama.

Con ese maravilloso trío protagonista, Lillian Gish (¡que contaba por entonces con 91 años!), Bette Davis y Vincent Price. Secundados por otros (muy) veteranos como Ann Sothern (quien llevaba décadas en la televisión) y Harry Carey Jr.

Preciosa pieza otoñal, a pesar de desarrollarse a finales de agosto, cuando cada año se ve pasar a las ballenas.

“Matar o no matar, este es el problema” (Threatre of Blood”, 1974), de Douglas Hickox.

Surgida tras el éxito de “El abominable Dr. Phibes” (1971), pero aquí cambiando por un actor de teatro que finge su muerte y con la ayuda de su hija (Diana Rigg) se va vengando de los críticos que en vida lo menospreciaron, matándolos como en las obras de Shakespeare. Con ese guion, esas actuaciones, esa fotografía, secundarios como Dennis Price o Diana Dors… un auténtico bocato di cardinale… Por cierto, los que la vimos siendo niños un domingo por TVE, nunca olvidaremos cuando hace que Robert Morley se coma a sus perros…

Por cierto, el título español es muy superior al original.

“La casa de las sombras del pasado” (“House of the Long Shadows”), de Pete Walker.

La película menos personal de Pete Walker (aunque aparezca su actriz fetiche, Sheila Keith), ya que fue un encargo de la Cannon británica. Se le ha achacado que ya era una película desfasada cuando se estrenó. Pero ver en un mismo film a grandes del cine de terror como Christopher Lee, Peter Cushing, John Carradine y Vincent Price no se da todos los días, y los fans del terror (al menos los de verdad) aprecian esas cosas.

Eduardo Álvarez Cónsul

"La comedia de los terrores" (“The Comedy of Terrors”, 1963) de Jacques Torneaur.

En esta divertida película ambientada en el Londres de la era victoriana,

Vincent Price tiene una funeraria y tiene como ayudante a Peter Lorre, a Boris Karloff como suegro y a Basil Rathbone como un futuro cliente.

"Matar o no matar este es el problema" (“Theatre of Blood, 1973), de Douglas Hickox.

Vincent Price es un prestigioso actor de obras de William Shakespeare que cuando no le conceden un prestigioso galardón decide vengarse de los críticos que no le votaron para ganar el premio asesinándoles de distintas maneras que están inspiradas en obras de Shakespeare.

"El Barón de Arizona" (“The Baron of Arizona”, 1950) de Samuel Fuller.

En este wéstern Vincent Price es el histórico estafador James Addisson Reevie, que con sus malas artes pretende apoderarse del estado de Arizona.

Alfonso Carlos López

“La mosca” (“The Fly”, 1958), de Kurt Neumann.

Una película soberbia y mítica de la ciencia ficción y terror estadounidense de 1958, dirigida por Kurt Neumann, con un Vincent Price magnífico y con David Hedisonn, Patricia Owenss y con guion de James Clavell. Esta película, basada en una historia de George Langelaan, consigue mantenerte pegado a la pantalla. Un científico construye una máquina que teletransporta materia y tendrá tremendas consecuencias para él. Al principio experimenta con objetos inanimados, luego con seres vivos como el gato de la casa y una cobaya. El problema viene cuando quiere teletransportarse a sí mismo y se cruza una mosca en la máquina. Este film inspiró la magnífica canción “The Human Fly”, de The Cramps, una banda que admiro muchísimo.

“La caída de la casa Usher” (“The Fall of the House of Usher”, 1960), de Roger Corman.

Cinta de terror estadounidense de 1960 cuyo director fue Roger Corman. En el reparto Vincent Price, Mark Damon, Myrna Faheyy y Harry Ellerbe. Basada en un relato del gran Edgar Allan Poe de 1839, es un clásico del terror en el cine. A mediados del siglo XIX, un joven, Philip Winthrop (Mark Damon) viaja desde Boston a la casa de la familia Usher, que viven en una mansión rodeada de un paisaje pantanoso, para reunirse con su prometida, Madeline. El hermano de la novia se opone a que se casen y que Philip se la lleve a Boston, alegando una enfermedad hereditaria de la familia. Se queda en la casa y convence a la novia de que se casen y se vayan a Boston, pero repentinamente ella muere. Descubre que no está muerta al bajar a la cripta. Su hermano pretendía con esta treta salvar el linaje de los Usher que estaba maldito por los crímenes de sus antepasados. Madeline se escapa e intenta asesinar a su hermano. Al fin se produce, por un incendio, la muerte de los dos hermanos, Philip escapa y la casa se derrumba hundiéndose en el pantano.

“El último hombre sobre la Tierra” (“The Last Man on Earth”, 1964), de Ubaldo Ragona y Sidney Salkow.

Película de ciencia ficción y terror italo-americana de 1964, dirigida por Ubaldo Ragona y Sidney Salkow y protagonizada por Vincent Price, basada en la novela “Soy leyenda” de Richar Matheson. Por cierto, me encanta la versión de “El último hombre vivo” (1971), protagonizada por Charlton Heston y dirigida por Boris Sagal, también muy buena “Soy Leyenda” (2007) con Will Smith estrenada en 2007, cuya dirección corrió a cargo de Francis Lawrence. La trama de “El último hombre sobre la Tierra” nos sumerge en un mundo post-apocalíptico donde Robert Morgan (Vincent Price) es un superviviente entre un mundo de seres vampíricos que sólo pueden salir de noche. Hace siempre la misma rutina y parece ser el único inmune al virus porque fue mordido por un murciélago mientras trabajaba en Panamá, este hecho fortaleció su sistema inmunitario. Descubre que también hay una mujer, Ruth (Franca Bettoia), a la que realiza como cura una transfusión de su propia sangre. Le comenta que hay también más supervivientes. Se suceden los acontecimientos en una trama muy interesante. Impresionante la escena final de Vincent Price atravesado por una estaca de metal.


Fernando Rodríguez Tapia

Como siempre, complicado escoger sólo tres películas en una trayectoria tan amplia y estimulante como la de Vincent Price.

Nos decantamos por tres películas, una por década, que constituyen títulos característicos en la trayectoria del actor:

“Los crímenes del museo de cera” (“House of Wax”, 1953), de Andre de Toth.

Película icónica sobre la temática que recuperaba un título anterior realizado de treinta años antes. Elaborada en una época en que el terror no gozaba de mucha popularidad, dirigida por un brillante cineasta ajeno al género y rodada en 3D, un film que ante todo sirvió para colocar a Price como uno de las presencias esenciales del horror cinematográfico. Una historia truculenta, mórbida, muy bien realizada con una plástica embriagadora que aún seduce en la actualidad con varias secuencias que se encuentran en todas las antologías del cine de terror. Un gran éxito comercial en su época que contó con varios reestrenos posteriores aprovechando alguna nueva ola de cine tridimensional. De Toth barajó la posibilidad de hacer una secuela y en la década siguiente se propuso hacer una serie de televisión de la que solo quedó el capítulo piloto estrenado como “La cámara de los horrores” (“Chamber of Horrors”, Hy Averback, 1966). 

"El último hombre sobre la Tierra" ("The Last Man on Earth"1964), de Sidney Salkow y Ubaldo Ragona.

Cuando trabaja en esta obra nuestro protagonista era una figura clave del género que había participado en diversos clásicos y obras maestras recordadas por todos. Esta primera adaptación de la excelente novela de Richard Matheson "Soy Leyenda", sin lugar a dudas la mejor, tuvo una génesis complicada que afectó al resultado si bien el tiempo la ha ido colocando en el apacible seno de las auténticas y merecedoras películas de culto. Un film plenamente B con una magnífica interpretación de Vicent Price como único superviviente, que a pesar de sus ligeras arritmias se mantiene bastante bien gracias a su ambiente apocalíptico y su elaborado diseño de producción que luce francamente bien gracias a la fotografía en blanco y negro. Un título que gana en visionados y que supera sin problemas a las posteriores versiones realizadas. Rodada y coproducida en Italia, cuenta en su reparto con rostros reconocibles del cine transalpino.

“El abominable Dr. Phibes” (“The Abominable Dr. Phibes”, 1971), de Robert Fuest.

Un título importante por dos aspectos diferentes. Supone una nueva vía en la trayectoria de Price adoptando una figura casi legendaria que proseguirá en una serie de roles de evidente conexión metalingüística. Por otro lado, es una magnífica muestra del talento esquivo y discordante del cineasta británico Robert Fuest que aúna humor y terror con cierto toque de serial cinematográfico. Esta historia de venganza con evidentes ecos del citado “House of Wax” (1953) cuenta con un magnífico diseño de producción, ingeniosos crímenes y toques ciertamente surrealista donde el talento de Vincent Price brilla en todo su esplendor. Tuvo una curiosísima secuela y una magnífica variante titulada “Matar o no matar, éste es el problema” (“Theater of Blood”, Douglas Hickox, 1973) en algunos aspectos superior al díptico Phibes. Lamentablemente no hubo más secuelas, aunque se planearon algunas estimables continuaciones que se quedaron en el cajón de los sueños perdidos.

Jorge Arincón

Siempre se suele asociar a Vincent Price con el terror, especialmente a sus colaboraciones en las películas de Corman, "basadas" en relatos de Poe. 

No se debe de olvidar, no obstante la participación cómo secundario en clásicos cómo "Laura", "Mientras Nueva York duerme", "Que el cielo la juzgue" o "los diez mandamientos".

Vincent Price siempre aportaba y su extraordinaria voz fue utilizada y conocida a nivel mundial gracias a esa participación en "Thriller" de Michael Jackson. Aunque mucho antes había sido utilizada por Alice Cooper en "the Black widow" y cómo apertura de sus shows en vivo.

Éstas son algunas de mis películas favoritas de éste gran actor.

“Los tres mosqueteros” (“The Three Musketeers, 1948), de George Sidney.

Magnifica versión de la célebre novela de Alejandro Dumas, en la que Vincent Price encarna al malvado Cardenal Richelieu.

La película es una maravilla de esas que disfrutabas en tu infancia cuando la echaban por las tardes en la tele y que ahora vuelves a mirarla con nostalgia. 

Recuerdo sobre todo esos duelos de espada magníficos con Gene Kelly haciendo cabriolas y una guapísima Lana Turner inolvidable como Milady. Y Vincent Price, pues qué podemos decir, nadie podría haber desempeñado mejor el papel del intrigante Richelieu.

"El último hombre sobre la Tierra" ("The Last Man on Earth"1964), de Sidney Salkow y Ubaldo Ragona.

Basada en la novela "Soy Leyenda" de Richard Matheson, que participó en el guión de la misma.

Vincent Price interpreta aquí al último superviviente de la tierra tras una pandemia que ha asolado la humanidad. A parte de él, existen unos seres que sólo salen de noche, vampiros que fueron contagiados en esa pandemia. 

Aquí Vincent Price se luce en su papel como protagonista absoluto.

La última vez que vi la película fue en pleno confinamiento, lo que hacía la película más aterradora aún.

“Los crímenes del museo de cera” (“House of Wax”, 1953), de Andre de Toth.

Otra de esas películas que se me quedó grabada de niño.

Como secundario aparecía un joven Charles Bronson haciendo el papel de ayudante mudo.

Recuerdo cuando la protagonista arranca la máscara a Vicent Price y aparece su rostro desfigurado.

Buenísima película, que cómo curiosidad fue estrenada en su día en los cines con la novedosa técnica de las gafas de 3D.


David Cortabarria Arriga

Vincent Price (1911 – 1993), junto a los magníficos Peter Cushing (1913 – 1994) y Christopher Lee (1922 – 2015) forman para mi parte de la nobleza clásica más pura del fantastique. Pilares básicos del eterno aprendizaje cinéfilo, fieles y constantes compañeros vitales. Y con una huella mucho más profunda, positiva y didáctica que la de muchos que se autodenominaban maestros o profesores tuvieran jamás en mi vida. A esos miserables los recuerdo poco. A Price, Cushing y Lee no paro de evocarlos.

Tres momentos en los que Price se alojó en mi mente para permanecer ahí para siempre:

“La mansión de los horrores” (“House on Haunted Hill”, 1959), de William Castle.

Price como Frederick Loren

La película no será perfecta, pero su encanto es irresistible, y aguanta bien el paso del tiempo. Tuvo que haber sido toda una sensación para una época donde los espectadores asistían a una experiencia única en las salas de cine, generando recuerdos únicos. En ella Vincent Price encarna de perlas al millonario Frederick Loren, un imponente amo de títeres, que roba planos con total tranquilidad cada vez que aparece en pantalla. Película entrañable y maravillosa. Envidio cordialmente a quien no la haya visto todavía.

“El abominable Dr. Phibes” y “El regreso del Dr. Phibes” (“The Abominable Dr. Phibes” & “Dr. Phibes Rises Again”, Robert Fuest, 1971 & 1972)

Price como Dr. Anton Phibes

Seguimos moviéndonos dentro de la esfera entrañable, esta vez con dos películas deliciosamente imperfectas, con momentos que coquetean sin miedo con la vergüenza ajena, pero cuya mezcla de entretenimiento retro, camp y de terror, junto a unos maravillosos decorados Art Déco es simplemente irresistible. Dos comedias negras que rebosan encanto por doquier, dos rara avis que dotan a este invento del cine de carisma y esplendor. Vincent Price está increíble como el Dr. Phibes. Es una pena que las películas no aprovechen su vozarrón, pero eso Price lo suple con un catálogo de expresiones faciales y corporales que son un festín visual. Y tenemos en la primera película a Joseph Cotten, y a Caroline Munro en ambas (sin acreditar, malditos sean), y al gran Peter Cushing en la segunda… Dos artefactos setenteros de lo más recomendable, no aptos para intensitos del Cahiers du cinema, o de los que se piensan que el cine murió en la década de los sesenta.

“El último hombre sobre la Tierra” (“The Last Man on Earth”, 1964), de Sidney Salkow y Ubaldo Ragona.

Price como Dr. Robert Morgan

Ninguna adaptación al cine ha conseguido captar al cien por cien el tremendo impacto del libro “Soy leyenda” (“I Am Legend”, 1954) del gran escritor Richard Matheson, aunque hay dos que sí se acercan bastante a su atmósfera. La primera es la película que destaco aquí con Price, la segunda es una joyita, la adaptación al libro más fiel de todas, dirigida en España por un desconocido Mario Gómez Martín en 1967. Un soberbio cortometraje que, por desgracia, es de complicado visionado, ya que afloró brevemente en 2020 en la iniciativa “Doré en casa”, donde se mostraban (de manera temporal, qué lástima…) maravillas restauradas por Filmoteca Española. 

Vincent Price está atinadísimo en su papel, transmitiendo de manera muy fiel lo que se siente al combatir un virus mucho más letal que el de los vampiros que le acosan, el virus de la soledad. Y como sucediera con la primera adaptación de la novela 1984, dirigida (¡En vivo!) para la televisión por Rudolph Cartier en 1954, y protagonizada por Peter Cushing, los precarios escenarios realzan sobremanera la historia narrada. No distraen en absoluto, facilitando del todo el que el espectador se adentre de lleno en la historia. Y qué historia… Quien sólo haya visto la entrañable pero muy inexacta adaptación con Charlton Heston (“El último hombre… vivo” –“The Omega Man”, Boris Sagal, 1971) o la efectista y superficial con Will Smith (“Soy leyenda” –“I Am Legend”, Francis Lawrence, 2007) ya tarda en adentrarse en la muy superior versión con Vincent Price. Un peliculón injustamente olvidado y que merece ser siempre reivindicado.

Coda final: 

No podía no mencionar el primer recuerdo que tengo de Vincent Price. Fue en el videoclip “Thriller” de Michael Jackson, dirigido por John Landis en 1983. Tenía por aquél entonces 9 años y recuerdo que escuchar la voz de Price fue toda una experiencia. El clip me divirtió mucho, pero esa voz se quedó dentro de mí para siempre.

Aquí el propio actor rememora tan icónico momento en 1987 para la televisión:

https://www.youtube.com/watch?v=RpEfX1IKEak

Y me queda mucho en el tintero sobre Price, pero es que esas son las condiciones del pacto con este sacrosanto blog, “solo tres podrás escoger”, y las acato con sumo placer (aunque a veces las sigo a medias, pero me lo perdonan siempre).


Oscar "Woody" Correa

Icono del terror gótico, y muy asociable como primera imagen que se te viene a la mente de las obras de Edgar Allan Poe, adaptadas y dirigidas por Roger Corman, Vincent Price, se puede describir en una frase como: “el rostro del terror gótico con un aire de sofisticación”. Además de su imponente presencia, su voz, inconfundible y reconocible como terror puro, se hizo más leyenda si cabe sobre todo por el mítico monólogo del video musical "Thriller" de Michael Jackson, que para mí es de lo mejor que se ha hecho, y que cuando escuchas sus frases todavía a día de hoy da mucho miedo!!! En mi opinión su mayor legado y reconocimiento cuando escuchas … “Darkness falls across the land, the midnight hour is close at hand…” 😂

Para elegir sus tres me quedaría por ejemplo, aunque siempre complicado, con: 

"Eduardo Manostijeras" ("Edward Scissorhads", 1990),

Vincent Price interpretó a El Inventor, el creador de Eduardo Manostijeras (Johnny Depp), un “Dr. Frankenstein” que deja incompleta su creación cuando muere, y dejándole con cuchillas en lugar de manos. Esta fue su última actuación antes de fallecer en 1993, y su presencia en la película también es un merecido homenaje a su legado dentro del cine, ya que Tim Burton, como no puede ser de otra forma, creció admirando a Price en sus películas de terror gótico.

“La mansión de los horrores” (“House on Haunted Hill”, 1959), de William Castle.

¡La primera de todas! Ahora en los 2.000 tenemos numerosas secuelas, versiones, series con más o menos acierto… En este clásico del terror, Price interpreta a un millonario que invita a varias personas a pasar la noche en una mansión embrujada, con la promesa de una espectacular recompensa si sobreviven. ¿Alguien pensaría en alguien no fuera Vincent Price para este personaje? Este papel es un ejemplo claro de combinación de su elegancia, cinismo, humor negro y terror presencial que generan sus personajes y que crean esa atmósfera que nos atrapa. Un buen ejemplo de una gotita más que ha terminado sumando a la imagen de Price de maestro del horror gótico.

"El Pendulo de la Muerte" ("The Pit and the Pendulum", 1961), de Roger Corman.

No podía faltar en ninguna selección una del pack de peliculas dirigidas por Roger Corman, basadas en la obra de Edgar Allan Poe. Price interpreta a un hombre torturado por la culpa y el miedo dentro del entorno gótico claustrofóbico que crea Corman, que añade a la vez  terror, locura, tragedia y un poquito de inquisición española que nunca viene mal. Este papel creo de los más memorables en su carrera, llevando el terror gótico a nuevas cotas… Y se me olvidaba la mítica escena del péndulo, en la que el famoso péndulo va bajando lentamente hacia su víctima de manera tensa y angustiante, y que es uno de esos momentos marcados del cine de terror.


Pepe Torres

Desde sus comienzos en dramas históricos y terror de la Universal hasta sus últimos días en las manostijeras de Eduardo, la carrera de Vincent Price encarna, probablemente mejor que ninguna otra, la propia historia del cine de género, desde las producciones de majors a los últimos coletazos en forma de reunión de los actores de terror clásicos, pasando por los autocines y la televisión. (Casi) siempre con una aproximación irónica a la interpretación, convirtiendo el engolamiento y la pomposidad como rasgos de estilo, y con una voz prodigiosa e inconfundible que aquí nos hurtó el fraudulento doblaje (y que contribuyó de forma inolvidable al éxito del "Thriller" de Michael Jackson). Un grande en el más atinado de los sentidos, cuya filmografía daría para tres o cuatro listas igual de justas.

“Darkness falls across the land, the midnight hour is close at hand. Creatures crawl in search of blood to terrorize y’awl’s neighborhood”.

“Los crímenes del museo de cera” (“House of Wax”, 1953), de André de Toth.

Aunque le pese a Matellano, Hickox o Collet-Serra, la modélica aproximación (¡en 3-D!) del gran húngaro tuerto al mundo de los misterios truculentos de los museos de cera constituye la cima indiscutible del subgénero y brinda a Price la ocasión ideal para hacer lo suyo: inquietar desde una aproximación grandilocuente pero sarcástica, granguiñolesca, a los personajes.

“La mosca” (“The Fly”, 1958), de Kurt Neumann.

Tras la emisión televisiva en “Mis terrores favoritos” del gran Chicho, recuerdo perseguir a mi hermana por los pasillos de casa chillando “Ayúdame” ante la cara horrorizada de mi hermana, un reflejo de los rostros incréduclos de Price y Herbert Marshall en la obra maestra del infravalorado realizadoer alemán.

“La caída de la casa Usher” (“The Fall of the House of Usher”, 1960), de Roger Corman.

La primera, y tal vez la mejor, aproximación de Corman a la literatura de Poe supuso el inicio de un ciclo de personajes memorables para Price, de entre los que brilla su Roderik Usher, convertido el actor de San Luis en la personificación canónica del personaje.




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